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Críticas ordenadas por utilidad
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7,1
8.696
9
17 de marzo de 2017
17 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre será interesante echar un vistazo al cine que va más allá de Hollywood y así conocer otro tipo de películas que ofrezcan historias distintas. Es de esta forma que el séptimo arte se convierte en un medio muy eficiente para que el espectador se pueda dar cuenta de que existen otros mundos en los cuales sus ciudadanos, también personas, poseen una idiosincrasia propia con características que sorpresivamente no son tan diferentes como uno pensaba.
Es así como, afortunadamente, algunos pocos privilegiados han podido acudir a las salas mexicanas para ver la película más reciente del iraní Asghar Farhadi, quien en 2011 ganó el Oscar a mejor película extranjera con Jodaeiye Nader az Simin (Una separación). Hablando como un completo desconocedor del trabajo de Farhadi y sin el afán de parecer pretencioso, se puede decir que Forushande (palabra cuya traducción del persa sería más bien “Vendedor”) resulta ser una excelente cinta, con una trama interesante, bien llevada y con un desenlace bastante sorpresivo.
La historia se centra en dos jóvenes esposos de nombre Rana y Emad, quienes ante el inminente derrumbe del edificio en el que habitan, se ven obligados a tomar posada en un departamento arrendado por un amigo, aprovechando el abandono de una inquilina con un pasado incierto. El desalojo de la antigua ocupante se complica más de lo debido por su renuencia a retirar sus pertenencias del lugar, situación que provoca un ataque en contra de Rana cuyas circunstancias son desconocidas incluso por la misma víctima. Así, ante la renuencia de su mujer a acudir a la policía, Emad emprenderá por su cuenta una incesante búsqueda para encontrar al agresor, la cual tendrá resultados inesperados que lo dejarán en medio de un dilema moral difícil de resolver.
Más que un thriller enfocado en la búsqueda de un villano, la película es un viaje introspectivo a las relaciones de pareja. Así, un idealista profesor de escuela se irá distanciando de su pareja conforme más se acerca a su objetivo. Por su parte, debido a la ausencia de su marido, Rana deberá de afrontar el ataque por sus propios medios. Mientras tanto, ambos deberán de superar un entorno social en el cual la violencia de género es vista desde diferentes perspectivas. Al final, el inesperado culpable termina siendo un reflejo de aquellos deseos tan ocultos pero reales que pueden encontrarse en cualquier persona.
Es así como “El Cliente” se presenta como un reflejo de diversas realidades sociales en un país que totalmente desconocido para muchos, en el cual el espectador occidental se sorprenderá al percatarse de que en realidad no somos tan distintos unos de otros. De esta forma, se trata de una cinta altamente recomendable, con buenas actuaciones y con un desenlace que sin duda dejará pensando al espectador por un buen rato.
Calificación: TÚ DECIDES.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @wraparty
Es así como, afortunadamente, algunos pocos privilegiados han podido acudir a las salas mexicanas para ver la película más reciente del iraní Asghar Farhadi, quien en 2011 ganó el Oscar a mejor película extranjera con Jodaeiye Nader az Simin (Una separación). Hablando como un completo desconocedor del trabajo de Farhadi y sin el afán de parecer pretencioso, se puede decir que Forushande (palabra cuya traducción del persa sería más bien “Vendedor”) resulta ser una excelente cinta, con una trama interesante, bien llevada y con un desenlace bastante sorpresivo.
La historia se centra en dos jóvenes esposos de nombre Rana y Emad, quienes ante el inminente derrumbe del edificio en el que habitan, se ven obligados a tomar posada en un departamento arrendado por un amigo, aprovechando el abandono de una inquilina con un pasado incierto. El desalojo de la antigua ocupante se complica más de lo debido por su renuencia a retirar sus pertenencias del lugar, situación que provoca un ataque en contra de Rana cuyas circunstancias son desconocidas incluso por la misma víctima. Así, ante la renuencia de su mujer a acudir a la policía, Emad emprenderá por su cuenta una incesante búsqueda para encontrar al agresor, la cual tendrá resultados inesperados que lo dejarán en medio de un dilema moral difícil de resolver.
