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Críticas 223
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de abril de 2007
44 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo, que soy muy visceral y enamoradizo, habría hecho que Rachel Welch se tumbase en una camilla y que los otros protagonistas fuesen metiéndose dentro de ella por turnos.
Pero Richard Fleischer es tan original que prefiere hacer una película en la que el que se tumba en una camilla es un calvo con bigote... y Rachel Welch es una de las que se meten dentro de él.

Y podría haberse contentado con meter un dedito o dos por algún orificio (o una sonda o una lavativa o algún telefóno móvil o cualquier otro artefacto vibrador o no) pero, en un sorprendente giro argumental, el guión exige que dentro del calvo con bigote se metan 4 o 5 personas enteras y un submarino nuclear, gracias las punteras tecnologías secretas de los años 60 en el campo de la miniaturización.

Lo del increíble hombre menguante es una niñería comparado con la premisa de esta psicodélica película. El traductor de títulos no era el único que alucinaba.

La aventura en sí, los decorados, el ritmo, el supuesto suspense... todo ha quedado un poco obsoleto, pero los efectos especiales justifican la película de cabo a rabo.
No es que los efectos especiales no hayan quedado obsoletos, es que verlos ahora mola más que verlos nuevos, porque a) las paredes celulares son cortinillas de seda, b) los glóbulos blancos son lámparas de lava, c) los trajes de buzo son pijamas, d) las miniantenitas que se mueven arriba y abajo alrededor del calvo con bigote son entrañables piezas de Lego y e) los protagonistas finjen estar nadando pero en realidad parecen estar colgados de unas cuerdas... Es difícil parar de sonreir.

Y luego hay dos científicos que discuten en un par de ocasiones porque uno parece ser un científico creacionista (o sea un farsante) y el otro es un científico evolucionista (o sea un científico)... y uno de los dos resulta ser un traidor. ¿Cúal será?

Nota: notable.
17 de febrero de 2006
44 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
38 años más tarde de que el Graduado se cepillase a la madre y a la hija llega esta secuela en la que, encima, se cepilla a la nieta.

Por si desafiar de forma tan brutal el Teorema del Valor Arqueológico no fuese suficiente, además resulta que Benjamín (el simpático personaje interpretado por Dustin Hoffman en 1967) ahora se ha reencarnado en el flemático cuerpo del galán Kevin Costner.
Supongo que sobran las palabras.

A mí al menos tendrán que disculparme porque sólo de pensar en el Kevin cepillándose a Jennifer Aniston me entra tal cagalera que recorro el pasillo soltando pedos en dirección al excusado.

Nota: un cate.
16 de julio de 2008
38 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
The day after tomorrow, que en mi país titularon El Día de Mañana para asustar más, me recuerda al Fórum Universal de las Culturas que se celebró en Barcelona hace unos años.

Dicho Fórum, a parte de un encuentro de saltimbanquis, malabaristas, cantautores, marionetas chinas, soldados de terracota, conferencias, debates y otras chucherías de acompañamiento, parecía consistir en una acumulación ingente de mensajes progres, pacifistas y ecologistas que denunciaban lo jodido que está el mundo.
Había exposiciones, pero en éstas, en lugar de cuadros, había frases promocionando el reciclaje, la condonación de la deuda de los países del tercer mundo, etcétera.
Yo soy un tipo majísimo y solidario y simpatizaba con todas esas consignas, pero pagar el precio de la entrada para que me comiesen la olla sobre temas que ya conocía de sobras, me pareció una alternativa poco inteligente a quedarse en casa buscando información sobre los mismos en la Wikipedia.
Y sin embargo, no me hubiese importado pagarle la entrada a George Bush o a Vladimir Putin para que les comiesen el tarro a ellos a ver si se ponían las pilas con lo de Kyoto.

¿Que qué tiene que ver esto con una peli protagonizada por un doble del insigne cantautor ñoño Alex Ubago?
Bueno, pues que esta peli parece ser sólo otra vuelta de tuerca del cine catastrofista ese de edificios derrumbándose y gente corriendo de aquí para allí, pero para hacerla un poco original resulta que esta vez la causa de la catástrofe es el cambio climático producido por las emisiones incontroladas que dan pie al Efecto Invernadero.
Y dicho cambio climático es un hecho indiscutible en la mayoría de países civilizados, y toda la comunidad científica corrobora su existencia... excepto en los USA, dónde el “cambio climático” es sólo una cuestión política que los republicanos todavía califican a veces de propaganda demócrata. De manera que la Casa Blanca consideró esta peli como un ataque a su administración, y la trató casi cómo si fuese una peli del Michael Moore o del Sean Penn...
Parecerá una tontería, pero para los amos del mundo sería un peligro que la gente tuviese más miedo de las consecuencias de la industrialización descontrolada que del terrorismo.

En resumen, quizá salta a la vista que es un churro de peli y quizá tú ya eres un tío listo y ni la has visto ni tenes intención de verla ni falta que hace que lo hagas, pero que seguro que vale la pena recomendarla sin dudar a los Yonnis y a las Yennis y a todos los yankis, a ver si se asustan y damos por terminada la dinastía de los Bushes antes de que sea demasiado tarde.

