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Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de junio de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fate: Stay Night es una buena serie, y es buena porque no tiene pretensiones. Es un anime puramente shonen, para ese reducido grupo de jóvenes aún tiernos, aún lejanos de la caótica adolescencia. He disfrutado visionándola porque mientras lo hacía me ha devuelto a esa época ya lejana de mi vida cuando no me preocupaba por el mañana; sencillamente vivía el momento.

  De haber descubierto Fate: Stay Night por aquel entonces probablemente me habría parecido profunda y trascendente, y me habría encantado. Pero hoy por hoy un anime como éste no me cala más allá de su precioso Opening, precioso de verdad. Es un anime agradable e interesante que me ha devuelto a mi tierna edad. Sin embargo y en plena era dorada del anime una historia como la de Fate: Stay Night aún siendo buena ya ha perdido toda su fuerza, se ha quedado desfasada.

  Su planteamiento es sumamente atrayente. Cada cierto tiempo el Santo Grial (un místico y poderosísimo instrumento) invoca siete magos para que luchen por él en una guerra mágica en la que sólo puede haber un ganador. El Santo Grial únicamente se manifestará ante el vencedor y le concederá cualquier deseo que éste pida. Cada mago contará con un sirviente que previamente habrá convocado -un héroe mitológico o de la antigüedad- y será éste el que pelee contra otros sirvientes hasta que sólo quede uno. De hecho depende de los sirvientes, y es que sólo ante ellos por ser entes espirituales se materializará el Santo Grial. En resumen, éste arcano objeto milagroso sólo puede ser tocado por el último sirviente que quede con vida, y así El Santo Grial concederá su deseo tanto al Sirviente como al mago que lo controle.

  A grandes rasgos éstas son las normas de Fate: Stay Night aunque, tal y como cita el terco Archer, "Para cada norma hay una excepción". Por ejemplo, por mucho que pelee un sirviente (y aunque gane) si su mago se niega a tomar parte en la guerra el Grial no se materializará. La unión Mago/Sirviente tiene que darse totalmente para que el Grial los considere dignos de sus milagros. En principio las luchas se dan entre los sirvientes, pero ninguna norma prohíbe que dos magos no puedan pelear a muerte entre sí, o que un mago no pueda enviar a su sirviente a matar a otro mago. Si un mago pierde a su sirviente (o un sirviente a su mago) se le concede cierto tiempo para encontrar a un sustituto antes de ser apartado definitivamente del tablero. En fin, las normas del juego son bastante amplias y permisivas, moralmente hablando. Lo único que El Grial no contempla es el abandono de la lucha, lo que da una idea sobre su verdadera naturaleza.

  Fate: Stay Night tiene una base tan buena que de haberse desarrollado como un anime para adultos habría podido forjarse una serie sofisticada de verdadera calidad, de esas que se quedan ancladas en la memoria. Y si bien posee momentos interesantes,  y personajes que defienden su posición infantil con bastante dignidad (especialmente la fuerte y bella Tousaka, mi personaje favorito), Fate: Stay Night no deja de ser lo que es: un anime shonen. Un anime hecho para jóvenes pre-adolescentes.
 
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spoiler:
Según la premisa de Fate la magia es como la alquimia: por cada cosa que se crea otra se destruye, y viceversa. Aunque sea un concepto manido resulta interesante el momento en el que queda clara la verdadera naturaleza del Grial, cuando el supuesto protector de los magos que toman parte en la "Guerra Santa" (que finalmente resulta ser el séptimo mago) se ríe ante la ingenuidad de Shiro explicándole que el terrible incendio que asoló la ciudad diez años atrás hubiera ocurrido de todas formas aunque él no hubiera tocado el objeto "santo".

Para crear el milagro que le pidan tanto el mago como el sirviente, El Grial debe provocar una destrucción de igual magnitud al deseo pedido. Para crear, destruye. Sin embargo la idea poco desarrollada de que para cumplir los deseos El Grial debe tomar vidas no termina de convencerme, no es un concepto redondo.

