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5,7
118
6
16 de abril de 2021
16 de abril de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando era niño, el padre de Yong Hoo murió en un accidente con un cariz un tanto extraño. Yong Hoo desde entonces ha desconfiado y perdido toda su fe. Ahora, Yong Hoo es campeón en artes marciales y los designios de la vida le hacen conocer al sacerdote Ahn, un exorcista mandado en misión a Seúl desde el Vaticano. Junto al sacerdote Ahn descubrirá una realidad que solo podrá creer con sus propios ojos.
Bizarro sea quizá la palabra que mejor resuma ‘The Divine Fury’. Si te gustan las cintas que mezclan géneros, conceptos y que presentan ideas un poco locas, has encontrado justo lo que querías ver. Si por el contrario eres algo más clásico en tus gustos o formas cinematográficas, probablemente más de una cosa de las que se presenta en esta película te chirríe, un poco bastante. Por desgracia ‘The Divine Fury’ queda en un «pudo haber sido» y no entrega al espectador una cinta coherente y con peso narrativo, aunque si ofrece una historia entretenida y un elenco atrayente como la que más.
La película cuenta la historia de Yong-hoo, Park Seo Joon, y con esto ya tenemos asegurado el éxito en taquilla. Si le añadimos que le damos un fondo como campeón de artes marciales que cuenta con un pasado trágico que le hace perder la poca fe que pudiera quedar en una persona a la que extrañas circunstancias le han arrebatados sus padres bien pequeño, pues tenemos un personaje protagonista con el que puedes crear cualquier trama y petarlo. Park Seo Joon, como ya nos tiene acostumbrados, realiza un trabajo excepcional, sólido, y borda un papel complejo, tanto a nivel físico como emocional.
Su personaje, Yong-hoo, repentinamente gana la habilidad de luchar contra fuerzas malignas, cuando aparece en la palma de su mano una herida que sospechosamente se asemeja a los estigmas que quedaron en el cuerpo de Cristo tras ser crucificado. Es en este momento en el que se introducen en la trama conceptos de una enorme complejidad espiritual y social. El escepticismo lo inunda por completo, siendo acompañado de un enorme dolor y lucha continua contra una fe perdida hace mucho tiempo.
Una de terror, más o menos
Buscando respuestas plausibles, y no tanto, a esa herida que aparece en la palma de su mano, Yong-hoo, conoce al padre Ahn, Ahn Sung-ki, un exorcista de El Vaticano, y esa lucha interna contra sus propios demonios toma una dimensionalidad mucho más real cuando se ve implicado en las tareas, poco ortodoxas del padre Ahn. El contraste entre bien y mal, luces y sombras se hace patente en el momento en que los dos personajes se reúnen. Hay una necesidad inapelable del protagonista de comprender lo incomprensible y esto genera situaciones cómicas que nos arrancan la sonrisa debido a la incredulidad que se pinta en el rostro de Yong-hoo.
Por otro lado Ji Shin, Woo Do Hwan, a quien hemos disfrutado en ‘Save Me‘, es un joven misterioso con la capacidad de ver las debilidades de los demás, usarlas y explotarlas para su beneficio y causar el mal, vamos lo que viene siendo un demonio sobre la faz de la tierra. Es a través de su figura que se canalizarán esos poderes extraterrenales que invadirán los cuerpos de personas que por el motivo que sea se encuentran en predisposición a ser tentados por el demonio.
Por supuesto, exorcismos, qué mejor base para una buena película, que se supone de terror, que una trama plagada de ellos y curas bien entrenados en el corazón del Vaticano para luchar contra los espíritus malvados que se alimentan de las almas de los mortales. Esta cinta, a pesar de ser muy pintoresca no es muy original en muchos apartados. No tenemos que irnos más lejos que del nombre del pub donde se esconde a plena vista nuestro querido villano para ver que la inspiración no corría a raudales en la sala de guionistas. ‘Babylon’ es el nombre que escogen. ¿Puede estar más trillado? Creo que en 1 de cada 4 pueblos de España hay un pub con ese nombre, aunque claro, quizá en Corea del Sur sea toda una primicia…
Sigamos poniendo ejemplos: Seres endemoniados que saltan de camas, que se cuelgan a cuatro ‘patas’ del techo y que vomitan cosas indescriptibles mientras dicen cosas en un tono de voz de todo menos humano. Todo ello aderezado con unos atuendos de capa negra brillante a lo secta de fraternidad Kappa en cualquier película americana que se precie que aquí nada tiene que enviarle.
Pues si, será un guion que te ves venir desde el principio, con un desenlace que no queda ni cerrado, ni abierto, ni a medio camino entre estas dos cosas, pero que realmente entrega dos horas increíbles de entretenimiento puro. ‘The Divine Fury’ es una de esas películas que volverías a ver porque tiene un poco de todo y no mucho que pensar. Hay profundidad en sus líneas y su historia, pero a la vez no se adentra en ellas tanto como para hacerla infinitamente dramática y densa emocionalmente. Cuenta, en cambio, con los puntos justos de comedia y con una acción creíble y justa en su medida, por lo qué seguro, si has llegado a ella y te has quedado a verla, la disfrutes y recuerdes, una vez pasen los días con más cariño del que quieras desvelar.
En definitiva, el bromance y la puesta en escena da para estar haciendo secuelas a lo ‘Bad Boys’ con esencia coreana. Es lo que tiene juntar a un sacerdote entrenado en El Vaticano y a un luchador de la MMA profesional, que a la hora de mandar al otro barrio a espíritus malvados viene muy a mano.
3 sobre 5
Crítica para www.magazinema.es
Bizarro sea quizá la palabra que mejor resuma ‘The Divine Fury’. Si te gustan las cintas que mezclan géneros, conceptos y que presentan ideas un poco locas, has encontrado justo lo que querías ver. Si por el contrario eres algo más clásico en tus gustos o formas cinematográficas, probablemente más de una cosa de las que se presenta en esta película te chirríe, un poco bastante. Por desgracia ‘The Divine Fury’ queda en un «pudo haber sido» y no entrega al espectador una cinta coherente y con peso narrativo, aunque si ofrece una historia entretenida y un elenco atrayente como la que más.
