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8
19 de abril de 2020
19 de abril de 2020
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años la ciencia ficción ha ido mutando de cepa. Las cosas dejan de ocurrir “hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…” y se exponen como realidades posibles, distopías próximas como Years and Years o Black Mirror. También surgió una estética renovada, donde el foco está en la calidad de la imagen y en la belleza de sus diseños, dejando en segundo plano la abundancia de los efectos especiales. Incluso con detalles vintage, que bien podrían situar a la escena en los 60’, esto lo encontré primero en la serie sueca Äkta människor (2012), como siempre versionada para el perezoso público yanqui en Humans (2015), y recientemente plagiada por los rusos en Luchshe, chem lyudi (2018). Todo esto y más encontrarás en Tales from the Loop, la nueva serie que Amazon Prime estrenada este 3 de abril, y compuesta por 8 episodios en su primer temporada dirigidos por 8 directores diferentes, que culminan con la consagrada Jodie Foster.
La obra está basada en el libro homónimo de arte narrativo, escrito y dibujado por el artista, músico y diseñador sueco Simon Stålenhag, que se especializa en imágenes digitales retro-futuristas centradas en entornos nostálgicos de historias alternativas escandinavas. Quizás por la paz que transmiten las imágenes de Simon, quizás por la pretensión de crear una refinada obra de arte… cómo podría saberlo?, lo real es que su creador Nathaniel Halpern (guionista en The Killing, Manhattan, Legion) filma unas historias contemplativas -por no usar la palabra “lentas”- que acompañada por una hermosa música de cámara de Philip Glass, a veces parecen estirar una jugosa y colorida idea corta de ficción, hasta los 55 minutos de cada capítulo.
La serie se desarrolla en una supuesta ciudad rural de Ohio -aunque en realidad se filmó en Canadá- donde se encuentra una inmenso acelerador de partículas subterráneo que emplea a la mayoría del pueblo. Cada capítulo muestra una historia individual, de una habitante o familia del pueblo que se puede disfrutar al margen de la narración colectiva de la serie, aunque siempre terminan conectados entre ellos y con “el loop”. Este estilo descriptivo, crea la sensación que cada individuo contiene una maravillosa historia mitológica que contar. Que todo tiene que ver con todo, y lo imposible puede convertirse en realidad al pasar por el bucle.
Para ilustrar la sutil idea de las distopías vintage, en el primer episodio se puede ver en la marquesina del cine en la ciudad “VERANO CON MONIKA”, una película sueca que se estrenó en 1953 y dirigió Ingmar Bergman.
Yo creo que un gran aporte a esta cuarentena es darse una vuelta por esta Notable serie.
La obra está basada en el libro homónimo de arte narrativo, escrito y dibujado por el artista, músico y diseñador sueco Simon Stålenhag, que se especializa en imágenes digitales retro-futuristas centradas en entornos nostálgicos de historias alternativas escandinavas. Quizás por la paz que transmiten las imágenes de Simon, quizás por la pretensión de crear una refinada obra de arte… cómo podría saberlo?, lo real es que su creador Nathaniel Halpern (guionista en The Killing, Manhattan, Legion) filma unas historias contemplativas -por no usar la palabra “lentas”- que acompañada por una hermosa música de cámara de Philip Glass, a veces parecen estirar una jugosa y colorida idea corta de ficción, hasta los 55 minutos de cada capítulo.
La serie se desarrolla en una supuesta ciudad rural de Ohio -aunque en realidad se filmó en Canadá- donde se encuentra una inmenso acelerador de partículas subterráneo que emplea a la mayoría del pueblo. Cada capítulo muestra una historia individual, de una habitante o familia del pueblo que se puede disfrutar al margen de la narración colectiva de la serie, aunque siempre terminan conectados entre ellos y con “el loop”. Este estilo descriptivo, crea la sensación que cada individuo contiene una maravillosa historia mitológica que contar. Que todo tiene que ver con todo, y lo imposible puede convertirse en realidad al pasar por el bucle.