Más que un thriller enfocado en la búsqueda de un villano, la película es un viaje introspectivo a las relaciones de pareja. Así, un idealista profesor de escuela se irá distanciando de su pareja conforme más se acerca a su objetivo. Por su parte, debido a la ausencia de su marido, Rana deberá de afrontar el ataque por sus propios medios. Mientras tanto, ambos deberán de superar un entorno social en el cual la violencia de género es vista desde diferentes perspectivas. Al final, el inesperado culpable termina siendo un reflejo de aquellos deseos tan ocultos pero reales que pueden encontrarse en cualquier persona.
Es así como “El Cliente” se presenta como un reflejo de diversas realidades sociales en un país que totalmente desconocido para muchos, en el cual el espectador occidental se sorprenderá al percatarse de que en realidad no somos tan distintos unos de otros. De esta forma, se trata de una cinta altamente recomendable, con buenas actuaciones y con un desenlace que sin duda dejará pensando al espectador por un buen rato.
Calificación: TÚ DECIDES.
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9
2 de marzo de 2017
2 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen películas que si no incluyeran la típica frase “Basada en una historia real” sería muy difícil imaginar que los hechos contenidos en la misma realmente sucedieron fuera de la pantalla. Es de esta forma como llega la opera prima del director Garth Davis, la cual contiene un testimonio de vida que además de evidenciar la existencia de lugares en el mundo en los cuales la gente vive en condiciones precarias, impresiona al mostrar como los avances tecnológicos pueden ayudar al ser humano a conseguir resultados inimaginables.
Basada el libro “A Long Way Home”, la autobiografía escrita por su personaje principal, Lion trata acerca de la increíble historia de Saroo Bierley, un joven hindú que desde pequeño se separó de su familia y por azares del destino fue adoptado por una pareja australiana. De esta forma, la cinta cuenta con dos partes bien diferenciadas, siendo la primera la más emotiva al mostrar como Saroo, con apenas cinco años de edad, se separa de su familia al abordar por equivocación un tren hacia Calcuta que lo aleja a kilómetros de su casa. Así, sin hablar el dialecto de la ciudad, desconociendo el nombre de su pueblo natal e incluso el de su propia madre, el pequeño se irá abriendo paso para sobrevivir en las calles de la inclemente ciudad.
Las travesías del infante lo llevarán a un precario orfanato, lugar en el cual de manera milagrosa, consigue que una pareja radicada en Australia lo adopte. El viaje de Saroo hacia Tasmania constituye el intermedio que abre paso a una segunda parte en la cual, ahora con veinticinco años de edad, se muestra a un muchacho completamente adaptado a la vida de la isla, quien ha asimilado su situación como hijo adoptivo y se dispone a iniciar sus estudios universitarios. Sin embargo, los recuerdos de su madre, su pueblo natal y sobre todo los de su hermano Guddu, le asaltarán cada día con mayor intensidad, por lo que en un impulso definitivo decide encontrar a como dé lugar a aquella familia que está seguro que todavía aguarda por su regreso. La tarea será bastante difícil considerando los pocos datos que tiene acerca de su infancia y que la única herramienta que tendrá a su disposición será la aplicación Google Maps.
En lo que respecta a sus actuaciones, sorprende la interpretación del pequeño Sunny Pawar, quien sin ser profesional y sin hablar una palabra en inglés logra despertar simpatía y reflejar las sensaciones de un niño perdido sin saber a dónde ir. Por otra parte, Dev Patel (Slumdog Millionaire, The Best Exotic Marigold Hotel) realiza un trabajo destacado como el adulto Saroo, logrando transmitir el conflicto de identidad que poco a poco va creciendo en su personaje. Asimismo, Nicole Kidman (Rabbit Hole, The Hours) sorprende como Sue Bierley, la madre adoptiva de Saroo, llevando de forma extraordinaria un papel diferente a los que normalmente interpreta, apareciendo en la pantalla con una imagen sobria, casi sin maquillaje ni arreglo alguno. Completa el elenco Rooney Mara (Carol, The Girl with the Dragon Tattoo) con una modesta y casi desapercibida participación como Lucy, la novia de Saroo.
