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Críticas 148
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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24 de septiembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nispel inauguró con su reinterpretación de la "Matanza de Texas" de Hooper, sin quizás pretenderlo, la nueva oleada de cine de terror centrada, en su mayoría, en remakes o reboots de películas clásicas. El film supuso toda una puesta al día del clásico del 74, con la nueva tecnología a su disposición, elaboró un film de factura impecable pero vacío del elemento transgresor de su antecesora. Después del éxito de la nueva matanza, la industria empezó a "actualizar" toda película de terror que hubiera tenido el más mínimo éxito el día de su estreno.

Tras varios remakes fallidos, y ya con el ciclo llegando a su fin (al menos esta primera dosis), le llegó el turno al pobre Jason, que si bien las innumerables secuelas ya habían explotado de sobras al personaje, nunca se había hecho un reinicio de la saga. Al carecer de los derechos cinematográficos del primer film, y teniendo en cuenta que el matarife de la máscara de hockey no salía hasta su alardeado final, el director optó por hacer una especie de redux de sus primeras cuatro secuelas, o eso es lo que promocionó, porque una vez visto el film, salvo algunos guiños a la saga, poco hay de éstas.

Nispel se centra en el aspecto más pueril de la saga, es decir, adolescentes descerebrados, drogas, sexo y sangre (también es verdad que eso es lo que ofrecía el original), pero, adoleciendo de la inocencia que presentaban las otroras víctimas. Los tiempos han cambiado, y con ellos la percepción de la realidad, por ello los jóvenes que pueblan el nuevo cine de terror se nos presentan como carnaza potencial del asesino de turno, los cuales el espectador está deseando que caigan rápidamente en sus ejecutoras manos. En resumen, escasa empatía por más que se esfuercen en darles vacua entidad.

Poco ofrece el film más allá de ciertos momentos, como el largo prólogo con que se inicia la acción, algún que otro interesante movimiento de cámara, y un aspecto brutal del asesino que lo aleja de su personaje y lo convierte en otro sádico armatoste de la América profunda, que se mueve por los mundos del "white trash" que poco tiene que ver con la filosofía de la saga.

Por suerte para nosotros, el director no se anda por las ramas y, a golpe de machetazo, brinda toda una retahíla de crímenes que aligeran un metraje ya de por sí escueto.

Lo mejor; La fotografía, marca de la casa, y alguna que otra escena truculenta.

Lo peor; No aporta absolutamente nada al universo de la saga, incluso alejándola de ésta con esa extraña mezcla más propia del film de Hooper y sucedáneos.
24 de agosto de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con elementos tan sumamente atractivos propios de la novela gótica, con sus decadentes castillos, amores atormentados y oscuros secretos, Del Toro construye un cuento macabro poniendo todo el énfasis en retratar una época en que la creencia en los fantasmas y los excesos terrenales formaban parte de la cultura popular.

Acérrimo lector de Poe, Lovecraft, Stoker, Wilde, entre otros, es notable el mimo con el que el director construye un mundo a partir de todos esos elementos, moviéndose en terrenos de sobras conocidos por él, disfrutando con cada detalle que plasma en pantalla. Vestuario, decorado, iluminación, etc. todo está al servicio de una pretendida atmósfera, decadente y orgánica, que supone uno de los mayores logros del film, además de suponer el gran esfuerzo volcado en la producción.

Uno no puede sino deleitarse con esa decrépita mansión que se derrite cual casa de cera, supurando esa arcilla roja que simula sangre, con esos vestidos victorianos que reflejan la personalidad de los personajes, en especial esa viperina Chastain, con sus largos vestidos de cola, con esa evocadora iluminación, propia del Gótico italiano, con Bava a la cabeza y con esa turbia historia que remite, en muchos aspectos, a "La Frusta e il Corpo" del citado Bava.

Incomprensiblemente, la cinta fue recibida con tibieza por parte de público y crítica, unos no se contentaron con ella como cinta de fantasmas, y otros, no casaron con la forma narrativa. La campaña de marketing jugó en su contra, ya que fue vendida como cinta de y con espectros, esperando una cinta terrorífica al más puro estilo de "13 Fantasmas" de William Castle (de la que también bebe) y provocando decepción ante tales expectativas. Del Toro ya avisó, el film trata de un puro relato Gótico, una historia de amor retorcida y oscura, con un fantasmagórico fondo que denota las pasiones vividas por los personajes, donde lo sobrenatural queda en un plano anecdótico.

