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Críticas de Revista Contraste
Críticas 1.366
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de diciembre de 2022
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué bello puede resultar un film cuando, primero, se tiene algo bonito que contar y, segundo, se hace con cariño. Es el caso de este título francés donde ha participado en el guion la hija de uno de los protagonistas: Anne Goscinny.

El pequeño Nicolás nace a finales de la década de los cincuenta y es el fruto del talento de dos grandes amigos: René Goscinny y Jean-Jaques Sempé. El primero escribe, el segundo dibuja. El resultado es el niño al que muchos ya conocen. Alegre, intrépido, soñador, algo travieso y muy entrañable, el pequeño Nicolás es capaz de conquistar al instante. Lo mismo que la película.

En el film, a la vez que vemos cómo se fragua el proyecto, se crea al personaje y se alcanza el éxito, asistimos a la evolución de una hermosa y productiva amistad. Gosciny y Sempé son también protagonistas de esta historia repleta de sueños, recuerdos, chiquilladas, inocencia y humor.

Sin embargo, todo lo anterior no impide que la profundidad, el dolor y la tristeza –que forman parte de la vida de cualquier persona– lleguen también a este título. Con ello, quizá, se aleje a la audiencia más infantil, pero este no es un relato para ver sin más, sino para disfrutar y sentir.

Su ritmo tranquilo y las inocentes aventuras del siglo pasado aportan un encanto solo comparable al magnífico trabajo de animación. La estética sugerente y divertida de Sempé se recrea (admirablemente) con tinta china y el resultado es una maravilla visual que envuelve los sentidos.

El pequeño Nicolás son 82 minutos de dulzura, de ingenio, de arte y de inspiración con pinceladas de ternura y de humor, que proporciona a su público un espacio único para soñar.

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4
5 de abril de 2024
26 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La primera profecía" es una precuela de la historia que nos contó Richard Donner en 1976 (que tuvo un olvidable remake en 2006). Al año siguiente, este clásico protagonizado por Gregory Peck y Lee Remick ganó el Oscar a la Mejor banda sonora y, aún hoy, figura entre las mejores películas de terror (aunque en realidad el género que mejor la define es el suspense).

Ahora, con "La primera profecía" nos enfrentamos a la actualidad cinematográfica que confía más en los golpes de efecto que en la psicología de los personajes o en la historia misma. El título de Arkasha Stevenson no recoge ni la mitad del suspense de su predecesora, y su historia no consigue mantener nuestro interés. Posiblemente, por diversas razones: la cinta se entretiene mucho en planos que dicen lo mismo una y otra vez, los protagonistas carecen de atractivo psicológico (aunque no interpretativo), los malos parecen caducos y trasnochados religiosos (y aquí la consabida crítica a la Iglesia católica), y la oscuridad de la trama se traslada a una bestia cuya imagen diabólica no conquista .

A todo esto se suma una narración que se pierde entre demasiadas opciones: no se centra en Margaret (la protagonista), tampoco en Carlita (la supuesta hija del diablo), ni en los curas o monjas artífices del complot y, además, el demonio resulta ser un chacal versión XL. También se abusa de una banda sonora redundante y el exceso de susurros le resta impacto a este recurso sonoro. Así, la trama se vuelve repetitiva y no deja florecer el suspense y, con el clásico en mente, este título se vuelve irrelevante e innecesario.

En cualquier caso, si alguien busca un poco de oscuridad, maldad y crueldad en una sala de cine, con más de una escena algo desagradable, puede ir a ver La primera profecía pero que no espere demasiado.

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4
22 de octubre de 2021
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basado en los personajes creados por John Carpenter y Debra Hill, llega la décima propuesta ambientada en un pequeño pueblo de Illinois, Haddonfield.

David Gordon Green, que ya condujo el título de 2018, sigue pilotando la dirección y guion de una nueva noche de Halloween repleta de cuchillos, sangre y violencia gratuita.

Su apuesta no abandona ninguno de los presupuestos estéticos ni morales de la franquicia. La sombra de Carpenter, que sigue siendo productor y compositor de la banda sonora, sobrevuela todo el metraje haciendo del film un slasher en toda regla: un psicópata de fuerza sobrehumana despedaza a todo el que se le pone por delante.

En este sentido, esta entrega opta por explicitar aún más cada girón de piel u ojo (hacia los que la cámara de Gordon parece tener especial cariño) que se arranca o atraviesa.

