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Críticas ordenadas por utilidad
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7,5
1.966
7
5 de julio de 2019
5 de julio de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hu Bo, escritor y director de cine chino, se suicidó el 12 de Octubre de 2017, a la tierna edad de 29 años. Acababa de terminar su primera (y única) película, "An Elephant Sitting Still", que vendría a traducirse como "Un elefante sentado y quieto". Al parecer, decidió quitarse la vida debido a problemas con sus productores, que le pidieron acortar la película a dos horas en vez de cuatro, a lo cuál Hu Bo se negó, puesto que tras el visionado de ésta queda claro que su duración original es la ideal para transmitir aquello que pretendía en primer lugar. No sobra nada. La película está basada en un relato de la novela "Big Crack", que Hu Bo publicó bajo el seudónimo Hu Quian.
La película sigue a cuatro personajes relacionados entre sí de alguna manera. Wei Bu y Huang Ling, dos estudiantes de instituto que mantienen una relación algo catastrófica, Yu Cheng, un pandillero local que busca al chico que cree que ha pegado a su hermano, y Wang Jin, un señor mayor cuya mayor compañía es su perro y al que pronto su hijo mandará a una residencia. Durante el transcurso de las 4 horas que dura el film, que nos muestran el mismo día desde la perspectiva de los cuatro protagonistas anteriormente mencionados, nos sumergimos en su asfixiante rutina y somos testigos de esos momentos de ebullición personales que les hacen no poder más y necesitar una salida. Salida que aparece en forma de elefante. En la ciudad de Manzhouli hay un elefante. Un elefante que se queda sentado, sin moverse, da igual lo que le lancen o lo que ocurra. Está en paz, sin molestar a nadie.
Ese elemento dentro de la historia casi de realismo mágico La influencia del director húngaro Béla Tarr, profesor y amigo personal de Hu Bo, además de productor de su primer corto, en esta película es más que notable. No solamente por su increíblemente larga duración, que hace que el visionado se convierta en un ejercicio de tenacidad por parte del espectador, sino por sus temas también. En "Armonías de Werckmeister" (2000), película de Béla Tarr, nos encontramos a personajes perdidos en una ciudad gris y desoladora a la que llega un circo que promete mostrar a la ballena más grande jamás vista. No es casualidad que en ambas películas, de maestro y alumno nada más y nada menos, la premisa de un animal de gran tamaño represente la libertad y la necesidad de descubrimiento, tanto personal como a nivel espiritual.
A pesar del trágico final de Hu Bo, "An Elephant Sitting Still", que podría entenderse tanto como su testamento artístico como vital, es un canto a la esperanza y a la vida, es un retrato sobre la lucha constante de sus personajes por salir de la cotidianidad de esa fría ciudad postindustrial sin nombre que se apaga con ellos. Manzhouli, la ciudad en la que se encuentra ese símbolo de esperanza en forma de elefante sentado e impasible ante los problemas del mundo (como pretenden estar nuestro cuarteto protagonista), se encuentra en la frontera con Mongolia, lo cuál acentúa más todavía la intencionalidad por parte de Hu Bo de representar el éxodo migratorio de la ciudadanía de su país, que busca salir de un entorno sórdido y agobiante, cuya sanidad, educación y sociedad encaminan hacia una desastrosa espiral de ineptitud y violencia.
Lo mejor: El tratamiento de sus personajes y el retrato de la sociedad china actual.
Lo peor: La duración, que a pesar de ser necesaria, puede suponer un inconveniente para los cinéfilos menos experimentados.
Nota final: 7'5/10.
La película sigue a cuatro personajes relacionados entre sí de alguna manera. Wei Bu y Huang Ling, dos estudiantes de instituto que mantienen una relación algo catastrófica, Yu Cheng, un pandillero local que busca al chico que cree que ha pegado a su hermano, y Wang Jin, un señor mayor cuya mayor compañía es su perro y al que pronto su hijo mandará a una residencia. Durante el transcurso de las 4 horas que dura el film, que nos muestran el mismo día desde la perspectiva de los cuatro protagonistas anteriormente mencionados, nos sumergimos en su asfixiante rutina y somos testigos de esos momentos de ebullición personales que les hacen no poder más y necesitar una salida. Salida que aparece en forma de elefante. En la ciudad de Manzhouli hay un elefante. Un elefante que se queda sentado, sin moverse, da igual lo que le lancen o lo que ocurra. Está en paz, sin molestar a nadie.
