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Críticas ordenadas por utilidad
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5,6
6.253
6
4 de febrero de 2025
4 de febrero de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguen las indagaciones del director canadiense, hurgando con su bisturí en órganos aún latentes, practicando autopsias sobre vivos, imaginando mundos inquietantes al borde de la eclosión; mostrando, en un futuro inmediato, los resultados de la mala administración de los recursos naturales, la desorientación por la pérdida de los principios básicos de la humanidad y el precio a pagar por la erosión concienzuda contra el planeta en que vivimos. Sin freno, como en él es habitual, se explaya en temas varios que, según su criterio sucederán sin duda alguna: cambio climático, plásticos, cánones de belleza, corrientes artísticas que llevan la vanguardia al interior de las vísceras, placeres que surgen de las frías cenizas del dolor, mutaciones que se apoyan en la cirugía, nuevos alimentos... Arte, activismo y filosofía bailando danzas imposibles al son de una ópera muda.
Hay que ser cómplice de Cronenberg, conocer su mundo o tener mucho interés en iniciarse en su perversa cinematografía (en su vertiente más vesánica y cibernética) para sumergirse en este apreciable engendro (a él seguro que le gusta la definición). Si no estás muy disponible a salir de la zona de confort no te lances a las procelosas aguas oscuras; y, por supuesto, no compres palomitas para ver esta arriesgada película.
Por cierto, esta es la segunda vez que el bueno de David utiliza el título de Crimes of the Future; la vez anterior fue en el año 1970, para contar otra distopía sobre secuestro de mujeres.
Hay que ser cómplice de Cronenberg, conocer su mundo o tener mucho interés en iniciarse en su perversa cinematografía (en su vertiente más vesánica y cibernética) para sumergirse en este apreciable engendro (a él seguro que le gusta la definición). Si no estás muy disponible a salir de la zona de confort no te lances a las procelosas aguas oscuras; y, por supuesto, no compres palomitas para ver esta arriesgada película.
Por cierto, esta es la segunda vez que el bueno de David utiliza el título de Crimes of the Future; la vez anterior fue en el año 1970, para contar otra distopía sobre secuestro de mujeres.
9
11 de noviembre de 2024
11 de noviembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se trata de una hagiografía, tentación en la que es fácil caer cuando se trata de un personaje tan singular y apreciado como el cura de El Pozo del Tío Raimundo, la barriada madrileña que desde los inicios del desarrollismo franquista se fue poblando con desertores de la España rural, sobre todo de extremeños y andaluces, que al no contar con recursos se establecieron en poblados de chabolas, lejos del amparo y comprensión de Dios y de los hombres.
Las entrevistas, que guionizan el documental, extraen de sus interlocutores también la parte más oscura, alejándole de la supuesta santidad que algunos reclamaban, para sumergirlo en la condición humana, de la que sale empapado en errores, dudas y contradicciones; pero con una coherencia, valentía, conciencia e interpretación evangélica que nada tiene que ver con la de la Iglesia oficial, de antes y de ahora.
El hombre que no tenía miedo a la dictadura es parte importante de esta película, pero hay más. Juan Luis de No, aprovecha la alargada figura del religioso jesuita para poner blanco sobre negro ( y nunca mejor dicho, por el tratamiento de las imágenes), sobre uno de los más tristes episodios de la Historia de España, que llevó a que una gran parte de el país se viera privado de los derechos más elementales. Los golpistas cercenaron cualquier ilusión que no acabara en el fondo de su bolsón de intereses.
Y para contarlo, el director, pone su oreja cerca de los labios de quienes vivieron aquellas fechas, bucea en fotografías que evocan cortas infancias, en recortes de prensa, en noticiarios de cine y televisión de la época... y, con discreta intencionalidad, lo traslada al espectador, al que estaba sobre aviso y al que aún no se había enterado.
Buen momento, tras ver este interesante testimonio, para recuperar aquella frase que se le atribuye a un guerrillero dirigiéndose a un sacerdote militante de la Teología de la Liberación: "Si hubiera más curas como usted, habría menos ateos como yo"
Las entrevistas, que guionizan el documental, extraen de sus interlocutores también la parte más oscura, alejándole de la supuesta santidad que algunos reclamaban, para sumergirlo en la condición humana, de la que sale empapado en errores, dudas y contradicciones; pero con una coherencia, valentía, conciencia e interpretación evangélica que nada tiene que ver con la de la Iglesia oficial, de antes y de ahora.
El hombre que no tenía miedo a la dictadura es parte importante de esta película, pero hay más. Juan Luis de No, aprovecha la alargada figura del religioso jesuita para poner blanco sobre negro ( y nunca mejor dicho, por el tratamiento de las imágenes), sobre uno de los más tristes episodios de la Historia de España, que llevó a que una gran parte de el país se viera privado de los derechos más elementales. Los golpistas cercenaron cualquier ilusión que no acabara en el fondo de su bolsón de intereses.
Y para contarlo, el director, pone su oreja cerca de los labios de quienes vivieron aquellas fechas, bucea en fotografías que evocan cortas infancias, en recortes de prensa, en noticiarios de cine y televisión de la época... y, con discreta intencionalidad, lo traslada al espectador, al que estaba sobre aviso y al que aún no se había enterado.
Buen momento, tras ver este interesante testimonio, para recuperar aquella frase que se le atribuye a un guerrillero dirigiéndose a un sacerdote militante de la Teología de la Liberación: "Si hubiera más curas como usted, habría menos ateos como yo"

5,8
5.449
7
18 de junio de 2024
18 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sea vendrá de manera inevitable y lo mejor es afrontarlo con cierta dignidad, sin perder en exceso la compostura. A esta conclusión llegan un grupo de amigos que deciden juntarse para celebrar las últimas navidades, poco antes del apocalipsis final. El aire está a punto de volverse irrespirable. El gobierno ha recomendado que se adelanten los ciudadanos a una agonía dolorosa; para ello, les ha proporcionado unas pastillas para endulzar la muerte. ¿Podrán los flemáticos británicos redondear el último capítulo con una salida elegante?