Para ilustrar la sutil idea de las distopías vintage, en el primer episodio se puede ver en la marquesina del cine en la ciudad “VERANO CON MONIKA”, una película sueca que se estrenó en 1953 y dirigió Ingmar Bergman.
Yo creo que un gran aporte a esta cuarentena es darse una vuelta por esta Notable serie.
6
21 de julio de 2021
21 de julio de 2021
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día 2 de febrero de cada año lo recordamos como el “Día de la Marmota”, que se estrenó el 4 de febrero de 1993. Un día antes de este interminable día -el primero de febrero, pero de 2019- se estrenó Russian Doll, que tiene un ineludible lazo con esa mítica película de Bill Murray y Andie MacDowell.
En este caso, el hilo conductor es la pelirroja neoyorkina Natasha Lyonne, que seguramente recordarán por su papel en Orange Is the New Black, o antes en American Pie y varias otras películas. Con esta serie, Natasha se inscribe en la lista de los creadores, directores, guionistas e intérpretes de sus propias obras, así como Phoebe Waller-Bridge con su Fleabag, o Ricky Gervais con After Life.
La creación y guión de Russian Doll estuvo a cargo de un terceto femenino, donde Natasha Lyonne se acompañó con Leslye Headland, con quién había trabajaron anteriormente en Sleeping with Other People, y con la actriz, cómica, escritora, productora y directora Amy Poehler.
Su pareja protagónica masculina fue Charlie Barnett, que había aparecido en un capítulo de Orange Is the New Black y venía de protagonizar la miniserie Tales of the City ese mismo año. Y como curiosidad, hay una pequeña participación de Burt Young, que siempre será el cuñado de Rocky.
Ella interpreta a Nadia Vulvokov, Nadia como abreviatura de Nadezhda -que significa "esperanza" en ruso- y Vulvokov que es un juego de palabras con "vulva", y no es un apellido ruso real. Una nieta de sobrevivientes del Holocausto (como lo es Natasha Lyonne en la vida real) con una vida conflictuada y enredada en una infancia difícil.
Él le da vida a Alan Zaveri, un joven inmaduro lleno de TOCs que va a recibir una mala noticia el mismo día que Nadia cumple 36 años. Por razones independientes -pero no del todo desanudadas- ambos van a morir ese día entrando en un loop de resurrecciones y decesos hasta encontrar el camino.
Les dejo la primer temporada de esta serie que ya tiene comprometidas dos más, y por ahora es Interesante.
Más en Nagus.info
En este caso, el hilo conductor es la pelirroja neoyorkina Natasha Lyonne, que seguramente recordarán por su papel en Orange Is the New Black, o antes en American Pie y varias otras películas. Con esta serie, Natasha se inscribe en la lista de los creadores, directores, guionistas e intérpretes de sus propias obras, así como Phoebe Waller-Bridge con su Fleabag, o Ricky Gervais con After Life.
La creación y guión de Russian Doll estuvo a cargo de un terceto femenino, donde Natasha Lyonne se acompañó con Leslye Headland, con quién había trabajaron anteriormente en Sleeping with Other People, y con la actriz, cómica, escritora, productora y directora Amy Poehler.
Su pareja protagónica masculina fue Charlie Barnett, que había aparecido en un capítulo de Orange Is the New Black y venía de protagonizar la miniserie Tales of the City ese mismo año. Y como curiosidad, hay una pequeña participación de Burt Young, que siempre será el cuñado de Rocky.
Ella interpreta a Nadia Vulvokov, Nadia como abreviatura de Nadezhda -que significa "esperanza" en ruso- y Vulvokov que es un juego de palabras con "vulva", y no es un apellido ruso real. Una nieta de sobrevivientes del Holocausto (como lo es Natasha Lyonne en la vida real) con una vida conflictuada y enredada en una infancia difícil.
