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Críticas ordenadas por utilidad
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6,6
5.818
9
4 de diciembre de 2006
4 de diciembre de 2006
47 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
A medio camino entre el Scorsese de "Uno de los Nuestros" y el De Niro de "Una Historia del Bronx", Dito Montiel construye una magnífica película, impactante en lo formal, y desgarradora en cuanto al drama (autobiográfico) que relata. La dificultad de crecer en un ambiente hostil, lo duro que es educar a unos hijos embrutecidos por el entorno, y un dilema moral: ¿salir del barrio en busca de esperanza aún a costa de abandonar a unos padres (y amigos) que te necesitan? Historia dura y conmovedora, narrada con maestría e interpretada con brillantez por un reparto en estado de gracia. Muy buena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ganó el premio a la mejor interpretación masculina en el festival de cine de Gijón 2006, que fue para los actores jóvenes del filme: Shia LaBeouf, Channing Tatum, Martin Compston, Adam Scarimbolo y Kyle Devon Benitez.

6,2
1.365
7
27 de noviembre de 2007
27 de noviembre de 2007
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un encuentro con el público celebrado en el Festival de Gijón tras el pase de esta estimable 'My summer of love', un espectador preguntaba maliciosamente a Pawel Pawlikowski, director y guionista de la cinta, si había visto 'Criaturas Celestiales' de Peter Jackson. El cineasta de origen polaco, contestó sin exaltarse que, a pesar del evidente parecido argumental entre ambos filmes, en ocasiones en el cine no importa tanto el "qué se nos cuenta" sino el "cómo".
En efecto, lo que distingue la cinta de Pawlikowski de otras películas con el descubrimiento del amor y la homosexualidad en la adolescencia como temas centrales, es la sensibilidad con que está narrada, la sutileza con la que crece la pulsión sexual entre las protagonistas, o el acierto de enmarcar en un ambiente de cierta irrealidad una historia de amor tan efímera como el verano inusualmente cálido en que se desarrolla la historia.
En efecto, lo que distingue la cinta de Pawlikowski de otras películas con el descubrimiento del amor y la homosexualidad en la adolescencia como temas centrales, es la sensibilidad con que está narrada, la sutileza con la que crece la pulsión sexual entre las protagonistas, o el acierto de enmarcar en un ambiente de cierta irrealidad una historia de amor tan efímera como el verano inusualmente cálido en que se desarrolla la historia.

7,2
168.282
6
20 de diciembre de 2009
20 de diciembre de 2009
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que me siento a ver Avatar con ilusión, sin prejuicios. Cameron me divierte, me gusta su sentido de la acción (Aliens) del humor (True Lies) y del espectáculo (Titanic) y celebro su regreso al cine. He visto el asombroso trailer 3D y leído las magníficas críticas, y aunque me tomo con cautela la insistencia en que "Cameron reinventa el cine" esto promete.
En pocos minutos 'Avatar' deja claro que no va a decepcionar en el aspecto técnico, pero tras una introducción prometedora, pronto compruebo con desilusión que su guión no solo no está a la altura de su tecnología, sino que sus ideas tanto argumentales como visuales son a menudo material reciclado de otros blockbusters de calidad variable.
En primer lugar, la idea central del filme es una indisimulada reconversión 'Sci-Fi' del 'Bailando con Lobos' de Kevin Costner, aderezado con un tono 'new age' y filo-ecologista un tanto afectado al estilo 'Pocahontas' (también presente en la ñoña y desapasionada historia de amor), todo enmarcado en un entorno de ensueño con el gusto por la imagen paisajística del Peter Jackson de ESDLA (sin embargo ¿cuanto queda aquí de paisaje 'real'?)
Cuando la acción entra en juego, Cameron echa mano de esa supuesta 'poética de la destrucción' que en esta década con el cineasta apartado de los rodajes se han encargado de que prolifere los temibles Roland Emmerich y Michael Bay. Es descorazonador percatarse que 'Avatar' recoge del primero los personajes arquetipicos y diálogos intrascendentes y del segundo su gusto por estruendosos clímax de acción apabullante, gratuita y excesiva, sin tensión, sin garra. Meros fuegos de artificio.
El diseño de personajes digitales (con un cierto aire a los de la nueva saga 'Star Wars') utiliza el célebre 'motion capture' acuñado por Zemeckis y sublimado por el Gollum de la trilogía de Peter Jackson, una técnica muy efectiva que sin embargo sigue evidenciando algunas carencias en la expresividad facial de los personajes. Además toda la galería de gigantescas aves y criaturas de seis patas, nos recuerdan a 'Harry Potter' o de nuevo 'Star Wars' sin llegar a impactarnos tanto como en su día lo hicieron los entrañables 'animatronics' de 'Parque Jurásico'.
