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6,1
17.642
6
16 de noviembre de 2016
16 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quienes no tuvieron suficiente con superhéroes como Batman, Superman, Iron-Man, Captain America y Spiderman, o creen poder hacer lugar a otros más convencionales como Jack Reacher, John Wick, Jason Bourne, The Equalizer, entre otros, llega Christian Wolff (alias The Accountant), un contador cuyo autismo le ha permitido adquirir capacidades mentales extraordinarias, lo cual combinado con una dura formación militar que su padre se encargó de brindarle durante su niñez para evitar que fuera un blanco perfecto para los abusones, se ha convertido en una auténtica máquina para matar. Así, la brillantez y letalidad de Wolff lo han llevado a ser el consultor estrella de mafiosos, dictadores, narcotraficantes y demás escoria a nivel mundial, permitiéndose de vez en cuando realizar uno que otro trabajo pro-bono o bien asesorar a empresas que se manejan dentro de la legalidad.
Inesperadamente, mientras Wolff realiza una auditoría para una compañía de robótica, termina involucrándose en una red de desvíos de recursos, situación que pondrá en riesgo su vida y la de Dana, una tímida contadora que fue quien descubrió de manera accidental el problema financiero que motivó la contratación del brillante contador. Con unos sicarios detrás de él y el Departamento del Tesoro pisándole los talones por su controvertido historial, Wolff deberá de encontrar a quienes quieren su cabeza y evadir a la autoridad, al tiempo que debe luchar por controlar su enfermedad. Mientras tanto, eventos claves acerca del pasado del protagonista serán revelados al público a manera de flashbacks los cuales darán forma al argumento para entender los orígenes y particularidades del curioso personaje.
Es así como llega un nuevo tipo de “héroe” a la pantalla grande, valiéndose del típico cliché de que una persona con autismo necesariamente es un genio matemático. Así, el protagonista es antisocial, amoral e implacable, teniendo como única motivación aparente su obsesión por “terminar el trabajo” y tal vez una cierta atracción por su nueva amiga Dana. No obstante, si se deja de lado el autismo, el personaje cumple con el arquetipo clásico: una niñez difícil, pérdidas de familiares y amigos cercanos, habilidades extraordinarias de todo tipo, entre otras que ya son bastante conocidas en las películas del género.
De esta forma, el director Gavin O’Connor (Pride and Glory, Warrior) falla en su intento por presentar una historia diferente en el género de acción, ya que aunque la cinta llega a tener momentos interesantes por el entramado de sus elementos, el resto está conformado por situaciones trilladas que ya han sido utilizadas hasta el cansancio en este tipo de películas. Inclusive, el hecho de que una persona con autismo sea proyectada como un genio no resulta nada nuevo y hasta podría considerarse ofensivo por manejar estereotipos para la gente que padece dicha enfermedad. Por si fuera poco, el tema moral también deja mucho qué desear, puesto que prácticamente se está dando un trato de héroe a un asesino a sangre fría que ocupa todo su ingenio en asesorar a los criminales para lavar su dinero.
En cuanto a actuaciones, Ben Affleck (Argo, Gone Girl) interpreta de manera convincente al irreal Christian Wolff, un hombre que a pesar de sus manías y reservas es capaz de propinar una paliza a cualquiera que se le ponga en frente. Por otra parte, aparece por enésima vez en este año Anna Kendrick (Up in the Air, Pitch Perfect) a quien le basta con ser ella misma para desempeñar el papel de la tímida y carismática Ana. Además, J.K. Simmons (Whiplash) aparece como el funcionario del Departamento del Tesoro que está detrás de Wolff y quien a pesar de cumplir con una buena interpretación, demuestra que todavía no ha podido encontrar un papel que le permita demostrar el gran talento que le llevó a ganar el Oscar a mejor actor de reparto. Por último, Jon Bernthal (Fury, The Wolf of Wall Street) cuenta con una participación intermitente como el villano de la historia, y cuyo personaje resultará ser más relevante de lo que aparenta aunque su actuación pasará sin pena ni gloria.
Aunque entretenida, The Accountant resulta ser más de lo mismo en el género de películas de acción, siendo recomendable únicamente para pasar una tarde de cine. No obstante, si se paga el boleto esperando encontrar un nuevo paradigma en el género o una reivindicación para personas que sufren de algún trastorno psicológico, el resultado puede llegar a ser decepcionante.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @wraparty
Inesperadamente, mientras Wolff realiza una auditoría para una compañía de robótica, termina involucrándose en una red de desvíos de recursos, situación que pondrá en riesgo su vida y la de Dana, una tímida contadora que fue quien descubrió de manera accidental el problema financiero que motivó la contratación del brillante contador. Con unos sicarios detrás de él y el Departamento del Tesoro pisándole los talones por su controvertido historial, Wolff deberá de encontrar a quienes quieren su cabeza y evadir a la autoridad, al tiempo que debe luchar por controlar su enfermedad. Mientras tanto, eventos claves acerca del pasado del protagonista serán revelados al público a manera de flashbacks los cuales darán forma al argumento para entender los orígenes y particularidades del curioso personaje.
