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Críticas 237
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de febrero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
En una ciudad marcada por el desempleo y la desesperanza, un grupo de amigos intenta sobrellevar la falta de trabajo mientras pasa los días en bares, compartiendo anécdotas y buscando maneras de seguir adelante. Entre ellos, Santa se muestra desafiante ante la situación, mientras que otros, como José y Lino, lidian con la frustración de la incertidumbre laboral y el impacto que tiene en sus familias. La historia no se centra en grandes acontecimientos, sino en la cotidianidad de quienes han sido apartados del sistema.

La película no se limita a retratar el desempleo como una simple estadística o un problema económico, sino que pone el foco en las personas que lo sufren y en cómo afecta a su identidad, autoestima y relaciones. En lugar de recurrir a discursos explícitos o a una narrativa con soluciones fáciles, se apoya en los detalles cotidianos y en la manera en que los personajes intentan mantener la dignidad frente a la adversidad.

Por ejemplo, Santa mantiene una actitud desafiante y bromista, como si el desempleo no le afectara, pero en su mirada y en ciertos silencios se percibe el peso de la frustración. Lino sigue acudiendo a entrevistas de trabajo donde compite con candidatos más jóvenes, dejando en evidencia lo difícil que es reinsertarse en el mercado laboral con una edad avanzada. José, por su parte, lidia con el impacto que la falta de empleo tiene en su hogar, viendo cómo su relación con Ana se resiente ante la tensión económica.

A través de estas pequeñas escenas, la película logra transmitir una sensación de derrota sin caer en el dramatismo excesivo. En lugar de discursos reivindicativos o grandes momentos de catarsis, los personajes expresan su angustia con gestos sutiles: una conversación en el bar, una mirada perdida al horizonte o un intento fallido de mantener la rutina. Todo esto refuerza la idea de que el desempleo no solo afecta el bolsillo, sino también el sentido de pertenencia y la percepción de uno mismo en la sociedad.

Además, la película hace una crítica clara a cómo la sociedad mide el valor de las personas en función de su capacidad para generar riqueza. Santa y sus compañeros no solo pierden su trabajo, sino también su lugar en una comunidad que parece ya no necesitarlos. A través de conversaciones en el bar y pequeñas situaciones cotidianas, se pone en evidencia la desconexión entre las promesas de los discursos políticos y la realidad de quienes han sido descartados por el sistema.

Se trata de una película necesaria, que no cae en dramatismos excesivos, pero tampoco endulza la realidad. Con un tono honesto y personajes que se sienten reales, invita a la reflexión sobre un problema que, lejos de ser pasado, sigue vigente en muchas sociedades.
31 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Inspirada en hechos reales, Munich sigue a Avner, un hombre reclutado para liderar una misión secreta con el objetivo de ejecutar una serie de operaciones en respuesta a un evento trágico. Acompañado por un equipo de especialistas, se embarca en un viaje que lo lleva por distintos países, enfrentando no solo a sus adversarios, sino también las consecuencias emocionales y morales de su labor. A medida que la misión avanza, las certezas se desmoronan y la línea entre la justicia y la venganza se vuelve cada vez más difusa.

La historia muestra cómo el deseo de represalia puede consumir a los individuos, dejándolos atrapados en un ciclo de culpa, paranoia y cuestionamientos personales. No hay héroes ni villanos absolutos, solo personas que intentan justificar sus acciones en un mundo donde la moralidad es relativa y las decisiones tienen consecuencias imprevisibles.

Munich examina el conflicto entre el deber y la conciencia, y cómo las acciones justificadas en nombre de una causa pueden generar más destrucción que soluciones. También plantea una crítica a la escalada de violencia en los conflictos políticos, mostrando cómo la venganza raramente cierra heridas y, en cambio, perpetúa un círculo de represalias sin fin.

Es una película interesante, como todas aquellas basadas en hechos reales. Creo que no defrauda.
26 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Una familia decide instalarse en un antiguo orfanato donde la madre, Laura, creció cuando era niña. Este lugar, ahora en desuso, es el escenario perfecto para su plan de convertirlo en un hogar para niños con necesidades especiales. Sin embargo, el ambiente empieza a llenarse de misterio cuando el pasado de la casa comienza a emerger y fenómenos inquietantes afectan la vida de la familia, en especial la de su hijo Simón.

La película logra una mezcla impecable entre el suspense que mantiene al espectador al borde de su asiento y el drama emocional que da profundidad a los personajes y sus conflictos. Desde los primeros minutos, la atmósfera se construye con gran habilidad, gracias al uso de escenarios opresivos, un diseño sonoro inquietante y un ritmo narrativo que incrementa la tensión de manera progresiva. Más allá de ser una simple historia de casas encantadas, explora los vínculos familiares, el duelo y el impacto de las decisiones pasadas en el presente. Transmite una sensación constante de pérdida y amor incondicional, mientras juega con las percepciones del espectador, manteniéndolo en un equilibrio incómodo entre lo sobrenatural y lo psicológico.

