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6,1
392
7
9 de septiembre de 2024
9 de septiembre de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 1982. El PSOE gana las elecciones generales en España, hecho a partir del cual se iniciará la regulación del derecho al aborto que desembocará en la primera ley de los tres supuestos (1985) si bien la despenalización genérica no llegó hasta el año 2010!. Hasta entonces, el código penal vigente preveía prisión tanto para la mujer embarazada como para el personal que asistía la intervención. La moral puritana nacionalcatólica imperante tenía previstas unas instituciones "caritativas" como la Maternidad de Peñagrande para "solucionar" un embarazo no deseado en jóvenes (en muchos casos menores de edad) que no eran más que una enorme tapadera en una red de robo de bebés para alimentar adopciones fraudulentas con una responsabilidad directa de la Iglesia Católica. Lucía acabará entrando esposada "por su seguridad", según dicen los policías que la conducen al oscuro reformatorio para adolescentes embarazadas tras una fría despedida de una madre castradora a la que lo único que le importa es mantener las apariencias. Dentro de la residencia regentada por monjas hará amistad con un grupito de internas del sector "currante" —había internas de familias acomodadas que pagaban la pensión y que estaban exentas de los trabajos domésticos.
El que escribe estas líneas siempre le han gustado las historias de heroicidades diversas que el cine ha reproducido con dosis, muchas veces exageradas, de épica y coraje. Con los años ha ido descubriendo que estamos rodeados de héroes y heroínas anónimas que podrían ser perfectamente nuestra vecina. Lucía y sus amigas de reformatorio encarnan una auténtica trama cotidiana, anónima y encubierta de este tipo con resultados vitales diversos que destilan una determinación auténticamente admirable de unas adolescentes víctimas de una moralina represora que, para más inri, está impuesta por su entorno familiar.
El director Pau Teixidor forja con habilidad y buen oficio un relato desdichado y oscuro, el cual, aunque no es exactamente una historia real, se fundamenta en una diversidad de biografías que han sido su fuente de inspiración. El resultado final se refuerza intensamente con las impresionantes interpretaciones de un grupo de jóvenes encabezadas por Sofía Millan y Carmen Escudero con el apoyo de un experta María Vázquez en el papel turbio de Marisa, madre de Lucía.
Alumbramiento vendría a ser la versión cruel predecesora de la destacada "La maternal" de Pilar Palomero en un acertado ejercicio de memoria histórica bastante reciente que nos interpela con contundencia. Por desgracia y como necesario recordatorio, la sombra de responsabilidad, ocultación y falta de reparación de la Iglesia Católica es suficientemente vigente en numerosos casos de niños robados, abusos sexuales y abusos de poder en general. La cinta no se queda en ningún caso en un documento de denuncia sino que va mucho más allá al exponer con acierto un drama coral en torno a la maternidad truncada por un entorno social e institucional de una inaceptable beatería represora. (7)
El que escribe estas líneas siempre le han gustado las historias de heroicidades diversas que el cine ha reproducido con dosis, muchas veces exageradas, de épica y coraje. Con los años ha ido descubriendo que estamos rodeados de héroes y heroínas anónimas que podrían ser perfectamente nuestra vecina. Lucía y sus amigas de reformatorio encarnan una auténtica trama cotidiana, anónima y encubierta de este tipo con resultados vitales diversos que destilan una determinación auténticamente admirable de unas adolescentes víctimas de una moralina represora que, para más inri, está impuesta por su entorno familiar.
El director Pau Teixidor forja con habilidad y buen oficio un relato desdichado y oscuro, el cual, aunque no es exactamente una historia real, se fundamenta en una diversidad de biografías que han sido su fuente de inspiración. El resultado final se refuerza intensamente con las impresionantes interpretaciones de un grupo de jóvenes encabezadas por Sofía Millan y Carmen Escudero con el apoyo de un experta María Vázquez en el papel turbio de Marisa, madre de Lucía.
Alumbramiento vendría a ser la versión cruel predecesora de la destacada "La maternal" de Pilar Palomero en un acertado ejercicio de memoria histórica bastante reciente que nos interpela con contundencia. Por desgracia y como necesario recordatorio, la sombra de responsabilidad, ocultación y falta de reparación de la Iglesia Católica es suficientemente vigente en numerosos casos de niños robados, abusos sexuales y abusos de poder en general. La cinta no se queda en ningún caso en un documento de denuncia sino que va mucho más allá al exponer con acierto un drama coral en torno a la maternidad truncada por un entorno social e institucional de una inaceptable beatería represora. (7)
9 de septiembre de 2024
9 de septiembre de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Simple como Sylvain" es una de esas películas que te empujan a reflexionar mientras te hace sonreír con su irónica simplicidad. Dirigida por Monia Chokri, esta comedia romántica nos adentra en la vida de Sophia, una profesora de filosofía de Montreal que, pese a tener una vida aparentemente perfecta, descubre su propia insatisfacción cuando conoce a Sylvain, un operario encargado de reformar su bucólico chalet en la sierra. Momento que estalla un amor clandestino que hace tambalear las diferencias de clase con un toque de sarcasmo.
