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Críticas 148
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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3 de abril de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos son los films que se han acercado, de manera directa o indirecta, a la debacle que sufrió el pueblo de Pompeya, que sucumbió bajo la ira del volcán. Tuve el placer de visitar las ruinas recientemente, admirando todo aquél regalo arqueológico que tal tragedia otorgó a la humanidad, sepultando a toda una ciudad bajo toneladas de cenizas, conservando con ello todos los utensilios cotidianos, obras de arte u objetos de la vida en general. Gracias a ello, uno puede hacerse una idea de cómo era la vida en el antiguo imperio romano y cómo, una montaña de gran magnitud y siempre amenazante, pudo devastar todo lo que se posaba en su regazo.

Partiendo de datos verídicos, como es la estructura de la ciudad o el día a día de sus habitantes, el film dirigido por Anderson se toma ciertas licencias en pro de una historia "made in Hollywood" que deja relegada a un segundo plano la verdadera protagonista del relato, la caída de la polis.

Director instruido en aquello denostado como es el cine espectáculo, ofrece todo un recital de clichés para justificar una última media hora donde por fin la erupción del temido volcán hace acto de presencia. El problema, pues, radica en el uso que uno hace de una historia mil veces contada, y es aquí donde el film fracasa.

Partiendo de la típica historia de esclavo se enamora de aristócrata (como la "Dama y el Vagabundo" pero con gladiadores), director y guionista intentan colarnos una historia pretendidamente dramática que, debido a un desafortunado casting, se revela fría y distante. La pareja de amantes, él, Kit Harington, recién salido de "Juego de tronos", no da la talla como sufrido mártir, mostrándose hierático, inexpresivo e ineficaz. Ella, Emily Browning, insípida protagonista de aquel film,justamente denostado, como es "Sucker Punch" de Zack Snyder, aquí excesivamente correcta. Por suerte para la platea, el film dispone de secundarios de lujo que amenizan la función, Carrie-Anne Moss, que embellece todo aquello que toca, y un Keifer Sutherland pasándoselo en grande construyendo el arquetípico villano de siempre, lleno de tópicos.

Por suerte, o desgracia, la película pasa rápida y, llegado al último tramo, uno no puede que deleitarse con los estupendos efectos especiales que recrean con gran verosimilitud la tremenda erupción volcánica. Nunca una montaña se había mostrado tan amenazante en pantalla, siempre omnipresente desde las alturas, escupiendo lava, piedras incandescentes y cortinas de humo.

Aun con ello, todo queda en tierra de nadie, sin suficiente carga dramática como para que la trama amorosa funcione, y sin dedicar las suficientes fuerzas y conceptos a la última parte. Una lástima que tal proyecto recayera en un director tan vacuamente pirotécnico y hacernos perder las esperanzas en la producción definitiva sobre una de las tragedias que cambió la historia de la humanidad para siempre.

Lo mejor; El Vesubio, siempre amenazador y las consecuencias de su erupción.

Lo peor, Es tan plana y previsible que desaparecerá de la memoria colectiva de la misma forma con la que desapareció Pompeya. Una verdadera pena.
28 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El éxito de "La Sirenita" hacia presagiar una nueva era de oro para Disney, que se encontraba en horas bajas después de fracasos y películas insustanciales. La magia de la adaptación del cuento de Andersen no solo había cautivado por sus carismáticos personajes, sino también por esa mezcla de acción, romance y comedia casi perfecta marca de la casa. En otras palabras, parecía que había vuelto la magia.

Tras el anuncio de la futura adaptación de "La bella y la bestia", cuento popular escrito por Jeanne-Marie Leprince de Beaumont, todo indicaba de que el estudio realizaría una de sus grandes películas con el material que disponía de base (mundo encantado, una potencial heroína, una bestia que no es lo que aparece (entrañable resulta su caracterización), seres inanimados que cobran vida (carismáticos donde los hayan), etc).

Uno se sentaba en el cine con las suficientes expectativas como para estar nervioso antes del inicio de la proyección. Un vez finalizada, uno se percata de que se encuentra ante una de las grandes obras maestras del séptimo arte, y no sólo de la animación, si no del cine en general.

Película llena de encanto, derrochando carisma y con una de las mejores y más bonitas bandas sonoras de la casa. Míticas escenas que forman parte de nuestra infancia, llenas de color y magia (como por ejemplo la escena del festín amenizada por los simpáticos habitantes del castillo, o el bailen en el salón de danza, que iniciaba así la futura era Pixar dentro de la compañía).