Lo que sí me ha gustado de Fate: Stay Night es la determinación del protagonista, Shiro, por seguir adelante con su vida. No se puede cambiar el pasado, todos cargamos con pecados sobre los hombros y lo que hay que hacer es fortalecerse y purgar nuestros errores con una actitud íntegra y honesta. La vida siempre sigue, con o sin nosotros.
28 de febrero de 2011 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sin Compromiso" aborda como cualquier comedia romántica el tema de las relación chico-chica que no se cansan de poner en los cines, aunque esta vez desde una perspectiva diferente. De hecho esta película intenta retratar las nuevas modalidades postmodernas en cuanto a relaciones respecta, cambiando las tornas de los personajes.
"Sin..." se centra en la relación entre Emma (Portman) y Adam (Kutcher), dos viejos compañeros de la universidad que se reencuentran un par de veces a lo largo de los años y finalmente terminan enganchándose en una relación particular... la que le da el título a la película. Él es un asistente de TV que trabaja en un programa tipo High School Musical , pero que sueña con crecer en la industria. Ella una residente que trabaja en un hospital y , sorpresa, la que prefiere tener un amigo con derecho a roce en vez de una pareja estable, por temor a las “consecuencias” de una relación romántica verdadera. La diversión está servida. O no.
A pesar de que lo intenta, este film no es tan fresco, ni tan sexy, ni está tan aderezado como debiera. Una buena idea tuvo Ivan Reitman (trás el abochornante fracaso de "mi super ex-novia"), que trastocó los esquemas tradicionales y posicionó a la mujer en el rol masculino de la relación, de aquí parte el motor del film y también el conflicto. Pero finalmente los sentimientos entran en juego, algo tan inevitable como que la ola alcanzará la orilla. Es ahí donde falla el producto, que elige el camino obvio como argumento principal y vía de escape.
Lo mejor del film es la simpática química de sus dos protagonistas, que parecen disfrutar rodándola. Natalie Portman parece reírse de sí misma a cada plano, se la ve suelta y alegre, sin caer en la desagradable vulgaridad de muchas otras. Posiblemente está química cinematográfica sea uno de los alicientes que convierten este producto en una comedia romántica amable, que no hiere a nadie pero le falta descaro, a la que se podría haber sacado mucho más jugo.
28 de noviembre de 2008 Sé el primero en valorar esta crítica
"Legend" es una orquestación de una historia escasamente convincente que pretende poner al orden del día los relatos fantásticas de Tolkien sin revisarlos.
En su vano intento por trascender el material propuesto a la sumisión del mismo, tarea que no admite medias tintas, Scott terminó haciendo la más cursi de sus películas, un empacho de lugares bellos llevados inopinadamente al extremo: la primera aparición de la cándida, dulce y bella princesa Lili (Mía Sara) envuelta en polen y rayos de luz ocre; la visión del reino de las tinieblas con exagerada iluminación rojiza y un manto de niebla en el suelo; vapores siniestros y cuerpos putrefactos de los servidores del mal, trasgos y trolls campando a sus anchas por los bosques; el héroe peterpanesco que encarna Tom Cruise; los unicornios sagrados que representan la pureza del corazón; los esbirros del señor de la oscuridad que hablan en verso; las luciernagas que ríen; las hadas rubias y caprichosas y los duendes orejudos; el mundo convertido en hielo cuando el unicornio pierde su cuerno; los palacios del arverno y las lagunas pozoñosas; la coraza y espada dorada que convierten a Cruise en el guerrero que debe salvar a la humanidad; tenemos hasta un anillo perdido en las entrañas del mar como si fuera el aro dorado de los Nibelungos, que da paso a unas escenas submarinas sin la menor de las poesías.
"Legend" es más un catálogo que una película, una acumulación de postales con polen, nieve y niebla antes que un relato construído con imágenes en movimiento. Un mundo apastelado o soniestro, sin término medio, lo que no sería un defecto si la película no se quedara simplemente en la enunciación de ambos conceptos.
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spoiler:
Sólo hay una secuencia con cierta convicción, un momento en que la atracción del mal toma cuerpo de forma inquietante, aquella en que la princesa Lili está a punto de traspasar el umbral con una frenética danza, ataviada con un siniestro traje nupcial y con los labios pintados de negro, escena que es la antesala de la aparición de un demonio que parece un esbozo del posterior Hellboy, cuerpo rojo y pectorales pétreos. La presencia física del señor de la oscuridad, al que antes sólo habíamos oído hablar, rompe el encanto de esta escena planteada como un ballet de pesadilla.
Gosick (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2011
7,0
210
Animación
6
1 de mayo de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
Gosick, Gosick, Gosick. Puede que sea el anime por el que más me ha costado organizar mis ideas para así poder plasmarlas en papel. Ésto último, por supuesto, es un decir. En ésta crítica me gustaría focalizar en esas personas que no son capaces de expresar sus sensaciones tras ver un anime más allá de un escueto “me gusta” o “no me gusta”; lo cual yo muchas veces he criticado para mis adentros, y a veces con patente severidad. Pero ver Gosick me ha hecho pensar que incluso detrás de esas pequeñas frases existe todo un bagaje personal que hace que una de éstas historias -un anime- pueda resultar del agrado de alguien o no. Juventud, cultura, episodios personales, gustos específicos… todo es significativo y así asociamos algo concreto de nuestra vida con la historia que vemos, a veces llegando a condicionar bastante nuestra propia objetividad. Por ejemplo, el observar personajes que sufran acoso escolar -tal que varios chicos de la refrescante serie Great Teacher Onizuka *-, será sumamente trascendente para algunos que hayan padecido (o estén padeciendo) tan terrible mal, mientras que a otros les aburrirá porque les hará pensar en esa gente quejica y débil de su entorno, condicionando su opinión sobre el anime. Es decir, la gran mayoría de las veces nuestras experiencias personales pueden modificar la percepción objetiva, haciéndonos focalizar ya sea en un elemento agradable o desagradable que hará que más adelante digamos que un anime nos ha gustado o no. Y luego algunos no profundizarán más allá de esa opinión.