La película cuenta la historia de Yong-hoo, Park Seo Joon, y con esto ya tenemos asegurado el éxito en taquilla. Si le añadimos que le damos un fondo como campeón de artes marciales que cuenta con un pasado trágico que le hace perder la poca fe que pudiera quedar en una persona a la que extrañas circunstancias le han arrebatados sus padres bien pequeño, pues tenemos un personaje protagonista con el que puedes crear cualquier trama y petarlo. Park Seo Joon, como ya nos tiene acostumbrados, realiza un trabajo excepcional, sólido, y borda un papel complejo, tanto a nivel físico como emocional.
Su personaje, Yong-hoo, repentinamente gana la habilidad de luchar contra fuerzas malignas, cuando aparece en la palma de su mano una herida que sospechosamente se asemeja a los estigmas que quedaron en el cuerpo de Cristo tras ser crucificado. Es en este momento en el que se introducen en la trama conceptos de una enorme complejidad espiritual y social. El escepticismo lo inunda por completo, siendo acompañado de un enorme dolor y lucha continua contra una fe perdida hace mucho tiempo.
Una de terror, más o menos
Buscando respuestas plausibles, y no tanto, a esa herida que aparece en la palma de su mano, Yong-hoo, conoce al padre Ahn, Ahn Sung-ki, un exorcista de El Vaticano, y esa lucha interna contra sus propios demonios toma una dimensionalidad mucho más real cuando se ve implicado en las tareas, poco ortodoxas del padre Ahn. El contraste entre bien y mal, luces y sombras se hace patente en el momento en que los dos personajes se reúnen. Hay una necesidad inapelable del protagonista de comprender lo incomprensible y esto genera situaciones cómicas que nos arrancan la sonrisa debido a la incredulidad que se pinta en el rostro de Yong-hoo.
Por otro lado Ji Shin, Woo Do Hwan, a quien hemos disfrutado en ‘Save Me‘, es un joven misterioso con la capacidad de ver las debilidades de los demás, usarlas y explotarlas para su beneficio y causar el mal, vamos lo que viene siendo un demonio sobre la faz de la tierra. Es a través de su figura que se canalizarán esos poderes extraterrenales que invadirán los cuerpos de personas que por el motivo que sea se encuentran en predisposición a ser tentados por el demonio.
Por supuesto, exorcismos, qué mejor base para una buena película, que se supone de terror, que una trama plagada de ellos y curas bien entrenados en el corazón del Vaticano para luchar contra los espíritus malvados que se alimentan de las almas de los mortales. Esta cinta, a pesar de ser muy pintoresca no es muy original en muchos apartados. No tenemos que irnos más lejos que del nombre del pub donde se esconde a plena vista nuestro querido villano para ver que la inspiración no corría a raudales en la sala de guionistas. ‘Babylon’ es el nombre que escogen. ¿Puede estar más trillado? Creo que en 1 de cada 4 pueblos de España hay un pub con ese nombre, aunque claro, quizá en Corea del Sur sea toda una primicia…
Sigamos poniendo ejemplos: Seres endemoniados que saltan de camas, que se cuelgan a cuatro ‘patas’ del techo y que vomitan cosas indescriptibles mientras dicen cosas en un tono de voz de todo menos humano. Todo ello aderezado con unos atuendos de capa negra brillante a lo secta de fraternidad Kappa en cualquier película americana que se precie que aquí nada tiene que enviarle.
Pues si, será un guion que te ves venir desde el principio, con un desenlace que no queda ni cerrado, ni abierto, ni a medio camino entre estas dos cosas, pero que realmente entrega dos horas increíbles de entretenimiento puro. ‘The Divine Fury’ es una de esas películas que volverías a ver porque tiene un poco de todo y no mucho que pensar. Hay profundidad en sus líneas y su historia, pero a la vez no se adentra en ellas tanto como para hacerla infinitamente dramática y densa emocionalmente. Cuenta, en cambio, con los puntos justos de comedia y con una acción creíble y justa en su medida, por lo qué seguro, si has llegado a ella y te has quedado a verla, la disfrutes y recuerdes, una vez pasen los días con más cariño del que quieras desvelar.
En definitiva, el bromance y la puesta en escena da para estar haciendo secuelas a lo ‘Bad Boys’ con esencia coreana. Es lo que tiene juntar a un sacerdote entrenado en El Vaticano y a un luchador de la MMA profesional, que a la hora de mandar al otro barrio a espíritus malvados viene muy a mano.
3 sobre 5
Crítica para www.magazinema.es
8
28 de abril de 2022
28 de abril de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Gaslit‘ es una visión moderna del Watergate estadounidense que se centra en las historias no contadas y los personajes olvidados del escándalo, desde los subordinados torpes y oportunistas del presidente Richard Nixon, pasando por los fanáticos desquiciados que ayudaron a cometer sus crímenes, hasta los trágicos denunciantes que acabaron derrumbando toda la podrida empresa.
¿Necesitas algún aliciente más que añadir a una trama tan interesante como la que acabas de leer? Si es así no te preocupes porque has venido al lugar indicado. Lee con tranquilidad, no habrá spoilers pero si muchos motivos para ponerte a seguir desde ya ‘Gaslit‘ en Starzplay.
El que más el que menos ha escuchado, aunque sea de pasada hablar del escándalo del ‘Watergate’, a día de hoy ya ni siquiera nos extrañamos o inmutamos al oír de casos de espionaje, malversación de fondos y todo lo que va asociado a la corrupción en las altas esferas de poder. Convivimos a diario con ello, pero siempre se queda en una noticia casi anecdótica. Los medios de comunicación pueden dejar constancia de ello, pero pocas veces se revuelve bien el lodo para extraer toda la basura que hay en él.
‘Gaslit’ nos permite viajar hacia esas entrañas putrefactas que hay en todos los gobiernos y regímenes políticos y lo hace moviéndonos por todos los planos de acción y personajes involucrados. No solamente son partícipes quienes manejan los hilos desde arriba, también son parte de ese entramado todos aquellos que sin saberlo o tapándose los ojos permiten ocurra. La corrupción resbala por los distintos escalones de poder y al final nadie escapa al hedor que desprende. La vida familiar se entremezcla con la profesional y, justos por pecadores, pagarán el precio del poder.
Esta serie es sin lugar a dudas una inmersión total en la historia americana más jugosa, caótica y elitista que pueda extraerse del pasado más reciente. Si se vendiese un pack no podrías comprar nada mas completo, perfecto y caótico. Aquí el resumen es poder, poder y más poder, y los daños colaterales son siempre aceptables e incluso deseables siempre y cuando salpiquen en la dirección correcta.
