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7,4
1.397
8
6 de abril de 2011
6 de abril de 2011
55 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejando aparte sus indudables méritos artísticos, "I...como Icaro" es un thriller de implacable eficacia que da exactamente todo lo que usted siempre quiso sentir con un thriller y nunca se atrevió a pedir.
Tomando como referencia el asesinato del presidente Kennedy, aunque situándolo en un terreno ficticio, la película ofrece el exhaustivo relato de la investigación de un fiscal (un sobrio Yves Montand en un personaje que hubiese encajado como un guante a George C.Scott) que no acepta la explicación "oficial" de los hechos. Y tampoco voy a contar mucho más: mejor saber lo menos posible.
Sólo comentar que "I...como Icaro" es un thriller político que deja en ridículo a la mayor parte de muestras del género, incluida la reciente "El escritor". Es ejemplar su disposición de la información, la claridad con que se expone todo a pesar de ser una trama compleja y su mayor logro: hacerte sentir como si tuvieras alguien siguiéndote con sigilo...constantemente.
Por si no fuera poco, el final es sin duda lo mejor de una película que se codea en muchas ocasiones con la excelencia. Y quien sea aficionado a este tipo de historias sabrá bien lo habituales que son las buenas ideas con un remate decepcionante. Pues bien, esto aquí no sucede y para cuando salen los títulos de crédito estás tan pegado al sofá que ni con una motosierra pueden sacarte.
Tomando como referencia el asesinato del presidente Kennedy, aunque situándolo en un terreno ficticio, la película ofrece el exhaustivo relato de la investigación de un fiscal (un sobrio Yves Montand en un personaje que hubiese encajado como un guante a George C.Scott) que no acepta la explicación "oficial" de los hechos. Y tampoco voy a contar mucho más: mejor saber lo menos posible.
Sólo comentar que "I...como Icaro" es un thriller político que deja en ridículo a la mayor parte de muestras del género, incluida la reciente "El escritor". Es ejemplar su disposición de la información, la claridad con que se expone todo a pesar de ser una trama compleja y su mayor logro: hacerte sentir como si tuvieras alguien siguiéndote con sigilo...constantemente.
Por si no fuera poco, el final es sin duda lo mejor de una película que se codea en muchas ocasiones con la excelencia. Y quien sea aficionado a este tipo de historias sabrá bien lo habituales que son las buenas ideas con un remate decepcionante. Pues bien, esto aquí no sucede y para cuando salen los títulos de crédito estás tan pegado al sofá que ni con una motosierra pueden sacarte.

7,1
77.426
3
21 de octubre de 2008
21 de octubre de 2008
168 de 283 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace tiempo, deambulando por un museo de arte moderno vi una instalación que constaba de una especie de alfombra hecha de lo que parecía ser un montón de vello púbico. Al acercarme al cartel explicativo, vi el siguiente título: "Guerra".
Esta noche, puse a reproducir una película de Lynch en mi ordenador y vi un paralítico que hablaba sin hablar, una tipa amnésica, otra que sueña compulsivamente, una estética de los cincuenta en plenos años noventa, un tipo que ve monstruos en la parte de atrás de una cafetería y etcétera.
Luego consulté la página correspondiente en Filmaffinity y al parecer a esto le llamaban "película".
Conclusión: la única "clave" que he visto en ambas obras y según la cual los no iluminados mortales de este mundo podríamos aprehenderlas, es lo bien que saben venderse algunos y lo mal que compramos todos los demás.
Esta noche, puse a reproducir una película de Lynch en mi ordenador y vi un paralítico que hablaba sin hablar, una tipa amnésica, otra que sueña compulsivamente, una estética de los cincuenta en plenos años noventa, un tipo que ve monstruos en la parte de atrás de una cafetería y etcétera.
Luego consulté la página correspondiente en Filmaffinity y al parecer a esto le llamaban "película".
Conclusión: la única "clave" que he visto en ambas obras y según la cual los no iluminados mortales de este mundo podríamos aprehenderlas, es lo bien que saben venderse algunos y lo mal que compramos todos los demás.
6 de diciembre de 2009
6 de diciembre de 2009
95 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando estrenan alguno de estos blockbusters de acción llenos de efectos y tiros y bombas y fuegos y personajes estúpidos, hay mucha gente que defiende que la película sea un bodrio dando las siguientes razones:
"La peli me ha dado lo que buscaba, tiros, explosiones y mucha acción".
"¿Porqué os quejáis si sabíais a lo que veníais""
" Yo no voy a ver una peli de personajes profundos, voy a ver una peli de ACCIÓN".
Parece que más de uno considera estas estupideces razones suficientes como para defender con toda convicción un diez a Transformers.