Todas estas referencias me parecen suficientes para poner en seria duda que James Cameron reinvente aquí el cine. Sí, Avatar sublima la técnica, es una delicia visual (y sería aún más deslumbrante sin la oscurecida visión de la pantalla que provocan unas gafas 3D ¿alguien que arregle esto?) Pero perfeccionar no es inventar, ni creo que estas carísimas innovaciones puedan generalizarse (ni adaptarse a otros géneros) como para llegar a revolucionar el cine. Además 'Avatar' está hoy en la cima, pero en una década a lo sumo, algo la habrá dejado obsoleta. Las obras técnicas son efímeras, la auténtica épica perdura al margen la calidad de imagen o efectos especiales (por eso siempre nos quedamos con las antiguas 'Star Wars').
(Continúa en spoiler sin desvelar nada)
En pocos minutos 'Avatar' deja claro que no va a decepcionar en el aspecto técnico, pero tras una introducción prometedora, pronto compruebo con desilusión que su guión no solo no está a la altura de su tecnología, sino que sus ideas tanto argumentales como visuales son a menudo material reciclado de otros blockbusters de calidad variable.
En primer lugar, la idea central del filme es una indisimulada reconversión 'Sci-Fi' del 'Bailando con Lobos' de Kevin Costner, aderezado con un tono 'new age' y filo-ecologista un tanto afectado al estilo 'Pocahontas' (también presente en la ñoña y desapasionada historia de amor), todo enmarcado en un entorno de ensueño con el gusto por la imagen paisajística del Peter Jackson de ESDLA (sin embargo ¿cuanto queda aquí de paisaje 'real'?)
Cuando la acción entra en juego, Cameron echa mano de esa supuesta 'poética de la destrucción' que en esta década con el cineasta apartado de los rodajes se han encargado de que prolifere los temibles Roland Emmerich y Michael Bay. Es descorazonador percatarse que 'Avatar' recoge del primero los personajes arquetipicos y diálogos intrascendentes y del segundo su gusto por estruendosos clímax de acción apabullante, gratuita y excesiva, sin tensión, sin garra. Meros fuegos de artificio.
El diseño de personajes digitales (con un cierto aire a los de la nueva saga 'Star Wars') utiliza el célebre 'motion capture' acuñado por Zemeckis y sublimado por el Gollum de la trilogía de Peter Jackson, una técnica muy efectiva que sin embargo sigue evidenciando algunas carencias en la expresividad facial de los personajes. Además toda la galería de gigantescas aves y criaturas de seis patas, nos recuerdan a 'Harry Potter' o de nuevo 'Star Wars' sin llegar a impactarnos tanto como en su día lo hicieron los entrañables 'animatronics' de 'Parque Jurásico'.
Todas estas referencias me parecen suficientes para poner en seria duda que James Cameron reinvente aquí el cine. Sí, Avatar sublima la técnica, es una delicia visual (y sería aún más deslumbrante sin la oscurecida visión de la pantalla que provocan unas gafas 3D ¿alguien que arregle esto?) Pero perfeccionar no es inventar, ni creo que estas carísimas innovaciones puedan generalizarse (ni adaptarse a otros géneros) como para llegar a revolucionar el cine. Además 'Avatar' está hoy en la cima, pero en una década a lo sumo, algo la habrá dejado obsoleta. Las obras técnicas son efímeras, la auténtica épica perdura al margen la calidad de imagen o efectos especiales (por eso siempre nos quedamos con las antiguas 'Star Wars').
(Continúa en spoiler sin desvelar nada)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero para crear una épica perdurable no se puede caer en los convencionalismos y descuidos narrativos y de guión que tiene 'Avatar' puesto que el filme adolece de un flagrante desequilibrio entre el imponente apartado técnico y el descuidado aspecto argumental y emocional. Su épica es meramente visual.
Entre tanto truco embelesador, el filme sólo alberga un ingenuo y simplista mensaje anticolonialista articulado en unos villanos de opereta enfrentados a un héroe sin demasiado carisma, pues el guión no saca provecho a los aspectos de potencial interés del personaje al que da vida Sam Worthington (no profundiza en el efecto de la muerte de su hermano o la superación de su invalidez a través de su avatar). Y utiliza como recurso narrativo una 'voz en off' totalmente prescindible. Toda la historia se enmarca además en un futuro indefinido, sin que se nos explique como es la vida en la Tierra, ni conozcamos apenas el pasado de los protagonistas.
Y uno llega exhausto de efectismo sin coartada argumental al (previsible) final de la historia, sin implicación en lo que suceda con esos indígenas de los que no llegamos a conocer mucho más que sus habilidades físicas y un leve esbozo de sus relaciones de poder y supersticiones. Y con todo lo que hemos escuchado acerca de 'Avatar' antes de su estreno, el resultado final se antoja insuficiente. Ni siquiera destaca la música de un James Horner cuya inspiración (salvo excepciones como 'El Nuevo Mundo') parece haberse hundido con el Titanic.
