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5,2
13.240
5
16 de diciembre de 2019
16 de diciembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El simple hecho de plantearse realizar un remake de una película de Tarkovsky, adaptándola a los gustos "mainstream" y con estrellas del celuloide de por medio, ya equivale un riesgo considerable. Toda la riqueza de la obra de Lem es abordada por el director soviético, construyendo un film metafísico de ciencia ficción, cercano en espíritu a Kubrick y su odisea espacial.
En el inicio de su carrera, Soderbergh quizás hubiera sido un candidato más que aceptable para dirigir un material como el que se manejaba. Sus primerizas obras, desde "Sexo, mentiras y cintas de video" hasta su contacto con Kafka, no hacían presagiar que el director se sumergiría en el cine comercial más convencional. Aún sin estar exento de cierta calidad, sus obras se moverían por unos terrenos mucho más asequibles para el gran público, alejándose de ese aura intelectual que desprendían las películas anteriormente citadas.
Apostar por un producto más convencional y por el "buen hacer" de la estrella de turno tiene sus consecuencias. La primera de ellas es la incapacidad del director por manejar unos ingredientes tan profundos y complejos, cayendo en el tedio más absoluto y con ínfulas pretensiosas. La segunda, es apostar por actores que, más allá de su magnetismo y fotogenia, no dan la suficiente profundidad a personajes que lo requieren. Y por último, es la errónea apuesta por la espectacularidad visual, diluyendo con ello toda la carga emocional del relato.
Por suerte, el director ofrece un film de bellísima factura, hipnótica por momentos, donde la espléndida fotografía aprovecha todos y cada uno de los recursos (esas vaporosas fotografías de Solaris con la nave de fondo), y donde Clooney, más allá de enseñar palmito, tiene la fortuna de compartir pantalla con una partenaire que consigue sacar, de su hierática actuación, la suficiente química como para creer en esa trágica historia de amor y pérdida.
Por ello, el film, aún sin ser del todo fallido, está a años luz de la obra que pretendía ser y que su director, obstinado en elevar su discurso por encima de lo banal, se muestra autocomplaciente perdiéndose (y con él, el público, entre esos pretextos filosóficos que daban mucho más de sí. Lo triste es que, al final, el film será más recordado por su desnudo masculino que por su contenido.
Lo mejor; La perturbadora Natascha McElhone, magnética.
Lo peor; Las piezas del complicado engranaje no acaban de encajar, resultando aburrida como film de ciencia ficción, e intrascendente como cine con premisa metafísica.
En el inicio de su carrera, Soderbergh quizás hubiera sido un candidato más que aceptable para dirigir un material como el que se manejaba. Sus primerizas obras, desde "Sexo, mentiras y cintas de video" hasta su contacto con Kafka, no hacían presagiar que el director se sumergiría en el cine comercial más convencional. Aún sin estar exento de cierta calidad, sus obras se moverían por unos terrenos mucho más asequibles para el gran público, alejándose de ese aura intelectual que desprendían las películas anteriormente citadas.
Apostar por un producto más convencional y por el "buen hacer" de la estrella de turno tiene sus consecuencias. La primera de ellas es la incapacidad del director por manejar unos ingredientes tan profundos y complejos, cayendo en el tedio más absoluto y con ínfulas pretensiosas. La segunda, es apostar por actores que, más allá de su magnetismo y fotogenia, no dan la suficiente profundidad a personajes que lo requieren. Y por último, es la errónea apuesta por la espectacularidad visual, diluyendo con ello toda la carga emocional del relato.
Por suerte, el director ofrece un film de bellísima factura, hipnótica por momentos, donde la espléndida fotografía aprovecha todos y cada uno de los recursos (esas vaporosas fotografías de Solaris con la nave de fondo), y donde Clooney, más allá de enseñar palmito, tiene la fortuna de compartir pantalla con una partenaire que consigue sacar, de su hierática actuación, la suficiente química como para creer en esa trágica historia de amor y pérdida.
Por ello, el film, aún sin ser del todo fallido, está a años luz de la obra que pretendía ser y que su director, obstinado en elevar su discurso por encima de lo banal, se muestra autocomplaciente perdiéndose (y con él, el público, entre esos pretextos filosóficos que daban mucho más de sí. Lo triste es que, al final, el film será más recordado por su desnudo masculino que por su contenido.
Lo mejor; La perturbadora Natascha McElhone, magnética.