Es de esta forma que con una primera parte contada con un dinamismo excepcional y un segundo acto que encuentra en las actuaciones su principal virtud, la película inicia con un ritmo trepidante que poco a poco se va diluyendo hasta llegar a un final que, aunque es el que todos esperan, no le resta emotividad a la cinta. Así, se trata de una excelente película capaz de enternecer al espectador sin abusar del sentimentalismo, logrando así una combinación perfecta que le dejará con un grato sabor de boca al salir de la sala, al tiempo que quedarán aclaradas todas sus dudas acerca de su título.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Basada el libro “A Long Way Home”, la autobiografía escrita por su personaje principal, Lion trata acerca de la increíble historia de Saroo Bierley, un joven hindú que desde pequeño se separó de su familia y por azares del destino fue adoptado por una pareja australiana. De esta forma, la cinta cuenta con dos partes bien diferenciadas, siendo la primera la más emotiva al mostrar como Saroo, con apenas cinco años de edad, se separa de su familia al abordar por equivocación un tren hacia Calcuta que lo aleja a kilómetros de su casa. Así, sin hablar el dialecto de la ciudad, desconociendo el nombre de su pueblo natal e incluso el de su propia madre, el pequeño se irá abriendo paso para sobrevivir en las calles de la inclemente ciudad.
Las travesías del infante lo llevarán a un precario orfanato, lugar en el cual de manera milagrosa, consigue que una pareja radicada en Australia lo adopte. El viaje de Saroo hacia Tasmania constituye el intermedio que abre paso a una segunda parte en la cual, ahora con veinticinco años de edad, se muestra a un muchacho completamente adaptado a la vida de la isla, quien ha asimilado su situación como hijo adoptivo y se dispone a iniciar sus estudios universitarios. Sin embargo, los recuerdos de su madre, su pueblo natal y sobre todo los de su hermano Guddu, le asaltarán cada día con mayor intensidad, por lo que en un impulso definitivo decide encontrar a como dé lugar a aquella familia que está seguro que todavía aguarda por su regreso. La tarea será bastante difícil considerando los pocos datos que tiene acerca de su infancia y que la única herramienta que tendrá a su disposición será la aplicación Google Maps.
En lo que respecta a sus actuaciones, sorprende la interpretación del pequeño Sunny Pawar, quien sin ser profesional y sin hablar una palabra en inglés logra despertar simpatía y reflejar las sensaciones de un niño perdido sin saber a dónde ir. Por otra parte, Dev Patel (Slumdog Millionaire, The Best Exotic Marigold Hotel) realiza un trabajo destacado como el adulto Saroo, logrando transmitir el conflicto de identidad que poco a poco va creciendo en su personaje. Asimismo, Nicole Kidman (Rabbit Hole, The Hours) sorprende como Sue Bierley, la madre adoptiva de Saroo, llevando de forma extraordinaria un papel diferente a los que normalmente interpreta, apareciendo en la pantalla con una imagen sobria, casi sin maquillaje ni arreglo alguno. Completa el elenco Rooney Mara (Carol, The Girl with the Dragon Tattoo) con una modesta y casi desapercibida participación como Lucy, la novia de Saroo.
Es de esta forma que con una primera parte contada con un dinamismo excepcional y un segundo acto que encuentra en las actuaciones su principal virtud, la película inicia con un ritmo trepidante que poco a poco se va diluyendo hasta llegar a un final que, aunque es el que todos esperan, no le resta emotividad a la cinta. Así, se trata de una excelente película capaz de enternecer al espectador sin abusar del sentimentalismo, logrando así una combinación perfecta que le dejará con un grato sabor de boca al salir de la sala, al tiempo que quedarán aclaradas todas sus dudas acerca de su título.
Calificación: TÚ DECIDES.
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9
26 de febrero de 2017
26 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Kenneth Lonergan (You Can Count on Me) presentó su segundo trabajo como director en el Festival de cine de Sundance en 2016, los directivos de la empresa Amazon no lo pensaron dos veces y adquirieron sus derechos de su distribución al instante. De esta forma, el gigante informático haría historia al contar entre sus propiedades con una película de excelente calidad, con una realización magnífica y actuaciones de primer nivel.
Ubicada en un pueblo de Massachusetts con el mismo nombre, Manchester by the Sea relata la historia de Lee, un desmotivado conserje que pasa sus días en Boston arreglando desperfectos en los edificios que le fueron asignados. Siempre huraño con los inquilinos, el “chapuzas” dedica sus tiempos libres a embriagarse y buscar pelea en los bares de la localidad. La vida del personaje da un giro inesperado cuando al morir su hermano le notifican que ha sido designado para ejercer la tutela de Patrick, su sobrino adolescente. Sorprendido por su designación, Lee tendrá que lidiar con el obstinado muchacho mientras toma una decisión: llevarse al joven a Boston muy en contra de su voluntad, o bien reestablecerse en su pueblo natal y así tener que enfrentar nuevamente a Randi, su ex esposa, y a aquel pasado que lo obligó hace tiempo a abandonar el lugar.
