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Críticas ordenadas por utilidad
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2
25 de noviembre de 2011
25 de noviembre de 2011
11 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al contrario que "Las uvas de la ira" o "Qué verde era mi valle" de John Ford, donde los expropiados eran los campesinos, en "Canción de cuna para un cadáver" la expropiada es Charlotte, una vieja trimillonaria, fea, facha y loca, una especie de Duquesa de Alba en Lousiana. Un drama, vamos. Las lágrimas brotan a borbotones. La película transcurre entre locuras de la bipolar Charlotte, desquiciada por la idea del desahucio, y que no ha podido superar que su padre hace 35 años descuartizara con un cuchillo jamonero a John, un hombre casado con el que hacía guarrerías y se la comía con sandía. La verdad que la Davis (no la Copa, sino Bette) pierde mucho sin un cigarro entre los labios. El rol de Olivia de Havilland como la prima mala malísima tampoco convence, en una interpretación que oscila entre lo mediocre y lo vomitivo. Puestos a ver cine social, prefiero a Fellini o Antonioni antes que ésta bazofia. No tan mala como una película de Julio Medem, pero casi.

6,5
115.109
2
15 de julio de 2008
15 de julio de 2008
16 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sé que no soy objetivo, porque ni me gusta el cómic ni este tipo de películas, pero esta peli me ha servido para ver lo diferentes que somos las personas. Me explico:
A mí me parece mala de cojones, aburrídisima, con escenas estúpidas, me pasé la peli esperando a que hubiera diálogos ingeniosos, y para cuando hablan mejor que estén callados, que ridículo oye. Y sin embargo, he leído críticas de gente que este bodrio le parece una obra maestra. A ver, que exista gente que le guste lo entiendo, pero ¿una obra maestra? Ains, qué diferentes somos los seres humanos ea. Visto lo cual, he decidido clasificar a las personas en 2 grupos:
GRUPO A: Personas que tienen buen gusto (forest, txarly...)
GRUPO B: Personas que en lugar de arrancarles el cordón umbilical, les arrancaron el buen gusto.
Y después de ver el careto de la Halle Berry en la peli, también he clasificado a las mujeres:
GRUPO A: Las feas
GRUPO B: Las que se pintan
Por cierto, que luego me cuenten el final, porque no la acabé de ver, bajé a por pan a los chinos, y ya me quedé hablando con la china de los juegos olímpicos. En fin, seguro que ganaron los buenos.
A mí me parece mala de cojones, aburrídisima, con escenas estúpidas, me pasé la peli esperando a que hubiera diálogos ingeniosos, y para cuando hablan mejor que estén callados, que ridículo oye. Y sin embargo, he leído críticas de gente que este bodrio le parece una obra maestra. A ver, que exista gente que le guste lo entiendo, pero ¿una obra maestra? Ains, qué diferentes somos los seres humanos ea. Visto lo cual, he decidido clasificar a las personas en 2 grupos:
GRUPO A: Personas que tienen buen gusto (forest, txarly...)
GRUPO B: Personas que en lugar de arrancarles el cordón umbilical, les arrancaron el buen gusto.
Y después de ver el careto de la Halle Berry en la peli, también he clasificado a las mujeres:
GRUPO A: Las feas
GRUPO B: Las que se pintan
Por cierto, que luego me cuenten el final, porque no la acabé de ver, bajé a por pan a los chinos, y ya me quedé hablando con la china de los juegos olímpicos. En fin, seguro que ganaron los buenos.
