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6,0
12.615
7
12 de octubre de 2022
12 de octubre de 2022
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecé "No te preocupes querida", segundo largometraje de Olivia Wilde, muy escéptico. Lo reconozco. No sé muy bien por qué, pero ahí que andaba yo afilando el cuchillo. Y mira tu que al final, no solo ya no pienso usarlo, si no que hasta he acabado moderadamente satisfecho.
Me resulta muy complejo conversar sobre "No te preocupes querida" sin caer en spoilers. Su parte final, de hecho, es un campo de minas a tal respecto. Así que como no quiero estropearle la experiencia a nadie, no me alargaré mucho para evitar tentaciones. Ciertamente esta es de esas cintas en las que el grado de satisfacción general oscilará, en gran medida, en función de lo que te satisfaga su desenlace. Y como a mi me ha ganado, pues poco o nada que objetar.
En verdad mi mayor punto de desconexión con la obra viene dado por su duración, creo que ciento veinte minutos es pasarse. Ahí no han tenido demasiado tacto. Pero por lo demás, y repito, dejando lo puramente argumental para otro día, la cinta me ha convencido.
Me resulta muy complejo conversar sobre "No te preocupes querida" sin caer en spoilers. Su parte final, de hecho, es un campo de minas a tal respecto. Así que como no quiero estropearle la experiencia a nadie, no me alargaré mucho para evitar tentaciones. Ciertamente esta es de esas cintas en las que el grado de satisfacción general oscilará, en gran medida, en función de lo que te satisfaga su desenlace. Y como a mi me ha ganado, pues poco o nada que objetar.
En verdad mi mayor punto de desconexión con la obra viene dado por su duración, creo que ciento veinte minutos es pasarse. Ahí no han tenido demasiado tacto. Pero por lo demás, y repito, dejando lo puramente argumental para otro día, la cinta me ha convencido.
7
18 de mayo de 2021
18 de mayo de 2021
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver, residen los suficientes estímulos en "The Falcon and the Winter Soldier", tanto a priori como a posteriori, como para perdonarle al conjunto la notable cantidad de horchata que circula por sus venas. De esto último puedo culparla; de no alcanzar el soberbio nivel de "WandaVision", no.
A más de uno le he leído estos días que "The Falcon and the Winter Soldier" es un quiero y no puedo. Y no estoy nada de acuerdo. A ver, si alguien puede, esa precisamente es Marvel. Así que ese no puede ser el problema de esta miniserie creada por Malcolm Spellman —quien ya está manos a la obra con la cuarta del Capitán América— y dirigida por Kari Skogland. El problema que nos ocupa aquí, más que un quiero y no puedo, es un: puedo, pero no me interesa. Me explico.
Lo narrado aquí tiene mucho potencial. Pero mucho de verdad. Y es como si Kevin Feige y compañía se hubieran dado cuenta de ello a mitad de camino y por sorpresa para, a partir de ahí, pisar el freno. Poniéndole correas a dicho potencial. Por eso al final, tras sus seis episodios, te quedas saciado al mismo tiempo que con hambre. Extraño pero cierto. Es la mejor manera de explicar cómo me ha dejado "The Falcon and the Winter Soldier".
El mejor ejemplo práctico de lo anterior es el personaje de Erin Kellyman. Un villano con aristas y fuera de lo común, pero tan atractivo como observar un zócalo durante tres horas. En serio, que alguien destruya el mundo de manera grandilocuente y sin justificación, por favor.
Visualmente el viaje es espectacular, hay de fondo un pertinente mensaje político y social, el dúo Anthony Mackie —menudo arco dramático el de este— y Sebastian Stan está on fire, hay gustosas sorpresitas para el devoto… No se, todo bien y en su sitio, pero seguramente nunca explotado hasta las últimas consecuencias.