El estudio psicológico que se hace de todos los participantes es minucioso y acertado. No pasa por alto la enorme tridimensionalidad de cada uno de los involucrados en la trama que intentan sacar la cabeza fuera de un laberinto sin fin de mentiras y falsedades. Ayuda, y mucho, la calidad interpretativa de un elenco de lujo absoluto. Julia Roberts dando vida a Martha Mitchell es lo mejor que verás este año. La representación de una manipuladora y tergiversadora nata coge cuerpo y fondo cuando de forma impecable se le suma volatilidad y fragilidad emocional.
A pesar de lo complejo de las circunstancias que le toca vivir y de ser denostada de forma continua, el personaje de Roberts tendrá el coraje de decir lo que piensa a aquellos que quieran escuchar, y como pronto descubrirás, no es poco o irrelevante lo que tiene que aportar a la conversación global. Los personajes que la rodean están tan ensimismados en su propio halo de egoísmo que no calcularán el daño y poder con el que cuenta entre la población civil de mando de TV y sofá.
Nota mental, nunca deberías tratar de forma condescendiente a nadie, nunca, y mucho menos a una mujer como Martha. No importa lo tenso de la situación toda su vida ha sido una fachada y aunque cuando no haya nadie se derrumbe, siempre completará su papel con elegancia y estilo mientras quede público delante.
Roberts no es la única estrella que nos deslumbra, Sean Penn sobresale de manera excelsa en el papel de Fiscal General. Siendo la figura más cercana a Martha y también al presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. Pronto se verá contra la espada y la pared cuando tenga que mostrar a quien es verdaderamente leal al final del día. Mitchell fue figura con un peso ingente dentro del mandato de Nixon y aquí queda claro que distaba mucho de ser un hombre con unos ideales transparentes y claros. Sean Penn, de forma sublime, da vida a un personaje que siempre se ha salido con la suya pero que muy a su pesar no está todo lo alto que querría dentro de la cadena alimentaria. El ego y la avaricia serán su bandera y el tren que arrolle todo lo que se encuentre en su camino. La falta de moral y el doble rasero con el que mide todo a su alrededor solo supondrán devastación y dolor, un precio que está dispuesto a pagar.
El reparto lo cierran, en el plano protagónico Dan Stevens como John Dean y Betty Gilpin dando vida a Mo una joven azafata que se enamora de este abogado que se mete en la boca del lobo dejando atrás su honestidad en pos de encontrar un hueco donde cree merece estar. A través de sus personajes podremos ver como una serie de elecciones y muy pocos escrúpulos pronto generan una montaña demasiado alta de la que bajar.
No creerás lo que tienes ante tus ojos al principio, pero si eres honesto contigo mismo, reconocerás que la realidad siempre supera a la ficción. El guion no solo se presenta ácido y ágil, es también un reflejo de una época en la que el machismo y el racismo se portaba por bandera y donde se escupía y miraba por encima del hombro de todo aquel que no fuese un hombre blanco adinerado. Así se suceden escenas violentas tanto a nivel verbal como físico en las que nuestra mentalidad actual asiste perpleja a la continua violación de derechos y la falta de moral y empatía que todos los personajes muestran. Quédate con todos aquellos que son denostados o mofados, no hay nada mas peligroso que alguien despechado y sin nada que perder.
La puesta en escena, cuidada, delicada y sin falta de detalle hará que viajes en el tiempo mientras disfrutas de coloridas telas, brillantes pedruscos y fiestas de lujo con las que ni siquiera nos atrevemos a soñar. El maquillaje y vestuario huelen a laca, cosmético y perfume como solo los años sesenta y setenta lo hacían y en más de una ocasión tenemos la sensación de que traspasa la pantalla.
MagaZinema.es
¿Necesitas algún aliciente más que añadir a una trama tan interesante como la que acabas de leer? Si es así no te preocupes porque has venido al lugar indicado. Lee con tranquilidad, no habrá spoilers pero si muchos motivos para ponerte a seguir desde ya ‘Gaslit‘ en Starzplay.
El que más el que menos ha escuchado, aunque sea de pasada hablar del escándalo del ‘Watergate’, a día de hoy ya ni siquiera nos extrañamos o inmutamos al oír de casos de espionaje, malversación de fondos y todo lo que va asociado a la corrupción en las altas esferas de poder. Convivimos a diario con ello, pero siempre se queda en una noticia casi anecdótica. Los medios de comunicación pueden dejar constancia de ello, pero pocas veces se revuelve bien el lodo para extraer toda la basura que hay en él.
‘Gaslit’ nos permite viajar hacia esas entrañas putrefactas que hay en todos los gobiernos y regímenes políticos y lo hace moviéndonos por todos los planos de acción y personajes involucrados. No solamente son partícipes quienes manejan los hilos desde arriba, también son parte de ese entramado todos aquellos que sin saberlo o tapándose los ojos permiten ocurra. La corrupción resbala por los distintos escalones de poder y al final nadie escapa al hedor que desprende. La vida familiar se entremezcla con la profesional y, justos por pecadores, pagarán el precio del poder.
Esta serie es sin lugar a dudas una inmersión total en la historia americana más jugosa, caótica y elitista que pueda extraerse del pasado más reciente. Si se vendiese un pack no podrías comprar nada mas completo, perfecto y caótico. Aquí el resumen es poder, poder y más poder, y los daños colaterales son siempre aceptables e incluso deseables siempre y cuando salpiquen en la dirección correcta.
El estudio psicológico que se hace de todos los participantes es minucioso y acertado. No pasa por alto la enorme tridimensionalidad de cada uno de los involucrados en la trama que intentan sacar la cabeza fuera de un laberinto sin fin de mentiras y falsedades. Ayuda, y mucho, la calidad interpretativa de un elenco de lujo absoluto. Julia Roberts dando vida a Martha Mitchell es lo mejor que verás este año. La representación de una manipuladora y tergiversadora nata coge cuerpo y fondo cuando de forma impecable se le suma volatilidad y fragilidad emocional.
A pesar de lo complejo de las circunstancias que le toca vivir y de ser denostada de forma continua, el personaje de Roberts tendrá el coraje de decir lo que piensa a aquellos que quieran escuchar, y como pronto descubrirás, no es poco o irrelevante lo que tiene que aportar a la conversación global. Los personajes que la rodean están tan ensimismados en su propio halo de egoísmo que no calcularán el daño y poder con el que cuenta entre la población civil de mando de TV y sofá.