El duelo se posiciona como otro eje central de la narrativa. La historia muestra cómo diferentes personajes enfrentan la pérdida de maneras únicas, ya sea a través de la negación, la búsqueda de respuestas o la reconstrucción de sus vidas en medio del vacío emocional.

En definitiva se trata de un thriller que equilibra el terror con una historia conmovedora. Más allá de los escalofríos que provoca, se destaca por su profundidad emocional y su capacidad de mantener el suspense hasta el final.
26 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
En el Japón de entreguerras, una niña de origen humilde es vendida para ser criada como geisha. A través de los ojos de esta protagonista, se despliega un universo lleno de tradición, rivalidades y sacrificios. La película sigue sus desafíos y aprendizajes, mostrando su transformación en una figura admirada pero atrapada en un rol complejo y limitante.

La película destaca cómo las tradiciones pueden ser tanto un refugio como una carga. En el mundo de las geishas, cada gesto, palabra y decisión está cargado de significado, dictado por normas ancestrales que buscan mantener un equilibrio entre la perfección estética y la disciplina personal. Sin embargo, este entorno, aunque visualmente hermoso, representa una prisión simbólica para quienes lo habitan. La protagonista, desde su infancia hasta su adultez, enfrenta las tensiones entre sus propios anhelos y las reglas que rigen su existencia, dejando entrever el costo emocional que supone perseguir la excelencia dentro de un sistema tan restrictivo.

Además, el uso de los colores y paisajes no solo embellece la narrativa, sino que amplifica los contrastes: los escenarios deslumbrantes esconden un trasfondo de sacrificio y dolor. La resiliencia de la protagonista es el motor que la impulsa a navegar un camino lleno de rivalidades, rechazos y pérdidas. En este sentido, las emociones contenidas y los silencios son tan importantes como las palabras: una mirada o un gesto pueden revelar tanto sobre los deseos reprimidos o las batallas internas como un diálogo extenso.

También ofrece una reflexión profunda sobre el rol de la mujer en una sociedad donde se le atribuye un valor casi exclusivo a su apariencia y capacidad de complacer. En el mundo de las geishas, la belleza, la gracia y la perfección no son simples atributos, sino herramientas esenciales para alcanzar éxito y reconocimiento. Sin embargo, este ideal de perfección viene acompañado de sacrificios inmensos, ya que las mujeres deben renunciar a gran parte de su autonomía y deseos personales en nombre de un rol que les ha sido impuesto por una tradición rígida.

La tradición de vender la virginidad, tal como se presenta en la película, es un aspecto particularmente perturbador y difícil de ignorar, ya que pone de manifiesto la objetificación extrema de las mujeres y la mercantilización de su cuerpo. En la película, este acto no se romantiza, pero tampoco se aborda con la crudeza que merecería. Aunque se entiende que el relato busca mantenerse fiel al contexto histórico, es difícil no sentirse incómodo al observar cómo esta práctica afecta a la protagonista y, por extensión, a muchas otras mujeres atrapadas en esa misma realidad.

Aunque en ciertos momentos puede parecer que prioriza la estética sobre el contenido, el film atrapa, y el retrato del Japón tradicional es hipnótico y conmovedor.
21 de enero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
En el París de principios del siglo XX, el Moulin Rouge es el epicentro de la bohemia: un mundo de luces brillantes, música vibrante y emociones a flor de piel. Christian, un joven escritor lleno de sueños, se ve envuelto en una historia de amor apasionada con Satine, la estrella del cabaré. Pero su relación estará marcada por las tensiones entre el arte, la ambición y las exigencias de un entorno donde todo, incluso el amor, tiene un precio.

Moulin Rouge! es un estallido visual y emocional que combina teatro, música y cine en una experiencia que no se parece a nada convencional. En su núcleo, la historia gira en torno a la fuerza transformadora del amor y la pasión, no solo como emociones humanas, sino como motores de cambio que pueden redefinir el destino de una persona. El amor aquí no es simplemente romántico; también es un homenaje al poder del arte y la creatividad como vehículos para superar barreras y alcanzar la verdad emocional. Las canciones, lejos de ser simples acompañamientos, son un medio poderoso para transmitir emociones universales, haciendo que se conecte con los personajes de manera íntima.

Ambientada en la vibrante pero dura bohemia parisina, la película destaca cómo las aspiraciones individuales se ven constantemente enfrentadas a las estructuras sociales y económicas de la época. El cabaré se presenta como un espacio de aparente libertad, lleno de creatividad y desenfreno, pero también como un lugar donde las relaciones humanas y los sueños son transacciones en un sistema regido por el poder y el dinero.

El personaje de Satine encarna de manera poderosa esta dualidad. Por un lado, representa la capacidad de soñar y aspirar a algo más allá de las limitaciones impuestas por su realidad. Por otro, su vida está profundamente marcada por las expectativas de género y las restricciones económicas, que la obligan a desempeñar un rol que no siempre coincide con sus deseos. Su posición en el cabaré la convierte tanto en una musa adorada como en una mercancía preciada, lo que evidencia cómo las mujeres a menudo son reducidas a instrumentos de satisfacción.
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