A más de uno le he leído estos días que "The Falcon and the Winter Soldier" es un quiero y no puedo. Y no estoy nada de acuerdo. A ver, si alguien puede, esa precisamente es Marvel. Así que ese no puede ser el problema de esta miniserie creada por Malcolm Spellman —quien ya está manos a la obra con la cuarta del Capitán América— y dirigida por Kari Skogland. El problema que nos ocupa aquí, más que un quiero y no puedo, es un: puedo, pero no me interesa. Me explico.
Lo narrado aquí tiene mucho potencial. Pero mucho de verdad. Y es como si Kevin Feige y compañía se hubieran dado cuenta de ello a mitad de camino y por sorpresa para, a partir de ahí, pisar el freno. Poniéndole correas a dicho potencial. Por eso al final, tras sus seis episodios, te quedas saciado al mismo tiempo que con hambre. Extraño pero cierto. Es la mejor manera de explicar cómo me ha dejado "The Falcon and the Winter Soldier".
El mejor ejemplo práctico de lo anterior es el personaje de Erin Kellyman. Un villano con aristas y fuera de lo común, pero tan atractivo como observar un zócalo durante tres horas. En serio, que alguien destruya el mundo de manera grandilocuente y sin justificación, por favor.
Visualmente el viaje es espectacular, hay de fondo un pertinente mensaje político y social, el dúo Anthony Mackie —menudo arco dramático el de este— y Sebastian Stan está on fire, hay gustosas sorpresitas para el devoto… No se, todo bien y en su sitio, pero seguramente nunca explotado hasta las últimas consecuencias.

6,9
5.659
4
14 de septiembre de 2016
14 de septiembre de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras hacerse un nombre con su anterior trabajo “Nader y Simin, una separación” (2011), Globo de Oro y Oscar mediante, Asghar Farhadi toma asilo cinematografico en Francia. Eso si, el cambio de residencia no le ha servido para renovar ideas ya que sigue dando la impresión de tener un solo tema entre ceja y ceja, los divorcios. Su ultimo trabajo, que atiende al título de “El pasado”, también se articula en base a una separación legal y siendo honesto, quizás terriblemente honesto, solo puedo decir que es una de las cintas que más frio me ha dejado últimamente.
En “El pasado”, Asghar Farhadi monta un culebrón venezolano de tres pistas que me ha dejado patidifuso. Dos horas en las que asistes al enfrentamiento entre el personaje de Bérénice Bejo y sus dos familias, la pasada y la futura. Una retahíla de personajes que se van dejando atrapar por una inmensa tela de araña que no deja de crecer en ningún momento del metraje. Pero lo malo del asunto es que yo, como espectador, en ningún momento me deje atrapar por dicha red, y así es muy difícil. “El pasado” esta llena de: diálogos que no llevan a ninguna parte, una quietud narrativa descomunal, escenarios grises y melancólicos,... Vamos, que todo me invitó a quedarme plastificado en la butaca esperando a ver si llegaban los papeles de mi divorcio de Asghar Farhadi. Y no solo ya en ningún momento conecté con la historia ni con los personajes, sino que el conjunto no me transmitió nada en absoluto. Bueno, una cosa sí que me transmitió, pereza.
Hablando en plata, lo más destacable de “El pasado” son los niños que habitan la historia. Sus momentos en pantalla son los únicos que trasmiten sinceridad y honestitud, a lo que supongo que Asghar Farhadi quería llegar con su film. Y de todos los críos, quisiera destacar el personaje de Lucie, magníficamente interpretado por Pauline Burlet. Cada plano en el que aparece se come al resto de actores, me dejaba pegado a la pantalla.
Al final te das cuenta de que Asghar Farhadi ha montado demasiado tinglado para llegar a una moraleja tan sencilla y manida como la que Woody Allen resumió a la perfección en una sola frase: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Es gracioso cuando, casi al final de la película, el personaje de Bérénice Bejo dice que no quiere preocuparse más por el pasado, y yo pensé: ¡chata, llevas casi dos horas no haciendo otra cosa que marear la perdiz con el pasado, menos mal que por lo menos has llegado a esa conclusión! En fin, “El pasado” es un film que en conjunto no me ha convencido nada, ¿será posible que Asghar Farhadi se este disolviendo como una aspirina?, ¿o es que nunca llego a ser nada?...