Pero cuando se escribe sobre los animes se debe -o se debería- describirlos de la forma más justa y precisa posible y después dotarlos de contenido personal. Hasta cierto punto es una clase de aprendizaje. Para mi es estimulante y muy instructivo enfrentar mi impresión subjetiva con la evaluación más “seria”, hasta que ambas encuentran un punto de equilibrio. Con Gosick, no obstante, ha resultado la divertida circunstancia de que no pueden llegar a un acuerdo tácito. Tal que intentar mezclar agua con aceite.

Por un lado la primera impresión que tuve desde los primeros minutos de Gosick no hizo sino reafirmarse a medida que los capítulos se sucedían. Gosick es otro anime dirigido a gente joven y como tal presenta una historia ligera, esa clase de historia que sigue una receta previa sin arriesgar más allá, sin ofrecer nada diferente, sin siquiera sofisticarse en algún elemento concreto. Lo que ves es lo que hay, no hay que buscar una segunda lectura. Por otro lado el relato que cuenta podría incluso calificarse de confuso, ya que no hay estructura narrativa propiamente dicha. Los personajes principales viven diversas situaciones detectivescas que les unen como compañeros y cómplices, pero lejos de tratarse de misterios individuales y aislados como ocurre en los libros de Agatha Christie y Arthur Conan Doyle, Gosick insiste en aunar cada misterio y resolución del mismo en una cadena de sucesos a gran escala que evidentemente se idearon pretendiendo aportar al argumento una profundidad que no tiene. Un anime que nada en la sencillez (que nadie entienda ésto como algo malo, la sencillez puede ser mimada y pulida hasta alcanzar la sublimación) no puede aspirar a dotar a su argumento con características densas de seinen salvo que tenga una trama muy bien trabajada, y ese no es el caso de Gosick. Hablamos de dos colegiales, dos personas muy jóvenes e inexpertas que mientras resuelven crímenes tanto actuales como antiguos, por circunstancias no del todo ajenas a ellos se ven cada vez más involucrados en una conjura política para ¿desentrañar el misterio de la reina asesinada diez años atrás? ¿salvar al país de las ínfulas de poder de un hombre malvado obsesionado con el ocultismo? Sí y no. Gosick introduce en su argumento tantas, tantísimas mini-historias sin que haya realmente un nexo de unión claro entre ellas que cuesta entender qué era lo que realmente quería contar, si es que alguna vez lo hubo.

Coronado todo ésto por un último capítulo con aire de OVA, que si bien posee un ritmo poderoso e incansable, en sí mismo es toda una historia -aparte- concentrada en veinticuatro minutos. Tiene a su favor que cierra todos los cabos sueltos pero lo hace de una forma abrupta y con muy poco tacto por las normas narrativas de Inicio, Desarrollo y Desenlace; tal que un padre que en un golpe de cansancio salta a la última página del cuento para poder decir “y… FIN“. Estructuralmente hablando Gosick es una obra endeble, y es endeble porque al introducir incontables elementos (de ciencia, magia, ocultismo, alquimia, ilusionismo, historia, política…) jugando a ser distintos tipos de animes a la vez se pierde a sí mismo, incapaz de sostener un equilibrio narrativo. En definitiva, parece que ni el propio anime supiera qué quería expresar con su ¿historia? más allá de un bonito romance entre dos personas, cada una a su manera, aisladas de su entorno que sueñan con tener una vida juntos.

Ésta es mi opinión objetiva de Gosick. Hablemos ahora de mis impresiones personales.