Lo peor; Las piezas del complicado engranaje no acaban de encajar, resultando aburrida como film de ciencia ficción, e intrascendente como cine con premisa metafísica.

6,8
66.113
9
26 de noviembre de 2019
26 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Kubrik no se le resiste ningún género, siendo capaz de ofrecer obras maestras tanto dentro del terror, como del cine bélico, de la comedia o incluso dentro del cine de época. En su última película, el director se adentra en los oscuros recovecos que esconde el mundo de la pareja, causados por la sospecha de infidelidad y los celos consecuentes, volviendo a ofrecer una obra sólida e hipnótica.
El film muestra la bajada a los infiernos que supone la sombra del adulterio, donde la imaginación y la mente juegan auténticas malas pasadas, provocando impulsos irracionales de venganza y de desazón. Es por ello que el espectador se muestra totalmente desorientado, al igual que el personaje principal, ante el juego que ofrece Kubrik, donde somete al partenaire masculino a un descenso por las cloacas de la noche y sus tenebrosos personajes, reflejos de sus oscuros pensamientos.
Una obra de apariencia sencilla pero que se presta a múltiples lecturas, llena de simbolismos y reinterpretaciones. Desde las señales masónicas que pueblan el film, hasta esos omnipresentes árboles de navidad, reflejo de las pulsiones sexuales de los personajes. Todo contiene un doble sentido, que uno descubre visionado tras visionado en una ambigua obra que no agota su riqueza simbólica.
Crisis de pareja (perfectamente retratada por el ocaso del matrimonio Cruise/Kidman), la masculinidad del barón siempre cuestionada/amenazada, la cultura masónica y sus leyendas, la dicotomía noche/día, las tentaciones sexuales, etc. Todo narrado a través del personaje del doctor que, cual Alicia, sigue su propio "conejo blanco", adentrándose en un mundo extraño que, como todo cuento, contiene su propia moraleja final que le es revelada al espectador de forma parcial, manteniendo ese halo de misterio que copan sus imágenes. Consigue escenas sublimes, como todo lo que acontece en la orgía, de una elegancia inusitada que solo un maestro del séptimo arte es capaz de ofrecer. Lástima que ésta fuera su obra póstuma.
Lo mejor, La orgía, de una belleza y ambiguedad impactantes, gracias a la estupenda fotografía y a la composición del director.
Lo pero; Nada destacable, aunque el último tercio del film adolece de falta de ritmo que previamente presentaba.
El film muestra la bajada a los infiernos que supone la sombra del adulterio, donde la imaginación y la mente juegan auténticas malas pasadas, provocando impulsos irracionales de venganza y de desazón. Es por ello que el espectador se muestra totalmente desorientado, al igual que el personaje principal, ante el juego que ofrece Kubrik, donde somete al partenaire masculino a un descenso por las cloacas de la noche y sus tenebrosos personajes, reflejos de sus oscuros pensamientos.
Una obra de apariencia sencilla pero que se presta a múltiples lecturas, llena de simbolismos y reinterpretaciones. Desde las señales masónicas que pueblan el film, hasta esos omnipresentes árboles de navidad, reflejo de las pulsiones sexuales de los personajes. Todo contiene un doble sentido, que uno descubre visionado tras visionado en una ambigua obra que no agota su riqueza simbólica.
Crisis de pareja (perfectamente retratada por el ocaso del matrimonio Cruise/Kidman), la masculinidad del barón siempre cuestionada/amenazada, la cultura masónica y sus leyendas, la dicotomía noche/día, las tentaciones sexuales, etc. Todo narrado a través del personaje del doctor que, cual Alicia, sigue su propio "conejo blanco", adentrándose en un mundo extraño que, como todo cuento, contiene su propia moraleja final que le es revelada al espectador de forma parcial, manteniendo ese halo de misterio que copan sus imágenes. Consigue escenas sublimes, como todo lo que acontece en la orgía, de una elegancia inusitada que solo un maestro del séptimo arte es capaz de ofrecer. Lástima que ésta fuera su obra póstuma.
Lo mejor, La orgía, de una belleza y ambiguedad impactantes, gracias a la estupenda fotografía y a la composición del director.
Lo pero; Nada destacable, aunque el último tercio del film adolece de falta de ritmo que previamente presentaba.