Es así como llega un nuevo tipo de “héroe” a la pantalla grande, valiéndose del típico cliché de que una persona con autismo necesariamente es un genio matemático. Así, el protagonista es antisocial, amoral e implacable, teniendo como única motivación aparente su obsesión por “terminar el trabajo” y tal vez una cierta atracción por su nueva amiga Dana. No obstante, si se deja de lado el autismo, el personaje cumple con el arquetipo clásico: una niñez difícil, pérdidas de familiares y amigos cercanos, habilidades extraordinarias de todo tipo, entre otras que ya son bastante conocidas en las películas del género.
De esta forma, el director Gavin O’Connor (Pride and Glory, Warrior) falla en su intento por presentar una historia diferente en el género de acción, ya que aunque la cinta llega a tener momentos interesantes por el entramado de sus elementos, el resto está conformado por situaciones trilladas que ya han sido utilizadas hasta el cansancio en este tipo de películas. Inclusive, el hecho de que una persona con autismo sea proyectada como un genio no resulta nada nuevo y hasta podría considerarse ofensivo por manejar estereotipos para la gente que padece dicha enfermedad. Por si fuera poco, el tema moral también deja mucho qué desear, puesto que prácticamente se está dando un trato de héroe a un asesino a sangre fría que ocupa todo su ingenio en asesorar a los criminales para lavar su dinero.
En cuanto a actuaciones, Ben Affleck (Argo, Gone Girl) interpreta de manera convincente al irreal Christian Wolff, un hombre que a pesar de sus manías y reservas es capaz de propinar una paliza a cualquiera que se le ponga en frente. Por otra parte, aparece por enésima vez en este año Anna Kendrick (Up in the Air, Pitch Perfect) a quien le basta con ser ella misma para desempeñar el papel de la tímida y carismática Ana. Además, J.K. Simmons (Whiplash) aparece como el funcionario del Departamento del Tesoro que está detrás de Wolff y quien a pesar de cumplir con una buena interpretación, demuestra que todavía no ha podido encontrar un papel que le permita demostrar el gran talento que le llevó a ganar el Oscar a mejor actor de reparto. Por último, Jon Bernthal (Fury, The Wolf of Wall Street) cuenta con una participación intermitente como el villano de la historia, y cuyo personaje resultará ser más relevante de lo que aparenta aunque su actuación pasará sin pena ni gloria.
Aunque entretenida, The Accountant resulta ser más de lo mismo en el género de películas de acción, siendo recomendable únicamente para pasar una tarde de cine. No obstante, si se paga el boleto esperando encontrar un nuevo paradigma en el género o una reivindicación para personas que sufren de algún trastorno psicológico, el resultado puede llegar a ser decepcionante.
Calificación: TÚ DECIDES.
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6
12 de agosto de 2016
12 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorpresivamente, los cines en México han hecho esfuerzos por presentar películas distintas a lo que tiene acostumbrado a su público. De esta forma, del cine francés llega 3 Coeurs (3 corazones), dirigida por Benoit Jacquot. La película trata acerca de Marc, un auditor de impuestos que por azares del destino es obligado a pasar la noche en un pequeño pueblo cercano a París. Durante su inesperada estancia, conoce a Sylvie, una mujer que está pasando un momento difícil puesto que debe de tomar una decisión que podría marcar el rumbo de toda su vida. Una noche es suficiente para que ambos se enamoren, no obstante, la decisión de dejar parte de su segundo encuentro en manos de la fortuna ocasiona que éste nunca se dé, ocasionando que ambos no se vuelven a ver. En su afán por reencontrarse con Sylvie, Marc regresa al pequeño pueblo solo para conocer a Sophie, con quien iniciará una relación que culminará en matrimonio. Todo marcha bien en la vida de los recién casados hasta que Marc descubre que Sophie es nada más y nada menos que la hermana de Sylvie, su platónico amor.
A pesar de que la cinta presenta un interesante triángulo amoroso, ésta basa su trama en elementos fortuitos, sin incluir momentos que plasmen de manera adecuada el conflicto que están viviendo los personajes, lo cual le resta bastante fuerza a la historia. Asimismo, resulta inverosímil la obstinación entre Marc y Sylvie por continuar su relación, ya que en ningún momento de la película se muestra que el amor entre ellos tuviera fundamento alguno, más que el de la idealización, el cual aunque para algunos pueda considerarse muy romántico, la realidad es que resulta insuficiente. Así, aunque el filme intenta generar momentos de tensión apoyándose con una música típica de películas de terror, en ningún momento logra despertar ese sentimiento en la audiencia. La inclusión de un narrador que surge a medio camino también resulta bastante desafortunada.
