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1
21 de enero de 2011
21 de enero de 2011
18 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El demonio bajo la piel" es un bodrio de autor pero no se nota. No se nota que hay un autor detrás, claro. La película es tan fría, sosa y anodina que podría haberla hecho un ordenador y no habría existido una gran diferencia. Si el objetivo era sentirte psicópata como el protagonista está conseguido, no sientes nada, excepto sueño, que eso sí que creo que lo sienten también los psicópatas.
La historia es (debería ser) oscura, un viaje al corazón de las tinieblas, pero está claro que Winterbottom no es Polanski y no sabe invocar al demonio como el director polaco y si en una película ha hecho más falta algo satánico es en ésta, pero nada, me cuentas que es un anuncio de Martini con tortas y también me vale.
Los actores están regular -es grave decir que en un reparto lo mejor es Jessica Alba, pero lo es- y hay que hacer un aparte para el protagonista: Casey Affleck es un actor que polariza mucho al público, la mitad afirman que es inexpresivo y la otra mitad defienden que su inexpresividad significa algo. Ninguna de las dos mitades cambiará de opinión después de esta película.
Adivinen a cuál de las dos corrientes de opinión pertenezco.
La historia es (debería ser) oscura, un viaje al corazón de las tinieblas, pero está claro que Winterbottom no es Polanski y no sabe invocar al demonio como el director polaco y si en una película ha hecho más falta algo satánico es en ésta, pero nada, me cuentas que es un anuncio de Martini con tortas y también me vale.
Los actores están regular -es grave decir que en un reparto lo mejor es Jessica Alba, pero lo es- y hay que hacer un aparte para el protagonista: Casey Affleck es un actor que polariza mucho al público, la mitad afirman que es inexpresivo y la otra mitad defienden que su inexpresividad significa algo. Ninguna de las dos mitades cambiará de opinión después de esta película.
Adivinen a cuál de las dos corrientes de opinión pertenezco.
25 de febrero de 2010
25 de febrero de 2010
17 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la Peste y al Hambre no les veremos en esta película, pero Guerra y Muerte cabalgan en línea recta de principio a fin, dejando a su paso tres cosas divididas: un mundo, una Europa y a una familia, los Madariaga.
Afincados en la Argentina, se van al París de 1938 y claro, viven la ocupación nazi y parece que tenemos fifty-fifty en la familia: la mitad quieren ir a la Résistance y la otra mitad ser nazis rubios malos.
Luego no puede faltar una historia de amor estándar Casablanca, con mucha quisicosa trágica. Aquí hago un inciso porque viendo esta película reflexioné sobre la forma en que se daban besos los amantes en las películas antiguas. Toda una estrategia, vean:
1) El galán se yergue en toda su altura (en el caso de Glenn Ford no parece mucha, pero se yergue igual).
2) La chica, en una acción perfectamente coordinada, se luxa el cuello para que nosotros creamos que está ante un gallardo guerrero vikingo y no ante un señor un poco casposo de orejas gigantes.
3) Ya bien remachado el concepto, el tipo se lanza cual Roc desde brumosas alturas para alcanzar los labios de la pobre muchacha, que manteniendo el ángulo antinatural del cuello, se deja avasallar mientras sus ojos se abren de par en par si el beso es obligado o se cierran herméticamente si es consentido.
En este caso, no funciona la técnica, por un grave planteamiento de base. Vemos a un galán de gesto suave, complexión mediana y coqueto culito respingón y lo juntan con una señora que tiene pinta de haberse llamado Manolo hasta hace dos días. El resultado: antiquímica absoluta entre ellos y con el espectador. Simplemente, no te los crees como pareja.
Tras esto, la historia de amor, pura catapulta argumental para propiciar el encuentro entre determinados personajes, creo que por demás sobra.
Los efectos de sonido y la música asimismo están insertadas fatal, cada escena cumbre va subrayada cómo no por tremendo CHACHÁN, con platillos y todo, eh. Irregular trabajo de los actores. Te quedas con más ganas de saber de la familia y menos de las cuitas amorosas de uno de sus vástagos.
