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España España · Shangri-la. Andalucía
Críticas de Maggie Smee
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Críticas 374
Críticas ordenadas por utilidad
1
29 de octubre de 2023
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para echarle un poco de cuento, pensé en escribir algún comentario vinculado al cine de terror en vísperas de este Halloween. El escribir sobre “El exorcista: Creyente” da al traste con mi primer objetivo, y lo vi necesario más que por desahogo, por advertencia, porque los más incondicionales y menos exigentes habrán sido quienes en sus pocas semanas de exhibición la habrán ido a ver, pero luego, con el paso del tiempo, irán cayendo como moscas los que sean curiosos, más incautos o los que piensen que al menos les podrá entretener. No sirve siquiera como comedia involuntaria, superándola incluso la mediocre “Reposeída (Repossessed)”.

Se trata de una de las peores producciones (no la voy a llamar película) no ya del género, si no en general, que he visto en mucho tiempo, que se hace eterna y se adentra sin pudor en el terreno del ridículo. Los primeros minutos, que se desarrollan en Puerto Príncipe, parecen augurar algo, no digo bueno, pero algo, aunque sea diferente, ¿algún plagio aunque sea de “Yo anduve con un zombi”? ¿De “Los creyentes” de Schlesinger? No sabía bien... Y mi gozo en un pozo. No hay nada en ella que tenga interés o esté conseguido. Nada.

Tampoco nos vamos a explayar demasiado, no lo merece, pero además dudamos que esa operación de “nuevo rico” de Universal Pictures pagar a la Warner cuatrocientos millones de dólares para quedarse los derechos para rodar varias futuras aberraciones /secuelas de “El exorcista” les resulte rentable. Y ojalá sea así, que no les traiga cuenta. Pagar para hacer basura y estafar al espectador, además de cagarse (más que cargarse) sin piedad en clásicos no tiene nada de creativo. Desde luego, a nivel cinematográfico no tendrá un hueco en la historia del cine, a excepción de los premios Razzie si sus votantes no se olvidan también de ella. Y su predecesora, a sus cincuenta años recién cumplidos, “El exorcista”, le sigue dando un millón de vueltas a este insulto.

“El exorcista: Creyente” carece de un guion medianamente serio o bien construido, es pésimo. David Gordon Green, el máximo responsable de este despropósito, no sabe dirigir, mostrando su torpeza en todo momento. Por eso, Ellen Burstyn, la madre de Regan en la versión de 1973, viéndose el percal, rechazó la oferta por salir en esto. Le ofrecieron el doble y aceptó, donando todo su sueldo en obras benéficas. Ha sido la mejor manera de limpiar su imagen y su dignidad, seguir con su política de ayuda social tan solidaria en la cual lleva metida décadas, porque económicamente no le hacía falta.

El montaje, el sonido... todo en ella es nefasto y el maquillaje de las endemoniadas se acerca más a un maquillaje de dos niñatas pintadas para una fiesta de Halloween de un instituto que a un film de terror, con esas cruces similares en la frente pintadas como con lápices de cera.

No hay ambientes siniestros ni claustrofóbicos. Tampoco hay suspense, no hay tensión. Como mucho se trata de un subproducto casi televisivo para que los “peques” del jardín de infancia se vayan familiarizando con el cine que toca el tema de posesiones.