Ese elemento dentro de la historia casi de realismo mágico La influencia del director húngaro Béla Tarr, profesor y amigo personal de Hu Bo, además de productor de su primer corto, en esta película es más que notable. No solamente por su increíblemente larga duración, que hace que el visionado se convierta en un ejercicio de tenacidad por parte del espectador, sino por sus temas también. En "Armonías de Werckmeister" (2000), película de Béla Tarr, nos encontramos a personajes perdidos en una ciudad gris y desoladora a la que llega un circo que promete mostrar a la ballena más grande jamás vista. No es casualidad que en ambas películas, de maestro y alumno nada más y nada menos, la premisa de un animal de gran tamaño represente la libertad y la necesidad de descubrimiento, tanto personal como a nivel espiritual.
A pesar del trágico final de Hu Bo, "An Elephant Sitting Still", que podría entenderse tanto como su testamento artístico como vital, es un canto a la esperanza y a la vida, es un retrato sobre la lucha constante de sus personajes por salir de la cotidianidad de esa fría ciudad postindustrial sin nombre que se apaga con ellos. Manzhouli, la ciudad en la que se encuentra ese símbolo de esperanza en forma de elefante sentado e impasible ante los problemas del mundo (como pretenden estar nuestro cuarteto protagonista), se encuentra en la frontera con Mongolia, lo cuál acentúa más todavía la intencionalidad por parte de Hu Bo de representar el éxodo migratorio de la ciudadanía de su país, que busca salir de un entorno sórdido y agobiante, cuya sanidad, educación y sociedad encaminan hacia una desastrosa espiral de ineptitud y violencia.
Lo mejor: El tratamiento de sus personajes y el retrato de la sociedad china actual.
Lo peor: La duración, que a pesar de ser necesaria, puede suponer un inconveniente para los cinéfilos menos experimentados.
Nota final: 7'5/10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sabiendo cómo acabó Hu Bo, los dos suicidios que aparecen en la cinta acaban siendo más desoladores de que lo que habrían sido en primer lugar. Ahí podemos ver cómo su suicidio no vino sólo por los problemas con los directores, sino que ya venía teniendo problemas desde antes. Sin duda, su perdida ha sido una pena terrible para el cine. Ojalá, allá donde esté, se encuentre en paz.

6,2
11.071
4
24 de junio de 2019
24 de junio de 2019
45 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título original de este película, 'Booksmart', es una expresión anglosajona para alguien que es muy listo y avanzado académicamente hablando pero que luego no tiene mucha idea de cómo funciona el mundo real. Y eso deberían haber sido las protagonistas, personajes que no saben comportarse fuera de clase, no personajes exagerados y estereotipados que parecen no formar parte del mundo real. El mayor problema de esta cinta son sus protagonistas, que es indudable que hay química entre las actrices, pero eso no puede salvar los papeles que les han dado.
Amy y Molly son dos chicas de instituto súper "wokes". Es decir, increíblemente abiertas de mente con los problemas e injusticias sociales de hoy en día. El problema con esto en la película es que Amy y Molly siempre parecen tocarlo por encima, repitiendo frases o términos básicos aprendidos sin profundizar mucho más. Y lo peor es que siempre acaba quedando pretencioso, casi como si lo dijeran para ser superiores (o incluso compitiendo con ellas mismas para ver quién es más progresista). No me entendáis mal, me gusta que hablen sobre las identidades de género y la exploración de la sexualidad femenina en una comedia de forma respetuosa, sin "slut-shaming" como parte final del mensaje de la película ni nada, pero el problema de querer que tus personajes hablen en tan poco tiempo de todo esto hace que estén pobremente construidos y que de la sensación de que digan todo eso por moda. Nuestras protagonistas, escritas por 3 mujeres, aquellas con las que debemos simpatizar, parecen una recolección de estereotipos exagerados sobre el feminismo blanco hechos por un par de tíos enganchados a contenido alt-right que utilizan el estúpido término de "feminazi" porque no follan. Hago otra aclaración, 3 personas para escribir el guión de un largo me parece excesivo, da igual que sean hombres o mujeres. Así lo único que haces es sacrificar la versión original de la historia, que podría dar un guión más centrado y pulido.
