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Críticas ordenadas por utilidad
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5,3
2.236
6
19 de junio de 2007
19 de junio de 2007
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con un argumento dificil de clasificar con una sola palabra, abarca diversos temas como el verano, las pandillas, de corte familiar y previsible, no me extraña que pasara desapercibida en las salas comerciales.
Dividida en dos partes, la primera cuenta las vacaciones de tres hermanos en el pueblo donde siempre lo hacían, sus salidas nocturnas y sus días de playa con los amigos. La segunda, pasados unos años, vuelven a ese lugar, donde se reencuentran por un motivo de causa mayor, es aquí donde la historia coge un poco de intensidad, pero sin transmitir grandes emociones, lo único que genera es intriga por saber que crema usan los protagonistas, para que sigan igual que siete años atrás, por tanto, punto negativo para caracterización.
Otro desacierto es la elección de los actores protagonistas, ya que para ser hermanos no se parecen en nada, además de esto no consiguen hacer nada creíble, un guión que de por sí no termina de convencer. Oscar Jaenada, una vez más en un personaje revolucionario, pero esta vez hace aguas en cuanto a interpretación. Javier Rios, se le nota que todavía tiene mucho por aprender, para representar papeles de tanto peso. Javier Pereira, es el único que se salva de la quema, porque los niños tímidos se le dan muy bien, además consigue que su personaje evolucione con la historia. Las chicas María Castro, Celia Freijeiro, Marta Larralde y Cristina Castaño, tienen apariciones breves, por eso ni gustan, ni defraudan.
A pesar de todo esto, el título engancha, “Dias Azules”, es un claro ejemplo de buen envoltorio, para un mal regalo. Una cinta más, una fusión entre lo familiar y lo generacional, del paso del tiempo y de oportunidades, poco profunda, que no aporta nada nuevo.
En la parte técnica destacar la fotografía, gracias a los paisajes que ofrece Galicia para rodar allí y la banda sonora con la preciosa canción de Iván Ferreiro.
Aún así, tiene un acierto y es que tiene la duración de tiempo justa para que no llegues a aburrirte, termines de verla y te quedes con la sensación de que no has visto nada espectacular, pero tampoco desagradable y que ha cumplido su única pretensión, entretenerte.
Dividida en dos partes, la primera cuenta las vacaciones de tres hermanos en el pueblo donde siempre lo hacían, sus salidas nocturnas y sus días de playa con los amigos. La segunda, pasados unos años, vuelven a ese lugar, donde se reencuentran por un motivo de causa mayor, es aquí donde la historia coge un poco de intensidad, pero sin transmitir grandes emociones, lo único que genera es intriga por saber que crema usan los protagonistas, para que sigan igual que siete años atrás, por tanto, punto negativo para caracterización.
Otro desacierto es la elección de los actores protagonistas, ya que para ser hermanos no se parecen en nada, además de esto no consiguen hacer nada creíble, un guión que de por sí no termina de convencer. Oscar Jaenada, una vez más en un personaje revolucionario, pero esta vez hace aguas en cuanto a interpretación. Javier Rios, se le nota que todavía tiene mucho por aprender, para representar papeles de tanto peso. Javier Pereira, es el único que se salva de la quema, porque los niños tímidos se le dan muy bien, además consigue que su personaje evolucione con la historia. Las chicas María Castro, Celia Freijeiro, Marta Larralde y Cristina Castaño, tienen apariciones breves, por eso ni gustan, ni defraudan.
A pesar de todo esto, el título engancha, “Dias Azules”, es un claro ejemplo de buen envoltorio, para un mal regalo. Una cinta más, una fusión entre lo familiar y lo generacional, del paso del tiempo y de oportunidades, poco profunda, que no aporta nada nuevo.
En la parte técnica destacar la fotografía, gracias a los paisajes que ofrece Galicia para rodar allí y la banda sonora con la preciosa canción de Iván Ferreiro.