Él le da vida a Alan Zaveri, un joven inmaduro lleno de TOCs que va a recibir una mala noticia el mismo día que Nadia cumple 36 años. Por razones independientes -pero no del todo desanudadas- ambos van a morir ese día entrando en un loop de resurrecciones y decesos hasta encontrar el camino.
Les dejo la primer temporada de esta serie que ya tiene comprometidas dos más, y por ahora es Interesante.
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Miniserie

6,5
1.491
7
21 de julio de 2021
21 de julio de 2021
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En otra oportunidad comenté que las series diferentes, con “uniqueness” dirían los ingleses, suman extra bonus. Y este podría ser el caso de State of the Union, que si bien no inventó la pólvora, se presenta en un paquete de consumo moderno, para ver en el celular de camino al trabajo, para ver un capítulo en el entretiempo del partido, ya que está armada en 10 episodios de sólo 10 minutos cada uno.
La cosa es así… Louise, interpretada por la británica Rosamund Pike (que recordarán por su papel de villana en James Bond Die Another Day; por el papel de Jane Bennet en Pride and Prejudice y por interpretar a Amy Dunne en Gone Girl) y Tom, encarnado por el comediante Chris O'Dowd (que conocimos como Roy Trenneman en la hilarante serie The IT Crowd) se acaban de separar y decidieron hacer terapia de pareja. La cita obligada es 10 minutos antes de cada sesión, en el bar que está cruzando la calle al consultorio, copa de por medio y listos para intercambiar afilados y mordaces comentarios como adelanto de una terapia que finalmente no veremos.
Si no hablan sobre ellos, lo hacen sobre las caras que portan quienes salen del consultorio en la sesión anterior. De cualquier forma el comentario divierte y es gracias al guion de Nick Hornby (Fever Pitch, High Fidelity, About a Boy) y a la puesta en escena minimalista, casi teatral, de Stephen Frears (High Fidelity, Dangerous Liaisons, The Loudest Voice).
El lanzamiento de State of the Union fue en 2019 y Sundance Channel confirmó una segunda temporada para este año, renovando la pareja protagónica por Patricia Clarkson (Sharp Objects) y Brendan Gleeson (The Comey Rule), que estamos aguardando con ansias. Aprovechen la espera para ponerse al día con esta Buena comedia corta, ideal para una maratón.
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La cosa es así… Louise, interpretada por la británica Rosamund Pike (que recordarán por su papel de villana en James Bond Die Another Day; por el papel de Jane Bennet en Pride and Prejudice y por interpretar a Amy Dunne en Gone Girl) y Tom, encarnado por el comediante Chris O'Dowd (que conocimos como Roy Trenneman en la hilarante serie The IT Crowd) se acaban de separar y decidieron hacer terapia de pareja. La cita obligada es 10 minutos antes de cada sesión, en el bar que está cruzando la calle al consultorio, copa de por medio y listos para intercambiar afilados y mordaces comentarios como adelanto de una terapia que finalmente no veremos.
Si no hablan sobre ellos, lo hacen sobre las caras que portan quienes salen del consultorio en la sesión anterior. De cualquier forma el comentario divierte y es gracias al guion de Nick Hornby (Fever Pitch, High Fidelity, About a Boy) y a la puesta en escena minimalista, casi teatral, de Stephen Frears (High Fidelity, Dangerous Liaisons, The Loudest Voice).
El lanzamiento de State of the Union fue en 2019 y Sundance Channel confirmó una segunda temporada para este año, renovando la pareja protagónica por Patricia Clarkson (Sharp Objects) y Brendan Gleeson (The Comey Rule), que estamos aguardando con ansias. Aprovechen la espera para ponerse al día con esta Buena comedia corta, ideal para una maratón.
