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Críticas ordenadas por utilidad
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6,8
135
8
18 de junio de 2016
18 de junio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pequeño restaurante, situado entre las callejuelas de un distrito comercial de Tokio, solo abre sus puertas desde la media noche hasta el amanecer. A pesar de su horario, el pequeño lugar cuenta con “habituales” clientes y algún cliente nuevo que pasa por allí cuya historia está por conocer por los “entrometidos habituales” y por el propio dueño del local al que todos llaman “Maestro”.
Esta es la base de esta agradable película de Joji Matsuoka. Originamente está basada en un manga del mismo título de Yarō Abe, autor que participa en el guion de la película. Además, existe una adaptación en forma de serie de TV de 10 episodios que fue emitida en Japón en 2009. Como el caso es que tanto el manga como la serie de TV me son desconocidos, mi acercamiento a esta película es como si de una producción única se tratara. Ahora bien, sabiendo ahora estos datos se puede encontrar una explicación a la estructura del guion, que está basado en contar tres historias independientes (en realidad cuatro) de los clientes, anunciando cada una de ellas con el nombre de un plato que se cocina en el establecimiento. El nexo de unión de las historias es el local, sus clientes y, especialmente su dueño.
En general “Shinya shokudô” es una película sencilla y agradable que avanza bien y no se hace pesada si estás algo interesado en ver y en comprender la forma de vida de unos personajes culturalmente muy diferentes aunque, ciertamente, la vida urbana sí que parece igual en todos los lugares. Es este uno de los aspectos que he encontrado más interesantes de la película. Nada más ver la primera escena, dentro del verdaderamente pequeño restaurante, en la que están comiendo tres travestis y otros clientes me vino inmediatamente a la mente la película anime de Satoshi Kon “Tokyo Goddofazazu” (Tokyo Godfathers, 2003) y la verdad es que no encuentro una razón concreta del motivo. Quizás sea porque se está retratando lo mismo, una especie de submundo que hay entre los estrechos y desordenados callejones de la gran urbe. El caso de los estrechos callejones nocturnos, con sus farolillos en las puertas de los negocios y con su propia comunidad de habitantes está planteado aquí como si de un mundo paralelo se tratara, un ecosistema muy singular con algunos habitantes muy singulares.
Con estos mimbres se podría haber desarrollado una única historia muy del estilo de “Always: Sunset on Third Street” (2005-2007) de Takashi Yamazaki, pero no es el caso. Esta película está presa de su origen, su estructura de historia por entregas. Así, se nos muestra el lugar, se nos presenta a sus habitantes y a un dueño del restaurante excesivamente tranquilo con una cicatriz en el rostro cuya historia quieres conocer, pero no se nos cuenta casi nada de ellos pues no son más que el nexo de unión para cada una de las tres historias (en realidad cuatro). La película resulta así irregular porque el interés de estas historias es muy dispar. Me quedo claramente con la de la chica que abandona su pueblo, se encuentra hambrienta en Tokio y es acogida temporalmente como empleada en el restaurante. Con mucha diferencia, la mejor del film.
Esta es la base de esta agradable película de Joji Matsuoka. Originamente está basada en un manga del mismo título de Yarō Abe, autor que participa en el guion de la película. Además, existe una adaptación en forma de serie de TV de 10 episodios que fue emitida en Japón en 2009. Como el caso es que tanto el manga como la serie de TV me son desconocidos, mi acercamiento a esta película es como si de una producción única se tratara. Ahora bien, sabiendo ahora estos datos se puede encontrar una explicación a la estructura del guion, que está basado en contar tres historias independientes (en realidad cuatro) de los clientes, anunciando cada una de ellas con el nombre de un plato que se cocina en el establecimiento. El nexo de unión de las historias es el local, sus clientes y, especialmente su dueño.
En general “Shinya shokudô” es una película sencilla y agradable que avanza bien y no se hace pesada si estás algo interesado en ver y en comprender la forma de vida de unos personajes culturalmente muy diferentes aunque, ciertamente, la vida urbana sí que parece igual en todos los lugares. Es este uno de los aspectos que he encontrado más interesantes de la película. Nada más ver la primera escena, dentro del verdaderamente pequeño restaurante, en la que están comiendo tres travestis y otros clientes me vino inmediatamente a la mente la película anime de Satoshi Kon “Tokyo Goddofazazu” (Tokyo Godfathers, 2003) y la verdad es que no encuentro una razón concreta del motivo. Quizás sea porque se está retratando lo mismo, una especie de submundo que hay entre los estrechos y desordenados callejones de la gran urbe. El caso de los estrechos callejones nocturnos, con sus farolillos en las puertas de los negocios y con su propia comunidad de habitantes está planteado aquí como si de un mundo paralelo se tratara, un ecosistema muy singular con algunos habitantes muy singulares.