2
22 de julio de 2016
22 de julio de 2016
4 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película lenta, aburrida, predecible e inflada por la crítica. En condiciones normales, el film no da ni para cinco minutos. Cualquier persona que le rieguen bien sus entendederas cuando alquila un casoplón y al poco comienzan a suceder "cosas" extrañas, se va de la casa y se busca otra. Fin de la película. A nadie en su sano juicio se le ocurriría investigar por qué suceden esas movidas ni menos aún hurgar la rocambelesca historia de la casa y de las gentes que vivían antes allí, que no le interesan a nadie y que no hay quien se las crea, que aburren mucho. La única explicación posible, es que el protagonista es funcionario (profesor de música) y tiene mucho tiempo libre. Es una pena, porque el director desaprovechó un gran reparto, eso sí en su horas bajas, para hacer este experimento con el rebelde George C. Scott ("Patton"," ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú") y el gran Melvyn Douglas ("Ninotchka", "Capitanes intrépidos") poco antes de su muerte.
He de reconocer que el terror nunca ha sido mi género favorito. De más jovencito no las veía porque me daban canguelo y ahora de mayorcito, ya superada esa fase, no las veo porque son todas malísimas. La mayoría en lugar de miedo, provocan vergüenza ajena ("La profecía") o muertes de risa ("El exorcista"). Siempre he sido partidario de que los géneros de terror y ciencia ficción se consideren géneros extracinematográficos, porque son de todo menos Cine. Y "Al final de la escalera" confirma y ratifica mi opinión.
He de reconocer que el terror nunca ha sido mi género favorito. De más jovencito no las veía porque me daban canguelo y ahora de mayorcito, ya superada esa fase, no las veo porque son todas malísimas. La mayoría en lugar de miedo, provocan vergüenza ajena ("La profecía") o muertes de risa ("El exorcista"). Siempre he sido partidario de que los géneros de terror y ciencia ficción se consideren géneros extracinematográficos, porque son de todo menos Cine. Y "Al final de la escalera" confirma y ratifica mi opinión.
5
6 de junio de 2008
6 de junio de 2008
20 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestro héroe particular, Al Pacino, interpreta aquí a un policía hippie de principios de los setenta en Nueva York, que intenta luchar contra la corrupción y los sobornos en su trabajo, y para nuestros señores eminentes de los óscar le valió una nominación. Así que vamos a ponernos serios.
La primera hora pasa sin pena ni gloria, es una sucesión de imágenes una detrás de otra con un cierto sentido pero que no dicen nada. Ideal para coger una chocolatina, ir al WC o depilarse la cejas, a su gusto.
A la hora de película, Al Pacino, no se sabe muy bien por qué, llega a un nuevo cuerpo de policía, disfrazado de Barragán, con greñas, barbas y pendientes, un hippie de pacotilla vamos, con lo buen muchacho que parecía al principio de la película. Total, que sus compañeros aceptan sobornos y él no. Y aquí empieza el lío.
Multitud de personajes secundarios, todo al servicio del lucimiento de nuestro gran héroe, que no sabes muy bien quién son los buenos y quién son los malos, una puesta en escena bastante pobre, unos dialógos que dejan mucho que desear, un guión cogido con alfileres que no trasmite de una forma convincente la crítica que intenta reflejar...
Como destacable: las pintas de Al Pacino y ese cuerpazo que tiene, y algunas escenas, que a la hora de rodarlas ellos pensarían que estaban filmando la creme de la creme, pero que son bastantes rídiculas, y al final te acabas tronchando. Que vamos a hacer, lo mejor de estos engendros de películas es llevarlas con humor, ya que encima que te hacen perder el tiempo no vale la pena perderlo más encabronándote.
La primera hora pasa sin pena ni gloria, es una sucesión de imágenes una detrás de otra con un cierto sentido pero que no dicen nada. Ideal para coger una chocolatina, ir al WC o depilarse la cejas, a su gusto.
A la hora de película, Al Pacino, no se sabe muy bien por qué, llega a un nuevo cuerpo de policía, disfrazado de Barragán, con greñas, barbas y pendientes, un hippie de pacotilla vamos, con lo buen muchacho que parecía al principio de la película. Total, que sus compañeros aceptan sobornos y él no. Y aquí empieza el lío.
