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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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31 de marzo de 2025 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un thriller en el espacio de la adolescencia envuelta en una critica social y sus valores en la que se mueven las nuevas generaciones de hoy en día. A través de la historia, el espectador es guiado en 'la mente' de las generaciones Z y alfa para descifrar y traducir los que son ya códigos propios y que los adultos son ajenos en saber interpretar, mostrando la distancias entre unos y otros Términos y comportamientos intrínsecos a los adolescentes de hoy en día, nacidos y criados en Internet, que pueden tener consecuencias terribles.

La serie que técnicamente es un reto audiovisual e interpretativo, pues toda la acción sucede ante el paso del objetivo de manera milimetrada, como si de una representación teatral se tratase.

Con respecto al elenco principal, asistimos a una masterclass de interpretación, de unos actores que pasan del pánico a la ira o al dolor en apenas segundos, sin cortes y ambages, sin que un montaje pueda 'salvar' a nadie.
Tres nombres propios: El primero es el de Owen Cooper, un joven de 15 años sin experiencia previa como actor que firma un debut excepcional en el papel protagonista. Los matices de su Jamie Miller en el primer y tercer capítulo bien merecen muchos premios, que pueden llegarle el próximo año.
El segundo es el de Stephen Graham, que si bien es un actor reconocido, consigue una de sus mejores interpretaciones, como el padre del acusado.
La tercera es Erin Doherty, conocida por su paso por The Crown, Mil golpes, y Chloe, sobrecoge en la piel de la psicóloga Briony Ariston.
A estos se le suma el narrativo, pues resulta un tanto dificultoso retener la atención inmersiva del espectador en un plano secuencia que dura 55 minutos, y que tampoco puede servirse de la labor de montaje para acelerar su ritmo. Algo que en este caso se sortea sin problemas, pues logra transmitir la tensión de cada momento y hacer partícipe de toda situación a aquel que está viendo la serie desde su casa.
Especial mención merece el primer capítulo, la mejor puerta de entrada posible a esta historia, y principalmente un tercer episodio que se desmarca como una pieza televisiva memorable. En su escenario, una sala común de un centro de menores, se genera de pronto un torbellino incontrolable de emociones y reflexiones sobre la educación y la masculinidad, provocado por lo que parecen “simples” preguntas de una profesional a un adolescente con graves problemas de conducta.

Un cruel mundo escolar donde aflora la misoginia, y se culpa por el fracaso de no saber enamorar a las jóvenes, mostrando adolescentes vulnerables y frustrados.
Se nos intenta llevar a las causas subyacentes de tales comportamientos en el que se traspasa los límites. En una serie muy bien llevada, que transporta al espectador dentro de la historia haciendo sentir emociones en primera fila interpretando lo que escucha y ve.
Cuatro planos secuencia uno por cada capitulo hábilmente llevado de un lado a otro en un ritmo trepidante en busca de las causas, y en las que todos son cómplice de una forma u otra en un suceso terrible, ante una juventud perdida que llega tarde.
27 de octubre de 2023 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diego (Alberto Amman) urbanista venezolano, y Elena (Bruna Cusí) bailarina contemporánea de Barcelona, deciden mudarse a Estados Unidos con sus visados aprobados para empezar una nueva vida, pero no saben que van a tener que sortear ante tener que poder entrar.
Alejandro y Juan Sebastián  son dos regidores venezolanos que ahora viven en Barcelona, pero que han recorrido mucho mundo. Nos cuentan y expanden sus experiencias personales como extranjeros desde un país latinoamericanos, una milimetrada película española que se acerca a la agresividad de las políticas migratorias de Estados Unidos. La viven en primera persona una pareja que, de un momento a otro y sin información, se ve encerrada en la zona de inmigración del aeropuerto de Nueva York. Ella es catalana, él como los directores, venezolano. Rojas y Vásquez recogen la dureza de los controles fronterizos en Norteamérica mientras plantan la duda o el prejuicio de qué está pasando exactamente o si ocultan algo cada una de las partes implicadas. Pero lo subversivo del texto, que se vuelve puro cine de contexto a poco que uno sea consciente del planeta en el que está viviendo, pasa por la habilidad de los directores para ser didácticos sin dejar de denunciar.
No da ningún respiro a lo largo de sus setenta y dos minutos. Porque no recurre a giros de guión cada dos por tres para mantener la tensión; ésta se construye simplemente con planos y contra planos en un espacio claustrofóbico y con los propios diálogos de los agentes de inmigración con los protagonistas, pero no dejemos atras a Laura Gómez como la avizora agente Vasquez, y ante sus acosador interrogatorio el matrimonio se nos va desnudando. Se apuesta por una narrativa especialmente minimalista que aún es más arriesgada siendo la elección de los directores para introducirse en el trabajo del largometraje.
14 de enero de 2025 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reflexión intimista que nos intenta llevar a través de un trayecto romántico de emociones, asentada en una eutanasia, al más puro estilo colorista de Pedro Almodóvar. Un largometraje filosófico hablado que la maestría de la realización de Almodovareña solo necesita poco más de tres habitaciones, para poder resumirnos de toda una vida, llena de distintos matices, la sensibilidad y el alma de la protagonista, siendo amiga, amante, reportera, amorosa, madre, y ahora se encara a la soledad, y la enfermedad final, en un revisionismo relatado.
Quizás si tomamos la novela de Sigrid Nunez de la novela "Cuál es tu tormento", en la que está basada, se puede pensar que era deseable más profundidad al tratar sobre la muerte, la enfermedad, y el suicidio. Pero la curiosidad del filme ante ello resulta un tanto escasa, con diálogos que sorprenden por su baja temperatura emocional y su poco ingenio.
La prosa limpia, rítmica, observadora y aguda de Nunez no es fatalista. Más bien todo lo contrario. Pero Almodóvar se lleva el largometraje al terreno del melodrama. Puede resultar difícil entender qué es lo que le atrajo de la novela de Nunez para empujarle a adaptarla ante su primer largometraje en inglés.