Siguiendo el camino marcado por "La Sirenita", Disney empieza a dibujar el perfil de sus futuras heroínas, cambiando el papel de las féminas dentro de sus producciones, mostrando cierta independencia e inquietudes, hasta desembarcar en los despuntes sexuales de sus últimas creaciones (Esmeralda, por ejemplo). Por fin la empresa se moderniza y, como veremos más adelante, adoptando aspectos mucho más adultos y alejados de ese tono naif de sus primeras películas.

El film, no solo parasará a la historia por ser la primera película nominada en dos categorías diferentes (mejor película y mejor película de animación (por la que ganó)), sino por ofrecer todo un recital de lo que una buena adaptación (tomando de base el film de Cocteau) puede llegar a ofrecer si los elementos dispuestos casan de forma elegante y mágica.

Lo mejor, Todo (BSO, animación, trama, etc.)

Lo peor; Nada destacable.
19 de marzo de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veinte años han pasado desde que irrumpiera, cuchillo en mano, uno de los iconos del cine de terror, Michael Myers, sembrando el terror por las vísperas de Halloween. Sus responsables decidieron rendir tributo a la obra maestra de Carpenter a la vez que resucitar una saga que se encontraba denostada aprovechando el resurgir del cine de terror post "Scream".

Para tal propósito se reunió en el film a la protagonista de las dos primera películas (Curtis), se contrató a todo un director experimentado en el campo del terror (Miner) y para la redacción del libreto se optó, por un guionista que se encontraba, en ese momento, en la cresta de la ola, gracias a sus aportaciones al slasher multireferencial, y fan declarado de la película original (Williamson).

El film, como tal, funciona a la perfección como homenaje a la película seminal, ya que, aparte de recuperar cierto tono y estructura, añade el elemento más aplaudido por el aficionado, como es la recuperación de toda la mitología expuesta por sus dos primeras secuelas. Olvidándose de sus desastrosas precursoras, la acción se centra 20 años después del final de "Sanguinario!", rescatando al personaje de Laurie Strode, que vive con una falsa identidad traumatizada por su pasado.

La mano del artífice de la saga "Se lo que hicisteis el último verano" se nota desde el minuto uno de metraje, enmarcando la acción en un instituto lleno de víctimas potenciales, con diálogos referenciales a otros films de culto y rindiendo pleitesía a la saga. Su inicio, marca de la casa, con el asesinato estelar de uno de los implicados en la original, los cameos/homenaje (nuestra querida Marion Crane en su última aparición) y el mimo con que se construye la historia, junto con una entregada Jamie Lee Curtis (aunque ahora reniegue de ella), hacen de esta secuela una de las más destacables y reivindicables.

Hija de su tiempo (finales de los 90), el aficionado no puede más que aplaudir un film que se toma en serio a sí mismo y que trata, con el mayor de los respetos, a todo aquello que se gestó en 1978.

Lo mejor; Lo bien que congujan todos sus elementos redentores y la Curtis (antológico su cara a cara con Myers).

Lo peor; Realmente el film cojea en la caracterización del asesino, ofreciendo una de sus peores versiones, resultando menos aterrador de lo esperado. (Enclenque y despeinado)
28 de enero de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un pequeño cine de un pueblo costero. Un grupo de amigos se reunía para acudir a la sesión vespertina de la nueva película de Freddy Krueger. Al pagar la entrada, se nos obsequiaba con unas extrañas gafas de cartón y lentes rojas y verdes. Se nos explicaba que debíamos ponernos las gafas en cierto instante del film, el cual esperábamos con ansias. Después de "disfrutar" de la primera parte, en donde un par de muertes eran aplaudidas por los espectadores, llegó el ansiado momento. Un espectáculo de barraca de feria iba desfilando por delante de nuestros perplejos ojos, saltando en nuestras butacas y gritando a cada nuevo efecto.

Claro, todo ese nostálgico sentimiento pertenece al adolescente poco exigente que, de algún modo u otro, todos hemos sido. Y en la actualidad, y revisado el film toca analizarlo para su desgracia.

