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1
25 de octubre de 2011
25 de octubre de 2011
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
I Wan to Be a Soldier no es una película. Nunca en la vida recomendaría el visionado de algo así, pero si alguien lee esto y aun así decide verla, que sepa que se va a encontrar con un panfleto adoctrinador propio de un dictador en horas bajas.
Me pregunto en qué estaba pensando Christian Molina (aquel que dirigió la notable Diario de una ninfómana) cuando decidió realizar semejante basura sin pies ni cabeza. No hay nada, (bueno, tal vez, la actuación del muchacho) mínimamente salvable en este atropello a la razón, a la lógica y al pensamiento crítico del espectador.
Molina parte de una gran premisa: la de la influencia en los niños que tienen los medios de comunicación y hasta que punto llegan a insensibilizarse cuando ven violencia. La idea es buena, pero el desarrollo es lamentable. Molina debe pensar que al iluso que vaya a ver su película también le han lavado el cerebro los medios, porque el maltrato psicológico al que es expuesto el espectador cruza la línea de lo lamentable. No contento con esto, el director intenta ayudarle con otro lavado de cerebro, con centrifugado incluido.
Y es que no hay nada mínimamente creíble dentro de la película. Una familia, con sus problemas, pero que para nada es disfuncional, por mucho que se empeñe el director en hacernos creer que sí, nunca permitiría que un niño, por muchas ganas que tenga de ser soldado, decorara sus habitación con banderas y pósteres de una ideología tan radical y que tanto mal causo al mundo.
Por otro lado, cuesta creer que un niño de 10 años (diez años, por el amor de Dios, si todavía hablásemos de un adolescente...) lo único que le interese de la televisión es ver guerras y documentales de animales cazando con el único objetivo de ver sangre, o que les hable a sus padres de esa manera y ellos se queden impasibles, o que los profesores no sean conscientes, e incluso alaben en alguna ocasión el comportamiento de este muchacho.
Pero a Molina no le basta con el adoctrinamiento implícito. Tiene que aparecer un psicólogo para metérselo en vena al espectador que aún no se haya enterado cual es el objetivo del film, si es que queda alguno. El psicólogo, que lejos de ayudar a los padres y buscar soluciones, se decanta por fomentar el pánico de la madre, el pasotismo del padre, y en el único momento que le vemos con el niño problemático, por realizarle una terapia de choque que a todas luces es inservible.
La película llega a un final más que evidente casi desde el primer minuto, pero cuando uno piensa que no hay manera de caer más bajo, aparece entre los títulos de créditos un discurso de Danny Glover que termina por rematar la faena y hundiendo a la película en la más absoluta de las miserias.
Un 0 como una catedral.
Me pregunto en qué estaba pensando Christian Molina (aquel que dirigió la notable Diario de una ninfómana) cuando decidió realizar semejante basura sin pies ni cabeza. No hay nada, (bueno, tal vez, la actuación del muchacho) mínimamente salvable en este atropello a la razón, a la lógica y al pensamiento crítico del espectador.
Molina parte de una gran premisa: la de la influencia en los niños que tienen los medios de comunicación y hasta que punto llegan a insensibilizarse cuando ven violencia. La idea es buena, pero el desarrollo es lamentable. Molina debe pensar que al iluso que vaya a ver su película también le han lavado el cerebro los medios, porque el maltrato psicológico al que es expuesto el espectador cruza la línea de lo lamentable. No contento con esto, el director intenta ayudarle con otro lavado de cerebro, con centrifugado incluido.
Y es que no hay nada mínimamente creíble dentro de la película. Una familia, con sus problemas, pero que para nada es disfuncional, por mucho que se empeñe el director en hacernos creer que sí, nunca permitiría que un niño, por muchas ganas que tenga de ser soldado, decorara sus habitación con banderas y pósteres de una ideología tan radical y que tanto mal causo al mundo.
Por otro lado, cuesta creer que un niño de 10 años (diez años, por el amor de Dios, si todavía hablásemos de un adolescente...) lo único que le interese de la televisión es ver guerras y documentales de animales cazando con el único objetivo de ver sangre, o que les hable a sus padres de esa manera y ellos se queden impasibles, o que los profesores no sean conscientes, e incluso alaben en alguna ocasión el comportamiento de este muchacho.
Pero a Molina no le basta con el adoctrinamiento implícito. Tiene que aparecer un psicólogo para metérselo en vena al espectador que aún no se haya enterado cual es el objetivo del film, si es que queda alguno. El psicólogo, que lejos de ayudar a los padres y buscar soluciones, se decanta por fomentar el pánico de la madre, el pasotismo del padre, y en el único momento que le vemos con el niño problemático, por realizarle una terapia de choque que a todas luces es inservible.