5,4
17.940
5
28 de mayo de 2019
28 de mayo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la historia, existen una serie de crímenes acontecidos por el ser humano que se envuelven en un aire de misticismo, ya sea por la crueldad de los hechos, o bien por la falta de culpable, lo que da pie a un sin fin de especulaciones sobre el tema, y que despiertan la curiosidad allá donde se trata el tema. Ejemplo de ello los encontramos en los crímenes de La Condesa Sangrienta, Elisabeth Bathory, o los de su versión masculina, Gilles de Rais, o Jack el Destripador, que aterrorizó Londres en el siglo XIX, o el asesinato del que habla el film que nos ocupa, el de Elisabeth Short, más conocida como la Dalia Negra.
Partiendo de una novela de James Ellroy (el mismo que daría pie con una de sus novelas a la estupenda película "L.A. Confidencial" de Curtis Hanson), la historia se centra en las vicisitudes de dos policías boxeadores enfrentándose (de nuevo) a la corrupción imperante en el Hollywood de los años 40, y se verán arrojados a desentrañar lo que se esconde detrás del crimen de la joven a aspirante a actriz.
Un punto de partida sin duda interesante, y más si tenemos en cuenta que el proyecto recayó en un director tan proclive a la pirotecnia visual como es De Palma, que sobradamente demostró a lo largo de su filmografía que se mueve como pez en el agua por el cine de género (negro). Disponiendo de un cartel interesante en cuanto a reparto y el halo de misterio que otorgaba el dicho crimen, todo auguraba que nos encontrábamos ante una de las grandes obras del cineasta. Nada más lejos de la realidad.
Centrándose, en demasía, sobre el entramado corrupto de los personajes principales, el director deja escapar todo aquello interesante que propone la trama, la investigación del homicidio y las miserias que se esconden tras ese mundo de supuesto glamour, como era la industria de cine y sus monstruos. Aunque pequeños atisbos de ello podemos encontrar, el director se pierde entre tanta red de situaciones personales, que no llegan a interesar lo suficiente, para dejar relegada la verdadera historia. Al fin y al cabo, el crimen de la Dalia Negra parece anecdótico dentro de la cinta, quedando en un fondo que sirve como catalizador de las miserias personales de sus protagonistas.
Tampoco el director hace gala de su buen hacer tras la cámara, ya que únicamente es en el primer tercio del film cuando vemos algo de inventiva visual, que poco a poco se va perdiendo junto al relato, encorsetandose en una manida realización que, ni la estupenda fotografía, con tonos ocre y sepia que le otorgan un aire clásico al conjunto, consigue algo interesante en la cinta. No funciona como thriller, no funciona como drama y mucho menos funciona como cronología de un espeluznante crimen que sacudió el Hollywood de mediados de los 40, que dio y da para todo tipos de elucubraciones siniestras.
En definitiva, una verdadera lástima que significó el hundimiento de uno de los grandes directores del nuevo Hollywood (y con él el de un actor, Josh Hartnett) que, cada vez que debe ajustar su visón cinematográfica a las exigencias de un gran estudio, se muestra incómodo y atado, ofreciendo la peor visión de su hacer, superior cuando goza de un espíritu libre.
Lo mejor; Esas pinceladas del film que podría haber sido de no descarrilar en la trama (las femme fatal, la recreación del Hollywood clásico, la investigación del crimen sacando la pobreza moral del sistema, etc.)
Lo peor; Es tan confusa, en pretensión y desarrollo, que uno queda totalmente insatisfecho al finalizarla.
Partiendo de una novela de James Ellroy (el mismo que daría pie con una de sus novelas a la estupenda película "L.A. Confidencial" de Curtis Hanson), la historia se centra en las vicisitudes de dos policías boxeadores enfrentándose (de nuevo) a la corrupción imperante en el Hollywood de los años 40, y se verán arrojados a desentrañar lo que se esconde detrás del crimen de la joven a aspirante a actriz.
Un punto de partida sin duda interesante, y más si tenemos en cuenta que el proyecto recayó en un director tan proclive a la pirotecnia visual como es De Palma, que sobradamente demostró a lo largo de su filmografía que se mueve como pez en el agua por el cine de género (negro). Disponiendo de un cartel interesante en cuanto a reparto y el halo de misterio que otorgaba el dicho crimen, todo auguraba que nos encontrábamos ante una de las grandes obras del cineasta. Nada más lejos de la realidad.