Se nos presenta a Molly, el personaje de Beanie Feldstein, como una persona manipuladora con su mejor y única amiga, y por momentos, gracias a la actuación de la actriz, desequilibrada mentalmente, lo cual dudo mucho que haya sido pensado así originalmente. Ya al principio queda claro que puede ser igual de hiriente y malintencionada con sus comentarios como los capullos del instituto que se meten con ella. Parece que la única forma que le dan al espectador de sentir que no es así y que de verdad es buena persona y distinta es haciéndola la coprotagonista. Amy, interpretada por Kaitlyn Dever, es la menos problemática de las dos, y la única que al final te todo puede decir que ha aprendido algo y que se gana el cariño del público.
El resto de personajes... A ver, repasemos: El chico guapo y popular pero tonto a más no poder; la loca bipolar que al final tiene más que contar de lo que parece; el pringado al que nadie hace caso y que sólo quiere ser aceptado (que también tiene más que contar de lo que parece); los padres que aceptan la homosexualidad de su hija pero que siguen pasando un rato incómodo al hablar de ello; y por la propia naturaleza de la película, y por cómo han diseñado la personalidad de las protagonistas, los personajes que más me han dolido han sido la pareja de amigos gays que hacen teatro, son afeminados, algo pérfidos y montan un show a la primera que pueden. Que vale, no todos los personajes gays de la película son estereotipados, pero darle a estos dos como único rasgo distintivo ser gays... Va en contra de lo que supone la película en primer lugar.
Si a Jonah Hill le acusaron de excederse con los montajes musicales en su debut, Mid90s, por poner dos seguidos al final del segundo acto, espero que hagan lo mismo con Booksmart. Aunque este también sea el debut de Olivia Wilde detrás de las cámaras, no creo que sea excusa para perdonarle el abuso de montajes musicales que ocurren. A lo mejor es para compensar una falta de lenguaje cinematográfico o imaginación a la hora de grabar, pero parece que a cada cambio de escenario que dan Amy y Molly tenemos un montaje con música rap. Eso sí, las letras de las canciones hablan de cosas completamente opuestas a la vida de ambas, como fiestas, ligues de una noche, ser millonario, alguien duro, etc., lo cual resulta un contraste divertido las primeras veces, luego cuando ves que sigue y sigue, la broma se pierde.
Pero no todo es malo. Aunque me queje de que todo salga bien para las dos, la evolución de Amy (Kaitlyn Dever) es la más justificada y satisfactoria, algo sacada de la manga, eso sí. El personaje de Jason Sudeikis es oro, y gracias a él tenemos la escena más divertida de la peli (seguida muy de cerca por una de Amy con sus padres). Aún así, un par de carcajadas no justifican el visionado.
Lo único que aprenden las dos, no ocurre hasta el final. O sea, todo lo que hemos visto hasta ese momento ha dado igual para llegar a esa conclusión, así que aunque hayas disfrutado el trayecto hasta ahí hace que parezca algo innecesario. Sumando eso a lo poco creíble que son la gran mayoría de personajes y a la pobre dirección de Olivia Wilde, nos queda un producto malo que va de algo más de lo que es y que personalmente, no sé cómo tanta gente ha picado.
Amy y Molly son dos chicas de instituto súper "wokes". Es decir, increíblemente abiertas de mente con los problemas e injusticias sociales de hoy en día. El problema con esto en la película es que Amy y Molly siempre parecen tocarlo por encima, repitiendo frases o términos básicos aprendidos sin profundizar mucho más. Y lo peor es que siempre acaba quedando pretencioso, casi como si lo dijeran para ser superiores (o incluso compitiendo con ellas mismas para ver quién es más progresista). No me entendáis mal, me gusta que hablen sobre las identidades de género y la exploración de la sexualidad femenina en una comedia de forma respetuosa, sin "slut-shaming" como parte final del mensaje de la película ni nada, pero el problema de querer que tus personajes hablen en tan poco tiempo de todo esto hace que estén pobremente construidos y que de la sensación de que digan todo eso por moda. Nuestras protagonistas, escritas por 3 mujeres, aquellas con las que debemos simpatizar, parecen una recolección de estereotipos exagerados sobre el feminismo blanco hechos por un par de tíos enganchados a contenido alt-right que utilizan el estúpido término de "feminazi" porque no follan. Hago otra aclaración, 3 personas para escribir el guión de un largo me parece excesivo, da igual que sean hombres o mujeres. Así lo único que haces es sacrificar la versión original de la historia, que podría dar un guión más centrado y pulido.