Como he dicho Gosick me parece una obra torpe, pero hasta cierto punto esa torpeza me ha caído simpática porque si bien el anime peca de aspirar a más de lo que está capacitado para ofrecer, su “esfuerzo” ha despertado en mi sentimientos tiernos. Algo parecido me ocurrió con Fate: Stay Night. Por otro lado si hay algo que Gosick tiene a su favor es el detallismo. El detalle -en los antiguos edificios y lugares que visitan nuestros personajes, en los objetos y utensilios, en la textura y acabado de los trajes- es rico y muy variado; y me hace pensar que los artífices de Gosick realmente sentían pasión por el arte y la cultura de aquella preciosa época, tristemente muy dejada de lado en la Historia dada la enorme y destructiva trascendencia que tuvo La Segunda Guerra Mundial (el anime se desarrolla en 1924 cuando Europa se había recuperado de la Primera, entonces solo conocida como “La Gran Guerra”).

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A veces Gosick también juega con ese hecho histórico y el natural desconocimiento de los protagonistas, que poco a poco parecen encontrar una dulce felicidad juvenil al lado del otro sin saber que todo su mundo está a punto de desaparecer -con el agravante añadido de que el chico es japonés-. En mi opinión Gosick no aprovecha ésta faceta cruel lo suficiente, pero el hecho de tocarla en varios capítulos aporta a la historia de amor un nuevo e interesante matiz: el de la inminente pérdida. Gosick no es un anime triste pero trata muy bien un elemento tan sutil como la nostalgia, su mejor virtud.

Por norma general suelo comentar la trama del anime, pero por una vez creo que no lo haré, pues la sinopsis que pudiera dar de Gosick no sería más concreta que la de cualquier otra página web. Por una vez voy a centrar toda mi crítica en lo que pienso de éste sencillo y, hasta cierto punto, curioso anime que tomó a los protagonistas de Toradora, les dio unas caras más bonitas y los introdujo en una época más hermosa, rica y melancólica.

Hay algo gentil en Gosick, algo agradable y evocador ¿la combinación de detalle con una estructura narrativa imperfecta? ¿su aire a los cuadros de Alphonse Mucha del Opening? ¿la introducción en la trama de cuentos y fabulas como “Le Monstre Charmant“? que a mi me han hecho sonreír haciéndome pensar en tantos y tantos libros que leí hace algunos años (un verano entero dedicado a la lectura) como Cuentos de los Mares del Sur, El Hombre que quiso ser Rey, El Libro de la Selva, Cuentos de Amor Victorianos… Y así vuelvo al inicio del artículo. He disfrutado viendo Gosick porque aun siendo en sí mismo un anime más, sin ninguna característica notable, a mí me ha traído a la mente momentos muy bonitos de mi pasado. Pero ¿hasta qué punto es eso obra del anime, como catalizador? ¿Cuánto ha influido esa dulce evocación en mi visión objetiva de Gosick? Posiblemente más de lo que yo quisiera, ya que hacerme recordar esa experiencia personal aun siendo consciente de todos sus fallos como anime es suficiente para decir que Gosick me ha gustado. Todo ésto no es más que mi opinión, claro.



* Puede que GTO no sea el mejor ejemplo, ya que se trata de un anime de gran calidad independientemente de las ramas de la vida que toque.
School Days (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2007
5,9
866
Animación
7
20 de enero de 2017 Sé el primero en valorar esta crítica
Como el arte, ya que el anime lo es, las historias niponas también pueden crear reacciones adversas: algunos amaran un anime y otros lo odiaran. Habrá quien lo eleve a los cielos mientras que otros lo diseccionarán sin piedad, lo volverán del revés, retorciéndolo hasta la extenuación. Durante años School Days ha sido el referente de anime que divide radicalmente a los que lo han visionado. Yo soy algo más optimista y opino que ese ejercicio de insultos y alabanzas extremas con que le han obsequiado las redes no ha aportado ninguna verdad. Qué puedo decir, School Days me entretuvo cuando la visioné, y no lo digo porque fuera uno de mis primeros animes.

En algún artículo pasado escribí que procuro ser objetiva a la hora de hacer valoraciones, pero en éste caso concreto no he necesitado ningún ejercicio para buscar el lado bueno. Sencillamente disfruté con la historia de School Days. Sin embargo cierto es que mi opinión no suele coincidir con la gran mayoría al que denominan generalidad. Quizás por eso y pese a quien le pese considero a Mirai Nikki un anime fallido y a Guilty Crown una copia descarada de muchos animes anteriores, e incluso un éxito como Code Geass para mi es una historia muy fácil de olvidar. También por eso me gustó School Days, al que considero un buen anime sin llegar a elogios.