En lo que se refiere a sus actuaciones, el elenco está integrado por Benoît Poelvoorde, a quien hace poco se le pudo ver en cines con Le tout nouveau testament (El Nuevo Testamento), interpretando de forma aceptable a Marc. Por otra parte, Charlotte Gainsbourg (Independence Day: Resurgence, Samba) sobresale un poco más que el resto en el papel de Sylvie. Cierra el triángulo Chiara Mastroianni como Sophie, quien al igual que el resto del reparto presenta una actuación aceptable sin llegar a ser brillante.
Es así como la película termina siendo un extraño híbrido entre Hannah and her Sisters, Serendipity y Sliding Doors que deja demasiado a la imaginación, lo cual a pesar de que no es malo, no funciona en este caso debido a que entrega al espectador los elementos suficientes para hacer conjeturas propias que pudieran llegar a ser válidas en algún momento. Así, con los elementos aportados, el público ni siquiera se podrá creer a sí mismo las conclusiones a las que llegue acerca de la historia de los personajes. De esta forma, la trama está mal trabajada, perdiendo la oportunidad de entregar algo mejor, ya que contaba con todos los elementos para ello.
Calificación: TÚ DECIDES.
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A pesar de que la cinta presenta un interesante triángulo amoroso, ésta basa su trama en elementos fortuitos, sin incluir momentos que plasmen de manera adecuada el conflicto que están viviendo los personajes, lo cual le resta bastante fuerza a la historia. Asimismo, resulta inverosímil la obstinación entre Marc y Sylvie por continuar su relación, ya que en ningún momento de la película se muestra que el amor entre ellos tuviera fundamento alguno, más que el de la idealización, el cual aunque para algunos pueda considerarse muy romántico, la realidad es que resulta insuficiente. Así, aunque el filme intenta generar momentos de tensión apoyándose con una música típica de películas de terror, en ningún momento logra despertar ese sentimiento en la audiencia. La inclusión de un narrador que surge a medio camino también resulta bastante desafortunada.
En lo que se refiere a sus actuaciones, el elenco está integrado por Benoît Poelvoorde, a quien hace poco se le pudo ver en cines con Le tout nouveau testament (El Nuevo Testamento), interpretando de forma aceptable a Marc. Por otra parte, Charlotte Gainsbourg (Independence Day: Resurgence, Samba) sobresale un poco más que el resto en el papel de Sylvie. Cierra el triángulo Chiara Mastroianni como Sophie, quien al igual que el resto del reparto presenta una actuación aceptable sin llegar a ser brillante.
Es así como la película termina siendo un extraño híbrido entre Hannah and her Sisters, Serendipity y Sliding Doors que deja demasiado a la imaginación, lo cual a pesar de que no es malo, no funciona en este caso debido a que entrega al espectador los elementos suficientes para hacer conjeturas propias que pudieran llegar a ser válidas en algún momento. Así, con los elementos aportados, el público ni siquiera se podrá creer a sí mismo las conclusiones a las que llegue acerca de la historia de los personajes. De esta forma, la trama está mal trabajada, perdiendo la oportunidad de entregar algo mejor, ya que contaba con todos los elementos para ello.
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6,6
28.464
10
3 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las adaptaciones de cuentos infantiles (la mayoría de ellos conocidos por los clásicos de Disney) en películas de acción real continúan, llegando el turno de la mítica The Jungle Book, basada en la obra homónima de Rudyard Kipling. La historia es la que ya todos conocen, el pequeño Mowgli es un “cachorro” humano adoptado por una familia de lobos, quien deberá de dejar la manada para salvar a la jungla de las amenazas del temible Shere Khan. En su camino de regreso con los de su especie, contará con la ayuda de los inseparables Bagheera y Baloo para enfrentar innumerables peligros, conocer a personajes extraordinarios y revelar secretos escondidos en el pasado.
Si bien pudiera decirse que el género está en peligro de gastarse por la gran cantidad de filmes de que han salido últimamente, la realidad es que cuando están realizados con la calidad de esta película uno no puede más que agradecer por su aparición. Así, The Jungle Book cuenta con una realización excelente, demostrando que Disney está a la vanguardia en lo que se refiere al trabajo de animación. Con ciertos guiños hacia el pasado que despiertan la nostalgia del público, la película tiene el gran acierto de incluir canciones que chicos y grandes conocen, agregando elementos que le dan una magnificencia a toda la historia, haciendo que el espectador se impresione con todos los personajes de la jungla.
Es así como se desarrolla un cuento para niños mezclando elementos emocionales que le imprimen cierto dramatismo. No se trata de una historia cien por ciento cómica, sino de una auténtica aventura llena de peligros que además aprovecha para enviar un mensaje de respeto a la naturaleza y amor a la familia (no deja de ser Dinsey). Lo anterior es un acierto debido a que se apega más a la obra literaria, mientras que las referencias a la película animada de 1967 son bastante sutiles y logran rememorar la infancia de los adultos sin caer en excesos.