Bueno, pues para mí es como si te comes un mojón y me dices que es alta gastronomía porque el plato era muy mono, el camarero iba muy elegante y el restaurante era finísimo. Y no contento con ello, le das una estrella Michelin para que todos acudamos entusiasmados a comer lo mismo que tú has comido. Seamos un poco honestos y comamos lo que queramos, pero no nos engañemos a nosotros mismos ni a los demás, un mojón es un mojón. Además si me dices que no hay otra cosa, que el cine de acción siempre ha sido así, que nadie se ha currado los personajes, ni el guión en toda la historia del cine, pues no digo nada. Pero las cosas como son: eso no es cierto. El género ha dado lo suyo y el que no lo sepa a estas alturas es que es muy joven o tiene mucho Alzheimer.
Y pongo el ejemplo de "Terminator 2": una aventura post-pre-apocalíptica protagonizada por una máquina de matar redimida (el Terminator de la primera película), un delincuente juvenil y esa mezcla entre Lara Croft y ex-veterano del Vietnam psicótico que es Sarah Connor (personaje femenino único en el cine). No es un peliculón, porque tiene un humor demasiado infantil para una historia tan oscura y el personaje del Terminator maligno acaba por resultar ridículo, además que sufre de un olvido imperdonable por parte del guión en un momento clave de la película. Pero era un cine con personajes cuyas vidas nos interesaban de verdad, que tenían carisma y que más allá de los efectos especiales, sostenían una trama que interesaba por sus propios méritos: la demostración viva de que otro tipo de películas de acción eran (son) posibles.
Por eso es incomprensible que en estos tiempos el público se conforme con el menú de Bay y de Emmerich y compañía: ¿porqué seguir comiendo mojones cuando sabemos que pueden hacer lasañas?
Firmado: Usuaria del p2p por una película de acción y ciencia ficción que haga que me apetezca volver a fliparme en un cine.
"La peli me ha dado lo que buscaba, tiros, explosiones y mucha acción".
"¿Porqué os quejáis si sabíais a lo que veníais""
" Yo no voy a ver una peli de personajes profundos, voy a ver una peli de ACCIÓN".
Parece que más de uno considera estas estupideces razones suficientes como para defender con toda convicción un diez a Transformers.
Bueno, pues para mí es como si te comes un mojón y me dices que es alta gastronomía porque el plato era muy mono, el camarero iba muy elegante y el restaurante era finísimo. Y no contento con ello, le das una estrella Michelin para que todos acudamos entusiasmados a comer lo mismo que tú has comido. Seamos un poco honestos y comamos lo que queramos, pero no nos engañemos a nosotros mismos ni a los demás, un mojón es un mojón. Además si me dices que no hay otra cosa, que el cine de acción siempre ha sido así, que nadie se ha currado los personajes, ni el guión en toda la historia del cine, pues no digo nada. Pero las cosas como son: eso no es cierto. El género ha dado lo suyo y el que no lo sepa a estas alturas es que es muy joven o tiene mucho Alzheimer.
Y pongo el ejemplo de "Terminator 2": una aventura post-pre-apocalíptica protagonizada por una máquina de matar redimida (el Terminator de la primera película), un delincuente juvenil y esa mezcla entre Lara Croft y ex-veterano del Vietnam psicótico que es Sarah Connor (personaje femenino único en el cine). No es un peliculón, porque tiene un humor demasiado infantil para una historia tan oscura y el personaje del Terminator maligno acaba por resultar ridículo, además que sufre de un olvido imperdonable por parte del guión en un momento clave de la película. Pero era un cine con personajes cuyas vidas nos interesaban de verdad, que tenían carisma y que más allá de los efectos especiales, sostenían una trama que interesaba por sus propios méritos: la demostración viva de que otro tipo de películas de acción eran (son) posibles.
Por eso es incomprensible que en estos tiempos el público se conforme con el menú de Bay y de Emmerich y compañía: ¿porqué seguir comiendo mojones cuando sabemos que pueden hacer lasañas?
Firmado: Usuaria del p2p por una película de acción y ciencia ficción que haga que me apetezca volver a fliparme en un cine.

7,7
6.924
3
12 de mayo de 2011
12 de mayo de 2011
78 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver "El espejo" es como hojear el álbum de fotos de una familia a la que no se conoce y, ante la imposibilidad de saber nada más o menos humano de ellos , soltar un resignado: "Bueno, son unas fotos muy bonitas".
Así es más o menos, "El espejo". Un patchwork de recuerdos narrados a medias, escenas surgidas del más inescrutable de los subconscientes y fogonazos visuales tan bellos como estériles. Pues si una película tiene una línea, por más oscura e ignota que sea, podemos embebernos en lo incomprensible con el conocimiento de que una de nuestras manos estará aferrando la boya para no hundirnos. Pero cuando todo es enigmático, críptico e impenetrable, no hay contraste, la película no respira: y nos caemos hasta el fondo del mar. Dicen que la muerte por ahogamiento es una muerte dulce, una cadencia hasta la negrura. Sólo así se entiende que, pasada la asfixia, haya quien aun pueda extraer algún bienestar de esta cerradísima película.