Todos los vómitos que faltan en la película los puede tener el espectador al recordar esta canallada. Eso sí. Me quedo con los nombres de los cuatro críticos “profesionales” que la recomiendan frente al casi centenar que no lo hace. No sé cuánto les habrán dado, pero no me creo que haya salido gratis. Así que espero que la traición les haya traído cuenta. Y ahora paso al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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6
24 de enero de 2015
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se basan en interesantes hechos reales, teniendo como soporte un argumento bastante prometedor. Ese es el caso de “La conspiración del silencio”. Pero lo que pasa luego es que creo que se ha confiado demasiado en el peso dramático de su historia, que lo tiene, pero no se ha trasladado esa tensión ni al guión ni a la dirección, que corre a cargo de Giulio Ricciarelli, el cual en contados momentos consigue imprimir el nervio necesario. En manos de un director más experimentado su resultado nos hace sospechar que hubiera sido bastante más logrado. Puede que en un futuro Ricciarelli sea un director más diestro, ya que cuenta con cierta sensibilidad como aquí demuestra, porque aunque funcional tampoco es despreciable.
Su ambientación, aunque no cuente con un despliegue de medios, aprovecha su presupuesto. Quizás en las escenas de exteriores han tenido una tendencia a hacerla más colorista para que contraste con las escenas de interior, sobre todo las correspondientes a despachos, que son más oscuras, pero por lo demás todo va por el camino de la corrección más discreto. Quizás haya que sumar, como punto negativo, esa tendencia mundial de producir películas con cierta asepsia, que menos mal que sabemos dónde se desarrolla, pero casi sin identidad, en este caso exenta del sello característico del cine alemán, arrimándose a un estilo casi estandarizado y muy extendido en la producción actual.
Su banda sonora acompaña bien al relato. El reparto, encabezado por un joven Alexander Fehling, desempeñan sus personajes con eficacia. Y su vestuario, sobre todo los modelos femeninos, son preciosos. A lo mejor terminar así el comentario puede sonar frívolo o a que no recomendaríamos el film, y no es así. Aunque tiene sus puntos en contra creo que en estos casos mi balanza particular tiende a inclinarse más a recomendar que a ignorar esta clase de películas. Porque reconocemos que al menos se trata de un film interesante, que si se lo encuentran en alguna ocasión, lo pueden visionar porque está bien construido, y porque tiene esa cualidad tan poco estimulante que comúnmente se conoce como un “producto comercial con dosis de didactismo”, que no sé si emocionará al espectador, pero al menos, con cierto nivel tanto de corrección como de cierta frialdad, sí les podrá mantener entretenidos con cierta dignidad. Y porque también, aunque sea un ejemplo más del cine alemán, han tenido el valor una vez más de contar historias nada agradables para ellos, como el caso presente, una historia bastante dura y que con parcialidad, que se cuenta sin pudor, quizás con el firme propósito de que nunca jamás se vuelvan a repetir. Y es que con esa base, cualquier film, por pequeñito que sea, siempre nos enseña más de lo que a priori podemos pensar.
Maggie Smee
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9
26 de octubre de 2019
35 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la primera vez que lo digo y me temo que no será la última: ¿por qué algunos críticos o comentaristas de cuarta no saben hablar de una película sin destriparla? Porque la mayor virtud de “Parásitos” es que, a medida que avanza su proyección, se va desgranando, como capas de una cebolla, y, en cada momento se va centrando bien en la comedia, el drama, la descripción de sus personajes o en el “suspense”, salta de una cosa a otra casi imperceptiblemente, sin traicionar lo ya contado y avanzando sin perder ritmo. El desconocer todo de su argumento sería una gran ventaja para quien desee verla y disfrutarla plenamente. Puede que ese fuera uno de los motivos por los que se llevó la Palma de Oro en Cannes y por lo que, en premios se refiere, se podría llevar muchos más, convirtiéndose en la posible ganadora del “Oscar” al mejor film de habla no inglesa.


Porque además “Parásitos” habla de muchos temas, pero todos comprensibles para nuestra sociedad occidental tan “avanzada” y “moderna” y supuestamente alejada de la oriental, para ser más exactos de la coreana. Por eso su guion, aunque con algún cabo suelto que contaremos en el “spoiler” que nos queda claro, es un ejercicio cinematográfico logrado en muchos sentidos, desde una reflexión social y humana, a una comedia sorpresiva o un thriller que bucea en la mejor tradición.


Bong Joon- Ho, que es el director y guionista junto a Jim Won Han, bien por casualidad o porque, tras reflexionar, a lo mejor haya entendido que de las situaciones más comunes se puede sacar más partido dramático de que circunstancias fantásticas o excéntricas pasadas de rosca, logra aquí su mejor trabajo. De lo que había visto de él, no conectaba con su cine del todo, se me quedaba superfluo, de serie B y a veces hasta pretenciosa, teniendo en cuenta sus desorbitados presupuestos. Para mi sorpresa, afortunadamente, logra con “Parásitos” lo que no me había pasado, participar de su cine sin la más mínima animadversión.


Eso sí, como ya era habitual en su cine, nada que objetar al envoltorio técnico, de notable calidad, sobre todo con la fotografía de Kyung- Pro Hong y al numeroso departamento de efectos visuales. El reparto muy bien todos, en los diferentes cometidos tan diferentes uno de los otros, como Kang- Ho Song, Park Yeon- Kyo, los más jóvenes, o Hye- Jin Jang como la joven matriarca.