Se nos presenta a Molly, el personaje de Beanie Feldstein, como una persona manipuladora con su mejor y única amiga, y por momentos, gracias a la actuación de la actriz, desequilibrada mentalmente, lo cual dudo mucho que haya sido pensado así originalmente. Ya al principio queda claro que puede ser igual de hiriente y malintencionada con sus comentarios como los capullos del instituto que se meten con ella. Parece que la única forma que le dan al espectador de sentir que no es así y que de verdad es buena persona y distinta es haciéndola la coprotagonista. Amy, interpretada por Kaitlyn Dever, es la menos problemática de las dos, y la única que al final te todo puede decir que ha aprendido algo y que se gana el cariño del público.
El resto de personajes... A ver, repasemos: El chico guapo y popular pero tonto a más no poder; la loca bipolar que al final tiene más que contar de lo que parece; el pringado al que nadie hace caso y que sólo quiere ser aceptado (que también tiene más que contar de lo que parece); los padres que aceptan la homosexualidad de su hija pero que siguen pasando un rato incómodo al hablar de ello; y por la propia naturaleza de la película, y por cómo han diseñado la personalidad de las protagonistas, los personajes que más me han dolido han sido la pareja de amigos gays que hacen teatro, son afeminados, algo pérfidos y montan un show a la primera que pueden. Que vale, no todos los personajes gays de la película son estereotipados, pero darle a estos dos como único rasgo distintivo ser gays... Va en contra de lo que supone la película en primer lugar.
Si a Jonah Hill le acusaron de excederse con los montajes musicales en su debut, Mid90s, por poner dos seguidos al final del segundo acto, espero que hagan lo mismo con Booksmart. Aunque este también sea el debut de Olivia Wilde detrás de las cámaras, no creo que sea excusa para perdonarle el abuso de montajes musicales que ocurren. A lo mejor es para compensar una falta de lenguaje cinematográfico o imaginación a la hora de grabar, pero parece que a cada cambio de escenario que dan Amy y Molly tenemos un montaje con música rap. Eso sí, las letras de las canciones hablan de cosas completamente opuestas a la vida de ambas, como fiestas, ligues de una noche, ser millonario, alguien duro, etc., lo cual resulta un contraste divertido las primeras veces, luego cuando ves que sigue y sigue, la broma se pierde.
Pero no todo es malo. Aunque me queje de que todo salga bien para las dos, la evolución de Amy (Kaitlyn Dever) es la más justificada y satisfactoria, algo sacada de la manga, eso sí. El personaje de Jason Sudeikis es oro, y gracias a él tenemos la escena más divertida de la peli (seguida muy de cerca por una de Amy con sus padres). Aún así, un par de carcajadas no justifican el visionado.
Lo único que aprenden las dos, no ocurre hasta el final. O sea, todo lo que hemos visto hasta ese momento ha dado igual para llegar a esa conclusión, así que aunque hayas disfrutado el trayecto hasta ahí hace que parezca algo innecesario. Sumando eso a lo poco creíble que son la gran mayoría de personajes y a la pobre dirección de Olivia Wilde, nos queda un producto malo que va de algo más de lo que es y que personalmente, no sé cómo tanta gente ha picado.
6 de octubre de 2020
6 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La puerta y la mujer del carnicero" son, respectivamente, un cortometraje (dirigido por Luis Alcoriza) y un mediometraje (dirigido por Ismael Rodríguez y Chano Urueta) que fueron unidos para poder ser proyectados en las salas de cine. Lo triste de esto es que son las únicas piezas de un proyecto que apenas pudo arrancar. Originalmente esta película iba a formar parte de una saga producida por Ismael Rodríguez titulada “Antología del miedo”, la cual englobaría un total de 26 producciones. Sin embargo, la falta de financiación y el resto de compromisos de los directores que iban a participar en el proyecto hicieron que no se pudiera seguir con el.
