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Críticas 257
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de abril de 2025
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
(7'5/10)

Ryan Coogler es un director variopinto que ha dirigido proyectos dispares en calidad, pero que siempre ofrece una buena dosis de entretenimiento. Después de realizar una muy digna primera parte con Creed: La leyenda de Rocky (2015), se embarca con el propio Michael B. Jordan en una cinta fresca que se coloca en el podio de lo que llevamos de año.

Los pecadores (2025) supone un giro en la carrera de Coogler, ya que este se desmarca de los blockbusters modernos y nos entrega un producto final más serio, oscuro y trabajado. Aun tratándose de una cinta de vampiros, se consigue trascender más allá del propio subgénero mediante la mezclonaza de varios géneros. El estadounidense crea un ecosistema donde el terror, la música, los vampiros y el racismo funcionan sin opacarse entre ellos; es más, se complementan en un huracán de aire fresco para el género.

La dirección de Coogler es pausada, se toma su tiempo en adentrarnos en ese Misisipi de los años 30, no se precipita y no sucumbe ante los vicios del género, manteniéndose en una cadencia que logra crear la atmósfera necesaria para que todo impacte con el efecto que desea.

Los pecadores (2025) consigue ir más allá de sus propias limitaciones y crea grandes paralelismos en torno a su temática principal. Estamos ante un relato que habla de la historia, la herencia y la redención, y de cómo una sociedad rota es sumamente peligrosa. Gran parte de que todo esto funcione es gracias a ese tono pausado —que no aburrido— que permite construir unos personajes matizados, coherentes y carismáticos.

Michael B. Jordan se marca un Robert De Niro, pero con mucho más éxito, e interpreta dos papeles: dos hermanos gemelos bien construidos y notablemente interpretados por un Jordan que hace un despliegue actoral meritorio.

Por otro lado, tenemos que hablar del oscarizado Ludwig Göransson. El artífice de la soberbia banda sonora de Oppenheimer (2023) es el culpable de que Los pecadores (2025) funcione. Y es que lo que hace que la cinta sea lo que es, es la música, la banda sonora, la atmósfera que crea ese blues continuo que hipnotiza y posee al espectador para que no se levante de su asiento. De nuevo, grandísimo trabajo del sueco.

Al tomarse más en serio de lo esperado, la cinta logra tener una fotografía notable, y más aún teniendo en cuenta su género. Se logran encuadres interesantes, imágenes potentes y un sentimiento de opresión y enclaustramiento eficaces. Destacar los planos de unos campos de algodón preciosos.

Quizá su duración, que supera ampliamente las dos horas, podría ser menor; quizá, en ciertas escenas, podrían no abusar tanto de la oscuridad o incluso podrías exigirle más acción como recompensa. Pero he disfrutado tanto este camino, de principio a fin y a golpe de blues, que no me sale achacarle los defectos que sé que tiene.

Ryan Coogler da un golpe sobre la mesa y Michael B. Jordan demuestra su madurez actoral en una cinta notable que trae aire fresco a un género tan manido y prostituido, haciendo de Los pecadores (2025) un oasis en el desierto.
17 de enero de 2025
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cinta de hombres lobo, una temática tan prostituida que resulta admirable atreverse a realizar una producción sobre esta criatura tan manida. Pero más aventurado es, como espectador, atreverse a pagar una entrada de cine por algo que tiene tantas papeletas de salir mal. Y yo la pagué por una única razón: su director, Leigh Whannell, la cabeza pensante de sagas tan profundamente satisfactorias como Saw o Insidious, aunque también tiene perlas sueltas como la desconocida Upgrade.

Con todos estos argumentos a favor del director, me adentro en su interpretación de esta criatura mítica que tanta pólvora le ha dado al cine. ¿Y qué consigue el australiano? Pues un blockbuster que navega por la difusa línea de la novedad y el cliché. Novedades enfocadas en la transformación de dicha criatura, con un avance progresivo y trabajado que consigue aportar capas de cierta profundidad unidas a un contexto familiar que, sin llegar a conmoverme, logra que me importe en ciertos momentos bien construidos. Cabe destacar ciertas situaciones de tensión que están notablemente armadas, gracias a la experiencia de un director con unas tablas que le preceden.