Junto a los afectos de toda una vida aparecen también los cadáveres que todos guardamos en los armarios, como si fuera necesario banalizar ahora las mentiras que apuntalan nuestra cotidianidad. Los secretos, que a veces no lo son tanto, que no queremos llevarnos al más allá.
Junto a los afectos de toda una vida aparecen también los cadáveres que todos guardamos en los armarios, como si fuera necesario banalizar ahora las mentiras que apuntalan nuestra cotidianidad. Los secretos, que a veces no lo son tanto, que no queremos llevarnos al más allá.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Todo el humor negro que se atribuye a esta obra, está condensado también en un "pildorazo" final, del adolescente rebelde, que puede justificar la etiqueta de comedia y que deja caras de asombro y preguntas en el aire.
La que yo me hago, con cierto desasosiego, es si no pillará la malévola idea de Camille Griffin, algún Elon Musk de la vida, harto de estar rodeado de usuarios de redes pobretones y poco interesantes.
La que yo me hago, con cierto desasosiego, es si no pillará la malévola idea de Camille Griffin, algún Elon Musk de la vida, harto de estar rodeado de usuarios de redes pobretones y poco interesantes.

6,6
1.030
6
5 de junio de 2024
5 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hong Sang-soo es uno de esos artistas de difícil etiquetado. Y lo cierto es que estamos tan acostumbrados a rituales y protocolos, que nos sentimos perdidos cuando un creador, siendo fiel a su estilo, se salta normas preestablecidas, sobre todo en aquello que tiene que ver con el comercialismo. Hasta el punto que podríamos considerar, bendita consideración, que obras como las del coreano no son productos que se ponen a la venta; son retos intelectuales que una parte de los espectadores deben aceptar cuando se enfrentan a uno de sus trabajos, que intercalan (soldar, podría ser un verbo más adecuado) la ficción en la realidad, y viceversa, de manera que resulta complicado saber dónde acaba una y continúa la otra.
He de reconocer que a mí también me cuesta, en unas ocasiones más que en otras, entrar en esa especie de elitismo teórico que parece pensado para estudiosos de la cinematografía. Por otro lado me resultan entrañables quienes, teniendo un talento especial, huyen del mercantilismo y el egocentrismo de la megalomanía; y, con mínimos presupuestos, hacen aquello que les pide el cuerpo y la mente.
La deriva de Junhee, escritora en crisis, y su búsqueda de inspiración y verdad, sirven al director para repasar la cotidianidad, menos feliz y fructífera de lo que podemos imaginar, de los kamikazes que pastan en los campos áridos del primor imaginativo.
Sin duda, el blanco y negro descriptivo, con esos flashes mágicos de color; y la resignada amargura existencial con las que en esta ocasión, Hong Sang-soo barniza esta película, aportan esa cualidad poética que suele adornar cuanto escribe y filma.
He de reconocer que a mí también me cuesta, en unas ocasiones más que en otras, entrar en esa especie de elitismo teórico que parece pensado para estudiosos de la cinematografía. Por otro lado me resultan entrañables quienes, teniendo un talento especial, huyen del mercantilismo y el egocentrismo de la megalomanía; y, con mínimos presupuestos, hacen aquello que les pide el cuerpo y la mente.
La deriva de Junhee, escritora en crisis, y su búsqueda de inspiración y verdad, sirven al director para repasar la cotidianidad, menos feliz y fructífera de lo que podemos imaginar, de los kamikazes que pastan en los campos áridos del primor imaginativo.
Sin duda, el blanco y negro descriptivo, con esos flashes mágicos de color; y la resignada amargura existencial con las que en esta ocasión, Hong Sang-soo barniza esta película, aportan esa cualidad poética que suele adornar cuanto escribe y filma.
6
29 de mayo de 2024
29 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mujer frente a sus miedos, sus complejos, sus dudas y sus culpas... Compartiendo espacio, físico y atmosférico, de forma irremediable, con todos los siniestros hombres que hay dentro de quienes debieran ser buenos compañeros de viaje.
Harper (Jessie Buckley, en una buena interpretación) quiere cambiar de registro, aislándose en las rurales verdes praderas inglesas, para olvidar una desgraciada relación de traumáticas consecuencias. Pero no basta con querer, hay que poder.
Alex Garland, entre flashbacks, paisajes encendidos de verde y negro, abstracciones psicológicas y obscenas transformaciones lubrificadas con líquido amniótico; nos arrastra a un laberíntico callejón de improbable escapatoria. Y nos pide algo más, que seamos nosotros quienes averigüemos qué está sucediendo.
Harper (Jessie Buckley, en una buena interpretación) quiere cambiar de registro, aislándose en las rurales verdes praderas inglesas, para olvidar una desgraciada relación de traumáticas consecuencias. Pero no basta con querer, hay que poder.
Alex Garland, entre flashbacks, paisajes encendidos de verde y negro, abstracciones psicológicas y obscenas transformaciones lubrificadas con líquido amniótico; nos arrastra a un laberíntico callejón de improbable escapatoria. Y nos pide algo más, que seamos nosotros quienes averigüemos qué está sucediendo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Yo me atrevo a sugerir que el director nos acosa y nos acorrala, porque el género es de terror, y no nos aclara si la locura anida en la cabeza de la supuesta víctima o en la de los multi-personajes de Geoffrey, porque ahí, en esa interrogante, es donde habita el espanto.
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