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9
2 de julio de 2020
2 de julio de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las series que exponen la política en su cruda desnudez, que muestran cómo se aspira, se obtiene y se ejerce el poder político siempre me fascinaron. Y en este renglón estoy ubicando a Borgen, Years and Years, BOSS, Okkupert y tantas más que tiran del estante a otras como House of Cards y compañía, donde sólo utilizan el género para vestir novelas con personajes estereotipados por la “anti-política”.
Habiendo establecido esta diferencia, la serie “por excelencia” sobre política es indiscutiblemente The West Wing. Tanto por su originalidad, su formidable producción, su extensión de 155 episodios y la influencia que produjo en las demás -incluyendo la política real de los EE. UU.- le damos a la creación de Aaron Sorkin el cinturón de campeón de todos los pesos.
Aaron Benjamin Sorkin es un guionista, productor, dramaturgo y actor neoyorkino, hasta hoy creador de cuatro excelentes series: Sports Night (1998), Studio 60 on the Sunset Strip (2006), The Newsroom (2012) y The West Wing (1999) -o El Ala Oeste como se conoció en el mundo latino- siendo esta última la única que no está enfocada en el detrás de escena de un programa televisivo.
Las siete temporadas de The West Wing no son enteramente hijas de Sorkin, ya que él renunció a su tarea como escritor y productor ejecutivo después de la cuarta, tras una prolongada disputa con el ejecutivo de NBC, Jeff Zucker. Después de abandonar el programa, Aaron Sorkin declaró que al estrenar la quinta temporada apagó el televisor después de un minuto y nunca vio otro episodio. Comparando la experiencia con "ver a alguien besándose con mi novia".
Diecisiete actores y actrices del anterior programa de Sorkin, “Sports Night”, aparecieron en The West Wing, incluidos Joshua Malina, Janel Moloney, Felicity Huffman, Ted McGinley, Lisa Edelstein, John de Lancie, Allen Garfield y Clark Gregg.
Sorkin le dijo a Entertainment Weekly que el primer actor que él y los productores querían para interpretar al presidente Bartlet, fue Sidney Poitier. Desestimaron la idea al conocer el cachet pretendido por Poitier, y John Wells pudo interpretar el desinterés de Poitier cuando su gerente le pidió que dejara de llamar.
Descartado el diplomático estadounidense de origen bahameño fueron por Alan Alda y Jason Robards, Jr. Fue entonces cuando optaron por Martin Sheen, que originalmente estaba pensado para participar en cuatro episodios por temporada. Pero bastó ver la performance en el capítulo piloto, para convertirlo en un miembro titular del equipo.
Martin Sheen ha interpretado al presidente de los Estados Unidos numerables ocasiones a lo largo de su carrera, especialmente como John F. Kennedy en una miniserie de 1983, y en The Dead Zone ese mismo año. También ha encarnado a Robert F. Kennedy, John Dean abogado de la Casa Blanca bajo Richard Nixon, y el general confederado Robert E. Lee en “Los ángeles exterminadores” (1993). Además, había interpretado al Jefe de Gabinete de la Casa Blanca en la película del propio Aaron Sorkin, “Mi querido presidente” (1995).
The West Wing es una serie de televisión estadounidense de drama político (con todo lo que ello implica) que se transmitió originalmente en NBC del 22 de septiembre de 1999, al 14 de mayo de 2006.
Los problemas del mundo real explorados en The West Wing incluyen: ambiciones nucleares de Corea del Norte e Irán, relaciones tensas e inestables entre India y Pakistán, legislación del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica, la formación del Proyecto Minuteman, pacificación y terrorismo en Palestina e Israel, el genocidio en Darfur, Sudán, SIDA en África subsahariana, el proceso de paz de Irlanda del Norte, la guerra contra las drogas y el conflicto en Colombia, controversia sobre el diseño inteligente en las escuelas, brinkmanship (política del borde del abismo) y conflicto potencial entre la República Popular de China y República de China sobre el estado político de Taiwán, un cierre del gobierno federal, la Ley de Defensa del Matrimonio de 1996, ataques de ántrax contra la administración Bush, fondos federales para las artes, el pico del petróleo y las consecuencias de una disminución en la producción mundial de petróleo, subsidios federales para el etanol combustible otorgado a los productores de maíz, condonación de préstamos estudiantiles para maestros, invocación de la Enmienda 25 para un Presidente interino. Nadie puede aburrirse viendo esta serie, ¿no?