Sophia, interpretada por Magalie Lépine Blondeau, es una mujer intelectualmente brillante pero aburrida en una relación estable con un hombre de su mismo nivel social y cultural. Todo parece cambiar cuando Sylvain (Pierre-Yves Cardinal) entra en su vida con su sencillez desarmante: camisa de cuadros, gorra y vaqueros, todo el paquete del hombre auténtico y trabajador. La relación entre ellos explota con una pasión incontrolable, dejando a Sophia en un estado de culpabilidad de clase donde la corrección asfixia la impulsividad con un tono a la vez irónico y revelador.
El guion es inteligente y logra equilibrar momentos cómicos con reflexiones más profundas sobre la vida y el amor. Las actuaciones de los protagonistas son convincentes, cuya química palpable hace creíble esta historia de amor inesperada. La dirección de Chokri es fresca y sutil, capturando con humor y sensibilidad los conflictos internos de los personajes mientras nos muestra con acierto la disparidad de status, comportamiento y comunicación entre los protagonistas, ocultadas inicialmente por el deseo y la pasión. Su visión es distante pero sarcástica, sin juzgar nunca a Sophia, una característica rara en el género, especialmente cuando se trata de una mujer madura.
En resumen, "Simple como Sylvain" es una comedia romántica que, aunque puede no ser profundamente transformadora, ofrece una experiencia agradable y reflexiva sobre el poder de las relaciones para desafiar y redefinir nuestras convicciones más arraigadas, explora con humor las diferencias de clase y las expectativas personales, todo mientras nos arranca una placentera sonrisa con su irónica sencillez. Así que, si alguna vez te has preguntado qué pasaría si tu vida ordinaria y tranquila se viera sacudida por una tormenta llamada Sylvain, no puedes perderte esta película. (7)
Sophia, interpretada por Magalie Lépine Blondeau, es una mujer intelectualmente brillante pero aburrida en una relación estable con un hombre de su mismo nivel social y cultural. Todo parece cambiar cuando Sylvain (Pierre-Yves Cardinal) entra en su vida con su sencillez desarmante: camisa de cuadros, gorra y vaqueros, todo el paquete del hombre auténtico y trabajador. La relación entre ellos explota con una pasión incontrolable, dejando a Sophia en un estado de culpabilidad de clase donde la corrección asfixia la impulsividad con un tono a la vez irónico y revelador.
El guion es inteligente y logra equilibrar momentos cómicos con reflexiones más profundas sobre la vida y el amor. Las actuaciones de los protagonistas son convincentes, cuya química palpable hace creíble esta historia de amor inesperada. La dirección de Chokri es fresca y sutil, capturando con humor y sensibilidad los conflictos internos de los personajes mientras nos muestra con acierto la disparidad de status, comportamiento y comunicación entre los protagonistas, ocultadas inicialmente por el deseo y la pasión. Su visión es distante pero sarcástica, sin juzgar nunca a Sophia, una característica rara en el género, especialmente cuando se trata de una mujer madura.
En resumen, "Simple como Sylvain" es una comedia romántica que, aunque puede no ser profundamente transformadora, ofrece una experiencia agradable y reflexiva sobre el poder de las relaciones para desafiar y redefinir nuestras convicciones más arraigadas, explora con humor las diferencias de clase y las expectativas personales, todo mientras nos arranca una placentera sonrisa con su irónica sencillez. Así que, si alguna vez te has preguntado qué pasaría si tu vida ordinaria y tranquila se viera sacudida por una tormenta llamada Sylvain, no puedes perderte esta película. (7)

7,6
2.565
8
30 de marzo de 2025
30 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Elliot -"Mary and Max" (2009)- lo ha hecho otra vez. Ha cogido un puñado de personajes marginales, los ha amasado con plastilina y nos los presenta en forma de poesía visual. "Memorias de un caracol", su nueva incursión en el stop-motion existencialista, sigue la vida de Grace, una niña solitaria y maltratada por la vida que encuentra refugio en los libros, las figuras de caracoles y la amistad inesperada de una anciana excéntrica. Un relato que navega entre la ternura y la sordidez con la habilidad de un artesano que deja rastro... como la huella del caracol, por supuesto.