Nota mental, nunca deberías tratar de forma condescendiente a nadie, nunca, y mucho menos a una mujer como Martha. No importa lo tenso de la situación toda su vida ha sido una fachada y aunque cuando no haya nadie se derrumbe, siempre completará su papel con elegancia y estilo mientras quede público delante.
Roberts no es la única estrella que nos deslumbra, Sean Penn sobresale de manera excelsa en el papel de Fiscal General. Siendo la figura más cercana a Martha y también al presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. Pronto se verá contra la espada y la pared cuando tenga que mostrar a quien es verdaderamente leal al final del día. Mitchell fue figura con un peso ingente dentro del mandato de Nixon y aquí queda claro que distaba mucho de ser un hombre con unos ideales transparentes y claros. Sean Penn, de forma sublime, da vida a un personaje que siempre se ha salido con la suya pero que muy a su pesar no está todo lo alto que querría dentro de la cadena alimentaria. El ego y la avaricia serán su bandera y el tren que arrolle todo lo que se encuentre en su camino. La falta de moral y el doble rasero con el que mide todo a su alrededor solo supondrán devastación y dolor, un precio que está dispuesto a pagar.
El reparto lo cierran, en el plano protagónico Dan Stevens como John Dean y Betty Gilpin dando vida a Mo una joven azafata que se enamora de este abogado que se mete en la boca del lobo dejando atrás su honestidad en pos de encontrar un hueco donde cree merece estar. A través de sus personajes podremos ver como una serie de elecciones y muy pocos escrúpulos pronto generan una montaña demasiado alta de la que bajar.
No creerás lo que tienes ante tus ojos al principio, pero si eres honesto contigo mismo, reconocerás que la realidad siempre supera a la ficción. El guion no solo se presenta ácido y ágil, es también un reflejo de una época en la que el machismo y el racismo se portaba por bandera y donde se escupía y miraba por encima del hombro de todo aquel que no fuese un hombre blanco adinerado. Así se suceden escenas violentas tanto a nivel verbal como físico en las que nuestra mentalidad actual asiste perpleja a la continua violación de derechos y la falta de moral y empatía que todos los personajes muestran. Quédate con todos aquellos que son denostados o mofados, no hay nada mas peligroso que alguien despechado y sin nada que perder.
La puesta en escena, cuidada, delicada y sin falta de detalle hará que viajes en el tiempo mientras disfrutas de coloridas telas, brillantes pedruscos y fiestas de lujo con las que ni siquiera nos atrevemos a soñar. El maquillaje y vestuario huelen a laca, cosmético y perfume como solo los años sesenta y setenta lo hacían y en más de una ocasión tenemos la sensación de que traspasa la pantalla.
MagaZinema.es

5,5
1.935
7
24 de febrero de 2022
24 de febrero de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Te consideras lo suficientemente valiente para ver ‘The Medium’?
Si te dan susto las películas de miedo, no deberías ver ‘The Medium’ a no ser que tengas unas ganas locas de pasar un mal rato tremendo. Esta cinta puede no ser la más original del mundo, ciertamente es difícil encontrar una fórmula que no haya sido explotada antes, pero su presentación como falso documental es tan creíble que en más de una ocasión te encontrarás pensando que lo que están viendo tus ojos no es ficción, y será entonces cuando un escalofrío lleno de ‘posibles’ te recorra la espalda.
‘The Medium’ es una película de cocción lenta. Probablemente sea eso lo que más gente le achaque, aunque, es en ese metraje rodado sin prisa, pero sin pausa donde más sensación de documental encontramos. No es fácil de ver, y no precisamente porque le falte exotismo, que de eso rezuma por todos sus costados. Es difícil de ver porque es complejo de seguir si no conoces absolutamente nada sobre chamanismo tailandés, y seamos sinceros, pocos son duchos en ese tema. Yo desde luego no tenía ni idea de la mitad de las cosas que estaban diciendo mientras la veía, pero puede ser que la curiosidad que genera el indagar en algo desconocido te haga quedarte más que irte. Al menos, ese fue mi caso.
Exorcismos, posesiones demoníacas, y la creencia de que algunos mortales cuidadosamente elegidos pueden curar dolencias y ver más allá de lo meramente palpable en esta realidad es sin lugar a dudas excusa más que perfecta para disfrutar de ‘The Medium’. Todo ello, rodado en parajes inhóspitos y salvajes que ofrecen un viaje para los sentidos del que solo podrás disfrutar plenamente si llegas sin prejuicios y con mucha valentía, pues la intensidad que la cinta crea, agobia y pone, en mas de una ocasión, la piel de gallina.
Gran parte de culpa la tienen los planos que Banjong Pisanthanakun graba y que están llenos de oscuridad, no solo a nivel fotográfico pero también metafísico. La cámara tiembla cuando debe dándonos esa sensación de estar en vivo y en directo, cual documental, pero es capaz de completar con el uso de planos mucho más abiertos que nos introducen en la grandeza del paisaje donde se rueda. Es justo ahí donde entra su reparto y donde deben caer todas las alabanzas.
Tanto Narilya Gulmongkolpech quien da vida a Mink como Sawanee Utoomma que da vida a Nim, tía de Mink y chamana de la comunidad en la que nos adentramos, se salen en sus interpretaciones. Ellas son el corazón y la intensidad de la cinta. Gracias a su impecable trabajo captan nuestra atención a pesar de haber sido escogidas por no ser conocidas en un intento de darle verismo a la acción rodada y no distraer con caras ‘famosas’ al espectador.
Mink es una joven adolescente que, sin quererlo, parece haber heredado la maldición o bendición familiar. Dependerá de a quien le preguntes que se escoja una u otra palabra para describir su situación. Lo que queda claro desde muy pronto es que su vida está siendo manipulada por una entidad que nadie puede ver, a la que muchos temen y a la que solo unos pocos pueden hacer frente. Narilya Gulmongkolpech, se enfrenta a un papel arduo física y mentalmente como en pocas grabaciones puede verse. En todo momento nos creemos su historia y a su personaje, algo que todos sabemos no siempre se logra en películas de terror donde es fácil caer en el ridículo cuando menos se espera.