Si bien las calificaciones del programa disminuyeron en los últimos tres años -después de la partida de su creador, Aaron Sorkin- la misma continuó con su popularidad entre los espectadores de altos ingresos, un grupo demográfico clave para el programa y sus anunciantes, con alrededor de 16 millones de espectadores.
Ganó el premio Emmy a la mejor serie dramática en cada una de sus primeras cuatro temporadas. Y al final de su carrera, celebrado su aparición en los Emmy del 2006, The West Wing terminó con un total de veintiséis Emmys, la mayor cantidad en la historia de una serie dramática, empatada con Hill Street Blues (1981). Veinte premios Emmy individuales fueron otorgados a escritores, actores y miembros del elenco. Allison Janney posee el récord de victorias para una actriz de reparto, con un total de cuatro Emmys.
A esto sumemos dos premios Peabody y tres premios Golden Globe, en total recibió 81 premios. Clasificada en el cuarto lugar entre los 50 mejores programas de televisión de todos los tiempos por la revista Empire (2008). El Writers Guild of America, la ubicó en el décimo lugar en su lista de “101 mejores series de TV escritas”. Los lectores de TV Guide, votaron al elenco de The West Wing como el mejor elenco de drama de todos los tiempos, recibiendo el 37% de los votos, y superando a Lost que recibió el 23%.
Habiendo establecido esta diferencia, la serie “por excelencia” sobre política es indiscutiblemente The West Wing. Tanto por su originalidad, su formidable producción, su extensión de 155 episodios y la influencia que produjo en las demás -incluyendo la política real de los EE. UU.- le damos a la creación de Aaron Sorkin el cinturón de campeón de todos los pesos.
Aaron Benjamin Sorkin es un guionista, productor, dramaturgo y actor neoyorkino, hasta hoy creador de cuatro excelentes series: Sports Night (1998), Studio 60 on the Sunset Strip (2006), The Newsroom (2012) y The West Wing (1999) -o El Ala Oeste como se conoció en el mundo latino- siendo esta última la única que no está enfocada en el detrás de escena de un programa televisivo.
Las siete temporadas de The West Wing no son enteramente hijas de Sorkin, ya que él renunció a su tarea como escritor y productor ejecutivo después de la cuarta, tras una prolongada disputa con el ejecutivo de NBC, Jeff Zucker. Después de abandonar el programa, Aaron Sorkin declaró que al estrenar la quinta temporada apagó el televisor después de un minuto y nunca vio otro episodio. Comparando la experiencia con "ver a alguien besándose con mi novia".
Diecisiete actores y actrices del anterior programa de Sorkin, “Sports Night”, aparecieron en The West Wing, incluidos Joshua Malina, Janel Moloney, Felicity Huffman, Ted McGinley, Lisa Edelstein, John de Lancie, Allen Garfield y Clark Gregg.
Sorkin le dijo a Entertainment Weekly que el primer actor que él y los productores querían para interpretar al presidente Bartlet, fue Sidney Poitier. Desestimaron la idea al conocer el cachet pretendido por Poitier, y John Wells pudo interpretar el desinterés de Poitier cuando su gerente le pidió que dejara de llamar.
Descartado el diplomático estadounidense de origen bahameño fueron por Alan Alda y Jason Robards, Jr. Fue entonces cuando optaron por Martin Sheen, que originalmente estaba pensado para participar en cuatro episodios por temporada. Pero bastó ver la performance en el capítulo piloto, para convertirlo en un miembro titular del equipo.