Multitud de personajes secundarios, todo al servicio del lucimiento de nuestro gran héroe, que no sabes muy bien quién son los buenos y quién son los malos, una puesta en escena bastante pobre, unos dialógos que dejan mucho que desear, un guión cogido con alfileres que no trasmite de una forma convincente la crítica que intenta reflejar...
Como destacable: las pintas de Al Pacino y ese cuerpazo que tiene, y algunas escenas, que a la hora de rodarlas ellos pensarían que estaban filmando la creme de la creme, pero que son bastantes rídiculas, y al final te acabas tronchando. Que vamos a hacer, lo mejor de estos engendros de películas es llevarlas con humor, ya que encima que te hacen perder el tiempo no vale la pena perderlo más encabronándote.

6,1
60.948
3
28 de agosto de 2010
28 de agosto de 2010
5 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era una tarde tonta y caliente, de esas que te pega el sol en la frente, era el verano del 95, yo tenía 11 años y esa tarde pasaban en la tele Karate Kid. Todos los niños "buenos" estaban en sus casas con sus maravillosas familias viendo la película. Los niños "malos" estábamos en la calle jugando al fútbol, tirando piedras, disecando ranas, experimentado todo lo que se puede hacer con el agua oxigenada, o tocándole el culo a las niñas. Esa noche, todos los niños hablaban de la peli e intentaban imitar la famosa, a la par que estúpida, patada final. Yo no tenía ni idea de qué hablaban, me sentía desplazado. Me vuelvo a casa. Que les jodan.
15 años después, una mañana de sábado de resaca veraniega, la vuelven a pasar por la tele. Es el momento de verla. No tengo nada mejor que hacer. No hay dolor. Y, por fin, 15 años después me siento orgulloso de no haberla visto cuando todos la vieron, y de estar tirado en la calle, aprendiendo valores más importantes para la supervivencia en la vida que teníamos por delante que los que transmite esta peliculilla.
Gran parte de los niños que la vieron aquella tarde de verano del 95, eran los mismos que años después pegarían palizas en los institutos o a vagabundos y las colgarían en youtube, y muchos de los niños que hablaban ilusionados aquella noche de verano del 95 de Karate Kid en la actualidad se pasean con sus coches tuneados y medallas de oro escuchando esa mierda llamada reggaeton. Al final, ni los buenos eran tan buenos, ni los malos éramos tan malos.
Lo tengo claro: prefiero que mis hijos crezcan viendo Trainspotting, que a un viejo cazando moscas con dos palillos o a niñatos peleándose para ver quien es más tonto. Les será de más utilidad en la vida. No es tan mala como El club de la lucha, pero casi. Le pongo un 3 por Elisabeth Shue, que me gusta. Sí, qué pasa. Nadie es perfecto.
15 años después, una mañana de sábado de resaca veraniega, la vuelven a pasar por la tele. Es el momento de verla. No tengo nada mejor que hacer. No hay dolor. Y, por fin, 15 años después me siento orgulloso de no haberla visto cuando todos la vieron, y de estar tirado en la calle, aprendiendo valores más importantes para la supervivencia en la vida que teníamos por delante que los que transmite esta peliculilla.
Gran parte de los niños que la vieron aquella tarde de verano del 95, eran los mismos que años después pegarían palizas en los institutos o a vagabundos y las colgarían en youtube, y muchos de los niños que hablaban ilusionados aquella noche de verano del 95 de Karate Kid en la actualidad se pasean con sus coches tuneados y medallas de oro escuchando esa mierda llamada reggaeton. Al final, ni los buenos eran tan buenos, ni los malos éramos tan malos.
Lo tengo claro: prefiero que mis hijos crezcan viendo Trainspotting, que a un viejo cazando moscas con dos palillos o a niñatos peleándose para ver quien es más tonto. Les será de más utilidad en la vida. No es tan mala como El club de la lucha, pero casi. Le pongo un 3 por Elisabeth Shue, que me gusta. Sí, qué pasa. Nadie es perfecto.
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