Tales interpretaciones hacen que nos encontremos con uno de los films más injustamente tratados de los últimos tiempos, a esperas que vuelvan esos aires reivindicativos para colocarla en el lugar que se merece.

Lo mejor; El diseño de producción (Vestuario, atrezzo,iluminación, etc).

Lo peor; La insípida Wasikowska y el hierático Hiddleston no están a la altura de las circunstancias, mostrando escasa química entre ambos, absolutamente necesaria para el relato que ostenta (suerte que ahí está Chastain para salvar la situación).
17 de junio de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena fiebre del remake, de las revisiones o reboots y con los últimos coletazos del "torture porn", se volvió a retomar una de las sagas que más éxito había cosechado a finales de siglo pasado. Después de idas y venidas, con constantes rumores de una posible nueva entrega,y con posibilidad de una nueva trilogía, por fin llego la fecha en la que se reunió a todos los responsables de aquella, tanto en el apartado artístico como técnico, y se materializó algo que los fans pedíamos a gritos.

Pero los tiempos habían cambiado, y con él, los adolescentes. Éstos, además de estar completamente acostumbrados al desfile de las atrocidades más variadas por la pantalla, gracias en cierta medida a otra exitosa saga, como es "Saw", mantienen un sistema de comunicación completamente distinto al que utilizaban a mediados de los 90. La tecnología y sus elementos han cambiado significativamente, los jóvenes de hoy en día utilizan móviles de alta gama, redes sociales, cámaras con prestaciones que nada tienen que envidiar a las profesionales, entre otros aparatos. Por ello, la efectividad que en la película original tenía la propia llamada de teléfono, en la generación milenial se ofrece obsoleta y caduca.

Kevin Williamson, que volvía a la saga después de la amarga experiencia que supuso la tercera entrega, tuvo que rebanarse los sesos para adaptar su esencia a las nuevas tecnologías, y esto se refleja en las dos generaciones que aparecen en el film, los adultos, supervivientes de las anteriores entregas, y los adolescentes, que parecen pertenecer a mundos distintos. Nostalgia contra futuro.

Craven vuelve a mostrarse como un buen artesano detrás de la cámara, y Williamson vuelve a rendir homenaje al género, esta vez explorando los elementos propios del remake y sus variables, parodiándolo desde el respeto. Aún dejando un sensación extraña en el espectador, como si de un ejercicio no contextuado se tratara, el fan más acérrimo no hará más que aplaudir esta nueva incursión en el mundo de Ghostface.

El film, además de rendir homenaje al original (ese festival de cine implícito), incrementar la violencia y la sangre (el asesinato con un armario de por medio) y de utilizar las diferentes posibilidades tecnológicas (la secuencia con la visión de una minicámara), ofrece un entrañable divertimento que satisfacerá tanto al fan incondicional como al espectador que busca un buen film de terror sin muchas pretensiones.

Lo mejor; El jugar con la nostalgia y ese estupendo prólogo marca "Scream".

Lo peor; La sensación de que en el segundo acto se pisa el freno ante la velocidad que anteriormente mostraba.
16 de junio de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el relativo éxito que supuso la segunda entrega, y la grata que sensación que dejó en los fan la digna secuela, la tercera entrega de la supuesta trilogía no se haría esperar (aunque más de lo acordado). Con cierto temor a que la fórmula se agotase del todo nada más empezar el metraje (signos patentes en ciertos pasajes de su anterior entrega), se apartó de Kevin Williamson del las tareas escribanas y se optó por introducir un nuevo guionista que ofreciera aire fresco a la saga (recordemos que Williamson iba a volver nuevamente a los pasillos de la Universidad para su nueva película).

El elegido fue Ehren Kruger que, pese a su explícito apellido, no es un fan incondicional del género al que presta su prosa. Y ahí es donde radica la principal diferencia entre sus hermanas. La esencia de "Scream" y su secuela, era construir un digno slasher a partir de la relectura paródica del mismo, retorciendo todos sus elementos con suficiente maestría como para no caer en el absurdo, a la vez que ofrecía pleitesía y respeto por él. Kruger no es un amante del terror, y eso se nota.

