Hace ya bastante tiempo que Vladimir Propp nos enseñó que sobre un contado número de argumentos se puede construir un número grandísimo de historias. Y ahí radica el genio de Woody Allen, que supo ver el esquema argumental de Un tranvía llamado deseo y lo ha sabido contar al estilo de hoy. Dos hermanas adoptadas, una de genes buenos y otra de malos, viven historias diferentes. Una es la triunfadora, otra la perdedora. pero pronto la exquisita Blanche ha de refugiarse en casa de su hermana pobre y su pareja, que por desgracia no es Marlon Brando,pero sí igual de bruto .Curiosamente, la antigua y la moderna escapan igual, por la locura. Y Cate Blanchet además de ser bella y elegante es una actriz maravillosa, excepcional. No se le ven las costuras, es Jasmine tal cual.

Me ha parecido una buenísima película. Es luminosa y hermosa. Los actores están perfectos en su papel .Las escenas bélicas son muy creíbles. De la historia de amor me gusta su contención ,estoy harta de furia física. Me ha mantenido sin pestañear las dos horas. No sabía que los rusos hicieran tan buen cine.

La película es interesante, pero no llega a emocionar, y no por falta de argumento, sino por incorrecto tratamiento de personajes y situaciones.La parte inicial es demasiado larga, e innecesariamente explícita, a mi parecer.

Esta película ha gustado mucho a los fans de Bollain, a pesar de ser una obra menor, muy sentimental y bastante irreal. Su mensaje es ecologista, y refleja la importancia de las redes sociales. Sin duda tiene el habitual buen hacer de la actriz y directora, y la cooperación de algunos buenos actores.
Me parece que lo más débil es el guión, bastante inverosímil y basado en una idea muy de nuestro tiempo: haz lo que creas que debes hacer, aunque sea absurdo y esté garantizado su fracaso, porque hay que atacar a las grandes empresas, que tienen dinero pero no tienen alma.
Después de personalizar a los animales, ahora empezamos a personalizar a los árboles. Bien es verdad que ya lo hizo Tolkien y le fue bien. La protagonista es una macarrilla de excelente corazón y mucho genio, que se empeña en una acción dificilísima pensando que así arrancará a su abuelo de las garras del Doctor Alzheimer, e implica a bastante gente en su intento.
En fin, una peli simpática y ligera, bien rodada y bien interpretada, pero que deja un regusto de irrealidad. De cualquier forma yo me declaro a favor de los olivos, y doy testimonio de que a los 15 años de trasplantados se mueren. Al menos eso le ha pasado al de mi jardín comunitario.

¡Gran sorpresa! Pablo, el fariseo, el converso, el apasionado, el viajero por Cristo, aparece aquí como un anciano todavía entero, calvo, con barba, de rostro tallado a cuchillo, maltratado en su última cárcel romana-la Mamertina-, dispuesto a su partida definitiva."He combatido el buen combate, he guardado la fe". El actor es James Faulkner y lo borda.
Le visita Lucas, su compañero en tantas fatigas, su hermano en la fe en Cristo, y en ese sótano inmundo se escriben páginas que luego serán los "Acta Apostolorum". Gran interpretación de Jim Caviezel.
Junto a ellos, el militar romano encargado de la custodia de la cárcel ,interpretado por Vincent Martínez, que sabe que Nerón es un loco, que respeta a Pablo y está agradecido a Lucas, y que nos permite contrastar el racionalismo pagano con el cristianismo. Hay aquí una promesa en el aprecio mutuo, en el abrazo antes de dar la orden de ejecución.
Fuera, Aquila y Priscila intentan proteger a una comunidad cristiana asustada, pero fiel, que duda entre escapar o quedarse.
Pablo llora su pasado antes de ser cristiano. Magnífico el actor que lo representa, que expresa en su rostro todo el fanatismo con el que llevó a tantos a la muerte.
Una película religiosa notable, sin ternurismos ni milagrerías, sincera y dolorosa, contenida y terrosa. ¿Para cuándo la vida y los viajes de San Pablo?.El guión lo hizo San Lucas.
Excepto una breve imagen de Pablo y Lucas celebrando los Misterios en la cárcel, no aparece apenas la vida religiosa y litúrgica de la comunidad cristiana, sostenida por los presbíteros y la Eucaristía. No hay predicación, ni cantos. No se entiende bien que vivan como en una comuna. Hay un fallo ahí.