No obstante, lo más sobresaliente de la cinta es el trabajo de animación, ya que es la primera película en la cual se logra de manera excepcional que animales salvajes articulen palabras como si de hecho estuvieran hablando e interactuando entre sí tal y como lo hiciera un grupo de personas. La cinematografía también es magnífica, los detalles de la jungla, las escenas de persecución, todo está elaborado de forma magnífica, lo cual adicionado con el elemento del 3D logra que el público en realidad se sienta como si realmente estuviera ahí.
Por otra parte, la película no es el clásico caso en el que se abusa de la tecnología para compensar una trama mediocre, sino todo lo contrario, ya que los elementos se conjuntan de manera extraordinaria para conformar un todo excepcional. En este punto, adquieren relevancia los protagonistas de la cinta, ya que pasan de ser simples doblajes a verdaderos actores caracterizados como animales. Así, el papel de Ben Kingsley (Gandhi, Schindler’s List) y Bill Murray (Lost in Translation, St. Vincent) como Bagheera y Baloo respectivamente es excelente, mientras que Idris Elba (Beast of No Nation) y Scarlett Johansson (Lost in Translation) hacen lo propio como los vilanos Shere Khan y Kaa. Por si fuera poco, la película cuenta con la participación de Christopher Walken (The Deer Hunter, Catch Me If You Can) como el despreciable King Louie, personaje al cual se le da una dimensión totalmente diferente a la que tenía en la película animada. Para cerrar el cuadro está Neel Sethi interpretando de manera brillante al pequeño Mowgli.
Así, esta nueva versión del clásico literario y animado es de lo mejor que se ha visto en los últimos tiempos en cuanto a películas del género, significando un éxito rotundo para el director Jon Fraveau (sí, aquél a quien hemos visto como el singular Happy en las entregas de Iron Man , las cuales también dirigió, y que alguna vez fuera el multimillonario novio de Monica en Friends) y siendo una cinta obligada para que todo el público acuda a las salas a verla. La recomendación es entrar a la función en inglés para disfrutar de las actuaciones y elementos de animación en su totalidad, así como buscarla en las salas 3D. Un adicional sería verla en pantalla IMAX, ya que vale muchísimo la pena.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Si bien pudiera decirse que el género está en peligro de gastarse por la gran cantidad de filmes de que han salido últimamente, la realidad es que cuando están realizados con la calidad de esta película uno no puede más que agradecer por su aparición. Así, The Jungle Book cuenta con una realización excelente, demostrando que Disney está a la vanguardia en lo que se refiere al trabajo de animación. Con ciertos guiños hacia el pasado que despiertan la nostalgia del público, la película tiene el gran acierto de incluir canciones que chicos y grandes conocen, agregando elementos que le dan una magnificencia a toda la historia, haciendo que el espectador se impresione con todos los personajes de la jungla.
Es así como se desarrolla un cuento para niños mezclando elementos emocionales que le imprimen cierto dramatismo. No se trata de una historia cien por ciento cómica, sino de una auténtica aventura llena de peligros que además aprovecha para enviar un mensaje de respeto a la naturaleza y amor a la familia (no deja de ser Dinsey). Lo anterior es un acierto debido a que se apega más a la obra literaria, mientras que las referencias a la película animada de 1967 son bastante sutiles y logran rememorar la infancia de los adultos sin caer en excesos.
No obstante, lo más sobresaliente de la cinta es el trabajo de animación, ya que es la primera película en la cual se logra de manera excepcional que animales salvajes articulen palabras como si de hecho estuvieran hablando e interactuando entre sí tal y como lo hiciera un grupo de personas. La cinematografía también es magnífica, los detalles de la jungla, las escenas de persecución, todo está elaborado de forma magnífica, lo cual adicionado con el elemento del 3D logra que el público en realidad se sienta como si realmente estuviera ahí.
Por otra parte, la película no es el clásico caso en el que se abusa de la tecnología para compensar una trama mediocre, sino todo lo contrario, ya que los elementos se conjuntan de manera extraordinaria para conformar un todo excepcional. En este punto, adquieren relevancia los protagonistas de la cinta, ya que pasan de ser simples doblajes a verdaderos actores caracterizados como animales. Así, el papel de Ben Kingsley (Gandhi, Schindler’s List) y Bill Murray (Lost in Translation, St. Vincent) como Bagheera y Baloo respectivamente es excelente, mientras que Idris Elba (Beast of No Nation) y Scarlett Johansson (Lost in Translation) hacen lo propio como los vilanos Shere Khan y Kaa. Por si fuera poco, la película cuenta con la participación de Christopher Walken (The Deer Hunter, Catch Me If You Can) como el despreciable King Louie, personaje al cual se le da una dimensión totalmente diferente a la que tenía en la película animada. Para cerrar el cuadro está Neel Sethi interpretando de manera brillante al pequeño Mowgli.
