Es la más floja de las tres. Más que una película, utiliza los personajes y situaciones como se suelen usar personajes y situaciones en una sitcom, aportando variaciones sobre un núcleo sólido, explotando los personajes y el vínculo del espectador con ellos.
El argumento es diferente, la estructura repetida en las dos películas anteriores, es otra, con lo que gana en credibilidad artística pero pierde encanto.
Igual, tiene algunas escenas tan buenas como las mejores, como la escena de los cables para desactivar la alarma o la supuesta "tensión sexual" en la casa de empeño.
Se deja mirar, entretiene, divierte.
Pero también da señales de fatiga.

Tiene demasiadas buenas críticas y puntaje promedio como para llamar mi atención, pero no me volvió loco. Es una de esas películas que parecen más inteligentes de lo que resultan ser. Mientras que los acontecimientos se suceden, parecen tener sentido, pero cuando los pensás friamente, te das cuenta que no es tan sólido ni tan armado como parece. En cualquier caso, lo último que le pediría a una película de Hollywood es que sea realista, lo que le pido es que consiga mantenerme hechizado, cautivo, engañado, hipnotizado. Por momentos, lo consigue, pero por momentos esa ilusión se rompe. Quizás dura demasiado. Quizás no termino de entender las subtramas y cómo conectan. Igual, la disfruté mucho, pero pensé que me iba a gustar más. Creo que es una película entretenida para ver un domingo a la tarde, no creo que dentro de dos años me acuerde si la vi o no.

Vi varias películas de Christopher Guest y todas tienen un promedio alto, creo que la menos interesante es esta pero, por alguna razón, es la que tiene el puntaje más alto y parece tener mayor aceptación por parte del público. Sospecho que esto se debe a que la gente confunde el aprecio y la ternura que le causa ver a los perritos en pantalla, con la calidad de la película. Comparto el aprecio por los perritos, pero la película, conceptualmente es mucho menos interesante que cualquiera de las otras películas de Christopher Guest. La idea es buena y se notan sus marcas autorales: el humor sutil por personajes estrafalarios y patéticos, el sentido del ridículo. Incluso tiene algunos momentos francamente geniales pero, lo dicho, las otras películas del director son superiores. Best in show se queda muy en el molde, es muy complaciente y, en esa tibieza, gana universalidad pero pierde fuerza.

Christopher Guest es un genio sutil, es probable que un espectador desprevenido no llegue a advertir los matices y las sutilezas de su genio, pero igualmente disfrutará la película. Ahora bien, cuando se presta atención a los detalles, resulta ser mucho más que una comedia más o menos bien llevada, en realidad está llena de capas y de pliegues, es una película ideal, perfecta, para cualquiera que estudie crítica de cine y le interese entender cómo funciona la industria, a partir de una parodia. Pero no se agota en la visión cínica de las parodias, también es una película con elementos dramáticos y conmovedora en su patetismo. Aunque tiene algunas escenas que son para reír a mandíbula batiente (como la de Imogene, la prostituta ciega), no busca la risa fácil. De cierta manera, la película tiene algo nostálgico y cierto trasfondo melancólico, acaso por un arte que ya no es. Como si fuera poco, aparecen un montón de invitados de lujo y hay algunos cameos épicos, desde Ricky Gervais o John Krasinski, hasta el mismo Joe Satriani. Cine adentro del cine, entretelones de la fama y lo que implica la vejez, la decadencia y las aspiraciones personales contrarreloj. Además, Parker Posey, que de por sí es brillante, aquí está alucinante. Gran, gran película.

¿Tiene Julia Roberts la sonrisa más linda del planeta Tierra? Sí. ¿Tiene Mil Gibson buen culo? También. ¿Y Hugh Grant qué pito toca? Pues, toda la película es tan inocente que resulta embarazosa. Todo tan british. Tan correcta, incluso en los momentos de ira y de enojo. "Un lugar llamado Nothing Hill" es una película indolente, bellamente montada y concebida. Dura dos horas pero se pasan volando, a pesar de que la trama resulta absurda. Chico conoce chica, se quieren, se dejan de querer, se vuelven a querer y así Es casi infantil de tan básico y, así y todo, la película es tan conmovedora, joder. Es una de esas películas que deberían formar parte del legado espiritual para las generaciones del futuro, patrimonio de la humanidad, más o menos así debería comportarse la gente en un mundo ideal, que tiene poco y nada que ver con el mundo que vivimos, pero que nos invita a soñar y a creer en el amor romántico. Plagada de clichés y de chistontos que funcionan, como la escena en la que el ponja le da un beso en el cachete al encargado del hotel, confundiendo el protocolo. Son chistes tan efectivos y tan tiernos que dan un poco de verguenza. Así es toda la película. Y presenta un modo de relacionarse y de amor posible, que merece continuar alimentando nuestro imaginario. Así era el amor, cuando el amor todavía existía.