Nota: un notable.
26 de noviembre de 2005
44 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
El alcohol, la televisión, el sistema educativo español y los puñetazos en la cabeza son sólo algunos de los factores han ido mermando mi capacidad de atención, hasta el punto de que tengo que reconocer que a veces me cuesta seguir el argumento de pelis cuyos guiones contengan demasiados nombres y datos que haya que memorizar para poder captar el 100% la trama.
Me pasó con muchos clásicos de cine negro de los 40, y me pasó con L.A. Confidential y con El Gran Lebowski y con Sospechosos Habituales, que la primera vez que las vi no me aprendí todos los nombres de los personajes y me perdí en la confusión de la trama y me limité a disfrutar de los diálogos, de la fotografía, de los chistes y de las hostialidades. Y la segunda vez que las vi descubrí un huevo de detalles que se me habían escapado a simple vista.

Luego hay otras pelis con tramas anodinas y previsibles, en las que ocurren pocas cosas, y lo que ocurre lo recalcan tanto que uno se aburre y siente que le toman por gilipollas de tantas veces que le cuentan lo mismo... quizá le cuentan lo mismo desde diferentes puntos de vista, y quizá con la ilusión de estar profundizando en el tema, pero yo me aburro y me dan ganas de irme antes de que acabe la peli.

Y parecen dos concepciones contrapuestas del hecho cinematográfico, pero el Largo Domingo de Noviazgo consigue aunar lo peor de estos dos mundos en una sola peli que a) despista con tantos nombres y tantos datos, y al mismo tiempo b) aburre de tan previsible y de tantos flashbacks de inspiración ciudadanokaneana que en cuentagotas van arrojando pistas sobre un misterio que es el siguiente:

"El novio de Amélie va a la guerra y no vuelve y todos lo dan por muerto excepto ella, que en el fondo de su corazón sabe que está vivo... ¿estará vivo en realidad? Y, en caso de que lo esté, ¿qué excusa pondrá el chaval por no haberse acordado de llamarla en tantos años?"

La peli parece estar dirigida a aquellos que no sean capazes de adivinar en 20 segundos las respuestas a estas preguntas, pues los que ya se imaginen de que va el parcal verán el proceso de investigación con el interés de quién ve el proceso de formación de una mancha de humedad en la pared de un lavabo.
Eso sí, el lavabo de esta metáfora sería un lavabo bonito, como bonita es toda la estética de la peli (casi empalagosa de tan excesivamente bonita, pero qué narices, a mí me gustan los excesos).

Y además... bueno... los personajes se pasan casi toda la peli vestidos, pero... ladies and gentlemen... hay unos segundos en los que se ve el culete de la Audrey Tatou!!!

Nota: un sufi (pero ojo, que si le quitasen dos horas y dejasen sólo la escena del zepelín y el primer plano del culete de Amélie, le pondría un notable!)


PD: ¿me lo parece a mí o cada peli de Jeunet es mejor que la siguiente?
11 de enero de 2008
37 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo un amigo al que no le gusta ir a la montaña porque la naturaleza le aburre. Dice que "visto un árbol, vistos todos".
Y a mí me pasa más o menos los mismo con el cine bélico. Por supuesto que me doy cuenta de que hay diferencias entre Senderos de gloria y El puente sobre el Río Kwai, y que no es exactamente lo mismo Platoon que Stalingrado, pero esque me ponen a mí una escena de explosiones épicas y tiros épicos y, por muy bien rodada que esté, al cabo de diez minutos ya estoy pensando en mis cosas y oyendo el pum pum pum patapum a modo de ruido de fondo, como si de una épica lavadora vieja se tratase. Me desperezo un poco cuando llegan esas tradicionales escenas en las que bajan el ritmo de las explosiones, ponen música de yuyu (mayormente violines) y muestran los horrores de la guerra simbolizados por algún cuerpo mutilado, con las vísceras sueltas o los ojos arrancados o algo por el estilo. Pero enseguida empezamos otra vez con el pum pum pum y los soldados gritando cosas y siempre hay alguno al que llaman y no responde porque la ha palmado o la va a palmar enseguida, "¡Pepito!, ¡Pepito! ¡¡PEEEPIIIIITOOO!! ¡¡Repito, digo, Pepito!! ¡HEMOS PERDIDO A PEPITO!", y siempre hay alguno que quiere hacerse el héroe y salir de la trinchera a lo tonto y sus amigos le dicen que no salga "¡Qué coño te pasa, Juanito! ¡¡Quieres morir cómo Pepito!!", pero yo ya vuelvo a estar pensando en mis cosas.

Y por supuesto que Clint Eastwood es el mejor director actual de todos los tiempos del copón bendito, y por supuesto que admiro sus agallas, y por supuesto que las guerras son mu malas, y por supuesto que cuando aparecen los barquitos y los aviones por primera vez molan un montón, y por supuesto que son interesantísimas las escenas sobre el rollo de la foto de la bandera de marras y el poder de los símbolos y la importancia de la propaganda...
Pero anda que no hubiese yo disfrutado si me hubiesen dejado estar en la sala de montaje un ratito a solas con los rollos de la película y unas tijeras de podar setos.

Nota: sufi.
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