Peliculón. Con un bisturí y un pincel retrato perfecto de la maldad y de cómo nuestra sociedad sigue criando criaturitas, perdonándoles todo, para luego encontrar, con hipócrita sorpresa, a Carcaño, al Cuco, al Rafita, al de la catana y al que mató a su profesor en Barcelona.

Dos veces he ido a verla, en VOSE y doblada, y dos veces me he emocionado, llorando la primera como una magdalena. Y no soy de llorar.

Para quien no sea fan de Queen... Pues no sé, porque lo soy y porque lo soy, se me pasan las más de dos horas volando, flipo con la banda sonora y con el concierto del Live Aid y en general con toda la peli.

La verdad es que si huyes del fuego de las calles de julio y encuentras esta peli tan poco irlandesa como mucho cubana en cartelera y entras no vas a disfrutar solo de salvarte del fuego sino también de un buen rato de cine.

No se parece a "Fresa y Chocolate", pero también hay algo de aquella peli en esta. Hay un joven que busca un camino dentro de un mundo muy difícil, más aún en La Habana que en Madrid o Bilbao, pero sin duda una edad complicada que aún se complica más si eres distinto a lo que esperan de ti y aún más si lo quieres enseñar sin tapujo alguno.

El chico lo hace muy bien, pero mi debilidad por Perugorría me hace decir que sólo con verle actuar ya merece la pena entrar al cine.

Y es que lo hemos sufrido en nuestras carnes. Mientras esos psicópatas de Wall Street y alrededores seguían apostando y apostando en su particular juego de Monopoly y los bancos jugando con el dinero de la gente y dando hipotecas hasta al del carrito de papas asadas ambulantes (con la garantía del carrito, claro) con intereses impagables y precios desorbitados en una espiral de locura que ya sabemos todos cómo terminó. Sobre todo, en este país.

Pues la peli está más que bien, la verdad. No me enteré de un montón de cosas relacionadas con las operaciones económicas que aparecen, pero sí de lo esencial: esos tipos estaban jugando con fuego, pero el incendio principal no iba a ser en sus casas sino en las casas de millones de portugueses, españoles, griegos e islandeses. Entre otros.

Sensacional Christian Bale en su papel de frikitazo total. Y Steve Carell y Brad Pitt, como siempre: entre el notable y el sobresaliente. Me faltaba el gordi de El Lobo de Wall Street en el elenco porque clava como nadie el absurdo de los juegos económicos a los que juegan esa gente mientras nosotros miramos espantados. Ese pedazo de actor que también apareció magistralmente en Moneyball faltaba aquí, riéndose, en calzoncillos, mostrando esa vorágine criminal que arrasó como un tsunami varios países del sur de Europa, incluído el nuestro, afectando cientos de millones de ciudadanos en otros países.

Y qué poco han pagado banqueros y economistas locos por todo lo que hicieron.

Claro que es un tema que ya se ha tocado mucho. Claro que hay reminiscencias - y hasta guiños- de otras películas. Claro que ya sabemos qué va a pasar desde el minuto 1, pero me da exactamente igual todo eso. Me ha encantado el guión. Me ha maravillado la interpretación de Dakota Fanning. La banda sonora entra como pie del 42 en zapato del 42 y, además, cosa rara, me ha hecho llorar como sólo obras maestras como La Lista de Schindler o Billy Elliot han conseguido. Paso como de las flores de aquellos que la vituperan en esta misma web y doy gracias a aquellos que la recomendaron porque gracias a ellos he ido a verla. Un rato de cine de verdad escondido en un cartel y una sinopsis que te hace creer lo contrario. Si tengo que criticar algo, diría que el jovencito es innegablemente bello, pero anda justito de calidad interpretativa. Todos los demás estupendos. En todas es recomendable, pero si se tiene la ocasión, como he tenido yo, de verla en versión original, mucho mejor.