Con estos mimbres se podría haber desarrollado una única historia muy del estilo de “Always: Sunset on Third Street” (2005-2007) de Takashi Yamazaki, pero no es el caso. Esta película está presa de su origen, su estructura de historia por entregas. Así, se nos muestra el lugar, se nos presenta a sus habitantes y a un dueño del restaurante excesivamente tranquilo con una cicatriz en el rostro cuya historia quieres conocer, pero no se nos cuenta casi nada de ellos pues no son más que el nexo de unión para cada una de las tres historias (en realidad cuatro). La película resulta así irregular porque el interés de estas historias es muy dispar. Me quedo claramente con la de la chica que abandona su pueblo, se encuentra hambrienta en Tokio y es acogida temporalmente como empleada en el restaurante. Con mucha diferencia, la mejor del film.

6,2
26.470
7
8 de julio de 2019
8 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Glass (2019)
Dir.: M. Night Shyamalan
No sé exactamente cuáles eran las pretensiones de Shyamalan cuando en el año 2000 nos regaló una de sus mejores películas, El protegido. A día de hoy, 19 años después, ha cerrado (eso creo) lo que se ha empezado a llamar trilogía Unbreakable, formada por El protegido (2000), Múltiple (2016) y Glass (2019). La razón de no saber las pretensiones iniciales del director está en el buen número de años que hay entre la primera y la segunda película. Más concretamente entre la primera y los últimos planos de la segunda película. Como se dice hoy día, una “sacada de chorra” verdaderamente importante, sobre todo para los que la primera película nos pareció significativa y bastante buena. Y eso, además, del homenaje al comic que es la propia película tanto en el tratamiento del color como en los planos que se plantean.
La cuestión es que la trilogía de películas está bastante bien. Va de lo mejor, que es la primera película, hacia la resolución final que, bueno, se puede considerar como aceptable aunque particularmente me resulte un tanto decepcionante. El final de Múltiple fue una gran sorpresa que algunos vieron antes de la película por los detalles de la continuidad en los posters principales. Pues muy bien, no fue mi caso ni de lejos. Lo que sí que es consecuente es que tras ese final de Múltiple, la siguiente película de Shyamalan iba a ser muy bien recibida para saber por dónde tiraba la historia de estos tres personajes. Pues eso, henos aquí para ver el final.
Se puede ver en el poster, el que no aparece como si fuera una ventana rota, que es el principal, que los tres protagonistas se encuentran encerrados en una especie de psiquiátrico. Hay una doctora, tres personajes más de cada de las películas anteriores, y un giro final, típico de Shyamalan, que aquí no lo es tanto. Toda la trilogía está guionizada por el propio director, es su historia y se acepta como tal, que no está mal, aunque hubiera preferido otro final. Lo que sí que tengo claro es que, como películas de superhéroes que se pueden considerar, estas tres películas están a años luz de lo que se suele ver en el género. Hay que recordar aquí una película parecida a estas, sobre todo a la primera, Thelma (2017) de Joachim Trier. Es también una película sobre el descubrimiento y la aceptación.
Dir.: M. Night Shyamalan
No sé exactamente cuáles eran las pretensiones de Shyamalan cuando en el año 2000 nos regaló una de sus mejores películas, El protegido. A día de hoy, 19 años después, ha cerrado (eso creo) lo que se ha empezado a llamar trilogía Unbreakable, formada por El protegido (2000), Múltiple (2016) y Glass (2019). La razón de no saber las pretensiones iniciales del director está en el buen número de años que hay entre la primera y la segunda película. Más concretamente entre la primera y los últimos planos de la segunda película. Como se dice hoy día, una “sacada de chorra” verdaderamente importante, sobre todo para los que la primera película nos pareció significativa y bastante buena. Y eso, además, del homenaje al comic que es la propia película tanto en el tratamiento del color como en los planos que se plantean.
La cuestión es que la trilogía de películas está bastante bien. Va de lo mejor, que es la primera película, hacia la resolución final que, bueno, se puede considerar como aceptable aunque particularmente me resulte un tanto decepcionante. El final de Múltiple fue una gran sorpresa que algunos vieron antes de la película por los detalles de la continuidad en los posters principales. Pues muy bien, no fue mi caso ni de lejos. Lo que sí que es consecuente es que tras ese final de Múltiple, la siguiente película de Shyamalan iba a ser muy bien recibida para saber por dónde tiraba la historia de estos tres personajes. Pues eso, henos aquí para ver el final.
