Está llena de contenido, pero tiene un ritmo demasiado lento. He de reconocer que me aburrió verla. Sin embargo, hay puntos muy interesantes en la historia, a destacar: la doble cara del romance con sus vivencias inesperadas y su angustioso final, la verdadera esencia de la felicidad en nosotros mismos, o cómo la amabilidad de los extraños puede abrirte una puerta que ni conocías. No es que sea una mala película ni mucho menos, pero uno debe estar predispuesto al análisis continuo de cada escena y conformarse con muy pocas palabras, porque esta película es bastante simbólica y muy poco explicativa. Dos mundos opuestos caracterizados por Murray y Johansson, unidos por la misma situación, el desencanto, muestran claramente que los romances vienen marcados por las circunstancias y la necesidad pero nunca es suficiente para cambiar una vida porque primero debemos cambiar nosotros mismos. Buen clima, buena iluminación pero hacía falta más diálogo, la película sólo se centra mayoritariamente en lo visual y trascendental. Es buena película como tesis.