Así, esta nueva versión del clásico literario y animado es de lo mejor que se ha visto en los últimos tiempos en cuanto a películas del género, significando un éxito rotundo para el director Jon Fraveau (sí, aquél a quien hemos visto como el singular Happy en las entregas de Iron Man , las cuales también dirigió, y que alguna vez fuera el multimillonario novio de Monica en Friends) y siendo una cinta obligada para que todo el público acuda a las salas a verla. La recomendación es entrar a la función en inglés para disfrutar de las actuaciones y elementos de animación en su totalidad, así como buscarla en las salas 3D. Un adicional sería verla en pantalla IMAX, ya que vale muchísimo la pena.
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5,4
18.152
8
3 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil emitir obtener una opinión consensuada acerca del último trabajo de los hermanos Coen (No Country for Old Men), ¿Es una sátira o un homenaje? ¿Es una crítica o una comedia? ¿Es un reflejo de la industria del cine o un simple amontonamiento de cameos?¿Es excelente o es pésimo? El conflicto inició desde el mismo tráiler de la cinta, ya que uno hubiera esperado que la trama se centrara en el secuestro de una estrella de cine, algo parecido a Fargo. No obstante, Hail Caesar! se centra más bien en la vida de un ejecutivo de unos estudios de cine cuya función consiste básicamente en solucionar cualquier tipo de problemas que puedan afectar a la empresa: violaciones a acuerdos de exclusividad, secuestros, críticas de tipo religioso, embarazos no deseados, difusión de escándalos, cambios de imagen de los actores, arreglos de parejas, entre otros.
Es así como Eddie Mannix se enfrenta en el día a día a una serie de situaciones, algunas absurdas y otras incluso ligadas con cuestiones de interés nacional, que tendrá que resolver a como dé lugar, sin importar qué tan inmorales pudieran ser las soluciones. Se trata así de una historia llena de enredos que hace un recorrido por todos los géneros que marcaron la época de los cincuenta en el cine estadounidense, al tiempo que expone parte de la frivolidad y el cinismo del mundo de la farándula, cuya máxima expresión en un tipo quien, convencido de que está haciendo lo “correcto”, intenta limpiar su consciencia confesando al sacerdote que ha pecado solo por el hecho de recaer en el vicio del cigarro, haciendo mutis en relación a las infamias que comete en el día a día con tal de que el estudio siga adelante.
De hecho, el nombre de Mannix alude a un personaje de la vida real que trabajó para los estudios MGM durante la época de oro del cine, cuya labor era precisamente la de su homónimo en la película y que lo llevó a involucrarse en toda clase de escándalos, siendo el más conocido el de la muerte de George Reeves, el cual se presentó de manera excelente en la cinta Hollywoodland. Por si el uso de la controvertida figura de Mannix no fuera suficiente para descifrar los subterfugios de esta cinta, la película hace referencias a otros escándalos como el hijo que en su momento escondió la actriz Loretta Young, los rumores acerca de cómo Robert Taylor para conseguir el rol protagónico en Quo Vadis y la infiltración de grupos comunistas dentro de la industria del cine, entre otros.
Dejando de lado lo fascinante que puede ser descifrar todas las referencias contenidas en la película, debe mencionarse que el trabajo cinematográfico es excelente, ya que reproduce de forma magnífica los estilos clásicos del cine de los cincuenta: las épicas bíblicas al estilo Ben-Hur y Quo Vadis, el género Western de poca monta, los clásicos musicales al estilo de Gene Kelly, las escenas acuáticas como Million Dollar Mermaid y los dramas The Magnificent Ambersons. Además, aporta elementos que permiten conocer como era el trabajo en un estudio de cine, incluyendo la labor de directores, editores, guionistas, ejecutivos, actores, extras, utileros y por supuesto, los tan “castigados” escritores.
Por todo lo mencionado anteriormente, se puede esperar una cinta que merece muchísimo la pena ser vista. Sin embargo, si se considera que al espectador promedio no le interesan las referencias al cine de antaño resulta muy difícil que sea un éxito de taquilla. Es aquí el gran problema que tiene la película ya que para muchos puede resultar tediosa y sin sentido. Así, la aparición de tantas escenas y referencias a películas clásicas puede llegar a hartar al público, quien en un momento dado puede perderse en la trama y considerarla absurda. No obstante, si se entiende a la película como un todo, lleno de elementos significativos de la industria del cine en esa época (y tal vez en la actual) resulta que es un trabajo magnífico y digno de disfrutarse.
En cuanto al trabajo de los actores, cabe señalar que aunque los cameos son buenos, realmente la actuación que desataca es la de Josh Brolin (Milk, No Country For Old Men) y en cierta parte George Clooney, el resto del reparto cumple con su cometido durante la poca participación que tienen en la película. Así uno puede disfrutar durante casi dos horas de un desfile de luminarias tales como Ralph Fiennes (Schindler´s List), Tilda Swinton (Michael Clayton), Jonah Hill (The Wolf of Wall Street), Scarlett Johansson (Lost in Translation), Channing Tatum (Foxcatcher), Christopher Lambert (Highlander), entre otros.