Como buen cine oriental, los sentidos se cuidan también, dando importancia a los colores, los sonidos e incluso a los olores, aspecto que los occidentales muchas veces descuidamos en la narración anteponiendo lo obvio, lo visual.


También deberíamos advertir, que aunque sea en una lengua para nosotros no muy común, deberíamos verla en su versión original. Los doblajes cada vez resultan más artificiales, quizás porque desde hace décadas los actores “expertos” que doblaban han ido desapareciendo dando paso a otras generaciones más imperfectas. Ese es otro mundo no muy conocido por el espectador y que debería conocerse más, para comprobar lo cerrado que es y lo mal que funciona.


“Parásitos” creo que es un film muy notable que con el cinéfilo lo puede pasar “bien”, me refiero a que seguro que le entretendrá, por eso, una vez más, echando un ligero vistazo a los comentarios que nunca leo antes de escribir el mío, no comprendo que haya comentarios con baja puntuación y luego, cuando se zampan un mojón, todo queda en justificaciones que se sobrevaloran. Y es que el que vean cine no significa sinónimo de cinefilia.
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Maggie Smee
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5
24 de julio de 2015
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo lo he hecho, pero me he mantenido al margen de la promoción de “Inside Out” (no me parece acertada la traducción española de “Del revés”). Tras visionarla, me enteré que había mantenido un duelo titánico en la taquilla americana con “Jurassic World”, que hoy ya es, y por ahora, la tercera más taquillera de la historia del cine americano. Una semana consiguió arrebatarle el primer puesto, lo que da idea también de las fabulosas recaudaciones de este film dirigido por Pete Docter, junto a Ronaldo Del Carmen, y cuyo guión de Michael Arndt, se basa en una historia del mismo Pete Docter. El mismo de “Up”, y eso se nota.
Desde miles de sketchs de humoristas para la televisión o el cine, como Woody Allen en “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar”, a “Cómo ser John Malkovich”, por ejemplo, muchos han indagado en las interioridades de la mente o el cuerpo humano, cada uno bajo su particular perspectiva. Incluso recuerdo también a Albert Barillé, que a finales de los 70, que inició una serie de dibujos animados para la televisión, “Érase una vez…”, que fue todo un éxito, entre otras razones, por su carácter divulgativo. De hecho, hasta hace relativamente poco, han proseguido sus trabajos con éxito. Todo lo digo porque también me ha sorprendido que con una semana de exhibición en estas páginas ya existan más de ciento treinta comentarios, la mayoría calificándola de excelente y destacando su originalidad. No es que no la recomiende, pero no creo que sea ni tan genial ni tan original.
“Inside Out” para mí, dista muchas millas de la notable trilogía de “Toy Story”, que tenía mensajes más sanos y universales, (mejor obviar otros trabajos de animación de otros estudios que también la superan), asemejándose al mundo de “Up”, un film para nada desdeñable pero que tampoco me parece que sea de alto nivel. El corto que precede el film, “Lava”, entra también en este conjunto apreciable pero sobrevalorado, sobre todo el corto, del estilo de los que hacía la compañía Disney en la década de los cuarenta del siglo pasado y que despide, a pesar de su moderna factura, un cierto olor a naftalina.
No creo que sea un film para niños pequeños, que se pueden aburrir fácilmente. Está pensado para los jóvenes y los que sobre todo sean padres. Pero no con un punto de nostalgia sano, ya que me parece que está destinada a familias convencionales, estructuradas y adineradas, aunque con cierta “conciencia social”. De los que recuerdan como detalle entrañable, por ejemplo, una noticia que suelen dar todos los veinticinco de diciembre en todos los noticiarios: “Hoy en todos los hogares Papá Noel ha dejado regalos a los niños.” O noticia que se da también en el día de Reyes, da igual. Sin llegar a ese punto tan obsceno en el que no se tiene en cuenta a los más desfavorecidos, el film destila unos convencionalismos que no me atraen. Sirva de ejemplo, el que pueda existir, cuando se madura, una isla interior destinada a las “marcas”, como si fuera un pilar interior, y aunque algunos lo posean, no sería un valor a destacar.
Maggie Smee
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7
29 de diciembre de 2018
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la proyección de “Lo que esconde Silver Lake” tuve una sensación inusual de embotamiento, tanto argumental como visual, pero en sentido positivo, de hecho aún sigo dándole vueltas. Hacía tiempo que no me ocurría algo así y, también, que no veía una reacción tan dispar entre los asistentes que me recordó al término de “El árbol de la vida” de Malick: mientras una pareja recriminaba el uno a la otra que tenían que haberse metido en otra película, otros algunos salían enojados y tres amigos comentaban tranquilamente la película y todas sus claves... había de todo. Y es que “Lo que esconde Silver Lake” no es apta para el “gran público” que consume sobre todo cine comercial. Para mi sorpresa, este tipo de cine no se suele estrenar en Navidad, aunque entrara en cartelera cual broma el día de los Santos Inocentes, que es cuando las salas proyectan cine familiar a destajo, en muchos casos, de la peor calaña. Al menos yo agradezco el riesgo y la iniciativa de salvar la cartelera navideña.