Martin Sheen ha interpretado al presidente de los Estados Unidos numerables ocasiones a lo largo de su carrera, especialmente como John F. Kennedy en una miniserie de 1983, y en The Dead Zone ese mismo año. También ha encarnado a Robert F. Kennedy, John Dean abogado de la Casa Blanca bajo Richard Nixon, y el general confederado Robert E. Lee en “Los ángeles exterminadores” (1993). Además, había interpretado al Jefe de Gabinete de la Casa Blanca en la película del propio Aaron Sorkin, “Mi querido presidente” (1995).
The West Wing es una serie de televisión estadounidense de drama político (con todo lo que ello implica) que se transmitió originalmente en NBC del 22 de septiembre de 1999, al 14 de mayo de 2006.
Los problemas del mundo real explorados en The West Wing incluyen: ambiciones nucleares de Corea del Norte e Irán, relaciones tensas e inestables entre India y Pakistán, legislación del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica, la formación del Proyecto Minuteman, pacificación y terrorismo en Palestina e Israel, el genocidio en Darfur, Sudán, SIDA en África subsahariana, el proceso de paz de Irlanda del Norte, la guerra contra las drogas y el conflicto en Colombia, controversia sobre el diseño inteligente en las escuelas, brinkmanship (política del borde del abismo) y conflicto potencial entre la República Popular de China y República de China sobre el estado político de Taiwán, un cierre del gobierno federal, la Ley de Defensa del Matrimonio de 1996, ataques de ántrax contra la administración Bush, fondos federales para las artes, el pico del petróleo y las consecuencias de una disminución en la producción mundial de petróleo, subsidios federales para el etanol combustible otorgado a los productores de maíz, condonación de préstamos estudiantiles para maestros, invocación de la Enmienda 25 para un Presidente interino. Nadie puede aburrirse viendo esta serie, ¿no?
Si bien las calificaciones del programa disminuyeron en los últimos tres años -después de la partida de su creador, Aaron Sorkin- la misma continuó con su popularidad entre los espectadores de altos ingresos, un grupo demográfico clave para el programa y sus anunciantes, con alrededor de 16 millones de espectadores.
Ganó el premio Emmy a la mejor serie dramática en cada una de sus primeras cuatro temporadas. Y al final de su carrera, celebrado su aparición en los Emmy del 2006, The West Wing terminó con un total de veintiséis Emmys, la mayor cantidad en la historia de una serie dramática, empatada con Hill Street Blues (1981). Veinte premios Emmy individuales fueron otorgados a escritores, actores y miembros del elenco. Allison Janney posee el récord de victorias para una actriz de reparto, con un total de cuatro Emmys.
A esto sumemos dos premios Peabody y tres premios Golden Globe, en total recibió 81 premios. Clasificada en el cuarto lugar entre los 50 mejores programas de televisión de todos los tiempos por la revista Empire (2008). El Writers Guild of America, la ubicó en el décimo lugar en su lista de “101 mejores series de TV escritas”. Los lectores de TV Guide, votaron al elenco de The West Wing como el mejor elenco de drama de todos los tiempos, recibiendo el 37% de los votos, y superando a Lost que recibió el 23%.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Gran parte del mérito lo lleva su producción, la serie tuvo un presupuesto de $ 2.7 millones de dólares por episodio en su primera temporada. Cada uno de los actores principales recibió aproximadamente $ 75.000 por episodio, además de Martin Sheen que embolsó $ 300.000. Las disparidades en los sueldos difundidos encendieron disputas contractuales muy públicas, particularmente por Allison Janney, Richard Schiff, John Spencer y Bradley Whitford.
El set de filmación fue el más grande construido para un piloto -y una serie de televisión- hasta esa fecha. Era tan grande que, durante la primera temporada, tuvo que ser alojado en dos locaciones, cada una con un corredor amarillo idéntico para la continuidad entre escenas. Durante el paréntesis entre la primera y la segunda temporada, el set se trasladó a un escenario más amplio y se unió para seguir así hasta el final. Era tan realista, que los grupos de visitantes al estudio de Warner Brothers no tenían permitido acceder al set del show, debido a las preocupaciones de seguridad que manifestó la Casa Blanca.