Por su parte, Sawanee Utoomma, parece hecha a medida para esta película. Nunca creerías que está actuando. La naturalidad de sus gestos, unos ojos llenos del peso de una responsabilidad enorme dentro de una comunidad aislada y la modulación de su voz harán que te plantees demasiadas cosas en muy poco tiempo y no podrás apartar la mirada de ella, tiene tal halo ‘mágico’ a su alrededor que es imposible.
Chamanismo vs. Catolicismo
‘The Medium’ no es una simple película de terror con la que dejar de pegar ojo o encender todas las luces de la casa. Ofrece mucho más porque nos hace repensar y cuestionar el sistema de valores y creencias de toda una comunidad. Seas creyente o no, ‘The Medium’ tiene la capacidad de hacerte dudar de la realidad que te rodea. Puede que esa impronta no dure mucho, pero se queda contigo. La sensación de verismo es tal, que acabarás empatizando tanto con los personajes que sus miedos y sus creencias se trasvasarán a ti.
¿Cuánta verdad hay en las palabras que dicen que a día de hoy gran parte de la población ya no cree en nada? La religión, el misticismo y la creencia de que quizá hay algo o alguien además de nosotros en este planeta y, no digamos ya universo, es tan potente como lo fuese en plena Edad Media porque somos producto de los pueblos que vinieron antes que nosotros, de sus creencias, formas de vida y de su teología y misticismo. Somos seres racionales, pero eso sale por la ventana en cuanto nos encontramos con situaciones a las que no podemos dar explicación o que nos cuesta digerir. Esto es lo que explotan los creadores de ‘The Medium’, porque esas sensaciones y comportamientos heredados están en todos nosotros independientemente del punto del mapa en el que nos hayamos criado. Nuestras historias, costumbres y rituales pueden ser distintos, pero todos somos humanos y es difícil escapar al instinto y a la imaginación, que corre rauda, aun cuando no queremos.
No esperábamos menos de una cinta creada por el director de ‘Shutter’ y producida y escrita por Na Hong-jin, director del exitoso thriller de terror ‘The Wailing‘. Dos maestros que dan vida a una cinta que no dejará indiferente a quien se atreva con ella. Espera de ella escenas crudas y brutales que llegan a través de heridas autoinflingidas, abuso animal, diálogos obscenos y llenos de improperios e incluso incesto que dan forma a una trama que no olvidarás porque la fuerza de sus imágenes es tal que vuelve en flashes para recordarte que lo que has visto puede ser ficción, pero que hay todo un mundo ahí fuera que desconocemos y se encuentra lleno de posibles.
Para MagaZinema
Si te dan susto las películas de miedo, no deberías ver ‘The Medium’ a no ser que tengas unas ganas locas de pasar un mal rato tremendo. Esta cinta puede no ser la más original del mundo, ciertamente es difícil encontrar una fórmula que no haya sido explotada antes, pero su presentación como falso documental es tan creíble que en más de una ocasión te encontrarás pensando que lo que están viendo tus ojos no es ficción, y será entonces cuando un escalofrío lleno de ‘posibles’ te recorra la espalda.
‘The Medium’ es una película de cocción lenta. Probablemente sea eso lo que más gente le achaque, aunque, es en ese metraje rodado sin prisa, pero sin pausa donde más sensación de documental encontramos. No es fácil de ver, y no precisamente porque le falte exotismo, que de eso rezuma por todos sus costados. Es difícil de ver porque es complejo de seguir si no conoces absolutamente nada sobre chamanismo tailandés, y seamos sinceros, pocos son duchos en ese tema. Yo desde luego no tenía ni idea de la mitad de las cosas que estaban diciendo mientras la veía, pero puede ser que la curiosidad que genera el indagar en algo desconocido te haga quedarte más que irte. Al menos, ese fue mi caso.
Exorcismos, posesiones demoníacas, y la creencia de que algunos mortales cuidadosamente elegidos pueden curar dolencias y ver más allá de lo meramente palpable en esta realidad es sin lugar a dudas excusa más que perfecta para disfrutar de ‘The Medium’. Todo ello, rodado en parajes inhóspitos y salvajes que ofrecen un viaje para los sentidos del que solo podrás disfrutar plenamente si llegas sin prejuicios y con mucha valentía, pues la intensidad que la cinta crea, agobia y pone, en mas de una ocasión, la piel de gallina.
Gran parte de culpa la tienen los planos que Banjong Pisanthanakun graba y que están llenos de oscuridad, no solo a nivel fotográfico pero también metafísico. La cámara tiembla cuando debe dándonos esa sensación de estar en vivo y en directo, cual documental, pero es capaz de completar con el uso de planos mucho más abiertos que nos introducen en la grandeza del paisaje donde se rueda. Es justo ahí donde entra su reparto y donde deben caer todas las alabanzas.
Tanto Narilya Gulmongkolpech quien da vida a Mink como Sawanee Utoomma que da vida a Nim, tía de Mink y chamana de la comunidad en la que nos adentramos, se salen en sus interpretaciones. Ellas son el corazón y la intensidad de la cinta. Gracias a su impecable trabajo captan nuestra atención a pesar de haber sido escogidas por no ser conocidas en un intento de darle verismo a la acción rodada y no distraer con caras ‘famosas’ al espectador.
Mink es una joven adolescente que, sin quererlo, parece haber heredado la maldición o bendición familiar. Dependerá de a quien le preguntes que se escoja una u otra palabra para describir su situación. Lo que queda claro desde muy pronto es que su vida está siendo manipulada por una entidad que nadie puede ver, a la que muchos temen y a la que solo unos pocos pueden hacer frente. Narilya Gulmongkolpech, se enfrenta a un papel arduo física y mentalmente como en pocas grabaciones puede verse. En todo momento nos creemos su historia y a su personaje, algo que todos sabemos no siempre se logra en películas de terror donde es fácil caer en el ridículo cuando menos se espera.
Por su parte, Sawanee Utoomma, parece hecha a medida para esta película. Nunca creerías que está actuando. La naturalidad de sus gestos, unos ojos llenos del peso de una responsabilidad enorme dentro de una comunidad aislada y la modulación de su voz harán que te plantees demasiadas cosas en muy poco tiempo y no podrás apartar la mirada de ella, tiene tal halo ‘mágico’ a su alrededor que es imposible.