Aún así, tiene un acierto y es que tiene la duración de tiempo justa para que no llegues a aburrirte, termines de verla y te quedes con la sensación de que no has visto nada espectacular, pero tampoco desagradable y que ha cumplido su única pretensión, entretenerte.

5,3
6.247
8
23 de agosto de 2005
23 de agosto de 2005
10 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa historia de amor entre un profesor de literatura recien llegado a un pueblo de levante y la joven camarera de la pensión donde se hospeda, donde aparece un tercero, el rico constructor del pueblo.
Bigas Luna, recurre nuevamente a jugar con la sensualidad femenina, otorgando escenas que pasaran a la historia de cualquier amante del cine español. Esta sensualidad la logra gracias a Leonor Watling, que interpreta a la perfección esa joven ingenua en una primera etapa y a una mujer fatal en la segunda, pero todo por amor. Es una sensualidad hecha verso, y es que el hecho de que Ulises, personaje interpretado por Jordi Mollá, sea profesor de literatura le da ese toque romantico a la pasión: <<Voy a morir de amor>> o <<He recorrido todos los océanos para darme cuenta que no puedo vivir sin ti>>, son algunas de esas frases tan bien encajadas.
Y como guinda de este pastel (sin segundas), está Eduard Fernández, soberbio en el papel de rico del pueblo que piensa que todo con dinero se consigue.
Bigas Luna, recurre nuevamente a jugar con la sensualidad femenina, otorgando escenas que pasaran a la historia de cualquier amante del cine español. Esta sensualidad la logra gracias a Leonor Watling, que interpreta a la perfección esa joven ingenua en una primera etapa y a una mujer fatal en la segunda, pero todo por amor. Es una sensualidad hecha verso, y es que el hecho de que Ulises, personaje interpretado por Jordi Mollá, sea profesor de literatura le da ese toque romantico a la pasión: <<Voy a morir de amor>> o <<He recorrido todos los océanos para darme cuenta que no puedo vivir sin ti>>, son algunas de esas frases tan bien encajadas.
Y como guinda de este pastel (sin segundas), está Eduard Fernández, soberbio en el papel de rico del pueblo que piensa que todo con dinero se consigue.

6,1
2.028
9
7 de mayo de 2009
7 de mayo de 2009
7 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vergüenza parte de unas premisas interesantes desde un principio, la forma en que se presenta es el transcurso de una mañana en la vida de una pareja acomodada que decide devolver al niño que tienen en régimen de acogimiento, paso previo a la adopción.
Pero esto es solo el punto de partida para presentarnos, sin artificios, los problemas de una pareja y el ahogo sentimental que sufren, de modo que poco a poco se van desnudando, aunque no se sepa que pasará con ellos, pasando el tema de la adopción a un segundo plano.
El punto fuerte de Planell es el guión, en el que desarrolla diálogos afilados combinados con altas dosis de humor negro, con frases del tipo: “No somos Sta. Angelina Jolie”. Pero es que además se perfila como un buen director de actores, prueba de ello es el derroche interpretativo tanto de sus protagonistas como de las actrices secundarias.
Alberto San Juan (Bajo las estrellas, Horas de luz) interpreta nuevamente a un personaje con síndrome de Peter Pan, un hombre que no quiere crecer, pero que no te recuerda a ninguno de los anteriores, ahí es donde se nota un buen intérprete, ya que San Juan dota de pequeños matices a Pepe, para que no sea el fracasado de “Gente de mala calidad”. Pasea con total naturalidad entre los momentos más dramáticos y los más cómicos sin que te des cuenta, de manera que antes de limpiarte la lágrima, está arrancando una carcajada en la sala.
La gran revelación del equipo artístico son las actrices, por un lado la protagonista Natalia Mateo (El patio de mi cárcel, Azuloscurocasinegro), actriz fetiche del mundo del cortometraje (Express, Ponys o Carisma), también salta al largo como protagonista con este trabajo, creando a base de la contención emocional a Lucía, que ante su aparente seguridad, se acaba derrumbando ante los sentimientos más íntimos de una mujer.