Lo mejor, las fantásticas imágenes de los jinetes del Apocalipsis cabalgando hacia la ruina humana.
Afincados en la Argentina, se van al París de 1938 y claro, viven la ocupación nazi y parece que tenemos fifty-fifty en la familia: la mitad quieren ir a la Résistance y la otra mitad ser nazis rubios malos.
Luego no puede faltar una historia de amor estándar Casablanca, con mucha quisicosa trágica. Aquí hago un inciso porque viendo esta película reflexioné sobre la forma en que se daban besos los amantes en las películas antiguas. Toda una estrategia, vean:
1) El galán se yergue en toda su altura (en el caso de Glenn Ford no parece mucha, pero se yergue igual).
2) La chica, en una acción perfectamente coordinada, se luxa el cuello para que nosotros creamos que está ante un gallardo guerrero vikingo y no ante un señor un poco casposo de orejas gigantes.
3) Ya bien remachado el concepto, el tipo se lanza cual Roc desde brumosas alturas para alcanzar los labios de la pobre muchacha, que manteniendo el ángulo antinatural del cuello, se deja avasallar mientras sus ojos se abren de par en par si el beso es obligado o se cierran herméticamente si es consentido.
En este caso, no funciona la técnica, por un grave planteamiento de base. Vemos a un galán de gesto suave, complexión mediana y coqueto culito respingón y lo juntan con una señora que tiene pinta de haberse llamado Manolo hasta hace dos días. El resultado: antiquímica absoluta entre ellos y con el espectador. Simplemente, no te los crees como pareja.
Tras esto, la historia de amor, pura catapulta argumental para propiciar el encuentro entre determinados personajes, creo que por demás sobra.
Los efectos de sonido y la música asimismo están insertadas fatal, cada escena cumbre va subrayada cómo no por tremendo CHACHÁN, con platillos y todo, eh. Irregular trabajo de los actores. Te quedas con más ganas de saber de la familia y menos de las cuitas amorosas de uno de sus vástagos.
Lo mejor, las fantásticas imágenes de los jinetes del Apocalipsis cabalgando hacia la ruina humana.

6,3
560
3
24 de julio de 2009
24 de julio de 2009
17 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco que reseñar por aquí. Con un guión sobado y previsible al máximo y unos actores mediocres, Tourneur tenía poco material aprovechable entre manos. Supongo que haría lo que pudo. Pero esta historia de secretos familiares y damas misteriosas (con su retrato y todo, como no podía faltar) es un buen plomo: sobre todo porque la película ha envejecido fatalmente, siendo tan ajena a cualquier tipo de interés o emoción como un cadáver de abuelo de cuerpo presente en un velatorio.
Parece que todo está al servicio de lucir los encantos de Hedy Lamarr, un fugaz sex-symbol más conocida por su extraña biografía (por cierto no muy distinta a lo que se narra en esta película) que por las películas que dejó atrás. Como la mayoría de los sex-symbols fue una actriz de medio pelo pero, al contrario que otras de su rango, se distinguió por una cosa curiosísima: inventó un sistema de comunicaciones secreto que se ha usado en varias de las grandes guerras del siglo XX y que lleva su nombre. Muy interesante la vida de esta señora, más que sus películas, de hecho.
Que Tourneur fuera un director muy bueno, no lo dudo...pero aquí no se lució precisamente.
Parece que todo está al servicio de lucir los encantos de Hedy Lamarr, un fugaz sex-symbol más conocida por su extraña biografía (por cierto no muy distinta a lo que se narra en esta película) que por las películas que dejó atrás. Como la mayoría de los sex-symbols fue una actriz de medio pelo pero, al contrario que otras de su rango, se distinguió por una cosa curiosísima: inventó un sistema de comunicaciones secreto que se ha usado en varias de las grandes guerras del siglo XX y que lleva su nombre. Muy interesante la vida de esta señora, más que sus películas, de hecho.