En “El pasado”, Asghar Farhadi monta un culebrón venezolano de tres pistas que me ha dejado patidifuso. Dos horas en las que asistes al enfrentamiento entre el personaje de Bérénice Bejo y sus dos familias, la pasada y la futura. Una retahíla de personajes que se van dejando atrapar por una inmensa tela de araña que no deja de crecer en ningún momento del metraje. Pero lo malo del asunto es que yo, como espectador, en ningún momento me deje atrapar por dicha red, y así es muy difícil. “El pasado” esta llena de: diálogos que no llevan a ninguna parte, una quietud narrativa descomunal, escenarios grises y melancólicos,... Vamos, que todo me invitó a quedarme plastificado en la butaca esperando a ver si llegaban los papeles de mi divorcio de Asghar Farhadi. Y no solo ya en ningún momento conecté con la historia ni con los personajes, sino que el conjunto no me transmitió nada en absoluto. Bueno, una cosa sí que me transmitió, pereza.
Hablando en plata, lo más destacable de “El pasado” son los niños que habitan la historia. Sus momentos en pantalla son los únicos que trasmiten sinceridad y honestitud, a lo que supongo que Asghar Farhadi quería llegar con su film. Y de todos los críos, quisiera destacar el personaje de Lucie, magníficamente interpretado por Pauline Burlet. Cada plano en el que aparece se come al resto de actores, me dejaba pegado a la pantalla.
Al final te das cuenta de que Asghar Farhadi ha montado demasiado tinglado para llegar a una moraleja tan sencilla y manida como la que Woody Allen resumió a la perfección en una sola frase: “Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”. Es gracioso cuando, casi al final de la película, el personaje de Bérénice Bejo dice que no quiere preocuparse más por el pasado, y yo pensé: ¡chata, llevas casi dos horas no haciendo otra cosa que marear la perdiz con el pasado, menos mal que por lo menos has llegado a esa conclusión! En fin, “El pasado” es un film que en conjunto no me ha convencido nada, ¿será posible que Asghar Farhadi se este disolviendo como una aspirina?, ¿o es que nunca llego a ser nada?...

5,2
12.348
7
8 de noviembre de 2022
8 de noviembre de 2022
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de la base de que, en lo que a su faceta blockbuster familiar se refiere, me quedo con "Jungle cruise" (2021); he de admitir que me lo he pasado bastante bien con "Black Adam". Es Jaume Collet-Serra el máximo común denominador que une todo lo anterior, claro. Todavía alguno se pensará que me refería a Dwayne Johnson. No, no. Para nada. Hablaba del cineasta catalán.
En "Black Adam" Collet-Serra coge a un personaje de forma y fondo muy a lo Superman de Cavill, y lo mete en un desvergonzado tercer acto continuo ligeramente a lo "Shazam" (David F. Sandberg, 2019), hablando un poco de ese Warner/DC post Nolan. No por algo este personaje, interpretado aquí por Johnson, viene de ese universo. Y aunque a priori la mezcla puede chocar, al final acaba resultando efectiva gracias a una Sociedad de la Justicia que hace de idóneo contrapunto liviano.
A ver, aun reconociendo que "Black Adam" no inventa nada, juega bastante sobre seguro uniendo cosas de esta última etapa a las que el fan de DC les tiene aprecio, no se planta una mala semilla que habrá que ver en qué queda.
En sí lo que más me ha turbado de la cinta es el CGI. Podría quejarme de qué necesidad había de crear digitalmente al villano, pero hay otra cuestión que ronda mi mente con más insistencia: ¿Por qué todas las cintas del universo DC parecen tener al mismo diseñador de efectos visuales? Ese CGI chillón en tonos oro y como con exceso de brilli brilli que presidía "La liga de la Justicia de Zack Snyder" (2021), o "Wonder Woman 1984" (Patty Jenkins, 2020), o "Aquaman" (James Wan, 2018), vuelve a la carga en "Black Adam". El patrón se repite, y no veo el motivo. Que sí. Que a casi todas las une en algún momento el factor desierto, algo que casa con ese diseño visual. Pero no sé. No le veo más razón de ser.