Decir que nada de esto importa porque la experiencia visual es asombrosa, es aceptar la muerte del cine como arte de contar historias o herramienta de emoción y reflexión. Es despojar al cine de todo lo que le han dotado los grandes de este oficio desde que naciera como mera captura de imagen en movimiento. Pero la culpa no es de Cameron, que entrega un trabajo vistoso de indudable espectacularidad y no del todo desdeñable (a pesar de una duración excesiva para lo poco que nos cuenta). La culpa es de aquellos que pretenden encumbrar 'Avatar' como obra magna cuando sus méritos se limitan a la técnica. Si supeditar de manera tan brutal el guión y las emociones a la tecnología es 'inventar el cine del futuro' me declaro desde ya un ferviente nostálgico. Que Eastwood nos pille confesados.
Entre tanto truco embelesador, el filme sólo alberga un ingenuo y simplista mensaje anticolonialista articulado en unos villanos de opereta enfrentados a un héroe sin demasiado carisma, pues el guión no saca provecho a los aspectos de potencial interés del personaje al que da vida Sam Worthington (no profundiza en el efecto de la muerte de su hermano o la superación de su invalidez a través de su avatar). Y utiliza como recurso narrativo una 'voz en off' totalmente prescindible. Toda la historia se enmarca además en un futuro indefinido, sin que se nos explique como es la vida en la Tierra, ni conozcamos apenas el pasado de los protagonistas.
Y uno llega exhausto de efectismo sin coartada argumental al (previsible) final de la historia, sin implicación en lo que suceda con esos indígenas de los que no llegamos a conocer mucho más que sus habilidades físicas y un leve esbozo de sus relaciones de poder y supersticiones. Y con todo lo que hemos escuchado acerca de 'Avatar' antes de su estreno, el resultado final se antoja insuficiente. Ni siquiera destaca la música de un James Horner cuya inspiración (salvo excepciones como 'El Nuevo Mundo') parece haberse hundido con el Titanic.
Decir que nada de esto importa porque la experiencia visual es asombrosa, es aceptar la muerte del cine como arte de contar historias o herramienta de emoción y reflexión. Es despojar al cine de todo lo que le han dotado los grandes de este oficio desde que naciera como mera captura de imagen en movimiento. Pero la culpa no es de Cameron, que entrega un trabajo vistoso de indudable espectacularidad y no del todo desdeñable (a pesar de una duración excesiva para lo poco que nos cuenta). La culpa es de aquellos que pretenden encumbrar 'Avatar' como obra magna cuando sus méritos se limitan a la técnica. Si supeditar de manera tan brutal el guión y las emociones a la tecnología es 'inventar el cine del futuro' me declaro desde ya un ferviente nostálgico. Que Eastwood nos pille confesados.
Serie

5,9
3.709
7
16 de mayo de 2008
16 de mayo de 2008
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Falsos culpables, mensajes cifrados, fantasmas del pasado, virus letales, romances prohibidos, muertes fingidas... 'Motivos Personales' es una de serie que hace de sus excesos su mayor atractivo.
Una intriga que avanza a base de continuos golpes de efecto, con un montaje sincopado y unos actores deliciosamente sobreactuados en unos personajes absolutamente estereotípicos (inolvidable Marta Calvó que construye una villana de manual de perversa eficacia).
Diálogos afectados, vueltas de tuerca inverosímiles, tramas rebuscadas... A la postre 'Motivos Personales' se erige en una involuntaria parodia de la mítica Twin Peaks, de ahí el encanto de este peculiar producto televisivo, tan desnortado como adictivo, que supo detener su gozoso delirio en su segunda temporada pese a que contaba con un gran respaldo de audiencia.
Una intriga que avanza a base de continuos golpes de efecto, con un montaje sincopado y unos actores deliciosamente sobreactuados en unos personajes absolutamente estereotípicos (inolvidable Marta Calvó que construye una villana de manual de perversa eficacia).
Diálogos afectados, vueltas de tuerca inverosímiles, tramas rebuscadas... A la postre 'Motivos Personales' se erige en una involuntaria parodia de la mítica Twin Peaks, de ahí el encanto de este peculiar producto televisivo, tan desnortado como adictivo, que supo detener su gozoso delirio en su segunda temporada pese a que contaba con un gran respaldo de audiencia.
4 de diciembre de 2006
4 de diciembre de 2006
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Requiem" narra la misma historia que nos contaron en "El exorcismo de Emily Rose" (Scott Derrickson 2005) pero centrándose en esta ocasión en el drama familiar y personal de la joven protagonista, que arrastra una educacion ultracatólica y mojigata y comienza a sufrir continuos ataques epilépticos... o posesiónes diabólicas. Hans Christian Schmid deja los exorcismos para otra ocasión y ofrece una visión dramática de los hechos con entero apego al realismo. Aún así logra inquietar y estremecer a ratos, merced a una buena dirección y a una soberbia interpretación de Sandra Hüller. Pero el hecho de renunciar a la opción paranormal, aunque aporte mayor rigor y credibilidad, hace a la película menos sugestiva.
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