El primer "episodio", La puerta, perfectamente podría valer como un episodio de "La dimensión desconocida" original (salvo por el uso de color), ya no sólo por su duración sino por compartir varias características que hicieron de la serie de Rod Sterling un fenómeno de culto. Un suceso inexplicable que ocurre en un único escenario acompañado además por la voz de un narrador al principio y al final, además de llevar un mensaje de crítica social bastante fuerte. Al estar ambientada en el presente (al menos en el momento de la grabación, pero es un tiempo que podemos reconocer como "nuestro") y al ser prudente con lo que enseña y deja de enseñar, se consigue una sensación perturbadora. Como bien dice el narrador, "el hombre, por instinto, le teme a lo inexplicable".
En el segundo "episodio", La mujer del carnicero, protagonizada por Ignacio López Tarso (que protagonizó "Macario", posiblemente la película de terror mexicana más famosa e importante jamás hecha), aun doblando en duración a su predecesora, no se consigue un efecto similar. Si en el anterior segmento se nos daba una obra ágil y actual, con momentos de terror bien llevados y una fuerte crítica a la burguesía y a su forma de comportarse frente a los problemas, aquí nos encontramos una obra lenta y ambientada en el pasado, durante la revolución mexicana, con una moraleja manida. La diferencia principal entre el trato del terror entre una y otra es que en el primer segmento se trata con seriedad y sutileza, mientras que el segundo tira más por la comedia, o el intento de la misma, de una forma infantil y tosca. A su favor diré que cuenta con un montaje bastante original y un potente (aunque escaso) repertorio visual que juega con la perspectiva de los personajes durante el tercer acto, poco más.
Nota de cada segmento:
La puerta: 8.
La mujer del carnicero: 3.
Ojalá se pudieran votarse por separado.
El primer "episodio", La puerta, perfectamente podría valer como un episodio de "La dimensión desconocida" original (salvo por el uso de color), ya no sólo por su duración sino por compartir varias características que hicieron de la serie de Rod Sterling un fenómeno de culto. Un suceso inexplicable que ocurre en un único escenario acompañado además por la voz de un narrador al principio y al final, además de llevar un mensaje de crítica social bastante fuerte. Al estar ambientada en el presente (al menos en el momento de la grabación, pero es un tiempo que podemos reconocer como "nuestro") y al ser prudente con lo que enseña y deja de enseñar, se consigue una sensación perturbadora. Como bien dice el narrador, "el hombre, por instinto, le teme a lo inexplicable".
En el segundo "episodio", La mujer del carnicero, protagonizada por Ignacio López Tarso (que protagonizó "Macario", posiblemente la película de terror mexicana más famosa e importante jamás hecha), aun doblando en duración a su predecesora, no se consigue un efecto similar. Si en el anterior segmento se nos daba una obra ágil y actual, con momentos de terror bien llevados y una fuerte crítica a la burguesía y a su forma de comportarse frente a los problemas, aquí nos encontramos una obra lenta y ambientada en el pasado, durante la revolución mexicana, con una moraleja manida. La diferencia principal entre el trato del terror entre una y otra es que en el primer segmento se trata con seriedad y sutileza, mientras que el segundo tira más por la comedia, o el intento de la misma, de una forma infantil y tosca. A su favor diré que cuenta con un montaje bastante original y un potente (aunque escaso) repertorio visual que juega con la perspectiva de los personajes durante el tercer acto, poco más.
Nota de cada segmento:
La puerta: 8.
La mujer del carnicero: 3.
Ojalá se pudieran votarse por separado.
Miniserie

6,1
1.822
4
16 de julio de 2021
16 de julio de 2021
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Os acordáis cuando se hizo un reboot oscuro y para adultos de los Power Rangers? Pues esta saga, o mini-serie, cualquier definición es valida en realidad, es igual, puesto que han cogido libros para niños y han hecho una adaptación "dark and gritty" que no te puedes tomar en serio. Es un producto por y para amantes puristas del Slasher, que busquen un divertimento despreocupado con el que disfrutar el típico fin de semana que se te queda libre y si hay suerte poder señalar las referencias con un colega.