Contrario a lo que uno pudiera esperar de esta historia, lo que pareciera ser una película acerca de los lazos familiares y las dificultades de superar la brecha generacional entre adultos y adolescentes, toma por sorpresa al público, presentándole un verdadero tour de forcé en el cual el personaje principal lucha por superarse a sí mismo y enterrar el pasado de una vez por todas para salir adelante. A final de cuentas, el hombre pendenciero terminará erigiéndose ante el espectador como un verdadero héroe gracias a los flashbacks que revelarán su trágico pasado, llegando a una conclusión que si bien no es la más feliz, resulta magnífica por ser real.
El trabajo de Lonergan no sería un éxito rotundo si no fuera por el trabajo de los actores. Casey Affleck (The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford) se doctora en actuación con su interpretación de Lee, asumiendo su papel de manera brillante y siendo capaz de mostrar la ira y tristeza contenidas en su personaje, así como los momentos que lo llevaron a caer en dicho estado. Por otra parte, el joven Lucas Hedges (The Grand Budapest Hotel) explota todo su potencial como Patrick, encarnando a un adolescente en toda la extensión de la palabra: testarudo, rebelde y un tanto sínico, siendo capaz de despertar antipatía y simpatía durante toda la cinta. Por último Michelle Williams (Blue Valentine, My Week with Marilyn) continúa con esa consistencia que durante años la han llevado a ser una de las mejores actrices, siendo su papel de Randi uno de los mejores de su exitosa carrera.
Es así como Amazon se anota un 10 con la adquisición de una de las mejores películas del año, gracias a un guion magnífico que dentro de su melancolía encuentra espacio para hacer reír más de una vez. Lo anterior, aunado a las extraordinarias interpretaciones de un reparto bien elegido, inevitablemente dan como resultado un filme capaz de conmover al espectador, con una historia que, si bien los valores familiares son importantes, encuentra su centro en la lucha por vencerse a sí mismo, aquella que todos los días se presenta en la vida de las personas de a pie, o del mar.
Calificación: TÚ DECIDES.
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Ubicada en un pueblo de Massachusetts con el mismo nombre, Manchester by the Sea relata la historia de Lee, un desmotivado conserje que pasa sus días en Boston arreglando desperfectos en los edificios que le fueron asignados. Siempre huraño con los inquilinos, el “chapuzas” dedica sus tiempos libres a embriagarse y buscar pelea en los bares de la localidad. La vida del personaje da un giro inesperado cuando al morir su hermano le notifican que ha sido designado para ejercer la tutela de Patrick, su sobrino adolescente. Sorprendido por su designación, Lee tendrá que lidiar con el obstinado muchacho mientras toma una decisión: llevarse al joven a Boston muy en contra de su voluntad, o bien reestablecerse en su pueblo natal y así tener que enfrentar nuevamente a Randi, su ex esposa, y a aquel pasado que lo obligó hace tiempo a abandonar el lugar.
Contrario a lo que uno pudiera esperar de esta historia, lo que pareciera ser una película acerca de los lazos familiares y las dificultades de superar la brecha generacional entre adultos y adolescentes, toma por sorpresa al público, presentándole un verdadero tour de forcé en el cual el personaje principal lucha por superarse a sí mismo y enterrar el pasado de una vez por todas para salir adelante. A final de cuentas, el hombre pendenciero terminará erigiéndose ante el espectador como un verdadero héroe gracias a los flashbacks que revelarán su trágico pasado, llegando a una conclusión que si bien no es la más feliz, resulta magnífica por ser real.
El trabajo de Lonergan no sería un éxito rotundo si no fuera por el trabajo de los actores. Casey Affleck (The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford) se doctora en actuación con su interpretación de Lee, asumiendo su papel de manera brillante y siendo capaz de mostrar la ira y tristeza contenidas en su personaje, así como los momentos que lo llevaron a caer en dicho estado. Por otra parte, el joven Lucas Hedges (The Grand Budapest Hotel) explota todo su potencial como Patrick, encarnando a un adolescente en toda la extensión de la palabra: testarudo, rebelde y un tanto sínico, siendo capaz de despertar antipatía y simpatía durante toda la cinta. Por último Michelle Williams (Blue Valentine, My Week with Marilyn) continúa con esa consistencia que durante años la han llevado a ser una de las mejores actrices, siendo su papel de Randi uno de los mejores de su exitosa carrera.