La película llega a un final más que evidente casi desde el primer minuto, pero cuando uno piensa que no hay manera de caer más bajo, aparece entre los títulos de créditos un discurso de Danny Glover que termina por rematar la faena y hundiendo a la película en la más absoluta de las miserias.
Un 0 como una catedral.

7,6
118.665
10
20 de febrero de 2011
20 de febrero de 2011
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Prólogo:
Ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que oí hablar sobre Black Swan, pero sí me quedó una cosa clara ese día; no se me podía escapar. Así que allí estaba yo, con la sala a reventar, pensando en qué es lo que creerían que iban a ver, pues indudablemente, Aronofsky no es para todos los públicos. Absorto yo en pensamientos sin importancia, resuena la música de Tchaikovsky y comienza la película, un primer minutos, que nos resume qué es lo que vamos a vivir durante las dos horas. Una cosa es prometedora, será una experiencia única.
Acto 1º: La forma
La perfección no existe, y en el hipotético caso de que por alguna extraña razón esa perfección se pudiese dar en algún momento, es única e irrepetible. Aronofsky nos cuenta la historia de una joven bailarina de ballet en una compañía en la que la solista principal acaba de jubilarse. Es necesario encontrar a una nueva solista para el estreno de temporada con El lago de los cisnes, donde la solista hará los dos papeles principales, el cisne blanco y el cisne negro. Nina, nuestra protagonista es una muchacha dulce, frágil, perfeccionista, un perfecto cisne blanco pero para el papel de cisne negro es necesario alguien visceral, que baile con el corazón y que se deje llevar por la magia del compositor ruso ¿será capaz de lograrlo? Para ello tendrá la ayuda de su protectora madre, que intenta lograr que su hija sea lo que ella no logró.
Desde luego no será un camino de rosas, ni mucho menos, y su obsesión por la perfección probablemente le acabe pasando factura. Durante este primer acto veremos a Nina luchando contra sí misma para lograr esa espontaneidad que necesita el cisne negro.
No es fácil ver una película que centrándose en el fondo cuide tan bien su forma. La fotografía de Mathew Libatique nos lleva al mundo de Nina pero desde la frialdad, jugando con luces, sombras y claro-oscuros. A la excelsa fotografía se le une un montaje dinámico, incluso mareante en ocasiones, en el mejor sentido de la palabra. Remata la faena un cuidado diseño de producción y un gran trabajo de vestuario así como de maquillaje. (sigo en spoiler sin spoilear)
Ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que oí hablar sobre Black Swan, pero sí me quedó una cosa clara ese día; no se me podía escapar. Así que allí estaba yo, con la sala a reventar, pensando en qué es lo que creerían que iban a ver, pues indudablemente, Aronofsky no es para todos los públicos. Absorto yo en pensamientos sin importancia, resuena la música de Tchaikovsky y comienza la película, un primer minutos, que nos resume qué es lo que vamos a vivir durante las dos horas. Una cosa es prometedora, será una experiencia única.
Acto 1º: La forma
La perfección no existe, y en el hipotético caso de que por alguna extraña razón esa perfección se pudiese dar en algún momento, es única e irrepetible. Aronofsky nos cuenta la historia de una joven bailarina de ballet en una compañía en la que la solista principal acaba de jubilarse. Es necesario encontrar a una nueva solista para el estreno de temporada con El lago de los cisnes, donde la solista hará los dos papeles principales, el cisne blanco y el cisne negro. Nina, nuestra protagonista es una muchacha dulce, frágil, perfeccionista, un perfecto cisne blanco pero para el papel de cisne negro es necesario alguien visceral, que baile con el corazón y que se deje llevar por la magia del compositor ruso ¿será capaz de lograrlo? Para ello tendrá la ayuda de su protectora madre, que intenta lograr que su hija sea lo que ella no logró.
Desde luego no será un camino de rosas, ni mucho menos, y su obsesión por la perfección probablemente le acabe pasando factura. Durante este primer acto veremos a Nina luchando contra sí misma para lograr esa espontaneidad que necesita el cisne negro.
No es fácil ver una película que centrándose en el fondo cuide tan bien su forma. La fotografía de Mathew Libatique nos lleva al mundo de Nina pero desde la frialdad, jugando con luces, sombras y claro-oscuros. A la excelsa fotografía se le une un montaje dinámico, incluso mareante en ocasiones, en el mejor sentido de la palabra. Remata la faena un cuidado diseño de producción y un gran trabajo de vestuario así como de maquillaje. (sigo en spoiler sin spoilear)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Acto 2º: El fondo
No es fácil ver una película que centrándose en la forma cuide tan bien su fondo. La psicología de los personajes están tan bien llevados y evolucionan de forma tan creíble que incluso los momentos menos reales unos los encuentra casi personales. Favorece también la mano maestra del director así como unos actores en estado de gracia, desde la increíble Natalie Portman, que muestra la inacabable variedad de recursos interpretativos de la actriz hasta el pequeño e impactante papel de Winona Ryder o el fabuloso trabajo de Barbara Hershey.