Centrándose, en demasía, sobre el entramado corrupto de los personajes principales, el director deja escapar todo aquello interesante que propone la trama, la investigación del homicidio y las miserias que se esconden tras ese mundo de supuesto glamour, como era la industria de cine y sus monstruos. Aunque pequeños atisbos de ello podemos encontrar, el director se pierde entre tanta red de situaciones personales, que no llegan a interesar lo suficiente, para dejar relegada la verdadera historia. Al fin y al cabo, el crimen de la Dalia Negra parece anecdótico dentro de la cinta, quedando en un fondo que sirve como catalizador de las miserias personales de sus protagonistas.
Tampoco el director hace gala de su buen hacer tras la cámara, ya que únicamente es en el primer tercio del film cuando vemos algo de inventiva visual, que poco a poco se va perdiendo junto al relato, encorsetandose en una manida realización que, ni la estupenda fotografía, con tonos ocre y sepia que le otorgan un aire clásico al conjunto, consigue algo interesante en la cinta. No funciona como thriller, no funciona como drama y mucho menos funciona como cronología de un espeluznante crimen que sacudió el Hollywood de mediados de los 40, que dio y da para todo tipos de elucubraciones siniestras.
En definitiva, una verdadera lástima que significó el hundimiento de uno de los grandes directores del nuevo Hollywood (y con él el de un actor, Josh Hartnett) que, cada vez que debe ajustar su visón cinematográfica a las exigencias de un gran estudio, se muestra incómodo y atado, ofreciendo la peor visión de su hacer, superior cuando goza de un espíritu libre.
Lo mejor; Esas pinceladas del film que podría haber sido de no descarrilar en la trama (las femme fatal, la recreación del Hollywood clásico, la investigación del crimen sacando la pobreza moral del sistema, etc.)
Lo peor; Es tan confusa, en pretensión y desarrollo, que uno queda totalmente insatisfecho al finalizarla.

6,2
2.456
8
30 de abril de 2019
30 de abril de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho antes de que Michel Myers aterrorizara a las jóvenes canguros en la festividad de Halloween hubo un film, injustamente olvidado, que ya marcó el sendero del slasher del que sus futuros artífices tomaros buena nota. En la canadiense "Black Christmas" el espectador avispado ya puede ver los elementos esenciales del que se nutrirá el cine de terror en la próxima década, esto es, jóvenes atrapadas en un recinto, aquí una residencia femenina, asesino oculto entre las estancias, el acoso de éste mediante llamadas, la inútil incursión del mundo adulto y, sobretodo, John Saxon.
Nadie puede negarle a John Carpenter y a su obra magna la influencia que ejerció sobre el cine, como popularizó el cine de psicópatas debido a su aún vigente éxito en taquilla y en el hecho de que estableció ciertos parámetros, a través de un todo un ejercicio de estilo, que serían imitados por otros realizadores hasta la saciedad. Pero sería del todo injusto marcar como inicio del cine slasher el film de 1978, cuando ya, en 1974, Bob Clark dirigió esta pequeña obra de culto que dio el pistoletazo de salida al cine de adolescentes y cuchilladas.
Dejando influencias a parte, el film se instala en la festividad familiar por antonomasia, para narrar el acoso que sufren un grupo de universitarias por parte de un asesino oculto entre las sombras de la casa. Como vemos, el film de referencias las populares leyendas urbanas (la que daría pie a "Cuando llama un extraño" de Fred Walton) y el giallo italiano, pasado por el filtro de cine para adolescente americano (de ahí su chirriante humor) para ofrecer todo un film pionero en su genero a la vez que una trama interesante que se apoya en solventes interpretaciones por parte de las sufridas féminas.
Como curiosidad, el film fue víctima de una horrible remake en el 2006 que poco o nada tiene que ver con el film original, utilizando la festividad y la localización como base, tropezando como ejercicio de suspense y apostando más por la parafernalia visual.
Lo mejor; El manejo del suspense del que hace gala Bob Clark (director a reivindicar). Olivia Hussey y Margot Kidder, magníficas en sus papeles.
Lo peor; Esa incursión al humor burdo por parte de la directora de la residencia y su alcoholismo.
Nadie puede negarle a John Carpenter y a su obra magna la influencia que ejerció sobre el cine, como popularizó el cine de psicópatas debido a su aún vigente éxito en taquilla y en el hecho de que estableció ciertos parámetros, a través de un todo un ejercicio de estilo, que serían imitados por otros realizadores hasta la saciedad. Pero sería del todo injusto marcar como inicio del cine slasher el film de 1978, cuando ya, en 1974, Bob Clark dirigió esta pequeña obra de culto que dio el pistoletazo de salida al cine de adolescentes y cuchilladas.
