You must be a loged user to know your affinity with Fej Delvahe
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
8
19 de marzo de 2008
19 de marzo de 2008
47 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable película inglesa de estratagema de guerra, espionaje y misión secreta, trama situada en el año 1943, en plena contienda de la II G.M. entre británicos y alemanes. Los británicos están planeando desembarcar en Sicilia donde hay instalado un fuerte contigente de fuerzas militares alemanas. Eso implica que habrá una gran pérdida de soldados del bando aliado. Para que las bajas sean las menos posible hay que tratar de engañar a los alemanes de forma que saquen de esa isla parte de su contigente y material bélico antes del desembarco británico. Pero para ello, los Servicios Secretos de su Majesta la Reina Isabel, piensan e idean una estrategia de engaño. Ahí está el apasionante quid de este film interesantísimo, toda una complicada misión de la cual formará parte fundamental un muerto.
El inicio es para subrayar, pues incita a los espectadores a que se sientan cautivados por la narración: sobre la orilla de una de las playas de la provincia de Huelva (España), con fondo de sol en ocaso reflejando sus rayos sobre la mar poniente, aparece un muerto zarandeado serenamente por el leve oleaje. A partir de ahí comienza la historia de ese hombre muerto, "El hombre que nunca existió con la identidad que lleva encima".
Se trata de una película seria, muy bien explicada, donde los británicos son los buenos y los alemanes los malos, pero no hacen de estos "malos" gente tonta, como suele ocurrir en otras muchas películas de guerra, sino que le conceden a los enemigo la inteligencia obvia que tenían y estaba más que demostrada. En cambio a los españoles de ese tiempo los ponen como a gente poco preparada científicamente, por ejemplo para determinar las horas transcurridas después que un muerto perdió la vida u otras revelaciones relacionadas con los avances científicos y conocimientos que sobre un ser humano brindan las autopsias.
Excelente Stephen Boyd, como actor secundario haciendo de espia alemán; un actor que se venía consagrando desde hacía años como un gran intérprete en hacer de "malo" en las películas, y que acabará haciendo uno de los roles más tremendos de "malo malísimo" de la historia, en "Ben-Hur" (William Wyler, USA 1959 ), donde sin duda llegó al no va más en imortalización cinematográfica de personaje "malo y odiable", de los que no se olvidan en la memoria cinematográfica mundial.
Película no tan conocida como se merece. Si puede Ud verla alguna vez, no deje de hacerlo, no se aburrirá y pasará un buen rato contagiado a un ritmo incesante de intriga, estratagema y maniobras secretas en tiempos de la II Guerra Mundial.
Fej Delvahe
El inicio es para subrayar, pues incita a los espectadores a que se sientan cautivados por la narración: sobre la orilla de una de las playas de la provincia de Huelva (España), con fondo de sol en ocaso reflejando sus rayos sobre la mar poniente, aparece un muerto zarandeado serenamente por el leve oleaje. A partir de ahí comienza la historia de ese hombre muerto, "El hombre que nunca existió con la identidad que lleva encima".
Se trata de una película seria, muy bien explicada, donde los británicos son los buenos y los alemanes los malos, pero no hacen de estos "malos" gente tonta, como suele ocurrir en otras muchas películas de guerra, sino que le conceden a los enemigo la inteligencia obvia que tenían y estaba más que demostrada. En cambio a los españoles de ese tiempo los ponen como a gente poco preparada científicamente, por ejemplo para determinar las horas transcurridas después que un muerto perdió la vida u otras revelaciones relacionadas con los avances científicos y conocimientos que sobre un ser humano brindan las autopsias.
Excelente Stephen Boyd, como actor secundario haciendo de espia alemán; un actor que se venía consagrando desde hacía años como un gran intérprete en hacer de "malo" en las películas, y que acabará haciendo uno de los roles más tremendos de "malo malísimo" de la historia, en "Ben-Hur" (William Wyler, USA 1959 ), donde sin duda llegó al no va más en imortalización cinematográfica de personaje "malo y odiable", de los que no se olvidan en la memoria cinematográfica mundial.
Película no tan conocida como se merece. Si puede Ud verla alguna vez, no deje de hacerlo, no se aburrirá y pasará un buen rato contagiado a un ritmo incesante de intriga, estratagema y maniobras secretas en tiempos de la II Guerra Mundial.