Para rematar el cúmulo de sentimientos tratados en el guión, y que sienta como una patada en el estomago, está el trabajo de Clint Mansell donde, basado en El lago de los cisnes, no solo hace un gran uso de El lago de los cisnes, sino que usándolo como base, logra una grandiosa banda sonora repleta de matices.
No hay nada dejado al azar en la película lo que la convierte en un trabajo de forma y de fondo que por desgracia se ve en muy pocas ocasiones en el cine actual.
Acto 3º: El Alma
Un trabajo tan bien elaborado no tendría ningún sentido sin dotarla de alma. Y ese alma es sin duda, Natalie Portman, cada gesto, cada mirada, cada levantamiento de ceja, cada temor, cada mínimo movimiento que realiza a la actriz durante el film hace que el cuerpo se estremezca. Pocas veces puede uno disfrutar en el cine de observar el trabajo que hay detrás de un personaje, Portman nos lo muestra y nos demuestra que detrás de tanta cena lujosa y vida entre algodones hay un mundo duro y sacrificado, y que el papel que realiza en Cisne negro necesita una preparación física y psicológica extrema y no simplemente presentarse en plato y moverse con soltura.
Casi sin darse uno cuenta acaba la película, reconozcámoslo, de la única forma como podía acabar.
La perfección no existe, y en el hipotético caso de que por alguna extraña razón esa perfección se pudiese dar en algún momento, es única e irrepetible. Aronofsky y Portman lo han conseguido. Aparecen los títulos de crédito, la gente se levanta pero mi cuerpo no responde, sigo hipnotizado por lo que acabo de ver. Cuando por fin logro levantarme, tengo que hacer esfuerzos sobrehumanos para bajar las escaleras sin caerme rodando. El impacto ha sido enorme, y la experiencia, profundamente enriquecedora.
Un 10.
No es fácil ver una película que centrándose en la forma cuide tan bien su fondo. La psicología de los personajes están tan bien llevados y evolucionan de forma tan creíble que incluso los momentos menos reales unos los encuentra casi personales. Favorece también la mano maestra del director así como unos actores en estado de gracia, desde la increíble Natalie Portman, que muestra la inacabable variedad de recursos interpretativos de la actriz hasta el pequeño e impactante papel de Winona Ryder o el fabuloso trabajo de Barbara Hershey.
Para rematar el cúmulo de sentimientos tratados en el guión, y que sienta como una patada en el estomago, está el trabajo de Clint Mansell donde, basado en El lago de los cisnes, no solo hace un gran uso de El lago de los cisnes, sino que usándolo como base, logra una grandiosa banda sonora repleta de matices.
No hay nada dejado al azar en la película lo que la convierte en un trabajo de forma y de fondo que por desgracia se ve en muy pocas ocasiones en el cine actual.
Acto 3º: El Alma
Un trabajo tan bien elaborado no tendría ningún sentido sin dotarla de alma. Y ese alma es sin duda, Natalie Portman, cada gesto, cada mirada, cada levantamiento de ceja, cada temor, cada mínimo movimiento que realiza a la actriz durante el film hace que el cuerpo se estremezca. Pocas veces puede uno disfrutar en el cine de observar el trabajo que hay detrás de un personaje, Portman nos lo muestra y nos demuestra que detrás de tanta cena lujosa y vida entre algodones hay un mundo duro y sacrificado, y que el papel que realiza en Cisne negro necesita una preparación física y psicológica extrema y no simplemente presentarse en plato y moverse con soltura.
Casi sin darse uno cuenta acaba la película, reconozcámoslo, de la única forma como podía acabar.
La perfección no existe, y en el hipotético caso de que por alguna extraña razón esa perfección se pudiese dar en algún momento, es única e irrepetible. Aronofsky y Portman lo han conseguido. Aparecen los títulos de crédito, la gente se levanta pero mi cuerpo no responde, sigo hipnotizado por lo que acabo de ver. Cuando por fin logro levantarme, tengo que hacer esfuerzos sobrehumanos para bajar las escaleras sin caerme rodando. El impacto ha sido enorme, y la experiencia, profundamente enriquecedora.
Un 10.