Chamanismo vs. Catolicismo
‘The Medium’ no es una simple película de terror con la que dejar de pegar ojo o encender todas las luces de la casa. Ofrece mucho más porque nos hace repensar y cuestionar el sistema de valores y creencias de toda una comunidad. Seas creyente o no, ‘The Medium’ tiene la capacidad de hacerte dudar de la realidad que te rodea. Puede que esa impronta no dure mucho, pero se queda contigo. La sensación de verismo es tal, que acabarás empatizando tanto con los personajes que sus miedos y sus creencias se trasvasarán a ti.
¿Cuánta verdad hay en las palabras que dicen que a día de hoy gran parte de la población ya no cree en nada? La religión, el misticismo y la creencia de que quizá hay algo o alguien además de nosotros en este planeta y, no digamos ya universo, es tan potente como lo fuese en plena Edad Media porque somos producto de los pueblos que vinieron antes que nosotros, de sus creencias, formas de vida y de su teología y misticismo. Somos seres racionales, pero eso sale por la ventana en cuanto nos encontramos con situaciones a las que no podemos dar explicación o que nos cuesta digerir. Esto es lo que explotan los creadores de ‘The Medium’, porque esas sensaciones y comportamientos heredados están en todos nosotros independientemente del punto del mapa en el que nos hayamos criado. Nuestras historias, costumbres y rituales pueden ser distintos, pero todos somos humanos y es difícil escapar al instinto y a la imaginación, que corre rauda, aun cuando no queremos.
No esperábamos menos de una cinta creada por el director de ‘Shutter’ y producida y escrita por Na Hong-jin, director del exitoso thriller de terror ‘The Wailing‘. Dos maestros que dan vida a una cinta que no dejará indiferente a quien se atreva con ella. Espera de ella escenas crudas y brutales que llegan a través de heridas autoinflingidas, abuso animal, diálogos obscenos y llenos de improperios e incluso incesto que dan forma a una trama que no olvidarás porque la fuerza de sus imágenes es tal que vuelve en flashes para recordarte que lo que has visto puede ser ficción, pero que hay todo un mundo ahí fuera que desconocemos y se encuentra lleno de posibles.
Para MagaZinema
8
13 de septiembre de 2021
13 de septiembre de 2021
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con uso de abundante material de archivo, ‘Billy’ pone el foco en la violencia que se vivió en España tras la muerte del dictador Francisco Franco.
«Espero que sirva para construir memoria. Sin memoria no hay futuro posible.« Max Lemcke.
Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño” sobrenombre que le fue dado por los estudiantes universitarios de finales de los 70, fue un criminal no juzgado de la transición española que encuentra en este documental exposición por sus acciones en un intento, por parte del cineasta Max Lemcke y aquellos que sufrieron sus abusos de poder, de recuperar la memoria histórica de los años más convulsos y complejos de la democracia en España.
La cinta que nos presenta Max Lemcke mezcla escenas de películas altamente reconocibles en el imaginario colectivo, todas ellas ‘del oeste’, con elementos de archivo y testimonios de activistas que sufrieron el acoso, la intimidación y el abuso de las autoridades policiales, y concretamente de Antonio González Pacheco. El montaje, acertadísimo nos ayuda a navegar a lo largo de 70 minutos por una historia obviada y aparcada por levantar demasiadas ampollas.
El miedo a ser detenidos y desaparecer, sin que nadie lo comunicase a sus seres queridos, es tan destacado en el documental como el miedo a que nunca se haga justicia. Es imposible no verse movido por el compungimiento y la mirada de los entrevistados mientras rememoran los que quizá hayan sido los momentos más crueles y dolorosos de sus vidas. Personajes, activistas y participantes de movimientos, asociaciones y grupos como Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, la Liga Comunista Revolucionaria o el Frente de Liberación Popular, que a pesar de todo, encuentran la fuerza para pedir reparación mientras anhelan y esperan que algún día la memoria de España deje de manipularse y sea sencillamente contada como ocurrió.
‘Billy’ lanza preguntas que no todos quieren escuchar y que muchos no comprendemos en toda su magnitud quizá por desconocimiento, desinformación o simplemente porque nos parece tan lejano que es irreal o más bien surrealista. ¿Qué significa ser español? ¿Cómo sentirse cobijado por una bandera, una nación, que no es capaz de aceptar sus acciones pasadas y su responsabilidad presente y futura? ¿Cómo se sana sin memoria?
Un documental que trae a la palestra las convicciones ideológicas, la lucha. Esa lucha que ya no se conoce y que las nuevas generaciones, acomodadas en un falso sentido de seguridad, derechos y libertades conquistadas, tachan de otra era, de obsoletas. ‘Billy’ merece ser vista no solo en cines , sino en cine fórums y aulas. Es el deseo de su director que pueda ser vista de forma pública en televisión. Mientras ese día llega nos acercaremos a las salas, pues el documental se estrena el próximo viernes 17 de septiembre, y es hoy necesario y relevante para conseguir un Estado que nos ampare a todos por igual.
Critica para magazinema.es
3.8 sobre 5
«Espero que sirva para construir memoria. Sin memoria no hay futuro posible.« Max Lemcke.
Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño” sobrenombre que le fue dado por los estudiantes universitarios de finales de los 70, fue un criminal no juzgado de la transición española que encuentra en este documental exposición por sus acciones en un intento, por parte del cineasta Max Lemcke y aquellos que sufrieron sus abusos de poder, de recuperar la memoria histórica de los años más convulsos y complejos de la democracia en España.
La cinta que nos presenta Max Lemcke mezcla escenas de películas altamente reconocibles en el imaginario colectivo, todas ellas ‘del oeste’, con elementos de archivo y testimonios de activistas que sufrieron el acoso, la intimidación y el abuso de las autoridades policiales, y concretamente de Antonio González Pacheco. El montaje, acertadísimo nos ayuda a navegar a lo largo de 70 minutos por una historia obviada y aparcada por levantar demasiadas ampollas.
El miedo a ser detenidos y desaparecer, sin que nadie lo comunicase a sus seres queridos, es tan destacado en el documental como el miedo a que nunca se haga justicia. Es imposible no verse movido por el compungimiento y la mirada de los entrevistados mientras rememoran los que quizá hayan sido los momentos más crueles y dolorosos de sus vidas. Personajes, activistas y participantes de movimientos, asociaciones y grupos como Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, la Liga Comunista Revolucionaria o el Frente de Liberación Popular, que a pesar de todo, encuentran la fuerza para pedir reparación mientras anhelan y esperan que algún día la memoria de España deje de manipularse y sea sencillamente contada como ocurrió.
