Miniserie sobre la formación (no me atrevería a decir grupo de música) Locomía, sus orígenes, sus días de gloria y su final. Resulta interesante ver a día de hoy los puntos de vista de los protagonistas y cómo en algunos casos reconocen años después sus errores. Es también un buen reflejo de la Ibiza de la época y todo lo que rodeaba a la noche ibicenca. Pero más allá de eso, la miniserie parece dar a entender que Locomía era una revolución en el mundo de la música y, sinceramente, no creo que fuera, ni mucho menos, tanto como se vende en los tres episodios, máxime cuando ninguno de ellos era ni cantante ni músico. De todas formas es un testimonio interesante, pero no mucho más allá de eso.

En este subgénero de cine de terror con "monstruos marinos", es difícil encontrar algo de originalidad, y a estas alturas prácticamente debemos conformarnos con que la película sea entretenida, no tenga demasiados agujeros de guión y los efectos especiales y las apariciones del depredador sean medianamente decentes. En el caso de Gran tiburón blanco, la verdad es que al menos entretiene, pero el guión es por momentos flojito y el tiburón y sus apariciones no están mal. Con esos ingredientes, podemos decir que es una película para pasar un rato sin mayores pretensiones.

Aunque a priori pueda estar cargada de situaciones que en un drama de estas características resulten previsibles, la verdad es que con ese aire tan indie, el estupendo trabajo de actores y actrices y la química y la empatía que se consigue como espectador, CODA es un film muy emotivo y disfrutable, todo rezuma realismo y Emilia Jones está estupenda en esta historia en la que lo importante no es solo lo que cuenta, sino cómo lo cuenta y en la que los secundarios, tanto la familia como el profesor de música, etc. acompañan con enorme solvencia dando lugar a un film realmente recomendable.

Narración incisiva y crítica de cómo la sociedad catalogaba a una mujer liberada mientras el comportamiento similar masculino era aceptado y tolerado. Basada en hechos reales, Claire Foy está muy bien (se adapta perfectamente a los papeles de época como ya vimos en The Crown), y, respaldada por Paul Bettany, entre otros, la miniserie es muy correcta y bastante llevadera, aunque quizás le falte algo de emoción a los hechos y, sobre todo, a su resolución final.

Segundo largo de Quentin Tarantino, con el que causó auténtica sensación y vino a confirmar que detrás de aquella estupenda ópera prima que fue Reservoir Dogs había un director con mucho sello y mucho que aportar al séptimo arte. Lo tiene todo: Un reparto sensacional, unos personajes de lo más interesante, diálogos que marcaron estilo (inolvidables las conversaciones de los personajes de Travolta y Samuel L Jackson sobre asuntos como las hamburguesas), una trama que te atrapa desde el comienzo, la estética, el montaje tan propio de Tarantino con sus flashbacks y sus retratos de la misma escena desde diferentes puntos de vista... Fue la Palma de Oro de Cannes en 1994 y desde luego el tiempo no hace más que mejorarla.