La representación de la Oficina Oval -diseñada originalmente por Michael J. Taylor- fue construida para “Presidente por un día”, luego se dispuso para “Mi querido presidente” y también se utilizó durante la filmación de “Contacto”.
The West Wing ha recibido elogios de críticos, profesores de ciencias políticas y exempleados de la Casa Blanca. Al comienzo de la sexta temporada, el embajador de Israel voló exclusivamente desde Washington, D.C. a Los Ángeles, para visitar el set del programa. Se reunió con la mayoría del elenco y les explicó los detalles de las conexiones entre Israel y los EE. UU. Esto ayudó a las interpretaciones de ese año, ya que la sexta temporada está dedicada a las relaciones del Medio Oriente.
En los créditos del inicio se ve una foto de Martin Sheen tomada por detrás -interpretando al presidente Bartlet- apoyado en su escritorio con la cabeza gacha. Este fue un homenaje directo a la famosa fotografía del presidente John F. Kennedy obtenida durante la crisis de los misiles cubanos. Puede interpretarse como una definición de posicionamiento político de la serie.
Tradicionalmente, en la habitación Roosevelt en el ala oeste de la Casa Blanca, durante una administración republicana se cuelga un retrato del republicano Theodore Roosevelt y, durante una administración demócrata se cuelga un retrato del demócrata Franklin D. Roosevelt. En la sala Roosevelt de la Casa Blanca Bartlet, se cuelgan retratos de ambos Roosevelt, o sea… si estos no son suficientes motivos para devorar esta Muy Buena serie, ¿qué más hace falta?
El set de filmación fue el más grande construido para un piloto -y una serie de televisión- hasta esa fecha. Era tan grande que, durante la primera temporada, tuvo que ser alojado en dos locaciones, cada una con un corredor amarillo idéntico para la continuidad entre escenas. Durante el paréntesis entre la primera y la segunda temporada, el set se trasladó a un escenario más amplio y se unió para seguir así hasta el final. Era tan realista, que los grupos de visitantes al estudio de Warner Brothers no tenían permitido acceder al set del show, debido a las preocupaciones de seguridad que manifestó la Casa Blanca.
La representación de la Oficina Oval -diseñada originalmente por Michael J. Taylor- fue construida para “Presidente por un día”, luego se dispuso para “Mi querido presidente” y también se utilizó durante la filmación de “Contacto”.
The West Wing ha recibido elogios de críticos, profesores de ciencias políticas y exempleados de la Casa Blanca. Al comienzo de la sexta temporada, el embajador de Israel voló exclusivamente desde Washington, D.C. a Los Ángeles, para visitar el set del programa. Se reunió con la mayoría del elenco y les explicó los detalles de las conexiones entre Israel y los EE. UU. Esto ayudó a las interpretaciones de ese año, ya que la sexta temporada está dedicada a las relaciones del Medio Oriente.
En los créditos del inicio se ve una foto de Martin Sheen tomada por detrás -interpretando al presidente Bartlet- apoyado en su escritorio con la cabeza gacha. Este fue un homenaje directo a la famosa fotografía del presidente John F. Kennedy obtenida durante la crisis de los misiles cubanos. Puede interpretarse como una definición de posicionamiento político de la serie.
Tradicionalmente, en la habitación Roosevelt en el ala oeste de la Casa Blanca, durante una administración republicana se cuelga un retrato del republicano Theodore Roosevelt y, durante una administración demócrata se cuelga un retrato del demócrata Franklin D. Roosevelt. En la sala Roosevelt de la Casa Blanca Bartlet, se cuelgan retratos de ambos Roosevelt, o sea… si estos no son suficientes motivos para devorar esta Muy Buena serie, ¿qué más hace falta?