Estas películas toman inspiración en los grandes clásicos del slasher, como "Scream" o "Viernes 13", además de beber en menor medida de obras un poco más alejas pero dentro del género de terror, como "Sé lo que hicisteis el último verano", "The VVitch" o incluso "Carrie" en alguna que otra escena suelta. El gran problema es que no aportan nada nuevo al género del slasher. No reflexionan sobre su propia naturaleza ni tampoco parece albergar lugar para la parodia. Hay una exageración hacia la seriedad, casi que para renegar el ridículo tan característico de las películas que la preceden y que les daban tanta alma. No digo que una comedia de terror hubiese sido mejor idea, pero sí que habría sido una propuesta que podría haberle dado más agilidad a la historia.
Sé que no soy el target de este producto, pero aún así, esperaba algo menos infantil. Todos los personajes y situaciones están tan exagerados y se toman tan en serio que en vez de un producto divertido y referencial les queda algo del montón. Me recuerda a Riverdale o a cualquier serie para adolescentes con diálogos forzados y poco creíbles. La rivalidad entre los pueblos es propia de este tipo de series. Ellos contra nosotros. Los pobres contra los ricos. Podrían haber hecho algo más con esa diferencia de clases, porque realmente no se aprovecha ni en la trama amorosa.
Cuando digo que es una propuesta descompensada me refiero a que no sabe equilibrar correctamente los intentos de humor (ridículas y más propios de "Sólo en casa" que de un slasher) con las escenas de tensión o los flashbacks con las escenas ambientadas en el presente de los personajes. La saga no da miedo tampoco, pero sí que tiene miedo. Tiene miedo de enseñar. De sobrepasarse. La violencia es bastante tibia. Alguna muerte gráfica en cada entrega y ya, luego la mayoría de las escenas violentas no muestran lo que el público venía buscando: sangre. Básicamente, no saben qué quieren contar con estas películas ni cómo enfocarlas.
Conclusión: Típicas películas de Netflix, para pasar el rato con amigos y no echarle mucha cuenta. Total, tampoco te pierdes nada.
Mis notas individuales:
-Parte 1, 1994: 3
-Parte 2, 1978: 5
-Parte 3, 1966: 4
Estas películas toman inspiración en los grandes clásicos del slasher, como "Scream" o "Viernes 13", además de beber en menor medida de obras un poco más alejas pero dentro del género de terror, como "Sé lo que hicisteis el último verano", "The VVitch" o incluso "Carrie" en alguna que otra escena suelta. El gran problema es que no aportan nada nuevo al género del slasher. No reflexionan sobre su propia naturaleza ni tampoco parece albergar lugar para la parodia. Hay una exageración hacia la seriedad, casi que para renegar el ridículo tan característico de las películas que la preceden y que les daban tanta alma. No digo que una comedia de terror hubiese sido mejor idea, pero sí que habría sido una propuesta que podría haberle dado más agilidad a la historia.
Sé que no soy el target de este producto, pero aún así, esperaba algo menos infantil. Todos los personajes y situaciones están tan exagerados y se toman tan en serio que en vez de un producto divertido y referencial les queda algo del montón. Me recuerda a Riverdale o a cualquier serie para adolescentes con diálogos forzados y poco creíbles. La rivalidad entre los pueblos es propia de este tipo de series. Ellos contra nosotros. Los pobres contra los ricos. Podrían haber hecho algo más con esa diferencia de clases, porque realmente no se aprovecha ni en la trama amorosa.
Cuando digo que es una propuesta descompensada me refiero a que no sabe equilibrar correctamente los intentos de humor (ridículas y más propios de "Sólo en casa" que de un slasher) con las escenas de tensión o los flashbacks con las escenas ambientadas en el presente de los personajes. La saga no da miedo tampoco, pero sí que tiene miedo. Tiene miedo de enseñar. De sobrepasarse. La violencia es bastante tibia. Alguna muerte gráfica en cada entrega y ya, luego la mayoría de las escenas violentas no muestran lo que el público venía buscando: sangre. Básicamente, no saben qué quieren contar con estas películas ni cómo enfocarlas.