Es así como Amazon se anota un 10 con la adquisición de una de las mejores películas del año, gracias a un guion magnífico que dentro de su melancolía encuentra espacio para hacer reír más de una vez. Lo anterior, aunado a las extraordinarias interpretaciones de un reparto bien elegido, inevitablemente dan como resultado un filme capaz de conmover al espectador, con una historia que, si bien los valores familiares son importantes, encuentra su centro en la lucha por vencerse a sí mismo, aquella que todos los días se presenta en la vida de las personas de a pie, o del mar.
Calificación: TÚ DECIDES.
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7,4
47.357
8
30 de enero de 2017
30 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque a primera vista podría considerarse como una utopía hípster, el segundo largometraje escrito y dirigido por Matt Ross se presenta como una reflexión acerca de los valores familiares, la educación en los niños y las relaciones sociales de la actualidad. Con motivaciones que si bien se pueden inferir no quedan del todo claras en la cinta, Ben Cash y su esposa Leslie deciden alejarse de la civilización para criar a sus seis hijos en medio del bosque en un remoto lugar del estado de Washington. De esta forma, han creado un mundo perfecto en el cual no les falta nada: consumen alimentos naturales y animales que ellos mismos cazan, se ejercitan diariamente mediante un severo entrenamiento cuasi-militar, han implementado un sistema de autoeducación que sería la envidia de cualquier escuela, mientras que sus ratos de ocio incluyen sesiones de lectura y actividades que desarrollan sus facultades artísticas.
La armonía del pequeño Jardín del Edén se rompe cuando, después de una larga ausencia para llevar un tratamiento médico, la madre muere lejos de su familia. De esta forma, todos emprenderán un viaje a Nuevo México para asistir al funeral y hacer cumplir su última voluntad; no obstante, durante el camino irremediablemente tendrán que chocar con la realidad, aquella que generará dudas acerca de su forma de vida, incluyendo la confrontación con el abuelo materno, quien a toda costa intentará incorporar a sus nietos a su propia realidad y sacarlos de una vez por todas de ese mundo ficticio que tanto él, como muchos más, consideran absurdo.
Se trata así de una aventura sui generis, tanto emotiva como irreverente, durante la cual el público podrá observar (y juzgar) a detalle los fundamentos del mundo que Ben ha creado para su familia: el padre habla explícitamente acerca de política, muerte y sexo a todos sus hijos, incluyendo a la más pequeña con apenas cuatro años de edad. Asimismo, se expresa con groserías y los somete a pruebas físicas inadecuadas para chicos de su edad. Por si fuera poco, los padres inculcaron exitosamente filosofías anti capitalistas en sus hijos, aunque más que mostrar convencimiento por las mismas, ellos solo se limitan a repetir de memoria todo aquello que les han enseñado durante sus años de existencia, sin haber tenido la oportunidad de conocer otras formas de pensamiento que podrían refutar lo aprendido.
Es en este punto en el cual inicia la controversia acerca de esa idea de aislamiento, si bien el público llega a sentir empatía por Ben, lograda sobre todo por el gran amor que muestra hacia sus hijos, sus métodos quedan expuestos en todo momento. Aunque sus hijos “dominan” temas que para cualquier adolescente normal resultarían muy elevados, adoptaron como propia la visión de sus padres sin tener la oportunidad de siquiera encontrar un fundamento que pudiera contrariarlos. Así, resulta contradictorio que padres que se declaran a sí mismos como anti-imperialistas aíslen a sus hijos del exterior para evitar que conozcan aquello que es diferente a lo que ellos consideran correcto. De este modo, Ben puede revestirse de ecuanimidad y retar a cualquiera de sus hijos para que, con argumentos razonables, cuestione sus designios y someterlos a votación de los demás; sin embargo, la treta resulta bastante abusiva si se considera que para los menores es imposible encontrar razonamiento alguno que defienda su postura, simplemente porque no han tenido la oportunidad de conocer teorías que desentonan con lo que sus padres piensan.