Se puede ver en el poster, el que no aparece como si fuera una ventana rota, que es el principal, que los tres protagonistas se encuentran encerrados en una especie de psiquiátrico. Hay una doctora, tres personajes más de cada de las películas anteriores, y un giro final, típico de Shyamalan, que aquí no lo es tanto. Toda la trilogía está guionizada por el propio director, es su historia y se acepta como tal, que no está mal, aunque hubiera preferido otro final. Lo que sí que tengo claro es que, como películas de superhéroes que se pueden considerar, estas tres películas están a años luz de lo que se suele ver en el género. Hay que recordar aquí una película parecida a estas, sobre todo a la primera, Thelma (2017) de Joachim Trier. Es también una película sobre el descubrimiento y la aceptación.
6
31 de marzo de 2019
31 de marzo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El motivo principal de mi acercamiento a Bleach es su director, Shinsuke Sato. Un director prolífico que últimamente ha llamado la atención por la parte mala con la continuación de “Death Note” en imagen real (2016), por la parte interesante con la invasión zombie de “I am a hero” (2015), y por la parte buena con Inuyashiki (2018), un acercamiento bastante bueno al mundo de los superpoderes. El caso de Bleach se queda en interesante. Dentro de la acción real basada en mangas/animes no es habitual encontrar productos que, al menos, no den vergüenza, y el caso de Bleach es uno de ellos.
El mundo de Bleach es demasiado grande, no solo por el manga de Tite Kubo publicado en 74 volúmenes, sino también por el interminable anime que supera ya los 350 episodios. Y hasta aquí lo que particularmente puedo decir del origen de la película pues no me he acercado a este manga/anime. La valoración que pueda hacer es de la película como tal, no por su adaptación, pero es claro que no ha debido ser fácil montar una película con final cerrado a partir de tanto material. Y no ha quedado mal.
Un joven en edad de instituto (esto es inevitable en estos productos) recibe poderes de una Shinigami de manera que podrá enfrentar a espíritus malignos para poder "exorcizarlos". La película va rápida y en menos de dos horas nos va mostrando las reglas de la historia para llevarnos indefectiblemente hacia los enfrentamientos finales. Visto así pues parece que no hay demasiado interés más allá del gasto en efectos especiales que no están nada mal. Sin embargo, lo que hace captar el interés en Bleach es que también se sabe introducir un poco de la vida familiar, mucho más y se agradece que de la vida escolar. Por este motivo la atención y el provecho de la historia es bastante mejor. Otra cosa es el “hostiable” protagonista de pelo naranja que parece sacado de una banda J-Pop. Es el precio que hay que pagar por un producto claramente dirigido al público más joven, y japonés.
Otra curiosidad para esta película interesante, que te entretiene dos horas sin necesidad de estar mirando el reloj. Será por el azar del destino, digo yo, pero ya me he cruzado con la joven Hana Sugisaki cuatro veces. Aquí es el Shinigami, y no lo hace mal la actriz. También aparece en La espada del inmortal (2017), que es la última película aceptable de Takashi Miike. Pero, y mucho más importante, Hana Sugisaki es también la actriz de voz (seiyū) del personaje de Sayaka en “El recuerdo de Marnie” (2017) y también la seiyū de Mary en "Mary y la flor de la bruja" (2017), ambas de Hiromasa Yonebayashi, dos de los animes más interesantes de los últimos años.
El mundo de Bleach es demasiado grande, no solo por el manga de Tite Kubo publicado en 74 volúmenes, sino también por el interminable anime que supera ya los 350 episodios. Y hasta aquí lo que particularmente puedo decir del origen de la película pues no me he acercado a este manga/anime. La valoración que pueda hacer es de la película como tal, no por su adaptación, pero es claro que no ha debido ser fácil montar una película con final cerrado a partir de tanto material. Y no ha quedado mal.
Un joven en edad de instituto (esto es inevitable en estos productos) recibe poderes de una Shinigami de manera que podrá enfrentar a espíritus malignos para poder "exorcizarlos". La película va rápida y en menos de dos horas nos va mostrando las reglas de la historia para llevarnos indefectiblemente hacia los enfrentamientos finales. Visto así pues parece que no hay demasiado interés más allá del gasto en efectos especiales que no están nada mal. Sin embargo, lo que hace captar el interés en Bleach es que también se sabe introducir un poco de la vida familiar, mucho más y se agradece que de la vida escolar. Por este motivo la atención y el provecho de la historia es bastante mejor. Otra cosa es el “hostiable” protagonista de pelo naranja que parece sacado de una banda J-Pop. Es el precio que hay que pagar por un producto claramente dirigido al público más joven, y japonés.