Pero no todo podía ser positivo en un filme de estas características, ya que, si bien es cierto que posee ese aura de innovación, también cae en ciertos clichés inherentes al género. Desde decisiones cuestionables de los protagonistas hasta situaciones un tanto inverosímiles que la hacen caer en ciertos momentos ligeramente absurdos. Aun así, sigue funcionando: es comedidamente innovadora, pero profundamente entretenida, como buen blockbuster.

Sus interpretaciones son dispares, ya que padre e hija logran convencer tanto individual como colectivamente, mientras que la madre cojea por sí sola y también a la hora de aportar verdad a esa química familiar. No es nada excesivamente preocupante, pero sí que lo he notado.

A nivel técnico, es sobresaliente en la mayoría de sus apartados. Un diseño de sonido que te hace sentir dentro de la película, una fotografía que posee ciertas imágenes de mérito y una elección a favor de los efectos prácticos que hacen de Hombre Lobo una cinta más que solvente en todo este conglomerado tan importante en una producción como esta.

Finalizo recomendando su visionado. Es un producto final que tiene sombras, pero que da lo que promete. No resulta pretenciosa, es sincera dentro de sus posibilidades y, aun así, consigue aportar algo novedoso al género. No será la gran película de terror del año, pero te entretendrá durante su correcta duración.


Más en: https://nosvemoslosjueves.com/cine/critica-hombre-lobo-2025-entre-la-novedad-y-el-cliche
29 de octubre de 2024
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pedro Martín-Calero se estrena en el séptimo arte con una cinta centrada en el terror sobrenatural, con ciertos simbolismos de los que hablaremos más adelante.

En primer lugar, las actuaciones dejan bastante que desear en la primera mitad de la película, en especial la de Esther Expósito, que no resulta demasiado creíble, y su pareja aún menos. Sin embargo, es cierto que en la segunda mitad este aspecto mejora con la incorporación de nuevas caras.

El montaje se encuentra dividido en partes, lo cual provoca ciertos problemas de ritmo que se empiezan a intuir en su primer capítulo; pero es en el segundo donde reside el verdadero inconveniente, ya que el guion se toma demasiadas molestias en no explicar nada sobre esa maldición y cómo funciona, y sí en redundar en algo que ya ha entendido el espectador.

En lo que respecta al terror, se pueden ver ciertas virtudes y algunas ideas novedosas, o, en su defecto, bien ejecutadas, con escenas que pueden turbar al espectador medio de este género, lo cual agradezco para no sucumbir al ritmo tan pausado de la cinta.

A nivel técnico, el uso de la cámara y sus movimientos agilizan la acción, lo que, junto a sus momentos tensos, resalta sus virtudes, aunque sin llegar a convencer del todo.

En cuanto a los simbolismos que hacen referencia a la violencia sobre la mujer, se hacen notar en el último tercio de una forma un tanto efectista, y yo prefiero obviarlos por el bien de la cinta y de su coherencia. Esto me lleva a concluir que funciona mejor como una obra de terror sobrenatural que como otra cosa.

Finalizo recomendando su visionado si disfrutas de un ritmo pausado que no responde a muchas preguntas, pero que te recompensa con escenas de terror bien construidas. Si no es así, intuyo que te aburrirá.
13 de noviembre de 2024 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con motivo del inminente estreno de su inesperada secuela, me veía en la obligación de revisionar y, de paso, hacer la crítica de esta icónica cinta, sobre la que ya recaen más de dos décadas de antigüedad. Dos décadas desde que Ridley Scott erigió todo un ícono del cine, personificado en un colosal Russell Crowe.

En un momento del cine en el que la indiferencia hacia el péplum era más que palpable, Scott decidió revivir este género, confeccionando una historia épica basada en la venganza de quien lo ha perdido todo, de un hombre cuyo único sino es reencontrarse con su familia.

Aunque adolece de un guion no muy complejo, quizá ya visto, sí consigue, mediante el carisma tanto de su antagonista como de su protagonista, una carga dramática capaz de conmover y agitar al espectador, tanto por su epicidad en la acción como por ciertas líneas memorables.