También es cierto que todas estas vidas de Michael Myers (hay una más en fase de posproducción) han perdurado a lo largo de las décadas casi como una espuria metáfora sobre el mal. Las frases explicativas de los propios personajes (artificiales, pero también habituales en este tipo de películas) junto al sinsentido de tener circulando a un psicópata despersonalizado y sin psicología narrativa apoyan la teoría de Myers como proyección de la maldad y el miedo colectivos, a modo de inconsciente social. Es cierto que ni John Carpenter ni sus discípulos pretenden hacer filosofía, aunque sus píldoras psicosociales adornan estas producciones repletas de brutalidad y excesos descarnados.

Para los más nostálgicos, Halloween kills regala unos flashbacks de los dos primeros largometrajes para alimentar aún más ese replegamiento hacia el pasado que lleva a cabo la trama. Ahí brilla especialmente la música, entonces (en 1978) en su naciente dimensión electrónica, que otorga una mayor vibración a las escenas.

En definitiva, estamos a un relato que convoca, curiosamente, tanto la sordidez y el absurdo como la melancolía cinematográfica y que, sin embargo, permite rellenar los cines en las semanas de Halloween.

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8
13 de febrero de 2023
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando alguien pone cariño en lo que quiere contar, puede llegar a crear una atmósfera mágica y sumergir al receptor en ella. Y es lo que sucede en Los Fabelman, una carta de amor de Steven Spielberg al cine, en la que el espectador puede vivir una experiencia visual hipnótica, envuelta en una música de piano embriagadora. Como consecuencia, esa estética de cuento ayuda a que el extenso metraje pase rápido y la cinta sea disfrutable.

Esta autobiografía ficcionada de Spielberg es una película coming-of-age narrada a través de la mirada limpia de su pequeño protagonista, Sammy Fabelman, que va evolucionando hasta el encuentro decisivo para su carrera. En ella, el director eleva un canto a la familia, al arte –en concreto al séptimo– y a encontrar la propia identidad.

En su conjunto es agradable, pues Sammy logra apreciar belleza a través de la lente aun en medio de la desgracia. Aun así, Spielberg no deja de mostrar los errores humanos que pueden llevar a que el núcleo familiar se desmorone. Eso sí, lo hace con una cantidad de dulzura (empalagosa para algunos) y un exceso de afecto y optimismo que resta valor y credibilidad a su consejo sobre dejarse llevar por el corazón, pues deriva en una coyuntura inverosímil.

No obstante, este film personal, que desprende devoción por las cámaras y sus seres queridos, cuenta con una fotografía fascinante y unas magníficas interpretaciones que permiten deleitarse durante un buen rato.

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8
15 de septiembre de 2023
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine es una forma de expresión, de hablar de la vida misma y de encontrar el propio camino tanto para el espectador como para el propio creador. Con esto en mente, lo metafílmico se hilvana en la nueva obra de Nanni Moretti desde la primera escena. De esta manera, el transcurso del rodaje de Giovanni, el director al que interpreta el propio Moretti, se entremezcla con su rutina y su doble crisis vital –existencial y de pareja–. Así, esa búsqueda creativa y esa reinterpretación del film que se encuentra realizando, no solo se encaminan a conseguir sacar su producción adelante, sino dotar a su vida de un porvenir radiante.

Asimismo, en ese cine dentro del cine lleno de referencias, 'El sol del futuro' abre un espacio de crítica, desde la sátira, al futuro del propio medio y al enfoque de este mismo como un arte de formas, pero también de fondo. Es lo que se cuenta y cómo se cuenta, por lo que siempre puede haber una lectura moral de cada una de las decisiones tomadas. En este sentido, Moretti no se corta contra la violencia gratuita o la “infantilización” del streaming, quien convierte una disciplina que piensa y razona en un producto masticado, irreflexivo y producido en un molde cerrado.

En esta línea, el largometraje es abiertamente político y, una clara sentencia reivindicativa al gobierno actual italiano. No por ello, ni se aleja ni pierde ese aire cálido y brillante, esa candidez divertida que la convierte en una película sumamente vitalista abierta a encomiables números musicales que no solo divierten, sino que sumergen al público en la mente y la voz libre de Moretti.

Esa libertad aporta una frescura asequible para jóvenes y adultos, sin ser dogmatizante –justo eso mismo critica el director– y permitiendo un rato sumamente entretenido –y no por ello vacío–. 'El sol del futuro' es un relato de luz en contra de utopías y desesperanzas y una carta de amor al romance, al activismo y, por si no quedaba claro, al cine como arte comunal.

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