Otra curiosidad para esta película interesante, que te entretiene dos horas sin necesidad de estar mirando el reloj. Será por el azar del destino, digo yo, pero ya me he cruzado con la joven Hana Sugisaki cuatro veces. Aquí es el Shinigami, y no lo hace mal la actriz. También aparece en La espada del inmortal (2017), que es la última película aceptable de Takashi Miike. Pero, y mucho más importante, Hana Sugisaki es también la actriz de voz (seiyū) del personaje de Sayaka en “El recuerdo de Marnie” (2017) y también la seiyū de Mary en "Mary y la flor de la bruja" (2017), ambas de Hiromasa Yonebayashi, dos de los animes más interesantes de los últimos años.
6
5 de enero de 2019
5 de enero de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seoul Station (2016)
Dir. Yeon Sang-Ho
En el año 2016 el director surcoreano Yeon Sang-Ho dio el salto desde el cine de animación al de acción real con la película "Tren a Busan". Previamente había dirigido un corto y dos largometrajes animados, de esos que no dejan indiferente a nadie, particularmente por la dureza de los temas que trata y por la naturaleza verdaderamente crítica y poco condescendiente que tienen. Vamos que van con mala leche, que se dice por aquí. Especialmente en "The King of Pigs" (2011), una película extremadamente cruda y violenta.
Para complementar el ataque zombi de "Tren a Busan", Yeoh Sang-Ho también estrena en 2016 su último largometraje animado hasta ahora. Viene a relatar el desarrollo de este ataque zombi en la estación de Seúl, que es donde parte el tren. La película animada es bastante más oscura que Train to Busan, y menos espectacular. Especialmente por la animación, por este tipo de animación de las personas, de sus movimientos, que Yeon Sang-Ho no ha dejado nunca en sus películas y que, en mi opinión, son su principal escollo.
Desde luego no hay escollo por la parte de la historia que el director, y también guionista, quiere contar. Sobre todo por su naturaleza "pesimista" y por su mala leche. Lo que ocurre es que en Seoul Station tiene que transcurrir demasiado tiempo para que el bofetón que se suelta te llegue de lleno. En sus películas anteriores era toda la historia desde el principio la que estaba plagada de la sordidez humana; en Seoul Station el asunto va de la propagación de la plaga zombi y de cómo se van librando ciertos personajes. Todo esto está más o menos entretenido pero con tendencia al aburrimiento y a la poca credibilidad por la falta de “bulto”, que Seúl tiene como diez millones de habitantes y aquí se ven pocos. Lo bueno solo viene al final, hay que esperar demasiado pero la mala leche de Yeon Sang-Ho aparece. Nada más que por eso la película sube muchos enteros.
Yeon Sang-Ho es director al que hay que seguir la pista. En 2018 estrenó Psychokinesis, película con una visión muy particular del superhéroe. Rebaja bastante su truculencia pero no deja de ser más que interesante. Parece que en 2019 va a seguir con los zombis, continuación de "Tren a Busan".
Dir. Yeon Sang-Ho
En el año 2016 el director surcoreano Yeon Sang-Ho dio el salto desde el cine de animación al de acción real con la película "Tren a Busan". Previamente había dirigido un corto y dos largometrajes animados, de esos que no dejan indiferente a nadie, particularmente por la dureza de los temas que trata y por la naturaleza verdaderamente crítica y poco condescendiente que tienen. Vamos que van con mala leche, que se dice por aquí. Especialmente en "The King of Pigs" (2011), una película extremadamente cruda y violenta.
Para complementar el ataque zombi de "Tren a Busan", Yeoh Sang-Ho también estrena en 2016 su último largometraje animado hasta ahora. Viene a relatar el desarrollo de este ataque zombi en la estación de Seúl, que es donde parte el tren. La película animada es bastante más oscura que Train to Busan, y menos espectacular. Especialmente por la animación, por este tipo de animación de las personas, de sus movimientos, que Yeon Sang-Ho no ha dejado nunca en sus películas y que, en mi opinión, son su principal escollo.