Si alguien espera una historia ligera, con animalitos simpáticos y un final feliz de manual, mejor que se abstenga. Aquí tenemos maltrato infantil, abandono, depresión, sectas religiosas, violencia, alcoholismo e incluso galletas de marihuana. Envuelto en una dirección artística que parece una fusión hecha por el doctor Frankenstein entre el gabinete de curiosidades de un poeta maldito y un pesebre gótico. Y todo, con una animación que tiene tanto belleza como textura táctil: las maquetas, los objetos e incluso las lágrimas de los personajes parecen tener peso real. No se pierdan para nada del mundo los títulos de crédito entre una abrumadora montaña de objetos.
Es cierto que el filme no sorprende mucho en su recorrido dramático que llega a ser previsible, pero su puesta en escena lo compensa con creces. No puede negarse que hay un exceso de metáforas con caracoles —a modo de conferencia TED sobre la perseverancia en la vida— pero aún así, la película atrapa. A ratos parece que el director quiera demostrar que también puede ser transgresor, con juicios en los que un magistrado se masturba o algunas iglesias acaban en llamas. Y quizás sí que al final le ha faltado algo de valentía para mantenerse fiel a su propia metáfora y ha optado por un desenlace demasiado conciliador. Pero bueno, conseguir una nominación al Oscar tampoco es pecado mortal.
En definitiva, Elliot ha hecho lo que mejor sabe hacer: convertir la miseria humana y unos personajes extravagantes en una buena película melancólica e hipnótica, una fábula que ablanda el corazón y te toca el alma dentro de un universo de plastilina muy particular e ingenioso. (8,5)
Si alguien espera una historia ligera, con animalitos simpáticos y un final feliz de manual, mejor que se abstenga. Aquí tenemos maltrato infantil, abandono, depresión, sectas religiosas, violencia, alcoholismo e incluso galletas de marihuana. Envuelto en una dirección artística que parece una fusión hecha por el doctor Frankenstein entre el gabinete de curiosidades de un poeta maldito y un pesebre gótico. Y todo, con una animación que tiene tanto belleza como textura táctil: las maquetas, los objetos e incluso las lágrimas de los personajes parecen tener peso real. No se pierdan para nada del mundo los títulos de crédito entre una abrumadora montaña de objetos.
Es cierto que el filme no sorprende mucho en su recorrido dramático que llega a ser previsible, pero su puesta en escena lo compensa con creces. No puede negarse que hay un exceso de metáforas con caracoles —a modo de conferencia TED sobre la perseverancia en la vida— pero aún así, la película atrapa. A ratos parece que el director quiera demostrar que también puede ser transgresor, con juicios en los que un magistrado se masturba o algunas iglesias acaban en llamas. Y quizás sí que al final le ha faltado algo de valentía para mantenerse fiel a su propia metáfora y ha optado por un desenlace demasiado conciliador. Pero bueno, conseguir una nominación al Oscar tampoco es pecado mortal.
En definitiva, Elliot ha hecho lo que mejor sabe hacer: convertir la miseria humana y unos personajes extravagantes en una buena película melancólica e hipnótica, una fábula que ablanda el corazón y te toca el alma dentro de un universo de plastilina muy particular e ingenioso. (8,5)

7,4
99
Documental
9
23 de marzo de 2025
23 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya comentaba en la entrada de la primera parte que Thierry Frémaux, director del Instituto Lumière de Lyon y delegado general del Festival de Cannes, evidenciaba y reivindicaba la versión más creativa e innovadora de la ingente producción de los hermanos Lumière y como sus realizaciones se erigían como auténticas precursoras de un lenguaje cinematográfico original.
En esta segunda parte se insiste y se refuerza el mismo argumento mostrando ejemplos singulares que uno tras otro van provocando una intensa admiración a la vez que significan una experiencia gratificante. Se trata de descubrir, con mucho placer y con unos cortes de calidad incuestionable, los orígenes de una nueva forma de expresión artística con una amplia repercusión popular y global.
Queda claro y muy bien explicado que los hermanos Lumière tiraron de ingenio y de intuición con unas limitaciones técnicas evidentes (¡tenían que sorprender y contar algo en sólo cincuenta segundos!) a la vez que ponían los cimientos, conjuntamente con Méliès y Edison, de una industria del entretenimiento de dimensiones colosales. Después ya vendrían Chaplin, Keaton o Segundo de Chomón para dar un empujón definitivo a todo ello.
El documental "¡Lumiere! La aventura continua" lo he vivido como una experiencia repleta de momentos de júbilo y sonrisa cómplice que se reparten de forma reiterada para mantener un gozo permanente hasta llegar a un momento final lo suficientemente original. Una vivencia singular y bien realizada que ayuda y refuerza esta cinefilia que nos circula por las venas. (8)
En esta segunda parte se insiste y se refuerza el mismo argumento mostrando ejemplos singulares que uno tras otro van provocando una intensa admiración a la vez que significan una experiencia gratificante. Se trata de descubrir, con mucho placer y con unos cortes de calidad incuestionable, los orígenes de una nueva forma de expresión artística con una amplia repercusión popular y global.