Por otra parte, está el choque con el exterior, el cual provocará que no solo los niños, sino incluso el padre cuestionen su forma de vida. Así, mientras la familia emprende su curiosa odisea, se ven a sí mismos en una situación paradójica: los niños son unos prodigios, capaces de recitar la Constitución de los Estados Unidos al pie de la letra, pero por otra parte no conocen qué es un refresco de cola. De esta forma, iniciará una lucha entre Ben y sus suegros por definir el futuro de los pequeños, quienes a pesar de estar mejor dotados física e intelectualmente que un niño promedio, funcionan como autómatas programados. ¿Qué tan válido es programar a un niño con las ideas de sus padres? ¿En dónde quedan el libre albedrío y la libertad de elegir?
La película se apoya de la actuación de Viggo Mortensen (The Lord of the Rings, Easter Promises), quien realiza un excelente trabajo como Ben Cash, un dedicado y poco convencional padre de familia, sorprendiendo gratamente al interpretar un papel muy distinto a lo que había realizado anteriormente. Por otra parte, sobresale Kathryn Hahn (Bad Moms, Revolutionary Road) como la hermana de Ben, quien a pesar de apoyar a su hermano no coincide con su estilo de vida. Asimismo, George MacKay (Pride, Defiance) destaca como Bo, el mayor y más desconcertado de los hermanos Cash. Por último, Frank Langella (Frost/Nixon, Diary of a Mad Housewife) interpreta convincentemente a Jack, el padre de Leslie empeñado en ser el encargado de la educación de sus nietos.
De esta forma la película muestra una historia interesante, apoyándose de una narrativa bien llevada, salvo por pequeñas incoherencias que serán evidentes para el espectador (¿Cómo puede ser un pastel una recompensa para una familia acostumbrada a preparar naturalmente sus alimentos? ¿Cómo es posible que tengan esas dentaduras tan perfectas viviendo en el mundo salvaje?). No obstante, la cinta dejará al espectador con mucho qué pensar acerca de diversos tópicos relacionados con la vida moderna y considerar seriamente qué tan viable (y conveniente) es llevar una vida completamente alejada de la modernidad en estos días.
Calificación: TÚ DECIDES.
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La armonía del pequeño Jardín del Edén se rompe cuando, después de una larga ausencia para llevar un tratamiento médico, la madre muere lejos de su familia. De esta forma, todos emprenderán un viaje a Nuevo México para asistir al funeral y hacer cumplir su última voluntad; no obstante, durante el camino irremediablemente tendrán que chocar con la realidad, aquella que generará dudas acerca de su forma de vida, incluyendo la confrontación con el abuelo materno, quien a toda costa intentará incorporar a sus nietos a su propia realidad y sacarlos de una vez por todas de ese mundo ficticio que tanto él, como muchos más, consideran absurdo.
Se trata así de una aventura sui generis, tanto emotiva como irreverente, durante la cual el público podrá observar (y juzgar) a detalle los fundamentos del mundo que Ben ha creado para su familia: el padre habla explícitamente acerca de política, muerte y sexo a todos sus hijos, incluyendo a la más pequeña con apenas cuatro años de edad. Asimismo, se expresa con groserías y los somete a pruebas físicas inadecuadas para chicos de su edad. Por si fuera poco, los padres inculcaron exitosamente filosofías anti capitalistas en sus hijos, aunque más que mostrar convencimiento por las mismas, ellos solo se limitan a repetir de memoria todo aquello que les han enseñado durante sus años de existencia, sin haber tenido la oportunidad de conocer otras formas de pensamiento que podrían refutar lo aprendido.
Es en este punto en el cual inicia la controversia acerca de esa idea de aislamiento, si bien el público llega a sentir empatía por Ben, lograda sobre todo por el gran amor que muestra hacia sus hijos, sus métodos quedan expuestos en todo momento. Aunque sus hijos “dominan” temas que para cualquier adolescente normal resultarían muy elevados, adoptaron como propia la visión de sus padres sin tener la oportunidad de siquiera encontrar un fundamento que pudiera contrariarlos. Así, resulta contradictorio que padres que se declaran a sí mismos como anti-imperialistas aíslen a sus hijos del exterior para evitar que conozcan aquello que es diferente a lo que ellos consideran correcto. De este modo, Ben puede revestirse de ecuanimidad y retar a cualquiera de sus hijos para que, con argumentos razonables, cuestione sus designios y someterlos a votación de los demás; sin embargo, la treta resulta bastante abusiva si se considera que para los menores es imposible encontrar razonamiento alguno que defienda su postura, simplemente porque no han tenido la oportunidad de conocer teorías que desentonan con lo que sus padres piensan.