"Scream 3" queda huérfana dentro de la trilogía, siendo la entrega más floja del conjunto y sepultando con ella la saga (al menos hasta su tardía cuarta parte). Se eliminan todos los elementos terroríficos que ofrecían las anteriores a favor de un humor mucho más exacerbado y perceptible, reflejado en, por otro lado interesante, el ejercicio de metacine que ofrece el film. Faltan esos momentos impactantes marca de la casa, con Ghostface jugando con su víctima, falta la soterrada violencia, y sobran chistes, muchos chistes. Sin ir más lejos, aquí el ya mítico prologo, donde la estrella de turno sucumbe a las cuchilladas del psicópata, se presenta como el más flojo de los tres, incluso dentro del mismo film (del mismo se rodaron varias versiones, y ya saben, cuando uno no está seguro del resultado, es que algo falla).

Aun con ello, es notable esa expansión del mundo propio que el guionista toma prestado de su antecesor, añadiendo mucha más riqueza a éste y presentando un oscuro Hollywood lleno de cadáveres vivientes (el cameo de Carrie Fisher riéndose de sí misma no tiene precio).

Sin ser tan terrible como se la suele catalogar, es una lástima que esa carta de amor al cine de terror, como eran dos primeras películas, tuvieran un flojo cierre de trilogía, donde ese admiración por el genero brilla por su ausencia. Incluso el maestro Craven ya da signos de estar hasta los mismísimos de la saga.

Lo mejor; El juego multireferencial, con Hollywood y sus entresijos de fondo (tronchante Parker Posey).

Lo peor; A parte del flequillo de la Courteney (estamos seguros que Arquette no quería que se le acercara nadie), la película flojea por todos lados, quedándose a medio camino como comedia, como slasher o como secuela de "Scream".
15 de junio de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie se esperaba el apabullante éxito que supuso "Scream", más aun cuando el cine de terror llevaba ya una temporada en terreno muerto. No solo llenó las arcas de la productora, sino que revitalizó el slasher (y el cine de género en general) y nos brindó un nuevo icono de horror. Rápidamente, los responsables del original se reunieron nuevamente para rodar una secuela, esperando repetir el éxito de su antecesora.

Kevin Williamson, se hartó de vendernos que la idea original era hacer una trilogía de películas, siguiendo al personaje interpretado por Neve Campbell en sus pesquisas contra el Ghostface de turno, sin tener en cuenta si la película era rentable o no (cosa que no se creen ni ellos). Para ello, la acción se sitúa unos años después de los acontecimientos de la primera parte y en terrenos donde el guionista suele moverse de forma cómoda, como son los pasillos de la Universidad.

El mimo otorgado en la concepción de su antecesora, se transforma aquí un mundo auto referencial, creando conceptos propios dentro de su propia mitología y haciendo análisis, esta vez, del tortuoso mundo de las secuelas de cine. Sabiéndose continuación del anterior éxito, el film es completamente consciente de aquellos elementos con los que jugar y riéndose de su propia concepción como secuela (como hacia "Scream" en cuanto a film de terror). Además de interiorizar en la psique de los personajes, mucho más desarrollados que en otras producciones similares.

Detrás de la cámara vuelve a colocarse el maestro Craven, todo un artesano en eso del cine de horror, que cuenta con el trio superviviente del original al que se le añade nuevos rostros dispuestos a ser cercenados por nuestro psicópata. Aun careciendo del efecto sorpresa (recordemos que las pantallas de esa época sufrieron un invasión de clones del original, más o menos acertados, y por tanto el público ya estaba dado a este tipo de films), el director (y guionista) consigue ofrecer una digna secuela, llena de momentos de tensión y set pieçes llenas de imaginación, que no solo rinden homenaje a clásicos de antaño, sino que crean un sólida estructura de Body count divertida a la par que terrorífica (El acoso a Sarah Michelle Gellar, el primer ataque a Sidney o la persecución por los insonorizados pasillos del estudio de grabación ).

No queda otra que aplaudir al tándem y al resto de implicados porque, si algo destila de ambas "Scream", es amor por un denostado tipo de cine que, por primera vez, y alejándose de esa reivindicación postmoderna, casó crítica y público.

Lo mejor; Sin duda, el prólogo, donde director y guionista ponen toda la carne en el asador, con guiños a "Angustia" de Bigas Lunas, a William Castle e incluso a "Demons" de Lamberto Bava.

Lo peor; La sensación de agotamiento de la fórmula se hace patente en algunos episodios del film, a pesar de los esfuerzos otorgados.
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