Conclusión: Típicas películas de Netflix, para pasar el rato con amigos y no echarle mucha cuenta. Total, tampoco te pierdes nada.
Mis notas individuales:
-Parte 1, 1994: 3
-Parte 2, 1978: 5
-Parte 3, 1966: 4

7,6
31.352
8
22 de diciembre de 2018
22 de diciembre de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no conoce a Spider-Man? Todos hemos crecido disfrutando con algún producto suyo, ya sea alguna de sus tres adaptaciones cinematográficas live-action, las múltiples series de animación que han ido saliendo casi desde la propia invención del personaje, los videojuegos, juguetes, u obviamente, los cómics.
Llevo siendo fan de Spider-Man desde que tengo uso de razón. Empecé dibujando sobre un cómic suyo (ojalá Dios aka Stan Lee me perdone por ese pecado) cuando apenas sabía leer, y la serie de dibujos de los 90 y las películas de Sam Raimi marcaron a ese pequeño friki fan de Peter Parker, y de Marvel, que soy a día de hoy.
A lo mejor con este comentario puedo parecer demasiado purista o que mi opinión está nublada por la nostalgia, pero ninguna versión del personaje me ha gustado tanto como la de Tobey Maguire. Andrew Garfield me pareció un experimento fallido, no sólo por la mano de Sony, y Tom Holland de momento sólo se parece al personaje que todos conocemos y queremos en el aspecto físico y nada más. Así que, con esas dos decepciones previas, ya pensaba que no volvería a ver a nuestro amigo y vecino Spider-Man brillar como lo hizo entre 2002 y 2007. Hasta ahora.
En Spider-Man: Un nuevo universo (me seguirá pareciendo eternamente mejor “Into the Spider-Verse”), tirando de las distintas representaciones vistas en los cómics, nos encontramos a 6 versiones distintas del hombre araña trabajando para salvar la realidad de los experimentos de Kingpin. Ver interactuar a todas esas versiones juntas es una auténtica maravilla, no sólo por los distintos estilos de cada uno, sino por la química entre ellos y lo bien que se complementan sus personalidades. Yo casi nunca me río con el humor del MCU, por ejemplo, pero aquí noto el humor mucho más certero en su mayoría. Cierto es que pueda dar la impresión que las 3 spider personas secundarias (Spider-Man Noir, Peni Parker y Peter Porker) sólo están ahí por dos motivos: para añadir más estilos de animación y para hacer de alivio cómico cuando los demás tengan que ponerse serios. También hay que destacar las distintas interpretaciones de algunos supervillanos clásicos nunca antes vistas.
Siempre tuve miedo de que una representación de Miles Morales en la gran pantalla fuera recibida con odio, como pasó cuando empezó su andadura como el nuevo Spider-Man del universo Ultimate. "¿Por qué Spider-Man ahora es negro? ¡Lo estáis estropeando todo!", y cosas así. Realmente no veía un entendimiento semejante de lo que es el mundo de Spider-Man y su filosofía desde la trilogía original de Sam Raimi, y si contamos todas las adaptaciones, desde la serie animada The Spectacular Spider-Man (2008).
Pero no todo es perfecto. Aunque la subtrama familiar de Miles esté bien llevada y consiga ser emotiva, no deja de ser previsible, y es cierto que la banda sonora, aunque bastante buena, sobre todo si te gusta el rap, puede parecer algo inapropiada en ciertas escenas. No pega ese tipo de música en ciertos momentos y te saca de lo que acabas de ver.
Jamás pensaría que le diría esto a Sony por una película de Spider-Man: Gracias.
Los fallos de guión que hacen que no alcance el 9, en la zona de spoilers.
Llevo siendo fan de Spider-Man desde que tengo uso de razón. Empecé dibujando sobre un cómic suyo (ojalá Dios aka Stan Lee me perdone por ese pecado) cuando apenas sabía leer, y la serie de dibujos de los 90 y las películas de Sam Raimi marcaron a ese pequeño friki fan de Peter Parker, y de Marvel, que soy a día de hoy.
