- Personajes que caminan durante siglos por un secarral.
- Personajes que hablan poco y lo que dicen no es relevante, ni para la historia ni para la humanidad y probablemente tampoco para el director.
- Tediosas escenas de personajes alargando una mínima actividad durante un siglo de forma innecesaria y desesperante.
- Personajes mirando al vacío.
- Cámara enfocando pies que caminan.
- Escenas documentalistas de los sectores más feos del paisaje australiano.

No sabía yo que a Gus Van Sant le hubiese dado por dirigir slashers, pero aquí lo tenemos:"Wolf Creek".

Sólo para estómagos aguerridos. George A. Romero arroja una perspectiva colosalista a una moderna revisión de su fundacional obra maestra no-muerta y fabrica la mejor película "seria" de zombies de los últimos años. Por fortuna aquí se han empleado más sesos que sangre y aunque las vísceras rebosan por doquier, suficiente para contentar al fan más acérrimo del género higadillos on the floor, es la épica confrontación entre podridos por dentro y podridos por fuera lo que retiene casi todo nuestro interés: y más de uno se situará del lado de los zombies. Ellos sólo querían alimentarse.

Los zombies, después de cientos de películas en los que eran tratados como ciudadanos de tercera clase, están aprendiendo. Y eso y no el gozoso muestrario de descuartizamientos, es lo que resulta más perturbador. El viejo Romero se resarció bien y disfrutó esta vez de un reparto conocido y unos medios a lo grande para revivir su antigua odisea zombie.

Y nosotros a disfrutarlo.

Ideal para acompañar mientras se comparte una pizza a ser posible de salami.

Por supuesto, en cuanto supe que el Señor de las Tinieblas había facturado otro de sus inclasificables opúsculos, sentí la necesidad irracional de verla, sobre todo para poder gozar de nuevas cotas de cochambrosidad y mal hacer cinematográfico y lo mejor de todo, escribir la crítica inmediatamente después. Para mi desgracia, no soy capaz de fusilar esta película tal y como se merece. Porque esta vez Uwe ha puesto todo su talento al servicio de una buena obra, dando trabajo a gente que sin la ayuda de este alma generosa jamás podrían haber tenido su oportunidad en la gran pantalla. Por eso, no hablaré del nefando guión, los infectos actores, el pobrísimo estilismo o los decorados dignos de una película de John Wayne. Al contrario, dedicaré mi más sentido aplauso a este gran director y desinteresado benefactor.

No se corta un pelo (¿para qué?). La violencia cruda, los sesos desparramados, el lenguaje malsonante y la acción violentísima de esta Dredd aplacará los apetitos más sangrientos con esta futurista hija bastarda de "Asalto a la comisaría del distrito 13". Sólo que esta vez, no hay un dentro o fuera. Tanto los matones como los guardiantes de la ley están igualmente atrapados en un juego del gato y ratón atmosférico y sangriento.

La huraña boca de Karl Urban realiza una meritoria interpretación, confiriendo la dureza y la implacable moral que precisa su personaje: su contrapunto es la desatada y tatuadísima Ma-Ma, la memorable villana encarnada por Lena Headey.

"Dredd" es pura y dura serie B, hecha a la vista con un presupuesto más bien modestito, pero aprovechada al máximo, con un ritmo estupendo que engancha y una atmósfera peculiar que convierte a la película en algo más que un pasable entretenimiento de género.

En "Dredd" se consigue crear la sensación de un mundo propio, con una idiosincrasia diferente y amenazante y pronto se nos introduce plenamente en ese futuro despiadado en el que se sitúa la historia, haciéndonos copartícipes de la hiperviolencia claustrófica que se desarrolla en el edificio protagonista.

Y no hay nada extraordinario en ella, salvo lo extraordinario de ver una película que consigue mejor resultado que muchas de sus homólogas más caras, más grandes y con estrellas mejor pagadas.

No parece que Drew Barrymore desvele maneras de gran directora con su debut, aunque no cabe duda de que tanto ella como su reparto se lo han pasado de lo lindo y así lo transmiten, logrando que una típica película de triunfos deportivos transmita un poco más de lo que su trillado planteamiento podría hacer sospechar. "Roller girls" es, ante todo, una fiesta petarda del girl power a cargo de señoritas muy competentes en esto del cine, incluyendo a la propia Barrymore y no desmereciendo a la madre y muy señora mía Marcia Gay Harden, a una Zoe Bell como la novia que toda lesbiana quisiera tener y a una muy desatada Juliette Lewis en modo The licks faltándole sólo Iggy Pop y las plumas. Incluso Ellen Page cumple, en esta película sólo dan ganas de hostiarla la mitad de las veces, una mejora notable con respecto a "Juno".

El deporte retratado es una cosa de lo más absurda que increíblemente existe en la realidad y que consiste en un montón de tías con casco patinando en círculos por una pista redonda y zurrándose de lo lindo, al lado de esto el quidditch de Harry Potter parece el críquet en nivel de complejidad. Al ser una película gozosamente para chicas, los uniformes de las patinadoras tienen gran variedad, el entrenador es un buenorro de infarto y todas las actrices son bastante atractivas pero ninguna en realidad resulta despampanante.

Por desgracia "Roller girls" se queda a dos pasos del enorme potencial hortera que latía bajo la historia y Barrymore como directora se revela algo pacata y con cierta lamentable falta de perspectiva cómica. Una pena, lo que hubiera podido lograr Ben Stiller con esto, nunca lo sabremos.