Destacan también las secundarias Norma Martínez (Rosa), que desempeña el rol del dramatismo, por lo patético de su vida y Marta Aledo (Irene), que carga junto con San Juan con la parte más cómica, aunque para no contar mucho les diré que al final todos los personajes te acaban sorprendiendo.
Una película que se ve en la gran pantalla, pero que dotada de cierto ambiente teatral, por el tiempo en que transcurre y los pocos escenarios, podría verse perfectamente sobre las tablas de un teatro y que a buen seguro sería un éxito como lo será esta cinta que se estrena el próximo día 30 de abril, que desde aquí recomiendo a todos los que les guste las historias íntimas, costumbristas y que disfruten de diálogos bien interpretados.
Pero esto es solo el punto de partida para presentarnos, sin artificios, los problemas de una pareja y el ahogo sentimental que sufren, de modo que poco a poco se van desnudando, aunque no se sepa que pasará con ellos, pasando el tema de la adopción a un segundo plano.
El punto fuerte de Planell es el guión, en el que desarrolla diálogos afilados combinados con altas dosis de humor negro, con frases del tipo: “No somos Sta. Angelina Jolie”. Pero es que además se perfila como un buen director de actores, prueba de ello es el derroche interpretativo tanto de sus protagonistas como de las actrices secundarias.
Alberto San Juan (Bajo las estrellas, Horas de luz) interpreta nuevamente a un personaje con síndrome de Peter Pan, un hombre que no quiere crecer, pero que no te recuerda a ninguno de los anteriores, ahí es donde se nota un buen intérprete, ya que San Juan dota de pequeños matices a Pepe, para que no sea el fracasado de “Gente de mala calidad”. Pasea con total naturalidad entre los momentos más dramáticos y los más cómicos sin que te des cuenta, de manera que antes de limpiarte la lágrima, está arrancando una carcajada en la sala.
La gran revelación del equipo artístico son las actrices, por un lado la protagonista Natalia Mateo (El patio de mi cárcel, Azuloscurocasinegro), actriz fetiche del mundo del cortometraje (Express, Ponys o Carisma), también salta al largo como protagonista con este trabajo, creando a base de la contención emocional a Lucía, que ante su aparente seguridad, se acaba derrumbando ante los sentimientos más íntimos de una mujer.
Destacan también las secundarias Norma Martínez (Rosa), que desempeña el rol del dramatismo, por lo patético de su vida y Marta Aledo (Irene), que carga junto con San Juan con la parte más cómica, aunque para no contar mucho les diré que al final todos los personajes te acaban sorprendiendo.
Una película que se ve en la gran pantalla, pero que dotada de cierto ambiente teatral, por el tiempo en que transcurre y los pocos escenarios, podría verse perfectamente sobre las tablas de un teatro y que a buen seguro sería un éxito como lo será esta cinta que se estrena el próximo día 30 de abril, que desde aquí recomiendo a todos los que les guste las historias íntimas, costumbristas y que disfruten de diálogos bien interpretados.

6,6
19.899
8
23 de octubre de 2007
23 de octubre de 2007
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia sobre la que se ha escrito mucho, ahora es llevada al cine de manos de Emilio Martínez Lázaro, adapta concretamente el libro de Carlos Fonseca, además consigue hacerlo de forma fiel y transmitiendo el espíritu del mismo. Como las jóvenes son llevadas a prisión, pensando en que será cosa de poco tiempo y sin más explicaciones se ven involucradas en un asunto que nada tiene que ver con ellas.
Este tipo de película suelen ser juzgadas por dar una visión de buenos y malos, aquí, para no engañaros también se cae en eso, pero lo mejor es verla sin prejuicios políticos y apreciar las relaciones humanas, la vitalidad de unas jóvenes que no saben que va a ser de ellas, como son las cabezas de perro de algo que ellas no tenían ni idea que estaba pasando.
