Lo peor que le puede pasar a una película de asesinatos y misterio es no tener ningún misterio.

Es ese sentido, no sigue los pasos de su predecesora, y por eso se queda en una película del montón. Entretenida pero del montón. Una pena.

El guión no está pulido, y se le ven las costuras por todas partes, no como a la primera parte que logró atar con maestría todos los cabos.

Aquí hay tantas lagunas de guión como cristales rotos.

Es todo tan predecible que no hay misterio alguno.

Es tan predecible que repite los tópicos obligatorios: el único hombre blanco es el malo malísimo, y además un analfabeto estúpido, y la única buena es la mujer negra con conciencia y rectitud, además una mente brillante.

Si analizas el resto del reparto blanco, una política corrupta, una modelo sin cerebro y una guapa de vida alegre, mientras el otro personaje negro, aunque también esté comprado por el dinero, es el único que tiene remordimientos y mala conciencia. En fin, tópicos raciales obligatorios hoy en día.

Se salvan los chistes sobre el confinamiento y el COVID, ambientando la película en 2020.

Y el final es de traca, pero de traca de la mala.

Trepidante primera parte de película, claustrofóbica por momentos, con mucha tensión, rapidez y emoción.

Gran drama existencial en la segunda parte, de ritmo más pausado pero con la misma carga de emoción e intensidad.

Alex Garcia está especialmente bien en ese papel de buenazo que no sabe mentir. Todos los actores en general cumplen bien.

Buen cóctel de emoción, acción y drama, apartes iguales, bien mezclado, sin agitarse.

Cine español de calidad.

Muy recomendable.

Y encima sin contenido ideológico, solo cine. Aleluya.

Enésima relación interracial.

Retahíla de hombres blancos malos y estúpidos.

Todos los que hacen algo malo en la película son blancos, debe ir en el ADN, paradigma de la dictadura woke.

Minorías étnicas, mujeres y diversidad sexual siempre van a acabar bien en cualquier situación, principio woke indispensable o te cancelan la película.

Se hace larga para durar 80’.

El actor principal hace una buena actuación, muy convincente, no así el resto.

El peligro de las redes sociales y las fake sale muy bien retratado, pero ahí se acaba la película y empiezan los despropósitos.

Olvidable, prescindible y estropeada por el tamiz woke.

La serie es un tufo propagandístico financiado por podemos.

Todos los buenos son mujeres, bueno y el gordito gay y “M” en la 3a edad.

Todos los malos malísimos son hombres.

Todos los ludopatas también son hombres. Es curioso. Las mujeres no juegan. Las mujeres solo arreglan los problemas del mundo.

Todos los abogados y acusados del casino son hombres. Podían haber puesto una mujer, para disimular, pero no, las mujeres van todas en la parte buena de la historia, empoderadas a más no poder.

Por lo demás ala historia está muy vista, nada novedoso.

Giros de guión absurdos, inconcebibles, imposibles, propios de podemos.

Pese a tener solo 6 capítulos de hace larga.

Las actuaciones son penosas, salvo la Verdú que está colosal como siempre, los secundarios y actores de reparto, de verdad, alguno da auténtica lástima.

Totalmente prescindible. Serie de culto para empoderarse en derecho.

Un fenómeno estrambótico que solo beneficia a mujeres. Si tuviese algo que ver con el genoma o algo similar, podría pasar. No siendo si lastra toda la historia de raíz. Es como si en Lost solo hubiesen sobrevivido mujeres, y sin explicación. Pues eso. De raíz. Algo habitual en el cine actual, y obligatoria desde el 2020.

El contenido no da mucho más de sí. Las actuaciones sólo son correctas. La historia decae en seguida. El segundo episodio ya se hace cansino y anodino.

Para no perder el tiempo.