7,7
138.095
3
22 de febrero de 2009
22 de febrero de 2009
15 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Danni Boyle se tragó mil veces Ciudad de Deu, The Kite Runner y Love in the Time of Cholera, lo metió todo en la batidora y sacó este batiburrillo de imágenes y canciones color MIERDA llamado Slumdog Millionaire.
Ni siquiera la dirección de Boyle me parece premiable, nominable sí, pero no premiable. Efectista, sentimentalista, mil veces vista y completamente aburrida. Es lo único que puedo decir sobre esta basura que dura 10 minutos (los últimos 10, porque el resto sobraba).
El film en sí mismo no tiene ni pies ni cabeza desde el principio. La BSO me aburre, muchísimo, pero muchísimo de verdad y el montaje marea por momentos. A destacar a Deakins que como siempre hace un buen trabajo, y a Patel que sin ser de las mejores del año al menos actúa y no se limita a enseñar la cara bonita (¿verdad Freida Pinto? Que sosa eres hija).
Un 3, y ya puede venir Boyle a darme las gracias
Ni siquiera la dirección de Boyle me parece premiable, nominable sí, pero no premiable. Efectista, sentimentalista, mil veces vista y completamente aburrida. Es lo único que puedo decir sobre esta basura que dura 10 minutos (los últimos 10, porque el resto sobraba).
El film en sí mismo no tiene ni pies ni cabeza desde el principio. La BSO me aburre, muchísimo, pero muchísimo de verdad y el montaje marea por momentos. A destacar a Deakins que como siempre hace un buen trabajo, y a Patel que sin ser de las mejores del año al menos actúa y no se limita a enseñar la cara bonita (¿verdad Freida Pinto? Que sosa eres hija).
Un 3, y ya puede venir Boyle a darme las gracias

5,8
37.710
7
27 de diciembre de 2008
27 de diciembre de 2008
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que a mi Luhrmman me desagrada bastante. Pero sin filmar una obra maestra, he de reconocer que me ha gustado.
A mi entender, solo hay una razón por la que Australia no va a arrasar en los Oscars: Haberse estrenado casi 30 años tarde. Es una historia de las de antes, con una mujer rebelde, un hombre rudo y un malo malisimo que lo quiere todo para él.
La trama es buena, y sus aspectos técnicos, sobre todo el sonido, son soberbios pero la historia no termina de enganchar y la última hora termina siendo un poquito cansada.
Aun con todo, gracias a Luhrmman por enseñarnos una historia de la 2ª GM que Occidente había olvidado por completo.
A mi entender, solo hay una razón por la que Australia no va a arrasar en los Oscars: Haberse estrenado casi 30 años tarde. Es una historia de las de antes, con una mujer rebelde, un hombre rudo y un malo malisimo que lo quiere todo para él.
La trama es buena, y sus aspectos técnicos, sobre todo el sonido, son soberbios pero la historia no termina de enganchar y la última hora termina siendo un poquito cansada.
Aun con todo, gracias a Luhrmman por enseñarnos una historia de la 2ª GM que Occidente había olvidado por completo.

6,0
8.200
8
27 de enero de 2007
27 de enero de 2007
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: Jennifer Hudson
Lo Peor: Que no te gusten los musicales
Las chicas de vuestros sueños es imposible que os aburran. Un reparto excepcional. Jamie Fox borda su papel de pequeño empresario con grandes sueño. Eddie Murphy realiza su mejor actuación haciendo de cantante frustrado. Beyonce, espléndida, brilla con luz propia en el film. Pero sin duda alguna la estrella estelar es la triunfita Jennifer Hudson. Todo un descubrimineto, Jennifer hace reir, hacer llorar, hace odiar y hacer sentir que podemos lograr nuestros sueños. Sin duda alguna la favorita para los Oscars borda su papel.
Esto, unido a una calidad suprema en su banda sonora y su diseño artístico hacen que te olvides de su flojo guión y disfrutes con la música negra de los 70.
Lo Peor: Que no te gusten los musicales
Las chicas de vuestros sueños es imposible que os aburran. Un reparto excepcional. Jamie Fox borda su papel de pequeño empresario con grandes sueño. Eddie Murphy realiza su mejor actuación haciendo de cantante frustrado. Beyonce, espléndida, brilla con luz propia en el film. Pero sin duda alguna la estrella estelar es la triunfita Jennifer Hudson. Todo un descubrimineto, Jennifer hace reir, hacer llorar, hace odiar y hacer sentir que podemos lograr nuestros sueños. Sin duda alguna la favorita para los Oscars borda su papel.
Esto, unido a una calidad suprema en su banda sonora y su diseño artístico hacen que te olvides de su flojo guión y disfrutes con la música negra de los 70.
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