Una joven pareja, la compañera de trabajo de él y el viejo amor de ella. Cada uno, a partir de una pelea por celos, lleva adelante su historia personal con los "terceros en discordia", luchando con la tentación, la culpabilidad y lo incierto de sus decisiones.

Primero me gustaría aclarar el título de esta crítica: Si tienes un amigo del que quieres librarte para siempre, se le puede recomendar este film. Seguramente, luego de verla, será la última noche en la que te hable; una pena que la despedida sean puros insultos de su parte hacia tu persona.
Segundo, me gustaría aclarar que para gustos... los colores. Pero aún tomando en cuenta eso, me es imposible comprender algunas de las críticas, de medios reconocidos, citadas en este portal. ¿Película interesante? Lo único no previsible es que decisión tomará ella (Knightley). Y aún así, solo hay dos opciones posibles. ¿Elegante film? Más allá de los modales remilgadamente desubicados de algunos de los intérpretes, lo único elegante aquí es un sofá Chester aparecido en cierta escena en un bar. ¿Buenos actores? El cuarteto principal es lisa y llanamente NEFASTO. Nadie encuentra el tono adecuado. Worthington hace los suyo: Actuar mal. Canet intenta crear un enamorado en conflicto y le sale un imbécil sin personalidad. Eva Mendes se las arregla para incluso no ser sexy. Y Knightley... ¡Ay, Dios! Si un plato de un restaurante se llamara "Mohínes tontos y Sobre actuación", en el menú estaría la cara de Knightley.
La película tienes unos breves instantes interesantes: El final. Y sobre todo los momentos donde Griffin Dunne, con un mínimo de oficio y efímero esfuerzo, genera los díalogos mas interesantes y dispara las preguntas más importantes. Una pena que, según el guión, su participación apenas si sobrepasa lo anecdótico.

Resumir en poco porque "Last Night" es tan mala, es una empresa complicada, pero vaya como muestra, que teniendo a Eva Mendes en el reparto, el momento más cargado "eróticamente", no la tiene a ella en plano.

Película solo recomendable para un enemigo. Evitarla a toda costa es un cariño que uno se hace a si mismo.