El mayor atractivo es el reparto artístico, encabezado por Pilar López de Ayala (Blanca), interpreta a una mujer casada y católica, quién acaba en la cárcel de la forma más absurda. Marta Etura (Virtudes) y Verónica Sánchez (Julia), si están más implicadas con las Juventudes Comunistas, pero no de forma activista, son colaboradoras. Una de las grandes sorpresas de esta cinta es la magistral interpretación de Verónica Sánchez, actriz que hasta ahora no me había conseguido creer en cine y que aquí está de lo más convincente. El resto del reparto igualmente en estado de gracia, en especial Nadia de Santiago, Goya Toledo y Luisa Martín, entre tanta fémina, los hombres de la historia pasan un tanto desapercibidos. Como son tantos los extras, es inevitable que alguno baje la media, incluso hubiera sido mejor omitirlos.
Las interpretaciones, obviamente, es lo que reluce, pero también destaca un trabajo tras la cámara, un equipo técnico que consigue ambientar el Madrid de 1939, tras haber finalizado la guerra, una fotografía muy adecuada a cargo de José Luis Alcaine y una música que te envuelve en la historia compuesta por Roque Baños.
Si empezamos a sumar, buenas interpretaciones, buena adaptación del guión, fotografía adecuada, música envolvente y fabulosa ambientación, el resultado no puede ser otro que una buena película.
Que sus nombres no se borren en la historia.
Este tipo de película suelen ser juzgadas por dar una visión de buenos y malos, aquí, para no engañaros también se cae en eso, pero lo mejor es verla sin prejuicios políticos y apreciar las relaciones humanas, la vitalidad de unas jóvenes que no saben que va a ser de ellas, como son las cabezas de perro de algo que ellas no tenían ni idea que estaba pasando.
El mayor atractivo es el reparto artístico, encabezado por Pilar López de Ayala (Blanca), interpreta a una mujer casada y católica, quién acaba en la cárcel de la forma más absurda. Marta Etura (Virtudes) y Verónica Sánchez (Julia), si están más implicadas con las Juventudes Comunistas, pero no de forma activista, son colaboradoras. Una de las grandes sorpresas de esta cinta es la magistral interpretación de Verónica Sánchez, actriz que hasta ahora no me había conseguido creer en cine y que aquí está de lo más convincente. El resto del reparto igualmente en estado de gracia, en especial Nadia de Santiago, Goya Toledo y Luisa Martín, entre tanta fémina, los hombres de la historia pasan un tanto desapercibidos. Como son tantos los extras, es inevitable que alguno baje la media, incluso hubiera sido mejor omitirlos.
Las interpretaciones, obviamente, es lo que reluce, pero también destaca un trabajo tras la cámara, un equipo técnico que consigue ambientar el Madrid de 1939, tras haber finalizado la guerra, una fotografía muy adecuada a cargo de José Luis Alcaine y una música que te envuelve en la historia compuesta por Roque Baños.
Si empezamos a sumar, buenas interpretaciones, buena adaptación del guión, fotografía adecuada, música envolvente y fabulosa ambientación, el resultado no puede ser otro que una buena película.
Que sus nombres no se borren en la historia.

5,9
280
6
30 de marzo de 2006
30 de marzo de 2006
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lucia es una mujer con una vida acomodada, aparentemente plena, pero un accidente doméstico le cambia la vida, al quedarse ciega. Se ve la adaptación a la nueva etapa que le toca vivir, con un alto nivel interpretativo por parte de la protagonista, Ana Fernández, que consigue ponerte los bellos de punta, sin duda lo mejor de la película. El enfoque de la historia, puede recordar a aquellas películas que ponían en la sobremesa de alguna cadena de televisión. Un guión aceptable, donde lo mejor son los puntos de humor negro, la mayoría de ellas de parte de Casimiro, personaje cómico que interpreta Quim Gutiérrez, un actor que dará que hablar.
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