“Lo que esconde Silver Lake” ha sido para mí un buen film, no del todo rematado, qué pena, con momentos absolutamente arrebatadores, filmada con un lirismo del mejor De Palma, con cierto aire a lo Lynch pero como afectado por Paul Thomas Anderson, Tom Ford, Cronenberg o Jack Smight, rindiendo tributo a Hitchcock y haciendo guiños constantes al cine y a muchos de sus mitos: desde Janet Gaynor, pasando por Marilyn Monroe o James Dean, eso sazonado con el mundo del cómic, de las conspiraciones, de los mensajes secretos en el mundo del arte, la música y la literatura, yendo desde el más puro estilo negro a Pynchon, Auster, J. F Bardin, Westlake o historias que se entrelazan a lo Carver como dirigía el gran Altman. Muchas cosas, quizás demasiados ingredientes, pero creo que aunque haya subtramas o detalles que se le escapen, demasiado bien ha salido su denso guión, con una dirección en la que David Robert Mitchell, tras su “It Follows” rodada hace cuatro años, ha demostrado haber tenido una progresión como autor y como creador sorprendente. Admirable que haya encontrado producción para este inclasificable proyecto. En España hubiera sido impensable que se hubiera llevado a cabo, y encima con un reparto, en la mayoría, no muy conocido, pero que no es impedimento para que todos sus actores se desenvuelvan muy bien, incluso seguro que a más de uno y de una podría significar su descubrimiento, liderados por Andrew Garfield en uno de los papeles más difíciles que ha desempeñado.


Su “look” visual es notable, gracias a un estupendo trabajo de Mike Gioulakis a la fotografía, que inserta breves pero interesantes escenas de animación. En cuanto a la banda sonora, Rich Vreeland, aunque en su comienzo resulte algo grandilocuente luego va como anillo al dedo, con empaque y garra, en la que entrelazan casi un centenar de canciones. Su banda sonora, al menos en canciones, es abrumadora.


El resto, desde el montaje al sonido, hacen un gran esfuerzo por seguir la línea marcada por su “autor”. Ya en el spoiler comentaremos más, pero quiero dejar claro que rompo una lanza a favor de “Lo que esconde Silver Lake”, película tan extravagante como peculiar que me impide recomendarla a cualquiera, porque para mí es un tipo de cine de autor que desgraciadamente, el engancharse a él o el jugar a lo que te plantean no está al alcance de todos. Creo que esto es disculpable entre los espectadores, pero entre los críticos, se supone que “profesionales” o de renombre, es imperdonable que sus pocas entendederas, su sensibilidad de “chichinabo” y su discutible gusto caprichoso o formación de cuarta, les haya impedido ver más allá de sus narices al no defenderla, aunque sea parcialmente, y sigan cobrando un sueldo y disfrutando de un inmerecido estatus entre los espectadores más ingenuos. Por todo ello se trata de una de las buenas películas olvidadas del año, pero que sin duda pasará ser película de culto. Afortunadamente para ellos este es un país sin memoria y con el tiempo cambiarán de opinión, como ha pasado en más de una ocasión, pero para su desgracia para eso está la hemeroteca, para comprobar lo cicateros que fueron en su día.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Maggie Smee
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