Por otro lado, es obvio el interés de Scott por las esferas de poder que se manejaban en Roma, y de ahí se infieren ciertos temas que son tratados: la corrupción, la ambición desmedida, las traiciones e incluso la contraposición a ello con el personaje de Máximo. Y es mediante la figura de un odioso Joaquín Phoenix que se transmutan esas ambiciones, celos y caprichos propios de un narcisista henchido de poder.

Visualmente, se equipara con la carga dramática; estas se retroalimentan, dando cierta veracidad histórica. Esto se debe a un gran diseño de producción que es palpable durante todo el metraje.

Si está Hans Zimmer, hay que hablar de él, ya que la banda sonora que creó es clave para que esta cinta sea tan redonda: una banda sonora casi onírica que se complementa con el objetivo vital de nuestro protagonista: volver a su hogar, volver donde fue feliz.

Como clásico atemporal del cine, es de obligado visionado; tiene demasiados argumentos para ello. Es una aventura épica que no tiene rival en el género en el que se desarrolla.
17 de febrero de 2025
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelvo a asistir al cine con la ilusión muy por encima de las expectativas cuando se trata de un nuevo producto de Marvel, y es que el estudio parece que no aprende o no le interesa aprender. Con Venom: El último baile (2024), Madame Web (2024) y Kraven the Hunter (2024) sepultaron un 2024 para el olvido, y este 2025 comienza algo mejor (no era muy difícil), pero con los mismos vicios y carencias.

Esta vez, Marvel decide hacer uso de uno de sus personajes más icónicos para remontar una racha plagada de fracasos. Y es que Capitán América: Brave New World (2025) se intuía con cierta expectación por la apariencia de ser un thriller político con la inclusión de personajes icónicos del propio estudio, pero lo dicho, apariencias. La cinta no funciona como lo primero y flaquea en lo que sí debería ser innegociable: proporcionar entretenimiento.

Los problemas de esta cuarta entrega de Capitán América se podían haber predicho desde los reshoots, la incorporación de Giancarlo Esposito cuando el proyecto estaba prácticamente finalizado y por una serie de problemas a nivel de producción que eran difícilmente remontables. Más allá de estas problemáticas, la cinta carece de cualquier ápice de alma, con una dirección asignada por encargo de la cual no puedo extraer sustancia alguna.

Esto se acentúa en un guion con aspiraciones de thriller político que se queda a medio gas por lo previsible del mismo y por una serie de sobreexplicaciones literales de una narrativa que no posee la complejidad suficiente como para tratar al espectador con tan poca fe. Por otro lado, a nivel de blockbuster de superhéroes, supera a todas las cintas del año pasado, pero sin alardes: en vez de suspender estrepitosamente, se queda en una patente mediocridad que sale a flote por un par de escenas bien ejecutadas. Eso sí, sigo sin entender la razón por la que ciertas escenas tienen un gran trabajo de efectos visuales y otras llegan a dar algo de apuro en la pantalla grande.

Seguimos con unos personajes planos, unidimensionales, sin mucho trabajo más allá de "este es el bueno", "este es el malo" y "este es el que te quiere hacer dudar", cosa que tampoco se consigue. Contamos con un Harrison Ford insulso, un Capitán América correcto y un villano completamente olvidable pese al atractivo de sus habilidades.

Como ya he mencionado, los efectos visuales son superiores a las últimas entregas del estudio, aunque siguen teniendo escenas incomprensibles para un presupuesto de 180 millones de dólares, y más aún cuando es el mayor reclamo para cintas de este corte.

En definitiva, Capitán América: Brave New World (2025) es un producto de entretenimiento al que le cuesta hasta entretener. Lo conseguirá con los fans acérrimos del estudio o con espectadores que vayan con las expectativas por los suelos, cosa que recomiendo. En mi opinión, hay cintas que merecen mucho más el dinero de tu entrada y la calidad de tu tiempo.

Más en: https://nosvemoslosjueves.com/cine/critica-de-capitan-america-2025
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