Es así como esta cinta es una verdadera joya para el cinéfilo empedernido, ya que está llena de referencias y guiños al pasado que hacen que uno desee verla una y otra vez. Sin embargo, para aquellos que no son tan fanáticos al cine y que por ningún motivo estarían dispuestos a soportar horas de clásicos como Ben-Hur, An American In Paris, Marty, entre otras (lo cual es muy válido), es probable que no aguanten siquiera a ver la película completa.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Es así como Eddie Mannix se enfrenta en el día a día a una serie de situaciones, algunas absurdas y otras incluso ligadas con cuestiones de interés nacional, que tendrá que resolver a como dé lugar, sin importar qué tan inmorales pudieran ser las soluciones. Se trata así de una historia llena de enredos que hace un recorrido por todos los géneros que marcaron la época de los cincuenta en el cine estadounidense, al tiempo que expone parte de la frivolidad y el cinismo del mundo de la farándula, cuya máxima expresión en un tipo quien, convencido de que está haciendo lo “correcto”, intenta limpiar su consciencia confesando al sacerdote que ha pecado solo por el hecho de recaer en el vicio del cigarro, haciendo mutis en relación a las infamias que comete en el día a día con tal de que el estudio siga adelante.
De hecho, el nombre de Mannix alude a un personaje de la vida real que trabajó para los estudios MGM durante la época de oro del cine, cuya labor era precisamente la de su homónimo en la película y que lo llevó a involucrarse en toda clase de escándalos, siendo el más conocido el de la muerte de George Reeves, el cual se presentó de manera excelente en la cinta Hollywoodland. Por si el uso de la controvertida figura de Mannix no fuera suficiente para descifrar los subterfugios de esta cinta, la película hace referencias a otros escándalos como el hijo que en su momento escondió la actriz Loretta Young, los rumores acerca de cómo Robert Taylor para conseguir el rol protagónico en Quo Vadis y la infiltración de grupos comunistas dentro de la industria del cine, entre otros.
Dejando de lado lo fascinante que puede ser descifrar todas las referencias contenidas en la película, debe mencionarse que el trabajo cinematográfico es excelente, ya que reproduce de forma magnífica los estilos clásicos del cine de los cincuenta: las épicas bíblicas al estilo Ben-Hur y Quo Vadis, el género Western de poca monta, los clásicos musicales al estilo de Gene Kelly, las escenas acuáticas como Million Dollar Mermaid y los dramas The Magnificent Ambersons. Además, aporta elementos que permiten conocer como era el trabajo en un estudio de cine, incluyendo la labor de directores, editores, guionistas, ejecutivos, actores, extras, utileros y por supuesto, los tan “castigados” escritores.
Por todo lo mencionado anteriormente, se puede esperar una cinta que merece muchísimo la pena ser vista. Sin embargo, si se considera que al espectador promedio no le interesan las referencias al cine de antaño resulta muy difícil que sea un éxito de taquilla. Es aquí el gran problema que tiene la película ya que para muchos puede resultar tediosa y sin sentido. Así, la aparición de tantas escenas y referencias a películas clásicas puede llegar a hartar al público, quien en un momento dado puede perderse en la trama y considerarla absurda. No obstante, si se entiende a la película como un todo, lleno de elementos significativos de la industria del cine en esa época (y tal vez en la actual) resulta que es un trabajo magnífico y digno de disfrutarse.
En cuanto al trabajo de los actores, cabe señalar que aunque los cameos son buenos, realmente la actuación que desataca es la de Josh Brolin (Milk, No Country For Old Men) y en cierta parte George Clooney, el resto del reparto cumple con su cometido durante la poca participación que tienen en la película. Así uno puede disfrutar durante casi dos horas de un desfile de luminarias tales como Ralph Fiennes (Schindler´s List), Tilda Swinton (Michael Clayton), Jonah Hill (The Wolf of Wall Street), Scarlett Johansson (Lost in Translation), Channing Tatum (Foxcatcher), Christopher Lambert (Highlander), entre otros.
Es así como esta cinta es una verdadera joya para el cinéfilo empedernido, ya que está llena de referencias y guiños al pasado que hacen que uno desee verla una y otra vez. Sin embargo, para aquellos que no son tan fanáticos al cine y que por ningún motivo estarían dispuestos a soportar horas de clásicos como Ben-Hur, An American In Paris, Marty, entre otras (lo cual es muy válido), es probable que no aguanten siquiera a ver la película completa.