De hecho cuanto más lo pienso más similitudes encuentro entre éste anime y el antes mencionado Mirai Nikki. Pero mientras que uno ha obtenido una aprobación casi unánime, el otro genera polémica casi sin querer. En ambos se aborda el tema del harem (chico al que todas quieren pertenecer), con sus correspondientes escenas subidas de tono. Ambos aportan una visión enfermiza y sádica del amor, y en ambos predomina la estructura de historia en espiral. Salvo por el hecho de que School Days está basado en un videojuego en lugar de un manga y que en Mirai Nikki se incluye el elemento de la supervivencia, ambos animes podrían ser hermanos. Es más, analizandolo un poco más a fondo, se podría concluir que School Days sería el hermano mayor, ya que posee personajes mucho más trabajados, más profundos y creíbles.

El argumento de School Days es tal que así: Makoto Itou es un timido joven que cada día coge el tren para ir al colegio, y un día sus ojos se topan con la criatura más preciosa que ha visto jamás: Kotonoha Katsura, que además es nueva en su misma escuela. Kotonoha resulta ser tan bella como dulce y callada, y el chico no puede sino enamorarse locamente de ella. Consciente de los sentimientos de su amigo por la chica nueva, la extrovertida Sekai Saionji se ofrece de casamentera para ayudarle a conquistarla. Gracias a los consejos de su mejor amiga, Makoto se gana el tierno corazón de Kotonoha, pero entonces las dudas afloran en él cuando Sekai le roba un beso en pago por la ayuda prestada. Y es que Sekai siempre estuvo enamorada de él. Pasa el tiempo y Makoto no puede quitarse de la cabeza lo que sintió cuando su amiga de toda la vida le besó. ¿Y si lo que realmente quería siempre lo tuvo delante? Además, a pesar de sus intentos la relación con Kotonoha, tímida en extremo, no parece avanzar: es frigida en comparación con la apasionada Sekai. Pronto cambian las tornas y Makoto deja a Kotonoha por Sekai, que ya es algo más que una amiga; pero la triste belleza, aún con el corazón hecho añicos, no ha dicho la última palabra… y hasta aquí puedo contar, porque ya empiezaría a acariciar la peligrosa zona del spoiler.

School Days se nos presenta como un anime romántico (chico conoce chica, amiga ayuda a chico a conquistar a chica, chico empieza a ver a amiga con distintos ojos…). Una historia que pretende centrarse en un triángulo amoroso entre los jóvenes protagonistas, al estilo de la alegre Peach Girl, pero pronto empezamos a percibir que School Days tiene muchas más sombras de las que creíamos en un primer momento. Los personajes comienzan a dar muestras de un pensamiento malsano, y las actitudes perturbadas y obsesivas comienzan a desplegarse como plantas venenosas. Y no me refiero únicamente a las reacciones femeninas ante la posibilidad de perder al amor de su vida. Todos, absolutamente todos los personajes de School Days hacen gala de un comportamiento irracional que a cada capítulo se vuelve más desagradable, más impúdico y extraño. Aún así nadie parece sorprenderse del rumbo que han tomado sus vidas. Éste punto es crucial para comprender School Days, que al contrario que Mirai Nikki no justifica torpemente las acciones de sus personajes.

Yo lo veo así: ¿Dónde puede existir una historia en la que el entorno se vuelve controvertido, caótico e incluso repulsivo, y aun así no extrañar a nadie? Más aún, un entorno donde la gente disfruta liberando su lado más oscuro y saborean el caos como caña de azúcar. ¿Qué podría ser semejante mundo? Una pesadilla. Ese es el secreto.

La trama de School Days no debe verse como una historia real. El anime debe entenderse como un cuento de fantasía oscura contado hacia adentro. En el mejor de los casos una pesadilla del protagonista; en el peor, un viaje en espiral hacia los abismos del alma humana. Personalmente School Days me recordó muchísimo a la obra de Lars Von Trier, con esa esencia malsana y retorcida que tanto caracteriza al director danés; aunque lo de éste anime es más un acercamiento prudente que un roce propiamente dicho.

(Sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
School Days, aún siendo una obra inmadura e incompleta en varios aspectos, es sólida y absorbente. Visualmente es bonita con toques naïve, lo que provoca un contraste con la psicología tortuosa que exhibe, sobre todo en el tramo final. Tiene un interesante abanico de personajes profundos y perturbados que crean ese halo de delirio propio de una mente enferma. Habrá quien no soporte los argumentos complejos como School Days, Higurashi no naku koro ni, o (salvando las distancias) Paranoia Agent, pero personalmente yo los disfruto. Si bien es cierto que ninguno de estos dos animes mencionados han tenido un sendero tan regado por la polémica y la controversia como la agridulce School Days.
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