Entrados ya en los noventa, la saga de "Pesadilla en Elm street" se encontraba en punto muerto después de los nefastos resultados, tanto de crítica como de taquilla, de la anterior entrega. Sin mucho más que aportar al universo, New Line ideó la supuesta última película en la que Freddy haría acto de presencia, en teoría.

Krueger ya era una parodia de aquel personaje que nos provocaba escalofríos, por ello se abandonó todo tono terrorífico y se optó por introducir muchas más dosis de humor para deleite de la platea. Se introdujo un elemento innovador dentro de la saga que, en un último intento, reflotara ya el maltrecho y desgastado argumento, el efecto 3D en su tramo final. Y esa apuesta resulta lo más interesante del film, que funciona como espectáculo verbenero, explotando las posibilidades que ofrece dicha tecnología, años luz aún de lo que experimentaría James Cameron. La sangre directamente salpica al espectador, vísceras son lanzadas hacia éste, que se adentra en un mundo onírico cual casa del terror.

Pero si el visonado carece de esa característica, la película flojea por todos los lados. Ni historia (estirando el chicle de la familia perdida), ni muertes (salvo la que tiene un sonotone de protagonista), ni actores (a cada cual peor), ni el propio Freddy (que ya roza el absurdo más absoluto) salvan de la quema la peor, sin lugar a dudas, secuela de la original (ni el pretendidamente celebrado cameo de Johnny Deep está acertado).

Lo mejor; Funciona como atracción de feria, en 3D claro.

Lo peor; Todo lo demás (no hay por donde cogerla).
23 de enero de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconociendo las anteriores adaptaciones cinematográficas y sin tener nociones sobre la novela en la que se basa, uno no hace más que analizar la película por lo que nos presenta u ofrece. Sabiendo de antemano el potencial en aspectos vocales del que disponen tanto Barbara Streisand (la cual dicen que entró en cólera al sentirse relegada en la gestación de la nueva versión) como Judy Garland, la elección de una de las reinas del pop como Lady Gaga auguraba pobres resultados (aunque la cantante ha dado buena muestra de su gran voz en contadas ocasiones).

Otro de los hechos que complicaban la producción de la cinta era el doble papel que se adjudicaba Bradley Cooper, director y actor principal, principiante en el primero y correcto en lo segundo, además de añadir el reto de interpretar a un cantante consagrado y demostrarlo en pantalla. Por si esto no fuera poco, la elección en el papel principal de una seminovata Gaga (recordemos que ganó el globo de oro por su correcta interpretación en "American Horror History; Hotel") ponía en alerta a todo crítico y público en general, que se frotaban las manos con las esperanzas de descargar su artillería pesada contra la película.

Pero contra todo pronóstico y para sorpresa de la platea, ambos salen airosos del cometido, no solo aprobando con buena nota, sino que ofreciendo cierto carisma a unos trillados personajes y a una historia de sobras conocida. La dirección de Cooper se nos presenta dinámica y efectiva, se mueve cómodo por los escenarios, ofreciendo una fotografía bella y colorida. Como actor y cantante resulta creíble en su descenso a los infiernos de las drogas, asimismo poseedor de un bonito timbre de voz lleno de melancolía.

Lady Gaga por su parte, consigue una interpretación fresca y jovial, en la que se siente cómoda y entusiasta, trasmitiendo todo ello a través de la pantalla. Pero si por algo destaca es por si magnifica voz, cada vez que la cantante coge el micro, ya sea en solitario o acompañada por Cooper, nos ofrece todo un recital de matices y colores (destacar la canción "I'll Never Love Again", emotiva donde las haya).

Pero, destacados los puntos fuertes, como son el dúo protagonista y la extraordinaria banda sonora, la película fracasa en su intención dramática. Es cierto que sin ser un avispado espectador, puede verse entre bambalinas que la historia que narra el film se ajusta perfectamente a la vida de la propia cantante (desde sus inicios en bares, pasando por su coronación como reina del pop, hasta volver a sus inicios rehuyendo su faceta más comercial, incluso la directa alusión al público gay del que es una de las musas más importantes), facilitando la interpretación de ésta. La química entre ambos, aun siendo destacable, no consigue la carga emocional suficiente como para que resulten emotivos los acontecimientos finales, resultando forzados e impuestos, y trágicamente predecible.

Lo mejor; La música, en todos sus aspectos.

Lo peor; El film equidista de la obra maestra que su insistente campaña de marketing intenta vendernos, junto con el cd de su banda sonora.
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