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3 de agosto de 2016
3 de agosto de 2016
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Si no se considera a la película como una “adaptación” del cómic homónimo (la cual nunca fue la intención) y se le toma como un elemento más dentro del universo cinematográfico de Marvel iniciado con la ahora lejana entrega de Iron Man en el año 2008, la realidad es que esta película no defrauda en absoluto, sino que supera a muchas que le preceden. En principio, vale la pena destacar la excelente forma en cómo han “ensamblaron” todas las piezas creadas con las películas anteriores para obtener un resultado magnífico. La gran ventaja que tuvieron los hermanos Russo (Captain America: The Winter Soldier) es que contaban con casi una decena de filmes que sirvieron de precuela para preparar el épico combate entre Iron Man y Captain America. Así, cuando inicia la acción uno conoce prácticamente a todos los personajes, exceptuando a Balck Panther, ya que Spiderman en realidad no necesitaba presentación.
Las escenas de acción continúan siendo la principal arma de estas películas, manteniendo un ritmo trepidante durante toda la trama con escenas de combate de una realización excelente. No obstante, parece que se exagera en la inclusión de elementos de acción para que uno pierda el hilo argumental de la trama. Al final se buscó cualquier pretexto con tal de que Iron Man y Captain America siguieran batiéndose a golpes durante más de dos horas, culminando con un elemento por demás absurdo para justificar que ambos se quieran matar el uno al otro. Después de que terminan de pasar los créditos uno sale encantado por haber visto una magnífica película de superhéroes, pero cuando se detiene a pensar en la historia resulta que ya se le olvidó cuál era la razón por la cual tantos personajes decidieron pelear entre ellos.
Por otra parte, hay que señalar que Marvel (Disney) no arriesga nada en sus películas, aunque el combate entre los dos grupos de Avengers es emocionante, las constantes bromas (sobre todo de Spiderman) le restan seriedad a un asunto que en realidad es bastante grave si se considera que el establecer un control de superhéroes significa un cambio que revolucionaría la forma de actuar de los mismos, generando un paradigma sin precedentes en este universo. De hecho, en ningún momento queda claro cuáles son las motivaciones que llevan a cada personaje para elegir a su bando. Mientras que parece que Spiderman apoya a Stark por el simple hecho de haberle regalado un traje nuevo, da la impresión de que al bando de Captain America lo que menos le interesa es el debatido registro, sino centrar todos sus esfuerzos y arriesgarlo todo (incluso su libertad) para limpiar el “buen” nombre de Winter Soldier, lo cual visto fríamente carece de sentido alguno. Además, parece ser que en ningún momento se consideró en la muerte de algún personaje significativo, lo cual parece ser que es impensable para Disney, a pesar de que hubiera sido espectacular para darle un giro completo a la saga.
Considerando la cercanía de los estrenos de ambas películas, se puede observar que se trata prácticamente del mismo dilema que se presentó en Batman v Superman: Dawn of the Justice. En esta cinta, Batman se conmueve por las víctimas que perdieron la vida cuando uno de los edificios del corporativo Wayne fue destruido mientras Superman luchaba contra el general Zod y decide emplear todos sus medios para detener al último hijo de Kripton, a quien ve como una amenaza. En Civil War, es Tony Stark quien se conmueve cuando una madre le reclama la muerte de su hijo por daños colaterales en la batalla de Sokovia, por lo que decide apoyar al gobierno para establecer una medida que controle a todos los que como él han desarrollado alguna súper habilidad. La gran diferencia, es que mientras que en Batman v Superman existe un gran villano lo bastante siniestro y poderoso para manipular tanto al gobierno como a ambos superhéroes, en Civil War no queda claro si el “malo” fue capaz de orquestar todo el escenario para propiciar que los dos personajes principales se acaben el uno al otro.
Precisamente ese es el punto débil del universo de Marvel: los villanos han quedado a deber. A excepción de Loki, interpretado de forma excelente por Tom Hiddleston, los enemigos de estas cintas han pasado con más pena que gloria. El peor de todos ha sido Ultron debido a que el personaje tenía grandes posibilidades para presentarse como un villano de dimensiones míticas y quedó reducido a una versión “mala” de Tony Stark. Así, ante la ausencia de supervillanos, se optó en esta última entrega por incluir a un personaje que bien pudo haber sido eliminado de la historia para centrar el conflicto de Civil War en aquello que era más importante: el intento de controlar a los superhéroes.
En conclusión, Captain America: Civil War a pesar de ser una excelente película de superhéroes, dejó pasar la oportunidad de utilizar un argumento brillante para presentar una historia con mayor sentido, sacrificando el fondo con la forma (toneladas de acción y efectos visuales), y que continúa quedando a deber en cuanto a la aparición de un supervillano de calidad. Parece ser que toda la responsabilidad le será dejada a Thanos en la anunciada Infinity War, esperemos que no sea hasta ese entonces que podamos disfrutar de un villano de las dimensiones que se esperan en este tipo de cintas.