Los monstruos de la razón crean sueños y a veces, como en "El espejo", también sueño.
Así es más o menos, "El espejo". Un patchwork de recuerdos narrados a medias, escenas surgidas del más inescrutable de los subconscientes y fogonazos visuales tan bellos como estériles. Pues si una película tiene una línea, por más oscura e ignota que sea, podemos embebernos en lo incomprensible con el conocimiento de que una de nuestras manos estará aferrando la boya para no hundirnos. Pero cuando todo es enigmático, críptico e impenetrable, no hay contraste, la película no respira: y nos caemos hasta el fondo del mar. Dicen que la muerte por ahogamiento es una muerte dulce, una cadencia hasta la negrura. Sólo así se entiende que, pasada la asfixia, haya quien aun pueda extraer algún bienestar de esta cerradísima película.
Los monstruos de la razón crean sueños y a veces, como en "El espejo", también sueño.
23 de junio de 2008
23 de junio de 2008
65 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si alguna vez os ha pasado lo de encontraros con esa clase de gente. Son personas a las que, nada más verlas, adviertes un aura particular, un algo especial que no acaba de ser del todo de este mundo. Cuando ellos están, todo lo que te rodea parece empalidecer, encogerse y desaparecer, quizás por no atreverse a perturbar ni por un momento esa fluctuación encantadora en la que parecen mecerse. Son gente mágica, sin cuya presencia la vida sería un poco más oscura: seres que aparecen un momento y después se van y luego te preguntas si en realidad existieron alguna vez o sólo se cruzaron contigo en tu imaginación. Observad también que cuando nos encontramos con alguno de estos misteriosos personajes, inmediatamente después, se produce un cambio en nuestra vida. Y, para recurrir al tópico más atroz, nada vuelve ser lo mismo después de haberlos conocido.
A Gilbert Grape, un chico joven que se revuelve en el hastío polvoriento de su pueblecito de Iowa, junto a una madre monstruosamente obesa y triste, un hermano retrasado y dos hermanas poco menos que gilipollas, se le cruza una de esas inexplicables criaturas. Bien es cierto que no parece más que una guapa adolescente con la cabeza a pájaros, pero para Gilbert Grape, que la avista en mitad de un camino apoyada en su bicicleta y soñando despierta, es poco menos que una aparición.
Ella no hace nada muy especial, sólo estar allí y resplandecer. Sin embargo, su llegada parece disparar el pistoletazo de salida para toda una evolución callada en la vida de Gilbert. Le da el valor para asumir el futuro, romper con la monotonía del pasado y empezar a disfrutar del presente. Cuando se termina la película, una queda con la duda de si lo que le ha sucedido a Gilbert Grape es un encuentro con uno de esos seres extraordinarios o es simplemente el amor que todo lo convierte en extraordinario.
Pequeña y hermosa fábula adolescente que se aleja de lo convencional para manejar una historia que casi podríamos calificar de realismo mágico, porque, aunque no veamos suceder nada explícitamente imposible, nunca perdemos la sensación de estar a punto de ver asomar algo fantástico por alguna esquina. Además, con el mérito añadido de haber sabido reproducir con maña la atmósfera de extrañamiento que emanaba del original literario de Peter Hedges, gracias a lo cual "¿A quién ama Gilbert Grape?" se revela como uno de los dramas más interesantes, poéticos y atípicos de los noventa.
A Gilbert Grape, un chico joven que se revuelve en el hastío polvoriento de su pueblecito de Iowa, junto a una madre monstruosamente obesa y triste, un hermano retrasado y dos hermanas poco menos que gilipollas, se le cruza una de esas inexplicables criaturas. Bien es cierto que no parece más que una guapa adolescente con la cabeza a pájaros, pero para Gilbert Grape, que la avista en mitad de un camino apoyada en su bicicleta y soñando despierta, es poco menos que una aparición.
Ella no hace nada muy especial, sólo estar allí y resplandecer. Sin embargo, su llegada parece disparar el pistoletazo de salida para toda una evolución callada en la vida de Gilbert. Le da el valor para asumir el futuro, romper con la monotonía del pasado y empezar a disfrutar del presente. Cuando se termina la película, una queda con la duda de si lo que le ha sucedido a Gilbert Grape es un encuentro con uno de esos seres extraordinarios o es simplemente el amor que todo lo convierte en extraordinario.
Pequeña y hermosa fábula adolescente que se aleja de lo convencional para manejar una historia que casi podríamos calificar de realismo mágico, porque, aunque no veamos suceder nada explícitamente imposible, nunca perdemos la sensación de estar a punto de ver asomar algo fantástico por alguna esquina. Además, con el mérito añadido de haber sabido reproducir con maña la atmósfera de extrañamiento que emanaba del original literario de Peter Hedges, gracias a lo cual "¿A quién ama Gilbert Grape?" se revela como uno de los dramas más interesantes, poéticos y atípicos de los noventa.
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