‘Billy’ lanza preguntas que no todos quieren escuchar y que muchos no comprendemos en toda su magnitud quizá por desconocimiento, desinformación o simplemente porque nos parece tan lejano que es irreal o más bien surrealista. ¿Qué significa ser español? ¿Cómo sentirse cobijado por una bandera, una nación, que no es capaz de aceptar sus acciones pasadas y su responsabilidad presente y futura? ¿Cómo se sana sin memoria?
Un documental que trae a la palestra las convicciones ideológicas, la lucha. Esa lucha que ya no se conoce y que las nuevas generaciones, acomodadas en un falso sentido de seguridad, derechos y libertades conquistadas, tachan de otra era, de obsoletas. ‘Billy’ merece ser vista no solo en cines , sino en cine fórums y aulas. Es el deseo de su director que pueda ser vista de forma pública en televisión. Mientras ese día llega nos acercaremos a las salas, pues el documental se estrena el próximo viernes 17 de septiembre, y es hoy necesario y relevante para conseguir un Estado que nos ampare a todos por igual.
Critica para magazinema.es
3.8 sobre 5

4,7
150
6
29 de agosto de 2022
29 de agosto de 2022
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix tenía preparado un agosto apoteósico en este 2022 en cuanto a estrenos de cine coreano. Ese era el sentimiento generalizado y por supuesto las expectativas eran tremendas. Los seguidores del cine surcoreano y los fans de la acción y la alta velocidad, veían tanto en ‘Carter’ como en ‘Seúl a toda pastilla’ los exitazos a nivel ‘blockbuster’ que estaban esperando para disfrutar en vacaciones.
Sea como fuere, ‘Carter’ fue todo lo que prometía y a un mismo tiempo mucho menos, pero eso es una opinión personal generada en gran parte por un guion que hace aguas desde que comienza la película. Tras esa primera experiencia, ‘Seúl a toda pastilla’, tenía que venir a salvar los muebles. Y, en muchos aspectos lo ha hecho, aunque los 139 min de metraje nos haya hecho dudarlo mientras la veíamos.
Con un aspecto visual impactante y con una cantidad ingente de detalles en los que perderse, ‘Seúl a toda pastilla’ probablemente estará en boca de muchos durante meses, y no es para menos. La Seúl que todos tenemos en mente a día de hoy, esa con la que soñamos, no tiene tanto tiempo como algunos podrían pensar. Las Olimpiadas y mundiales tienen eso, que hacen renacer a países enteros de sus cenizas, que os voy a contar sobre esto nos leas desde donde nos leas… La Corea del Sur de los 80 fue una llena de corrupción, violencia contra sus ciudadanos y cambios a pasos capitalistas agigantados que no hicieron más que acrecentar la diferencia social entre clases.
‘Seúl a toda pastilla’ se mete de lleno en ese tema y muestra la miseria en la que muchas familias vivían. Lo hace a través de los barrios en ruinas en los que viven los protagonistas y también lo enseña en lo miserables que eran aquellos que lo tenían todo y buscaban amasar mucho más aun.
Todo ello dentro de un juego visual muy interesante que nos bombardea continuamente cuando el polvo de caminos sin asfaltar nos lleva a cocheras en ruinas donde se guardan últimos modelos de zapatillas, equipos de sonido increíbles y ropa de marca tan brillante como el futuro que persiguen los protagonistas.
La premisa es fácil y nos gana a todas rápidamente. Yoo Ah-in es Park Dong-wook, el cabecilla de un grupo de amigos que se ganan la vida a través de un taller familiar y, por supuesto, carreras y entregas de paquetes ilegales. Dong-wook sueña con América, esto son los 80, y todo lo que un joven podría querer toma forma en un sueño americano repleto de libertades, posibilidades, Coca-Cola, McDonald’s y unas Jordan.
Pero alcanzar ese sueño supone saldar deudas y conseguir dinero suficiente para comenzar una nueva vida cruzando el charco, y bueno, las posibilidades de conseguirlo de forma legal son nimias y más si vienes de donde él viene. Así, la película comienza con una persecución sobre ruedas por el desierto que asienta el tono de la película en cuestión de minutos. Vamos a ver en ‘Seúl a toda pastilla’ una comedia llena de referencias pero en la que no va a faltar drama o acción y en la que seguro vas a encontrar mucha acidez en sus diálogos e historia.
Dentro del reparto estelar y super divertido que acompaña a Yoo Ah-in está Go Kyung-pyo dando vida a Oh Woo-sam, quien en esta cinta hará de DJ y creador de las mejores cintas de cassette para el coche que se puedan grabar, pero a quien nosotras, aun sin quererlo veremos a la sombra de ‘Reply 1988‘, porque es imposible no pensar en los infinitos paralelismos y en lo leal y decidido de sus personajes.
Lee Kyu-hyung es Bok-nam ese personaje torpe, encantador y valiente, aunque le cueste encontrar esa valentía, que siempre completa este tipo de repartos. Un papel que el veterano actor borda y con el que nos deja escenas que recuerdas una vez acaba la película por lo espontáneas y divertidas que han sido.
Park Ju-hyun tiene un personaje carismático, alegre y rompedor. Su papel aquí nada tiene que ver con el que trabajó en ‘Mouse‘ o ‘Extracurricular‘, pero ha dejado patente que su calidad interpretativa no entiende de géneros, lo que nos hará estar muy pendiente de ella en el futuro. Ong Seong-wu da vida a Joon-ki. Es el más joven del reparto y aunque no tenemos muchas referencias previas, aquí en ‘Seúl a toda pastilla’ cumple más que sobradamente con un papel ligero que te arranca siempre la sonrisa.
Completan el reparto los ‘adultos’, con el talentoso Oh Jung-se haciendo las veces de caballero en armadura blanca mientras da vida a un fiscal que busca acabar con la corrupción de su nación cueste lo cueste, y por supuesto, un par de villanos de libro llevados a la pantalla por una despampanante Moon So-ri y un odioso Kim Sung-kyun que no podrían bordar más sus papeles.
Si eres fan del motor, entonces te han ganado con tan solo un primer vistazo a lo que sabes va a salir en pantalla. Hyundai es uno de esos grandes colosos que pusieron toda la carne en el asador y arrasó económicamente invirtiendo en motor y tecnología. Una empresa puntera que todos conocemos a día de hoy pero que a finales de los 80 estaba por dar el salto a aguas internacionales.