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Las escenas de acción continúan siendo la principal arma de estas películas, manteniendo un ritmo trepidante durante toda la trama con escenas de combate de una realización excelente. No obstante, parece que se exagera en la inclusión de elementos de acción para que uno pierda el hilo argumental de la trama. Al final se buscó cualquier pretexto con tal de que Iron Man y Captain America siguieran batiéndose a golpes durante más de dos horas, culminando con un elemento por demás absurdo para justificar que ambos se quieran matar el uno al otro. Después de que terminan de pasar los créditos uno sale encantado por haber visto una magnífica película de superhéroes, pero cuando se detiene a pensar en la historia resulta que ya se le olvidó cuál era la razón por la cual tantos personajes decidieron pelear entre ellos.
Por otra parte, hay que señalar que Marvel (Disney) no arriesga nada en sus películas, aunque el combate entre los dos grupos de Avengers es emocionante, las constantes bromas (sobre todo de Spiderman) le restan seriedad a un asunto que en realidad es bastante grave si se considera que el establecer un control de superhéroes significa un cambio que revolucionaría la forma de actuar de los mismos, generando un paradigma sin precedentes en este universo. De hecho, en ningún momento queda claro cuáles son las motivaciones que llevan a cada personaje para elegir a su bando. Mientras que parece que Spiderman apoya a Stark por el simple hecho de haberle regalado un traje nuevo, da la impresión de que al bando de Captain America lo que menos le interesa es el debatido registro, sino centrar todos sus esfuerzos y arriesgarlo todo (incluso su libertad) para limpiar el “buen” nombre de Winter Soldier, lo cual visto fríamente carece de sentido alguno. Además, parece ser que en ningún momento se consideró en la muerte de algún personaje significativo, lo cual parece ser que es impensable para Disney, a pesar de que hubiera sido espectacular para darle un giro completo a la saga.
Considerando la cercanía de los estrenos de ambas películas, se puede observar que se trata prácticamente del mismo dilema que se presentó en Batman v Superman: Dawn of the Justice. En esta cinta, Batman se conmueve por las víctimas que perdieron la vida cuando uno de los edificios del corporativo Wayne fue destruido mientras Superman luchaba contra el general Zod y decide emplear todos sus medios para detener al último hijo de Kripton, a quien ve como una amenaza. En Civil War, es Tony Stark quien se conmueve cuando una madre le reclama la muerte de su hijo por daños colaterales en la batalla de Sokovia, por lo que decide apoyar al gobierno para establecer una medida que controle a todos los que como él han desarrollado alguna súper habilidad. La gran diferencia, es que mientras que en Batman v Superman existe un gran villano lo bastante siniestro y poderoso para manipular tanto al gobierno como a ambos superhéroes, en Civil War no queda claro si el “malo” fue capaz de orquestar todo el escenario para propiciar que los dos personajes principales se acaben el uno al otro.
Precisamente ese es el punto débil del universo de Marvel: los villanos han quedado a deber. A excepción de Loki, interpretado de forma excelente por Tom Hiddleston, los enemigos de estas cintas han pasado con más pena que gloria. El peor de todos ha sido Ultron debido a que el personaje tenía grandes posibilidades para presentarse como un villano de dimensiones míticas y quedó reducido a una versión “mala” de Tony Stark. Así, ante la ausencia de supervillanos, se optó en esta última entrega por incluir a un personaje que bien pudo haber sido eliminado de la historia para centrar el conflicto de Civil War en aquello que era más importante: el intento de controlar a los superhéroes.
En conclusión, Captain America: Civil War a pesar de ser una excelente película de superhéroes, dejó pasar la oportunidad de utilizar un argumento brillante para presentar una historia con mayor sentido, sacrificando el fondo con la forma (toneladas de acción y efectos visuales), y que continúa quedando a deber en cuanto a la aparición de un supervillano de calidad. Parece ser que toda la responsabilidad le será dejada a Thanos en la anunciada Infinity War, esperemos que no sea hasta ese entonces que podamos disfrutar de un villano de las dimensiones que se esperan en este tipo de cintas.
Calificación: TÚ DECIDES.
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spoiler:
Merece la pena analizar el punto central que se trata en la película: le pretensión de controlar a superhéroes a través de la Organización de las Naciones Unidas (¡JA!) para evitar que actúen bajo su propio arbitrio y continúen causando daños colaterales. Para ello, los gobiernos ejercerán su papel de ser los únicos legitimados para utilizar la fuerza y lanzan una iniciativa que pretende limitar el campo de acción de los súper seres, la cual que es bien vista por Iron Man pero que disgusta de sobremanera a Captain America. El argumento de Tony Stark es que la cuestión de los superpoderes se está saliendo de control y, además de “propiciar” la existencia de supervillanos, produce daños colaterales que perjudican a la humanidad más de lo que la benefician. Por otra parte, el capitán Steve Rogers argumenta que los daños colaterales son una “carga” que deben de soportar siempre y cuando se logren los objetivos para evitar catástrofes mayores (¿En dónde hemos escuchado ese argumento?). Aprovechando el contexto, aparece una tercero quien, motivado por intereses personales, manipula la actuación de los héroes para hacer que se enfrenten unos a otros.
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