A lo mejor con este comentario puedo parecer demasiado purista o que mi opinión está nublada por la nostalgia, pero ninguna versión del personaje me ha gustado tanto como la de Tobey Maguire. Andrew Garfield me pareció un experimento fallido, no sólo por la mano de Sony, y Tom Holland de momento sólo se parece al personaje que todos conocemos y queremos en el aspecto físico y nada más. Así que, con esas dos decepciones previas, ya pensaba que no volvería a ver a nuestro amigo y vecino Spider-Man brillar como lo hizo entre 2002 y 2007. Hasta ahora.
En Spider-Man: Un nuevo universo (me seguirá pareciendo eternamente mejor “Into the Spider-Verse”), tirando de las distintas representaciones vistas en los cómics, nos encontramos a 6 versiones distintas del hombre araña trabajando para salvar la realidad de los experimentos de Kingpin. Ver interactuar a todas esas versiones juntas es una auténtica maravilla, no sólo por los distintos estilos de cada uno, sino por la química entre ellos y lo bien que se complementan sus personalidades. Yo casi nunca me río con el humor del MCU, por ejemplo, pero aquí noto el humor mucho más certero en su mayoría. Cierto es que pueda dar la impresión que las 3 spider personas secundarias (Spider-Man Noir, Peni Parker y Peter Porker) sólo están ahí por dos motivos: para añadir más estilos de animación y para hacer de alivio cómico cuando los demás tengan que ponerse serios. También hay que destacar las distintas interpretaciones de algunos supervillanos clásicos nunca antes vistas.
Siempre tuve miedo de que una representación de Miles Morales en la gran pantalla fuera recibida con odio, como pasó cuando empezó su andadura como el nuevo Spider-Man del universo Ultimate. "¿Por qué Spider-Man ahora es negro? ¡Lo estáis estropeando todo!", y cosas así. Realmente no veía un entendimiento semejante de lo que es el mundo de Spider-Man y su filosofía desde la trilogía original de Sam Raimi, y si contamos todas las adaptaciones, desde la serie animada The Spectacular Spider-Man (2008).
Pero no todo es perfecto. Aunque la subtrama familiar de Miles esté bien llevada y consiga ser emotiva, no deja de ser previsible, y es cierto que la banda sonora, aunque bastante buena, sobre todo si te gusta el rap, puede parecer algo inapropiada en ciertas escenas. No pega ese tipo de música en ciertos momentos y te saca de lo que acabas de ver.
Jamás pensaría que le diría esto a Sony por una película de Spider-Man: Gracias.
Los fallos de guión que hacen que no alcance el 9, en la zona de spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Spider-Man (el Peter de otro universo), Spider-Man Noir (que recordemos, está en blanco y negro) y Spider-Woman (Gwen Stacy), colándose en la fiesta de Kingpin cuando los camareros llevan sólo una máscara de Spider-Man. Vale, Peter lleva el traje entero, ok, pero el traje de Gwen es completamente distinto, ¿y nadie se fija que hay un tío en blanco y negro por la sala?
-Mary Jane asistiendo al homenaje de Kingpin hacia su difunto marido, ¿de verdad no sabía que Kingpin y Peter eran enemigos?
-También, tía May (increíble su papel de viejecita badass) es quien conoce a todas las spider personas porque van a su casa, ¿y no le dice nada a Mary Jane?
-Peni Parker llorando la muerte de su robot. Recordemos, tiene un vínculo psíquico con la araña que está dentro del robot. O sea, ¿llora porque han roto su juguete y el de su araña no? Porque su amiga la araña sigue viva.
-Estaba cantadísimo que El Merodeador iba a ser el tío de Miles.
-Mary Jane asistiendo al homenaje de Kingpin hacia su difunto marido, ¿de verdad no sabía que Kingpin y Peter eran enemigos?
-También, tía May (increíble su papel de viejecita badass) es quien conoce a todas las spider personas porque van a su casa, ¿y no le dice nada a Mary Jane?
-Peni Parker llorando la muerte de su robot. Recordemos, tiene un vínculo psíquico con la araña que está dentro del robot. O sea, ¿llora porque han roto su juguete y el de su araña no? Porque su amiga la araña sigue viva.
-Estaba cantadísimo que El Merodeador iba a ser el tío de Miles.
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