Porque ‘Seúl a toda pastilla’ puede tener carencias, pero no aburre en su acción sobre ruedas. La cámara se maneja de forma brillante. Las transiciones para cambiar de vehículos son dinámicas y siempre te reciben con una sonrisa pícara de Yoo Ah-in o con un divertido gesto de Park Ju-hyun o Ong Seong-wu. La frustración de los villanos puede saborearse en cada frenada o quiebro que les deja más lejos de los protagonistas y aunque no hay sorpresas ni novedades en sus medidas hasta el milímetro persecuciones, la cinta está llena de momentazos inolvidables justo cuando debe y eso te hace reafirmarte en lo bien que está rodada en ese aspecto.
Para www.magazinema.es
Sea como fuere, ‘Carter’ fue todo lo que prometía y a un mismo tiempo mucho menos, pero eso es una opinión personal generada en gran parte por un guion que hace aguas desde que comienza la película. Tras esa primera experiencia, ‘Seúl a toda pastilla’, tenía que venir a salvar los muebles. Y, en muchos aspectos lo ha hecho, aunque los 139 min de metraje nos haya hecho dudarlo mientras la veíamos.
Con un aspecto visual impactante y con una cantidad ingente de detalles en los que perderse, ‘Seúl a toda pastilla’ probablemente estará en boca de muchos durante meses, y no es para menos. La Seúl que todos tenemos en mente a día de hoy, esa con la que soñamos, no tiene tanto tiempo como algunos podrían pensar. Las Olimpiadas y mundiales tienen eso, que hacen renacer a países enteros de sus cenizas, que os voy a contar sobre esto nos leas desde donde nos leas… La Corea del Sur de los 80 fue una llena de corrupción, violencia contra sus ciudadanos y cambios a pasos capitalistas agigantados que no hicieron más que acrecentar la diferencia social entre clases.
‘Seúl a toda pastilla’ se mete de lleno en ese tema y muestra la miseria en la que muchas familias vivían. Lo hace a través de los barrios en ruinas en los que viven los protagonistas y también lo enseña en lo miserables que eran aquellos que lo tenían todo y buscaban amasar mucho más aun.
Todo ello dentro de un juego visual muy interesante que nos bombardea continuamente cuando el polvo de caminos sin asfaltar nos lleva a cocheras en ruinas donde se guardan últimos modelos de zapatillas, equipos de sonido increíbles y ropa de marca tan brillante como el futuro que persiguen los protagonistas.
La premisa es fácil y nos gana a todas rápidamente. Yoo Ah-in es Park Dong-wook, el cabecilla de un grupo de amigos que se ganan la vida a través de un taller familiar y, por supuesto, carreras y entregas de paquetes ilegales. Dong-wook sueña con América, esto son los 80, y todo lo que un joven podría querer toma forma en un sueño americano repleto de libertades, posibilidades, Coca-Cola, McDonald’s y unas Jordan.
Pero alcanzar ese sueño supone saldar deudas y conseguir dinero suficiente para comenzar una nueva vida cruzando el charco, y bueno, las posibilidades de conseguirlo de forma legal son nimias y más si vienes de donde él viene. Así, la película comienza con una persecución sobre ruedas por el desierto que asienta el tono de la película en cuestión de minutos. Vamos a ver en ‘Seúl a toda pastilla’ una comedia llena de referencias pero en la que no va a faltar drama o acción y en la que seguro vas a encontrar mucha acidez en sus diálogos e historia.
Dentro del reparto estelar y super divertido que acompaña a Yoo Ah-in está Go Kyung-pyo dando vida a Oh Woo-sam, quien en esta cinta hará de DJ y creador de las mejores cintas de cassette para el coche que se puedan grabar, pero a quien nosotras, aun sin quererlo veremos a la sombra de ‘Reply 1988‘, porque es imposible no pensar en los infinitos paralelismos y en lo leal y decidido de sus personajes.
Lee Kyu-hyung es Bok-nam ese personaje torpe, encantador y valiente, aunque le cueste encontrar esa valentía, que siempre completa este tipo de repartos. Un papel que el veterano actor borda y con el que nos deja escenas que recuerdas una vez acaba la película por lo espontáneas y divertidas que han sido.
Park Ju-hyun tiene un personaje carismático, alegre y rompedor. Su papel aquí nada tiene que ver con el que trabajó en ‘Mouse‘ o ‘Extracurricular‘, pero ha dejado patente que su calidad interpretativa no entiende de géneros, lo que nos hará estar muy pendiente de ella en el futuro. Ong Seong-wu da vida a Joon-ki. Es el más joven del reparto y aunque no tenemos muchas referencias previas, aquí en ‘Seúl a toda pastilla’ cumple más que sobradamente con un papel ligero que te arranca siempre la sonrisa.
Completan el reparto los ‘adultos’, con el talentoso Oh Jung-se haciendo las veces de caballero en armadura blanca mientras da vida a un fiscal que busca acabar con la corrupción de su nación cueste lo cueste, y por supuesto, un par de villanos de libro llevados a la pantalla por una despampanante Moon So-ri y un odioso Kim Sung-kyun que no podrían bordar más sus papeles.
Si eres fan del motor, entonces te han ganado con tan solo un primer vistazo a lo que sabes va a salir en pantalla. Hyundai es uno de esos grandes colosos que pusieron toda la carne en el asador y arrasó económicamente invirtiendo en motor y tecnología. Una empresa puntera que todos conocemos a día de hoy pero que a finales de los 80 estaba por dar el salto a aguas internacionales.
Porque ‘Seúl a toda pastilla’ puede tener carencias, pero no aburre en su acción sobre ruedas. La cámara se maneja de forma brillante. Las transiciones para cambiar de vehículos son dinámicas y siempre te reciben con una sonrisa pícara de Yoo Ah-in o con un divertido gesto de Park Ju-hyun o Ong Seong-wu. La frustración de los villanos puede saborearse en cada frenada o quiebro que les deja más lejos de los protagonistas y aunque no hay sorpresas ni novedades en sus medidas hasta el milímetro persecuciones, la cinta está llena de momentazos inolvidables justo cuando debe y eso te hace reafirmarte en lo bien que está rodada en ese aspecto.
Para www.magazinema.es
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