Flojito documental sobre el fenómeno Jeremiah Terminator LeRoy, hecho a base de talking heads y alguna tímida animación, en cierto modo complementario del que dos años más tarde firmará Jeff Feuerzeig, pues aquí se despachan a gusto las personas engañadas por Laura Albert (a quien se llega a comparar con la niña de "El exorcista") e interviene su pareja de entonces, Geoffrey Knopp, cuyo testimonio fue decisivo para desmontar la superchería. La idea dominante es la que refleja el título: todos fueron absorbidos por una suerte de extraño culto de ramificaciones warholianas, fruto de una conducta cuya base psiquiátrica es esquiva, aunque suena a desorden de personalidad. Al principio vemos a JT/Savannah Knopp ejerciendo su fascinación sobre un puñado de celebrities y resulta sumamente interesante, pero enseguida el relato se centra en observar la naturaleza del engaño, y se vuelve más convencional. A destacar esa escena en la que Asia Argento afirma que va a adaptar "The heart is deceitful above all things" como una película de artes marciales en Hong Kong. Hubiera sido la guinda a la bizarra historia de un frágil y misterioso muchacho con SIDA, que no era un hombre sino dos mujeres (una de las cuales era a su vez muchas personas más).

Drama romántico de escaso vuelo y aseada factura, agradable a la vista y áspero al oído, que tiene su único elemento distintivo en la diversidad lingüística: los judíos usan el yiddish y los galeses el galés, siendo el inglés la lengua de encuentro y entendimiento, cuando no se habla, claro, el idioma universal del corazón. Más allá de este detalle, ciertamente inmersivo, y de innegable valor dramático, la cinta no está exenta de tacto y sensibilidad, pero apenas le alcanza para pellizcar un poco la fibra o estimular ligeramente el lagrimal. Falta pasión en esta shakespeareana historia de Amor vs. Prejuicios: el romance nunca llega a traspasar del todo la pantalla, que de esta manera se acaba percibiendo como una barrera más. Discreta.

Intenso drama familiar, envolvente y asfixiante, áspero y aterrador a veces, cuyo mayor mérito es una lograda violencia latente que parece reptar por la pantalla (así como en la banda sonora de The Necks-una banda sonora creepy, nunca mejor dicho). La película se sacude de encima su herencia teatral a base de nerviosos primeros y primerísimos planos y un desarrollo de la historia con puntuales flash-forwards que generan expectación y le dan un aire de tragedia griega con destino inevitable. Todo el reparto brilla, pero David Wenham deslumbra, en plan animal cinemático, interpretando a ese tóxico ex-convicto aficionado a la sci-fi cuya vuelta al hogar contamina el entorno sin remedio. Nada del otro mundo (o de otros mundos, habría que decir), pero recomendable.

Comedia detectivesca de la Metro, deliciosamente anticuada, que relata una investigación en el mundo del libro de viejo con matrimonio simpático y carismático al estilo Cena de los Acusados (es mitad facsímil mitad palimpsesto). La cosa todavía burbujea un poco y tiene cierto encanto retro (esa gente en traje, ese juego con el humo del tabaco, esas caras enamoradas que juntan las mejillas...), aunque el misterio dista de ser apasionante y la puesta en escena luce un tanto acartonada (está encuadernada en rústica y ha cogido algo de polvo). Solo por ver la chispeante interacción entre el alecbaldwinesco Robert Montgomery y Rosalind Russell (cuya química es tan incuestionable como la del cristal azul de Walter White), merece la pena ponerse esta película.

Turbulento documental que va descontando, con cierto suspense, los meses y días que faltan para las primeras elecciones democráticas en el Irak post-Saddam, mientras observa de forma ágil e incisiva a los diferentes actores participantes, del contratista privado al votante de a pie pasando por el ejército americano. Sobre el fondo de un país hecho pedazos, convertido en polvorín tras la invasión, la cinta recorta la figura del doctor Riyadh, candidato suní al gobierno de Bagdad, cuya vida profesional y familiar traslada con objetividad de mosca en la pared. Es en ese espacio donde el film crece y acaba por reflejar de forma conmovedora la vida misma en duras circunstancias, con su drama por supuesto (a veces sobrecogedor), pero también con sus risas (el humor como defensa). Notable.