Por otra parte, está el choque con el exterior, el cual provocará que no solo los niños, sino incluso el padre cuestionen su forma de vida. Así, mientras la familia emprende su curiosa odisea, se ven a sí mismos en una situación paradójica: los niños son unos prodigios, capaces de recitar la Constitución de los Estados Unidos al pie de la letra, pero por otra parte no conocen qué es un refresco de cola. De esta forma, iniciará una lucha entre Ben y sus suegros por definir el futuro de los pequeños, quienes a pesar de estar mejor dotados física e intelectualmente que un niño promedio, funcionan como autómatas programados. ¿Qué tan válido es programar a un niño con las ideas de sus padres? ¿En dónde quedan el libre albedrío y la libertad de elegir?
La película se apoya de la actuación de Viggo Mortensen (The Lord of the Rings, Easter Promises), quien realiza un excelente trabajo como Ben Cash, un dedicado y poco convencional padre de familia, sorprendiendo gratamente al interpretar un papel muy distinto a lo que había realizado anteriormente. Por otra parte, sobresale Kathryn Hahn (Bad Moms, Revolutionary Road) como la hermana de Ben, quien a pesar de apoyar a su hermano no coincide con su estilo de vida. Asimismo, George MacKay (Pride, Defiance) destaca como Bo, el mayor y más desconcertado de los hermanos Cash. Por último, Frank Langella (Frost/Nixon, Diary of a Mad Housewife) interpreta convincentemente a Jack, el padre de Leslie empeñado en ser el encargado de la educación de sus nietos.
De esta forma la película muestra una historia interesante, apoyándose de una narrativa bien llevada, salvo por pequeñas incoherencias que serán evidentes para el espectador (¿Cómo puede ser un pastel una recompensa para una familia acostumbrada a preparar naturalmente sus alimentos? ¿Cómo es posible que tengan esas dentaduras tan perfectas viviendo en el mundo salvaje?). No obstante, la cinta dejará al espectador con mucho qué pensar acerca de diversos tópicos relacionados con la vida moderna y considerar seriamente qué tan viable (y conveniente) es llevar una vida completamente alejada de la modernidad en estos días.
Calificación: TÚ DECIDES.
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5,9
10.197
6
30 de diciembre de 2016
30 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La temporada navideña inevitablemente seduce a ciertos directores para realizar películas que incluyan contenidos llenos de emotividad, a fin de aprovechar la coyuntura de las fiestas y hacer que el público se deje llevar por sus emociones. Es de esta forma que el director David Frankel (The Devil Wears Prada, One Chance) intentó crear algo así como una versión propia de “A Christmas Carol”. En esta ocasión, Scrooge es Howard, un publicista quien, después de la muerte de su hija de seis años, ha perdido el gusto por la vida, dejando atrás a sus amigos, familia y trabajo. Los desvaríos de Howard hacen que encuentre como única salida para sus frustraciones el redactar cartas recriminatorias al Amor, el Tiempo y la Muerte. No obstante, y con la ayuda de sus compañeros de trabajo preocupados por evitar la debacle de su exitosa firma publicitaria, los tres entes acudirán en persona para encarar a Howard y dar respuesta a sus reclamos.
Durante sus apariciones, los tres “espíritus” intentarán que Howard descubra nuevamente la belleza de la vida, al tiempo que cada uno apadrinará a un amigo del publicista para ayudarlo a lidiar con sus propios problemas, los cuales por nada son menores a los que tiene el personaje principal. De esta forma, la película cuenta con una trama principal, la lucha de Howard por superar una tragedia, que deriva en una serie de pequeñas historias relacionadas con la vida de los personajes que le rodean, y cuyas vidas distan mucho de ser perfectas. Es así como la cinta, más que una historia bien desarrollada, se presenta como un combinado de elementos emotivos y sentimentales que se muestran de forma aleatoria y sin una conexión del todo definida. Tomando en cuenta lo anterior, uno nunca se entera en qué consiste la llamada “belleza inesperada”, ya que si se analiza a fondo, el filme no cuenta con ninguna sustancia, sino más bien con una serie de momentos que sólo buscan conmover al espectador para llegar a una conclusión a la cual incluso se pudo haber llegado incluso sin la presencia de los tres personajes sobrenaturales.
