Buen papel de George Kennedy dando vida en la pantalla al general Patton. Dicho individuo como militar y como persona debía estar tocado un poco de ala. Con la doble moral de los americanos y la triple de los rusos tras la guerra, acuerdan buscar un cargamento de oro de los nazis que ha desaparecido misteriosamente.

La película hay que verla como un thriller disfrazado en un escenario bélico ya que aquellos, inmediatamente posteriores a la guerra, no son creíbles porque la desolación que quedó no casa con el ambiente más o menos festivo y normalizado que aquí se ve. Está correctamente planteada, con un buen inicio, y da muestras que mantendrá un buen pulso. En cuanto al asesino nos recordará a Chacal (1973), pero sin tanta emoción. Aquella es la buena.

El papel de Sophia Loren, con todos los respetos, es artificial, innecesario e indecoroso. No aporta ni belleza y no se entiende el rollito que se trae con uno y con otro. Por lo demás, sirve para valorar un poco más a Robert Vaughn (yo creo que da a entender que es un coronel gay, novedoso e impensable entonces), y al estirado Patrick McGoohan, inolvidables actores que tuvieron sus series televisivas de gran éxito. John Cassavetes sin problemas en un papel igual de incómodo que su rostro satírico y, por último, no he reconocido a Ed Bishop, el recordado comandante Straker de la serie OVNI. En líneas generales, película discreta.

Si ves cruzar por el aire a un hombre con la pierna estirada como para dar una patada que sepas que es Bruce Lee. Yo me imagino que antes que choque contra el suelo con un golpe pesado y sordo, aún tendrá tiempo según cae de lanzar otra patada lateral al aire a la altura del piso trece y una más giratoria a la altura del segundo piso.

Marlowe, detective muy privado, es una película para adeptos al creador del detective privado por antonomasia: Philip Marlowe. Philip Marlowe es al cine negro lo que la nata es a una buena tarta y las flores a un jardín. Es el icono de la honradez, es el insobornable personaje a contracorriente del mundo entero. Es el símbolo de la testarudez. Un soborno es siempre una tentación y para terminar con la tentación, lo mejor es aceptar el soborno. Marlowe perderá los muebles antes que pasar por ello.

No es una película descarada ni para anotar en los haberes del buen cine. Ahora bien, tiene un racimo estupendo de buenos ejemplos de cómo se desenvuelve este personaje. Encontronazos, contestaciones, cinismo y diálogos auténticamente fieles a la manera de ser de Marlowe. James Garner encarna al personaje con total acierto, aplicando ironía a raudales y honradez absoluta. La película es la forma, más que el fondo. Como en la hermana pequeña del sueño eterno, escruta con dramatismo la personalidad humana y en especial a la mujer, viniendo a cuento para evidenciar su naturaleza aquella máxima inolvidable del gran Joe Hallenbeck que siempre recuerdo: El cielo es azul, el agua moja y las mujeres tienen secretos.

Pasable cinta a la que uno llega por afición al Western pero que no merece la pena. El director no aprovecha bien la cantidad de extras de los que dispone y encierra la historia en repetitivas tentativas indias de apoderarse de una caravana de pioneros americanos en su avance para establecerse en un territorio.

A Sterling Hayden le dice un moribundo que le conoce que es un pistolero, un jugador y también un cobarde, y para eso queda bien. En la caravana pasa por ser el jefe y entonces aparece la mujer de turno para crear los momentos románticos, y en eso queda mal porque no se ve el amor.

Una cinta comercial a más no poder que ofrece lo que pide su género. No hay que buscar más arte, si no dejarse llevar. Alfredo Landa nos pasea por diferentes escenarios donde es perseguido por importantes actrices punteras de la comedia patria. Señalaremos que "Contamos contigo" fue un slogan de entonces para fomentar el deporte por televisión. La película está bien relatada y bien interpretada. El humor chabacano se aguanta sin problemas. La propuesta es tan ridícula como puede ser cualquier ridiculez en la ciencia ficción o la de cualquier director afamado que se dé ese capricho, ahora eso sí, te enervará la siempre morbosa actitud de las mujeres hacia el grandísimo Landa y la estulticia con que las rechaza una y otra vez, pero es la marca de la casa.
Divertida, muy movida, absurda y aconsejable. Gran película.

<<Ya sabe usted: si cualquiera de sus miembros es atrapado o muerto, el gobierno negará cualquier implicación>>. Así terminaban los mensajes que la dirección dejaba al jefe del equipo de Misión Imposible. El gobierno se lava las manos si algo sale mal.

Llama la atención que en este episodio piloto el mensaje está grabado en un LP de vinilo, señal de los tiempos que corrían. Y por ello es también ese 10 de nota, porque incluye un homenaje a los creadores de aquellas series policiales (tanto policiales como de humor o de ciencia ficción) de las décadas de los 60 y los 70 que como queda demostrado, fueron el germen e inspiración de gran parte del cine de estos tiempos y del que está por venir. Lo mismo se podría decir de los comics y la música de entonces, con multitud de temas versionados.

Este episodio inicial es una demostración de lo que sería la serie. Una idea original por parte del creador, más, por supuesto: la presentación con el famoso tema musical de cabecera del maestro Lalo Schifrin; una dirección correcta y unas actuaciones suficientes para mantenernos en la intriga y hacernos creer en la misión, no necesariamente pero sí en que los personajes se la creen. Y seguro que sin sobrepasar un reducido presupuesto. Fue el pistoletazo de salida para esta gran serie.