En "Black Adam" Collet-Serra coge a un personaje de forma y fondo muy a lo Superman de Cavill, y lo mete en un desvergonzado tercer acto continuo ligeramente a lo "Shazam" (David F. Sandberg, 2019), hablando un poco de ese Warner/DC post Nolan. No por algo este personaje, interpretado aquí por Johnson, viene de ese universo. Y aunque a priori la mezcla puede chocar, al final acaba resultando efectiva gracias a una Sociedad de la Justicia que hace de idóneo contrapunto liviano.
A ver, aun reconociendo que "Black Adam" no inventa nada, juega bastante sobre seguro uniendo cosas de esta última etapa a las que el fan de DC les tiene aprecio, no se planta una mala semilla que habrá que ver en qué queda.
En sí lo que más me ha turbado de la cinta es el CGI. Podría quejarme de qué necesidad había de crear digitalmente al villano, pero hay otra cuestión que ronda mi mente con más insistencia: ¿Por qué todas las cintas del universo DC parecen tener al mismo diseñador de efectos visuales? Ese CGI chillón en tonos oro y como con exceso de brilli brilli que presidía "La liga de la Justicia de Zack Snyder" (2021), o "Wonder Woman 1984" (Patty Jenkins, 2020), o "Aquaman" (James Wan, 2018), vuelve a la carga en "Black Adam". El patrón se repite, y no veo el motivo. Que sí. Que a casi todas las une en algún momento el factor desierto, algo que casa con ese diseño visual. Pero no sé. No le veo más razón de ser.

5,8
5.450
7
14 de agosto de 2022
14 de agosto de 2022
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última vez que pisé ese sagrado lugar llamado Ciclo de cine fantástico y de terror al aire libre de Burgos, en el ya olvidado mes de julio del 2019, dije: «En 2020 volveremos a encontrarnos». Pobre de mi. Han tenido que pasar tres años para que se diese tal encuentro. Por el camino se han sucedido el año de la pandemia, en el que se canceló el evento, y la edición del 2021, que me la perdí por estupidez mía. Así y todo, llegó 2022. V Ciclo de cine fantástico y de terror al aire libre de Burgos: soy tuyo.
En esta quinta edición, de las tres jornadas, solo he podido acudir a la de clausura. "Silent night", de Camille Griffin, me recibe con los brazos abiertos. Y en líneas generales, muy satisfecho con esta distopía apocalíptica british que se atreve a darle a un buen puñado de palos, saliendo airosa de prácticamente todos. Hay comedia negra, terror en varios grados, drama, agenda político-social… En fin, botica. Y todo ello con un reparto muy atinado y afinado.
A ver, vale que hay dos grandes obras que se te vienen a la cabeza viendo "Silent night", y ante las que la película no puede plantar batalla. "Melancolía" (2011) de Lars Von Trier, y "La niebla" (2007) de Frank Darabont. Pero bueno, superado eso, vía libre al disfrute.
¿Gafaré el asunto si digo: nos vemos en 2023?
En esta quinta edición, de las tres jornadas, solo he podido acudir a la de clausura. "Silent night", de Camille Griffin, me recibe con los brazos abiertos. Y en líneas generales, muy satisfecho con esta distopía apocalíptica british que se atreve a darle a un buen puñado de palos, saliendo airosa de prácticamente todos. Hay comedia negra, terror en varios grados, drama, agenda político-social… En fin, botica. Y todo ello con un reparto muy atinado y afinado.
A ver, vale que hay dos grandes obras que se te vienen a la cabeza viendo "Silent night", y ante las que la película no puede plantar batalla. "Melancolía" (2011) de Lars Von Trier, y "La niebla" (2007) de Frank Darabont. Pero bueno, superado eso, vía libre al disfrute.
¿Gafaré el asunto si digo: nos vemos en 2023?
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