Dejando influencias a parte, el film se instala en la festividad familiar por antonomasia, para narrar el acoso que sufren un grupo de universitarias por parte de un asesino oculto entre las sombras de la casa. Como vemos, el film de referencias las populares leyendas urbanas (la que daría pie a "Cuando llama un extraño" de Fred Walton) y el giallo italiano, pasado por el filtro de cine para adolescente americano (de ahí su chirriante humor) para ofrecer todo un film pionero en su genero a la vez que una trama interesante que se apoya en solventes interpretaciones por parte de las sufridas féminas.
Como curiosidad, el film fue víctima de una horrible remake en el 2006 que poco o nada tiene que ver con el film original, utilizando la festividad y la localización como base, tropezando como ejercicio de suspense y apostando más por la parafernalia visual.
Lo mejor; El manejo del suspense del que hace gala Bob Clark (director a reivindicar). Olivia Hussey y Margot Kidder, magníficas en sus papeles.
Lo peor; Esa incursión al humor burdo por parte de la directora de la residencia y su alcoholismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los brillantes destellos de suspense, como todo el acoso telefónico a la protagonista (Kevin Williamson la tendría muy presente en su guión de "Scream", por más que no hable de ella directamente), el asesinato en la boardilla (puro estilo italiano), la bella, aunque atroz, muerte de uno de los personaje utilizando un unicornio de cristal (puro delirio visual) , el acoso a la protagonista en la parte final o el siniestro desenlace, son razones más que suficientes para recuperar de la sombra de Myers este clásico de una vez por todas y colocarlo en el lugar que se merece, como pionero de un tipo de cine que reventará el box office en la década venidera.

6,8
52.149
7
12 de diciembre de 2018
12 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto hace que uno no lo pasaba realmente mal en el cine? ¿Cuánto hace que una película no provocaba escalofríos en los espectadores? ¿Cuánto hace que no se encendía la luz al acostarse por miedo a quedarse totalmente a oscuras? Gracias a James Wan esto está más presente que nunca.
El director malayo debe ser encumbrado por méritos propios en la cima del terror, acompañando a grandes nombres del género como Carpenter, Craven, Hopper, entre otros. Ya demostró en su debut cinematográfico que sabe trabajar espacios, además de ofrecer un solvente thriller con un twist final a la altura del mejor Shyamalan ("Saw"). Con su segundo trabajo, reveló que es un gran creador de atmósferas terroríficas (la irregular "Silencio desde el Mal"), y ya con su tercero, confirmó que en el cine de fantasmas se mueve como pez en el agua ("Insidious").
Uno de los principales problemas que presenta su obra, si excluimos la primera, es esa sensación de que el conjunto no acababa de ser del todo satisfactorio. Siendo un gran artesano del terror clásico, uno dejaba de preguntarse el porqué una película con tantos aciertos dejaba un sabor agridulce en el espectador. Más si tenemos en cuenta que el director es un maestro en aquello de colocar la cámara en el sitio adecuado, quizás su pecado sea apostar por mostrar más de lo necesario en lugar de jugar más a la sugestión. Pues bien, Wan aprendió de errores pasados y ofrece, con su cuarto trabajo, la que quizás sea su película más redonda.
"Expediente Warren; The conjuring" parte de un supuesto caso real y nos ofrece la terrorífica experiencia de una familia acosada por un siniestro demonio/fantasma. Ya el añadido "basado en hechos reales" colabora sobradamente con que el espectador esté mucho más receptivo a espantos varios, pero, y haciendo honor a la verdad, realmente nos encontramos con una cinta aterradora. Wan juega con espacios conocidos para introducirnos, lenta y paulatinamente, en un mundo de horror, donde cada ruido, cada puerta, cada sombra, cada esquina, cree ese pretendido pavor en el espectador. Inteligentemente, el personaje siempre es encuadrado en el plano con el aire suficiente como para abarcar en él todo aquello que le rodea, amenazándolo y empequeñeciéndolo, ante un terror que proviene justamente de ese espacio (el omnipresente armario por ejemplo). Pasea su cámara por las estancias ofreciendo carambolas imposibles que respaldan esa sensación de irrealidad que se vive dentro de la casa.