Queda claro y muy bien explicado que los hermanos Lumière tiraron de ingenio y de intuición con unas limitaciones técnicas evidentes (¡tenían que sorprender y contar algo en sólo cincuenta segundos!) a la vez que ponían los cimientos, conjuntamente con Méliès y Edison, de una industria del entretenimiento de dimensiones colosales. Después ya vendrían Chaplin, Keaton o Segundo de Chomón para dar un empujón definitivo a todo ello.
El documental "¡Lumiere! La aventura continua" lo he vivido como una experiencia repleta de momentos de júbilo y sonrisa cómplice que se reparten de forma reiterada para mantener un gozo permanente hasta llegar a un momento final lo suficientemente original. Una vivencia singular y bien realizada que ayuda y refuerza esta cinefilia que nos circula por las venas. (8)

6,1
6.767
7
9 de septiembre de 2024
9 de septiembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que me ha gustado casi todo lo que he visto de Richard Linklater, desde la trilogía de "antes de" hasta "Apolo10½: una infancia espacial" pasando por un "Boyhood" memorable. En esta ocasión y un poco siguiendo la línea de "Bernie" nos emplaza a una nueva dosis de humor negro basado en hechos reales. Esta vez, la historia se centra en Gary Johnson, un profesor de filosofía que se convierte en sicario a tiempo parcial para ayudar a la policía de Nueva Orleans a capturar a gente que quiere matar por encargo. Una premisa surrealista impregnada de comedia romántica a la que la exprime a conciéncia.
Linklater, maestro de las comedias subversivas, nos presenta una obra que flirtea con la "tentación de la irresponsabilidad", celebra la vida como un juego de engaños y apariencias a la vez que invita a reflexionar sobre la ética y el inconformismo de forma sencilla y demostrativa.
La película comienza con nuestro profesor citando a Nietzsche y animando a sus estudiantes a vivir temerariamente. A partir de ahí, nos encontramos ante un retrato paródico de su doble vida, con momentos hilarantes y evocadores de otros personajes cinematográficos reconocibles. El filme se mantiene ligeramente cómico mientras explora las zonas grises de la ética profesional y la moral humana, sin perder nunca su toque humorístico.
Al margen de la reflexión filosófica, el auténtico corazón que late la película es la comedia y la trama romántica. Si bien puede parecer todo un poco forzado en algunos momentos, acaba por encontrar su sitio dentro de la historia. La química entre Glen Powell (coescritor del guión) y Adria Arjona es palpable, aunque sus personajes pueden parecer arquetípicos al principio, acaba por sorprender en su conjunto.
El director sale bien parado al mantener el equilibrio entre el surrealismo y la realidad, encarando el guión a través de una línea fina que evita que se derrumbe. Es esta destreza la que mantiene la película fluyendo hasta el final, convirtiéndola en una experiencia divertida y reflexiva que nos invita a abrazar la vida con pasión, sorteando la resignación y celebrando el más puro hedonismo vitalista. (7,5)
Linklater, maestro de las comedias subversivas, nos presenta una obra que flirtea con la "tentación de la irresponsabilidad", celebra la vida como un juego de engaños y apariencias a la vez que invita a reflexionar sobre la ética y el inconformismo de forma sencilla y demostrativa.
La película comienza con nuestro profesor citando a Nietzsche y animando a sus estudiantes a vivir temerariamente. A partir de ahí, nos encontramos ante un retrato paródico de su doble vida, con momentos hilarantes y evocadores de otros personajes cinematográficos reconocibles. El filme se mantiene ligeramente cómico mientras explora las zonas grises de la ética profesional y la moral humana, sin perder nunca su toque humorístico.
Al margen de la reflexión filosófica, el auténtico corazón que late la película es la comedia y la trama romántica. Si bien puede parecer todo un poco forzado en algunos momentos, acaba por encontrar su sitio dentro de la historia. La química entre Glen Powell (coescritor del guión) y Adria Arjona es palpable, aunque sus personajes pueden parecer arquetípicos al principio, acaba por sorprender en su conjunto.
El director sale bien parado al mantener el equilibrio entre el surrealismo y la realidad, encarando el guión a través de una línea fina que evita que se derrumbe. Es esta destreza la que mantiene la película fluyendo hasta el final, convirtiéndola en una experiencia divertida y reflexiva que nos invita a abrazar la vida con pasión, sorteando la resignación y celebrando el más puro hedonismo vitalista. (7,5)
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