Tampoco en las tramas secundarias se puede encontrar el peso dramático y los matices que deberían tener en una historia de estas características; más bien son un vehículo para transmitir el discurso ideológico perfectamente reconocible del director. Es doloroso ver a actores de la talla de John Turturro, Raúl Arévalo o Juan Diego Botto en la piel de personajes que sustituyen el desarrollo dramático por mítines breves, casi en formato de cameo, sobre el cambio climático, la polarización, o la eutanasia.
Parecen estar totalmente encajados de forma ajena, a lo que están viviendo las protagonistas, y lo más grave, es que rompen con el tono del filme, tanto a nivel estético como temático; esto hace que, a pesar de que sus pequeñas historias sean interesantes de por sí, se perciben como mensajes poco naturales, lanzados al aire sin contexto, convirtiendo a los personajes que los profieren, como meros altavoces de los pensamientos del director manchego. Es algo que pasa en algunos recuerdos de Martha, pero también en algunas escenas del presente.
En general salvo las escenas con John Turturro, que interpreta a la pareja actual de Ingrid, cuanto la habitación de al lado quita el foco del microcosmos de intimidad de ambas protagonistas, baja mucho su calidad; y afecta mucho a un conjunto que se beneficiaría en gran medida de un montaje totalmente dedicado a la historia de Moore y Swinton. Por fortuna, cuando volvemos con ellas es cuando la narración es capaz de brillar.

El metraje es una excelente muestra de la evolución del director hacia un estilo más contenido y sereno, aun encontrando un Almodóvar más reflexivo y conmovedor que nunca. Sin embargo, da impresión de que aún le falta más confianza en este tipo de dirección, a tenor de lo visto en esos momentos de evasión, del foco central de la película.

A nivel artístico la película está cuidadísima, como suele ser costumbre en los trabajos de Almodóvar, cada plano, cada toma, cada encuadre está extremadamente medido, y nos deja alguna que otra toma, de una gran maestría sensitiva. Con un aceptable montaje ante no causarle grandes problemas.
Pero tiene un ritmo muy lento, con escenas aparentemente de relleno, es recomendable no afrontarla con muchas perspectivas ni verla un tanto cansado, pues su ritmo melancólico puede dejarte dormido en el cómodo sillón.
Una Fotografía poco aprovechada, y una trama apenas evoluciona, en lo que se podría decir que el filme es básicamente lo que se explica en la sinopsis, no tiene mucho más. No hay giros, no pasa nada novedoso, narrativamente es floja, no explica nada que aporte realmente al espectador ni causa ninguna sensación.

