Amenábar ha plasmado en imágenes, de manera virtuosa por cierto, la presunta historia de Miguel de Unamuno, pensador ilustrado de la denominada generación del 98. Un trabajo correcto hecho con la cabeza, pero sin que de en ningún momento que el tema interesa al director. Tres mini-mitines de Karra Elejalde, notable en el papel de Unamuno, con las frases más o menos literales que parece que pronunció el filósofo, apoyadas en un resto de historias más o menos cotidianas que no hacen más que ayudar a conseguir el metraje deseado. La muerte que preside muchas escenas de está historia, es otro protagonista que se cuenta sin ninguna emoción y se recibe por el espectador de la misma manera. En fin, y no nos vamos a pronunciar sobre el presunto balanceo ideológico del guión, pero utilizar una película para facilitar pretextos a un comportamiento tan deplorable y culposo de Miguel de Unamuno, no parece que sea lo mejor que se deba hacer, independientemente que para la carrera de Amenábar haya llegado la hora de hacer una incursión en la política. Vayan a verla y juzguen por si mismos.

Efectivamente Jonas Trueba, en mi opinión, sabe y tiene gusto por hacer cine. Posiblemente, lo aprendió de su padre. La virgen de Agosto es una "comedia madrileña" que resulta agradable y bienintencionada. El guión queda un poquito corto, pero claro estamos en Agosto.
Los actores juegan perfectamente su papel en esta historia. Seguramente la mayoría interpretan su propio personaje, o eso parece.
Obra que presagia un cine español diferente al que estamos acostumbrados.
Vayan a verla y verán por momentos un cuento de verano cariñoso.

La presunta fama del apellido Zemeckis me ha hecho picar e ir a ver esta película. No lo he hecho bien. Me aburrí solemnemente.
La película me cuenta que en un mismo lugar (Here) a través de la prehistoria y la historia ocurren cosas, la mayoría cotidianas. ¡Menudo descubrimiento!.
Por si con esta pobreza de guion no hubiera bastante, Zemeckis graba 104 minutos (gracias por ser comedido en el metraje; seguramente te diste cuenta que más duración pasaría de ser una falta de respeto al espectador a directamente un insulto a la inteligencia) de película a contraluz, que impide ver la interpretación de los actores y que la hace tan oscura que posiblemente asustaría a los murciélagos si fueran capaces de ir al cine.
Bueno ya me callo. En resumen según mi opinión un despropósito.
No caigan, por favor, en la misma trampa que yo.

Con la iglesia hemos topado. Puede haber gente que tenga curiosidad católica por lo que sucede dentro de las paredes de un conclave, pero otros, más o menos, nos lo podemos imaginar.
El poder, el dinero, el vicio, el ego, ya sabemos con total certeza que operan en todos los humanos, por lo tanto es absurdo contarnos en que medida se encuentran reflejados entre los 108 cardenales que componen esta deliberación.
¡Vaya por dios!, de nuevo el islam trata de inmiscuirse en los palacios de la religión "verdadera". Un clásico, hoy en día. Parecería que la religión "verdadera" no se inmiscuyera constantemente en los patios del islamismo. !Pero claro, es diferente¡
Planteado el problema de la miseria que gobierna la religión "verdadera", resulta que la moda, y digo bien moda, aunque sea un tema serio y de la mayor importancia, viene a resolver el problema y propiciar una elección papal que salvará a la iglesia y por ende a la religión "verdadera". No explicitó lo que denomino moda, para no descubrir el aspecto troncal de la película.
Ni siquiera un magnifico reparto como el de Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow e Isabella Rossellini ayudan a tragar esta píldora de mentiras de todos los colores.
El cine en total silencio, como hacía tiempo no veía. Todavía, parece ser, que la curia impone.
Solo para religiosos, que además sean creyentes.

Es sorprendente que alguien pueda pensar que una persona normal descubra algún comportamiento humano extraordinario en esta película. Cualquiera conoce o se imagina lo que hacen o pueden hacer los manitas que arreglan cosas por las casas. Así que de nuevo el cine español, eso si esta vez en tres idiomas, nos regala por 9 € un film que aburre más que un discurso político. ¡Menos mal que los responsables de esto se lo olieron y por si había alguna consecuencia clínica lo dejaron en un metraje no muy largo.
Además alguien en un programa de radio se atreve con un desparpajo asombroso que vayamos a ver esto en lugar de ir a ver la m...da de Gucci. ¡Se puede tener cara dura!
Eviten el gasto, por favor.