Desde luego no hay escollo por la parte de la historia que el director, y también guionista, quiere contar. Sobre todo por su naturaleza "pesimista" y por su mala leche. Lo que ocurre es que en Seoul Station tiene que transcurrir demasiado tiempo para que el bofetón que se suelta te llegue de lleno. En sus películas anteriores era toda la historia desde el principio la que estaba plagada de la sordidez humana; en Seoul Station el asunto va de la propagación de la plaga zombi y de cómo se van librando ciertos personajes. Todo esto está más o menos entretenido pero con tendencia al aburrimiento y a la poca credibilidad por la falta de “bulto”, que Seúl tiene como diez millones de habitantes y aquí se ven pocos. Lo bueno solo viene al final, hay que esperar demasiado pero la mala leche de Yeon Sang-Ho aparece. Nada más que por eso la película sube muchos enteros.
Yeon Sang-Ho es director al que hay que seguir la pista. En 2018 estrenó Psychokinesis, película con una visión muy particular del superhéroe. Rebaja bastante su truculencia pero no deja de ser más que interesante. Parece que en 2019 va a seguir con los zombis, continuación de "Tren a Busan".

5,4
28.684
5
30 de diciembre de 2018
30 de diciembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Venom (2018)
Dir. Ruben Fleischer
Pues otra más. Cambia la productora, se tiene un personaje interesante, parece que puede verse algo diferente,...., pues el resultado es otra más.
A pesar de mi desconocimiento a través de los comics de estos personajes, el caso de Venom es interesante desde el punto de vista de la amoralidad y violencia del simbionte, su total falta de escrúpulos. Pues no...., lo que se hace aquí es un rebajado para dar como resultado un personaje muy venido a menos pero que cumple perfectamente con los requerimientos para que toda la happy family pueda ir al cine. Un producto perfectamente estudiado como máquina de hacer dinero, que es de lo que en verdad se trata siempre, la industria.
No interesa para nada hacer algo serio, las interacciones del alienígena con el humano en la forma de Venom son simplistas a más no poder, se reducen básicamente a recuperar a la chica y a distinguir entre buenos y malos, puag,... La violencia, que la hay, es poco verosímil, nada de sangre que el producto lo debe ver la family completa,.... visto así, se me antoja que Tom Hardy está muy desaprovechado derivando también su asociación simbiótica por un camino de cierta comicidad impostada. Perfecta para las pretensiones de la producción, eso sí.
En definitiva, otra más, otra película de inicio de personaje en un film de superhéroes. Tiene cierta malicia, pero dura poco y se esfuerza en matar a los malos. Particularmente me gusta poco porque redunda en crear un producto que es clónico de otros muchos, simples pasarratos muy bien realizados, pero de usar y tirar. Ahora bien, el objetivo está cumplido porque ha recaudado cerca de 900 millones, más de ocho veces lo invertido, ése es el objetivo, el objetivo se ha alcanzado. Hacer algo serio no era el objetivo, que no es cuestión de arriesgar una inversión con la incertidumbre de acertar o fallar a la hora de llevar a la gente al cine por la dichosa calificación R, o mejor, la NC-17.
Dir. Ruben Fleischer
Pues otra más. Cambia la productora, se tiene un personaje interesante, parece que puede verse algo diferente,...., pues el resultado es otra más.
A pesar de mi desconocimiento a través de los comics de estos personajes, el caso de Venom es interesante desde el punto de vista de la amoralidad y violencia del simbionte, su total falta de escrúpulos. Pues no...., lo que se hace aquí es un rebajado para dar como resultado un personaje muy venido a menos pero que cumple perfectamente con los requerimientos para que toda la happy family pueda ir al cine. Un producto perfectamente estudiado como máquina de hacer dinero, que es de lo que en verdad se trata siempre, la industria.
No interesa para nada hacer algo serio, las interacciones del alienígena con el humano en la forma de Venom son simplistas a más no poder, se reducen básicamente a recuperar a la chica y a distinguir entre buenos y malos, puag,... La violencia, que la hay, es poco verosímil, nada de sangre que el producto lo debe ver la family completa,.... visto así, se me antoja que Tom Hardy está muy desaprovechado derivando también su asociación simbiótica por un camino de cierta comicidad impostada. Perfecta para las pretensiones de la producción, eso sí.
En definitiva, otra más, otra película de inicio de personaje en un film de superhéroes. Tiene cierta malicia, pero dura poco y se esfuerza en matar a los malos. Particularmente me gusta poco porque redunda en crear un producto que es clónico de otros muchos, simples pasarratos muy bien realizados, pero de usar y tirar. Ahora bien, el objetivo está cumplido porque ha recaudado cerca de 900 millones, más de ocho veces lo invertido, ése es el objetivo, el objetivo se ha alcanzado. Hacer algo serio no era el objetivo, que no es cuestión de arriesgar una inversión con la incertidumbre de acertar o fallar a la hora de llevar a la gente al cine por la dichosa calificación R, o mejor, la NC-17.
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