La primera vez que la vi, decidí dejar de verla en la escena del desembarco. Después de saber que esa escena fue premiada como la mejor representación de una escena de guerra, decidí volver a ver una película que maximiza los sentimientos de las personas en un estado en el que poco importan las palabras. Puede caer demasiado fácil en los tópicos, pero no por eso se excluye del convencional cine bélico. Sensacional de principio a fin.

Todo el mundo debería conocer esta historia. Sin embargo, hasta en el cine, los críticos sacan su imparcialidad a relucir y una historia tan bien contada y que debería de unirnos a todos, es motivo para calificarla bajo el signo de los opresores. Pero como nada en este mundo es igual para unos que para otros, mi opinión es que se trata de una de las mejores películas del cine español que refleja la desgraciada guerra civil.

La sensación de libertad que sienten las protagonistas al pasar por el retiro, la cuidada banda sonora, la magistral interpretación de Pilar López de Ayala, de Marta Etura, en fin, de todo el elenco de actores y actrices, salvo alguna excepción, que configuran el reparto, hacen que la película sea un trozo vivo de nuestra historia. Lo mejor se resume en la carta final de Pilar López a su hijo para que aprenda a vivir sin rencores y respetando a todos incluso a los que fusilaron a sus padres. Impresionante. No entiendo por ello que un crítico de cine en un periódico de derechas califique la película de propaganda de este gobierno y de oportunista.

Que a nadie se le olvide nuestra historia nos guste más o menos.