La situación se agrava (y es esto lo que la crítica no perdona) cuando se cuenta con un reparto que incluye a actores de primer nivel como Will Smith (Ali, The Pursuit of Happyness), Edward Norton (Primal Fear, Birdman), Kate Winslet (Titanic, The Reader), Helen Mirren (The Queen) y Keira Knightley (Pride & Prejudice, The Imitation Game), quienes a pesar de cumplir con un buen trabajo interpretando a los diversos personajes de la película, ninguno logra tener una actuación memorable. No obstante, lo anterior no es culpa de los intérpretes sino de un guion mal aterrizado por Allan Loeb, quien fue incapaz de aprovechar tanto talento y dejó pasar una oportunidad única para entregar una cinta que pudo haber sido extraordinaria. A final de cuentas, la historia pudo haberse contado sin necesidad de recurrir a tantas nominaciones y premios Oscar.
De esta forma, Collateral Beauty se queda como un drama mediano que se vale de emociones sin sustancia para atraer a su público, el cual podrá caer en el engaño de haber presenciado algo extraordinario solo por el hecho de haber logrado sacarle un par de lágrimas. ¿Es malo?: no tanto, puesto que no hay que olvidar que el cine también es una forma de evocar sentimientos, y hay que reconocer que esta película es capaz de tocar fibras sensibles en el espectador. Así, aunque pudo tratarse de un trabajo mucho más completo, el mensaje que transmite es bueno, por lo que se trata de una buena opción para despertar las emociones propias de las fiestas de fin de año, aunque es difícil saber si funcionaría de la misma forma si su estreno hubieras sido en verano.
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Durante sus apariciones, los tres “espíritus” intentarán que Howard descubra nuevamente la belleza de la vida, al tiempo que cada uno apadrinará a un amigo del publicista para ayudarlo a lidiar con sus propios problemas, los cuales por nada son menores a los que tiene el personaje principal. De esta forma, la película cuenta con una trama principal, la lucha de Howard por superar una tragedia, que deriva en una serie de pequeñas historias relacionadas con la vida de los personajes que le rodean, y cuyas vidas distan mucho de ser perfectas. Es así como la cinta, más que una historia bien desarrollada, se presenta como un combinado de elementos emotivos y sentimentales que se muestran de forma aleatoria y sin una conexión del todo definida. Tomando en cuenta lo anterior, uno nunca se entera en qué consiste la llamada “belleza inesperada”, ya que si se analiza a fondo, el filme no cuenta con ninguna sustancia, sino más bien con una serie de momentos que sólo buscan conmover al espectador para llegar a una conclusión a la cual incluso se pudo haber llegado incluso sin la presencia de los tres personajes sobrenaturales.
La situación se agrava (y es esto lo que la crítica no perdona) cuando se cuenta con un reparto que incluye a actores de primer nivel como Will Smith (Ali, The Pursuit of Happyness), Edward Norton (Primal Fear, Birdman), Kate Winslet (Titanic, The Reader), Helen Mirren (The Queen) y Keira Knightley (Pride & Prejudice, The Imitation Game), quienes a pesar de cumplir con un buen trabajo interpretando a los diversos personajes de la película, ninguno logra tener una actuación memorable. No obstante, lo anterior no es culpa de los intérpretes sino de un guion mal aterrizado por Allan Loeb, quien fue incapaz de aprovechar tanto talento y dejó pasar una oportunidad única para entregar una cinta que pudo haber sido extraordinaria. A final de cuentas, la historia pudo haberse contado sin necesidad de recurrir a tantas nominaciones y premios Oscar.
De esta forma, Collateral Beauty se queda como un drama mediano que se vale de emociones sin sustancia para atraer a su público, el cual podrá caer en el engaño de haber presenciado algo extraordinario solo por el hecho de haber logrado sacarle un par de lágrimas. ¿Es malo?: no tanto, puesto que no hay que olvidar que el cine también es una forma de evocar sentimientos, y hay que reconocer que esta película es capaz de tocar fibras sensibles en el espectador. Así, aunque pudo tratarse de un trabajo mucho más completo, el mensaje que transmite es bueno, por lo que se trata de una buena opción para despertar las emociones propias de las fiestas de fin de año, aunque es difícil saber si funcionaría de la misma forma si su estreno hubieras sido en verano.
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