Con una interpretación con una excelente compenetración entre el director con sus actrices. A nivel de metáforas visuales y simbología, es una absoluta delicia que seguro que se beneficia mucho de un revisionado; Almodóvar ha sabido imprimir su identidad visual de forma sutil y coherente, algo que favorece mucho al carácter intimista de la película.
Por otro lado, el guion favorece mucho más a la perspectiva de Tilda Swinton, capaz de hablar de forma descarnada de los sentimientos de una persona en su situación. Es cautivador ver la evolución de su personaje, sus cambios de humor, su deterioro, sus momentos de felicidad... contrasta mucho con la parte de Moore, que funciona mejor a nivel no verbal. Hay escenas que se beneficiarían mucho de dilatarse un poco más en el tiempo, pues se sienten tan pesadas y trascendentales que las reacciones de Ingrid parecen muy poco naturales y creíbles en ocasiones.
17 de febrero de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos fijamos en la síntesis del guión a partir de la novela de Hernán Rivera Letelier, resulta muy sugestiva ante una esperanzadora historia sensitiva en la que nos lleva a que lo importe, es como queremos ver las múltiples historias que encontramos. En el largometraje se percibe una cinefilia de libro, en la que hay pasión de folletín, personajes con evolución desde la ñoñería al drama social, en un contexto histórico único ubicado en el Chile que pasó de la utopía de Allende, al infierno anulador de Pinochet, entre la resiliencia a la superación por necesidad, en un escenario angustiado, con una puesta en escena mesurada pero tajante sobre las salinas mineras del desierto de atacama.
El humanismo y el poder sanador de las historias que se encuentran en el cine y el legado oral, en el que, en el escenario más desolador también hay toda un vida que contar, de los que se marcharon, murieron, y lo recordaron.
Si bien la primera parte nos sitúa en presentarnos y conocer a los distintos personajes, pero que en la que tal vez, el espectador termine confundiéndose pasó a paso al ofrecernos con enfasis su profundidad, y que termina destacándose en eso que se denomina como nueva narrativa latinoamerica.
A lo mejor ese es el problema, el que el filme se hubiera conseguido concentrar en solo una de las decenas de subtramas que propone, hubiera conseguido una obra más ambiciosa. Pero al final, su falta de ritmo y la fluidez narrativa acaba por condenarla a ser una película con cierta falta de concomitancia, en su enfoque lineal falto de giros que nos estimulen.
A pesar de su escenografía chilena, esta película cuenta con una producción española que demuestra un nivel gran nivel técnico, respaldado por una representación internacional compuesta por rostros reconocidos como el hispano alemán Daniel Brühl (Nansen), la argentina Bérénice Bejo (María Magnolia), la chilena Alondra Valenzuela (María Margarita-niña) la chilena Sara Becker (María Magnolia), el malagueño Antonio de la Torre (Torre Martín), este último a destacar, pues consigue el desafío de interpretar en un papel con un acento chileno que nos varia de los autóctonos.
9 de marzo de 2024
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El metraje presume de una puesta en escena realista como reivindicativa, en la búsqueda y el proceso de exhumación de fosas comunes de las víctimas de la Guerra Civil, un tema que sigue arrastrando polemica de firma actual. Más allá de ser una denuncia social que se muestra, este proceso de búsquedas se muestra en una frustrante incertidumbre de manera muy narrativa y cercana, gracias en parte a la ayuda de un arqueólogo forense (Francisco Echeverría) que trabajó en la fosa real de La Pedraja Burgos, y la novela biopic de Francesc Escribano Sole', sobre el maestro Antonio Benaiges de una pequeña población Bañuelos de Bureba. Solo empezar el filme, consigue responder a la pregunta de por qué hace falta desenterrar estos cadáveres , aparte de dar a conocer la verdad con moviéndonos internamente con sus historias del pasado. Tiene una particular enfoque el vínculo con el presente, pues no es el maestro, si no un alumno, por lo qué esto complica la narrativa

Enric Auquer brilla en su interpretación en esta inspiradora y reivindicativa adaptación de la vida del revolucionario profesor republicano, ante el método de educación en la segunda republica de la Institución de Libre Enseñanza, basado en la motivación de aprender ante la búsqueda y la reflexión, el experimentar para conocer y resolver. Y como la represalia del régimen franquista focalizó a maestros/as duramente, pues se calcula que más de 500.000 profesionales vinculados a la enseñanza fueron depurados.

Sobre Laia Costa es una pena que tanto su personaje como toda la historia que transcurre en 2010, se queden tan desdibujados como un envoltorio sin mayor desarrollo hasta esa preciosísima coda final. No llega a trasmitirnos con claridad el por qué de su empecinada busqueda, ni la extraña relación familiar que vive.

Igual que el pasado se impone al presente, la parte del mensaje que sale ganando por tiempo de montaje y emotividad es la de la educación más que la de la guerra. 'El maestro que prometió el mar' derrocha ese carácter vitalista. Aunque sea una película pequeña que ha tenido que venderse por muchos festivales (en los que le ha ido muy bien), en realidad es un producto con esas altas envergaduras de emoción. Particularmente, lo consigue a través de la estructura de un año escolar con varias clases muy divertidas donde se ve en acción un novedoso método pedagógico real.

El manejo de los tiempos y las interpretaciones del grupo de niños por la directora es fabuloso, pero la auténtica luz de la película es su protagonista Enric Auquer impregna de tantísima luz cada línea de diálogo y cada movimiento corporal que la única pega que se le puede poner es que su personaje no tenga apenas grises, y los buenos y los malos sean tan explícitos. Él es el alma de la película, y su directora Patricia Font lo sabe al darle tantísimo ritmo a cada escena suya. En general domina el uso de la cámara con preciosos planos que siempre están contando algo, sobre todo los que (en honor a su título) enfocan al mar.

Un largometraje muy interesante, bien tratado, con perfecto ritmo y montaje, una interpretación espectacular como su mejor valor. Pero la historia que nos intenta contar, se queda un tanto descolgada en subtramas, y personajes de los que nos falta conocer una vez que los pone en juego. Confieso que es la película española que más gratamente me ha sorprendido.
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