Que Tourneur fuera un director muy bueno, no lo dudo...pero aquí no se lució precisamente.

5,0
5.681
1
31 de mayo de 2009
31 de mayo de 2009
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre todas las deliciosas ofertas con las que el McDonald's promete hacer feliz a nuestros futuros cardiólogos, sin duda la más despreciable, por estar destinada a los más limitados en estómago y apetitos, es el Happy Meal. El Happy Meal es un birrioso compendio de mini-hamburguesa, mini-bebida, mini-patatas y micro-postre que para disimular el cutrerío de su propuesta, regala un juguetito sin duda destinado a aplacar el hambre insatisfecha del desgraciado infante que en realidad lo que quería era un Big Whopper o en términos macdonald'sescos, un Big Mac con extra de todo. Nos tememos que en efecto, el juguetito en "Punisher: War Zone" es la supuesta recuperación del antihéroe más violento de la Marvel. En fin, yo recuerdo un número en que el Punisher dejaba a una anciana -malvada, claro- en un foso de osos de un zoo para que la desmembrasen. Por supuesto, aquí no hay huevos para eso y la verdad, ver disparar metralletas en una peli americana hoy en día, por muy mala imagen que puede dar de la sensibilidad humana, no impresiona en absoluto.
El actor produce el mismo efecto decepcionante que la hamburguesa con dos pepinillos del Happy Meal: un cacho de carne con ojos. Los otros componentes del menú o sea un montón de actores anodinos y una trama que ya de tan vista y mascada produce jaqueca, no superan unas expectativas que ya de entrada eran mínimas. Al final, toda la comida ha desaparecido de la mesa, el juguetito resulta ser una mierda y aún encima ¡me he quedado con hambre!.
El actor produce el mismo efecto decepcionante que la hamburguesa con dos pepinillos del Happy Meal: un cacho de carne con ojos. Los otros componentes del menú o sea un montón de actores anodinos y una trama que ya de tan vista y mascada produce jaqueca, no superan unas expectativas que ya de entrada eran mínimas. Al final, toda la comida ha desaparecido de la mesa, el juguetito resulta ser una mierda y aún encima ¡me he quedado con hambre!.

4,7
7.179
2
31 de diciembre de 2008
31 de diciembre de 2008
13 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra peli horrible de autosuperación personal de esas que les gusta hacer a los americanos ricos para mantener contentos a los americanos pobres.
Va de un golfista caído en desgracia que se enamora y triunfa. Señor Shelton, no me sea tan original, que le va a dar un pasmo.
Kevin Costner alcanza su hito máximo de repulsividad empeñándose en llevar una ridícula gorra dada la vuelta. Esta imagen me produce el mismo efecto que oír el sonido de un tenedor rascando la superficie de un plato, es decir, deseos de matar. Es la cosa más reseñable de esta mierda de película.
De René Russo no digo nada, porque el calibre de su intervención es eso mismo: nada.
Otro truño deportivo mediocre y aburrido que conviene evitar a toda costa, incluso si es domingo o festivo y no hay nada mejor que hacer. Siempre hay algo mejor que hacer.
Va de un golfista caído en desgracia que se enamora y triunfa. Señor Shelton, no me sea tan original, que le va a dar un pasmo.
Kevin Costner alcanza su hito máximo de repulsividad empeñándose en llevar una ridícula gorra dada la vuelta. Esta imagen me produce el mismo efecto que oír el sonido de un tenedor rascando la superficie de un plato, es decir, deseos de matar. Es la cosa más reseñable de esta mierda de película.
De René Russo no digo nada, porque el calibre de su intervención es eso mismo: nada.
Otro truño deportivo mediocre y aburrido que conviene evitar a toda costa, incluso si es domingo o festivo y no hay nada mejor que hacer. Siempre hay algo mejor que hacer.
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