10
13 de febrero de 2018
13 de febrero de 2018
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que difícil es describir a Black Mirror sin concatenar un sinnúmero de títulos en exceso adjetivados.
Sin duda es una de las mejores series de ciencia ficción en la última década, sino la mejor. Y para seducir a los no amantes del género, les adelanto que no es la clásica oferta de sci-fi con marcianos, guerras intergalácticas y mundos fantasiosos. Black Mirror es una serie de capítulos unitarios en mundos distópicos, que exacerba algunas características de nuestra sociedad en función de los cambios tecnológicos que incorporamos en los últimos años.
Charlie Brooker (Dead Set, Spoons), su creador, la describió diciendo: “cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes”. Mientras que la productora agregó: “es un híbrido entre The Twilight Zone y Tales of the Unexpected que se nutre de nuestro malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno”.
Cuando surge esta serie en cualquier sobremesa es muy raro encontrar a quien no le haya gustado, generalmente el debate deriva en cuál fue tu capítulo favorito. En ese renglón me anoto con The Entire History of You (S01E03), Be Right Back (S02E01) mi debilidad, una especie de golem de las redes sociales, The Waldo Moment (S02E03), White Christmas (S02E04), San Junipero (S03E04) una delicia para el género de ficción, Hated in the Nation (S03E06), USS Callister (S04E01) este capítulo está escrito por el creador de la serie Charlie Brooker y William Bridges, trekkie reconocido que homenajea a mi serie favorita en este episodio, y por último Black Museum (S04E06) que cierra la última temporada de gran forma.
Black Mirror es una serie británica creada por Charlie Brooker y producida por Zeppotron para Endemol en sus dos primeras temporadas (6 capítulos en total), posteriormente vendida a Netflix para su tercer y cuarta temporada (12 capítulos, más un especial de Navidad), lo que explica que la mayoría de los actores pasaran de ser británicos a estadounidenses.
Es una serie muy recomendable, si sos amante de la ciencia ficción imperdible. Me cuesta mucho criticarla, para mi es Excelente.
Sin duda es una de las mejores series de ciencia ficción en la última década, sino la mejor. Y para seducir a los no amantes del género, les adelanto que no es la clásica oferta de sci-fi con marcianos, guerras intergalácticas y mundos fantasiosos. Black Mirror es una serie de capítulos unitarios en mundos distópicos, que exacerba algunas características de nuestra sociedad en función de los cambios tecnológicos que incorporamos en los últimos años.
Charlie Brooker (Dead Set, Spoons), su creador, la describió diciendo: “cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes”. Mientras que la productora agregó: “es un híbrido entre The Twilight Zone y Tales of the Unexpected que se nutre de nuestro malestar contemporáneo sobre nuestro mundo moderno”.
Cuando surge esta serie en cualquier sobremesa es muy raro encontrar a quien no le haya gustado, generalmente el debate deriva en cuál fue tu capítulo favorito. En ese renglón me anoto con The Entire History of You (S01E03), Be Right Back (S02E01) mi debilidad, una especie de golem de las redes sociales, The Waldo Moment (S02E03), White Christmas (S02E04), San Junipero (S03E04) una delicia para el género de ficción, Hated in the Nation (S03E06), USS Callister (S04E01) este capítulo está escrito por el creador de la serie Charlie Brooker y William Bridges, trekkie reconocido que homenajea a mi serie favorita en este episodio, y por último Black Museum (S04E06) que cierra la última temporada de gran forma.
Black Mirror es una serie británica creada por Charlie Brooker y producida por Zeppotron para Endemol en sus dos primeras temporadas (6 capítulos en total), posteriormente vendida a Netflix para su tercer y cuarta temporada (12 capítulos, más un especial de Navidad), lo que explica que la mayoría de los actores pasaran de ser británicos a estadounidenses.
Es una serie muy recomendable, si sos amante de la ciencia ficción imperdible. Me cuesta mucho criticarla, para mi es Excelente.
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