Es en esta primera parte de la cinta, donde Wan juega más a la sugestión, donde realmente consigue momentos de auténtico pavor (esas visitas nocturnas a la habitación de las hijas, el juego infantil de las palmadas, el sótano, etc). Es en su segundo tramo, cuando el director vuelve a reiterarse mostrando más de lo necesario, volviendo a caer en los errores de los que adolecen los anteriores trabajos (uno no puede más que reírse de ese fantasma, sacado directamente de Star Wars, que es el demonio de "insidiuos"), perdiendo cierto fuelle anteriormente conseguido.
Pero rápidamente Wan vuelve a ofrecer otra de las joyas de la película, todo lo que acontece en el último tramo del film, con una de las posesiones más terroríficas que se recuerdan en la pantalla desde "El Exorcista". Hay que tener en cuenta que credibilidad del conjunto no sería del todo posible si el director no estuviera apoyado por un gran reparto, encabezado por una delicada Vera Famiga y una gran Lili Taylor (experta en cine sobrenatural después de ser acosada por la mansión embrujada en "The Haunting").
Lo mejor; Da miedo de verdad.
Lo peor; Los clichés en los que cae una vez entran en juego los consabidos parapsicólogos.
El director malayo debe ser encumbrado por méritos propios en la cima del terror, acompañando a grandes nombres del género como Carpenter, Craven, Hopper, entre otros. Ya demostró en su debut cinematográfico que sabe trabajar espacios, además de ofrecer un solvente thriller con un twist final a la altura del mejor Shyamalan ("Saw"). Con su segundo trabajo, reveló que es un gran creador de atmósferas terroríficas (la irregular "Silencio desde el Mal"), y ya con su tercero, confirmó que en el cine de fantasmas se mueve como pez en el agua ("Insidious").
Uno de los principales problemas que presenta su obra, si excluimos la primera, es esa sensación de que el conjunto no acababa de ser del todo satisfactorio. Siendo un gran artesano del terror clásico, uno dejaba de preguntarse el porqué una película con tantos aciertos dejaba un sabor agridulce en el espectador. Más si tenemos en cuenta que el director es un maestro en aquello de colocar la cámara en el sitio adecuado, quizás su pecado sea apostar por mostrar más de lo necesario en lugar de jugar más a la sugestión. Pues bien, Wan aprendió de errores pasados y ofrece, con su cuarto trabajo, la que quizás sea su película más redonda.
"Expediente Warren; The conjuring" parte de un supuesto caso real y nos ofrece la terrorífica experiencia de una familia acosada por un siniestro demonio/fantasma. Ya el añadido "basado en hechos reales" colabora sobradamente con que el espectador esté mucho más receptivo a espantos varios, pero, y haciendo honor a la verdad, realmente nos encontramos con una cinta aterradora. Wan juega con espacios conocidos para introducirnos, lenta y paulatinamente, en un mundo de horror, donde cada ruido, cada puerta, cada sombra, cada esquina, cree ese pretendido pavor en el espectador. Inteligentemente, el personaje siempre es encuadrado en el plano con el aire suficiente como para abarcar en él todo aquello que le rodea, amenazándolo y empequeñeciéndolo, ante un terror que proviene justamente de ese espacio (el omnipresente armario por ejemplo). Pasea su cámara por las estancias ofreciendo carambolas imposibles que respaldan esa sensación de irrealidad que se vive dentro de la casa.
Es en esta primera parte de la cinta, donde Wan juega más a la sugestión, donde realmente consigue momentos de auténtico pavor (esas visitas nocturnas a la habitación de las hijas, el juego infantil de las palmadas, el sótano, etc). Es en su segundo tramo, cuando el director vuelve a reiterarse mostrando más de lo necesario, volviendo a caer en los errores de los que adolecen los anteriores trabajos (uno no puede más que reírse de ese fantasma, sacado directamente de Star Wars, que es el demonio de "insidiuos"), perdiendo cierto fuelle anteriormente conseguido.
Pero rápidamente Wan vuelve a ofrecer otra de las joyas de la película, todo lo que acontece en el último tramo del film, con una de las posesiones más terroríficas que se recuerdan en la pantalla desde "El Exorcista". Hay que tener en cuenta que credibilidad del conjunto no sería del todo posible si el director no estuviera apoyado por un gran reparto, encabezado por una delicada Vera Famiga y una gran Lili Taylor (experta en cine sobrenatural después de ser acosada por la mansión embrujada en "The Haunting").
Lo mejor; Da miedo de verdad.
Lo peor; Los clichés en los que cae una vez entran en juego los consabidos parapsicólogos.
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