Fej Delvahe
8
25 de septiembre de 2007
25 de septiembre de 2007
57 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay humanos tan delicados y desapasionados que más bien parecen vegetales. Este es el caso de Stephane (Daniel Auteuil), un hombre que ni siente ni padece sentimientos tan humanos como el amor sexual o la amistad. ¿Será por religiosidad-castidad, por complejo psíquico, por homosexualidad de la que se avergüenza, por castración, por asqueamiento filosófico de la vida, porque tiene un cáncer que no quiere comunicar a nadie? ¡Por algo debe ser!, todo tiene detrás alguna razón o razones; pero el director no nos las descubre. La cuestión es que es un personaje completamente raro y delicado, un artesano reparador que ayuda a los músicos a mantener activos sus juguetes, la personificación de la delicadeza, de la sensibilidad, un genial acompañante que escucha y aconseja, una especie de grabadora o anotador en quien depositar confidencias, pero sin esperar sacarle un mínimo de pasión, de compromiso fogoso, aventurero o explosivo. Se puede contar con él para muchas cosas, hasta para la compasión que otros no son capaces, pero no para amar. Este hombre más que tener el corazón en invierno lo que lo tiene es la vitalidad enterrada en el hielo de la Antártida indiferente. ¡Qué patética y antiamorosa es la indiferencia! Sin duda es mucho mejor la pasión carnal, por muy quebrantadora que resulte a posteriori, mil veces mejor que una vida como la de Stephane, un hombre sin sal ni especias vitales, y lo que es peor aún: sin vitamina E, que por no admitir no admite ni siquiera unas gotitas vitalistas de aceite de oliva!
Si el director lo que ha pretendido es rodar la historia de un indiferente desapasionado, cuya vida es una especie de asepsia precisamente sin vitalidad, lo ha logrado de pleno y con rigor notable.
Fej Delvahe
Si el director lo que ha pretendido es rodar la historia de un indiferente desapasionado, cuya vida es una especie de asepsia precisamente sin vitalidad, lo ha logrado de pleno y con rigor notable.
Fej Delvahe
30 de abril de 2007
30 de abril de 2007
53 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien pensó que Norman Jewison no valía para dirigir una comedia se equivocó de lleno, de plano y en redondo. Es una película estupenda, no sólo por su guión sorprendente y valiente a la hora de tocar un tema tabú (la humanización de los enemigos o rusos) en los años sesenta del s. XX, sino por con la maestría y humanidad conque se trata, procurando que sobresalga por encima de todo lo humano de los "supuestamente contrarios", lo que nos iguala e identifica como semejantes hijos del mismo planeta y hermanos de los mismos sentimientos y experiencias vitales.
Una película muy atrevida y lograda para su época: nada más y nada menos que un director, desde EE.UU., mostrando a través de esta cinta que los rusos eran tan considerados, humanos y personas normales como el resto de las personas de este mundo. Norman Jewison se atrevió en este film a hacer autocrítica sobre las fobias, prejuicios y patrioterismo irracional de los norteamericanos respecto a sus grandes enemigos de la "guerra fría", los habitantes de la Unión Soviética.
Una película deliciosa con continuas escenas de humor para partirse de risa, desde el niño estadounidense fanático que reprocha continuamente a su padre que no sea más patriota o violento contra los rusos, a la vieja amordazada, colgada de un perchero, cuyo marido no la descubre a pesar de estar a su vera o el borracho que se pasa todo el tiempo tratando de montar un caballo para ir a dar la alarma de que los rusos han desembarcado en las costas norteamericanas. Un film de enorme calado, gracioso, sentimental y con mensaje conciliador de opuestos, porque lo que decide siempre en última instancia no es la ideología sino el humanismo sano de corazón.
Fej Delvahe
Una película muy atrevida y lograda para su época: nada más y nada menos que un director, desde EE.UU., mostrando a través de esta cinta que los rusos eran tan considerados, humanos y personas normales como el resto de las personas de este mundo. Norman Jewison se atrevió en este film a hacer autocrítica sobre las fobias, prejuicios y patrioterismo irracional de los norteamericanos respecto a sus grandes enemigos de la "guerra fría", los habitantes de la Unión Soviética.
Una película deliciosa con continuas escenas de humor para partirse de risa, desde el niño estadounidense fanático que reprocha continuamente a su padre que no sea más patriota o violento contra los rusos, a la vieja amordazada, colgada de un perchero, cuyo marido no la descubre a pesar de estar a su vera o el borracho que se pasa todo el tiempo tratando de montar un caballo para ir a dar la alarma de que los rusos han desembarcado en las costas norteamericanas. Un film de enorme calado, gracioso, sentimental y con mensaje conciliador de opuestos, porque lo que decide siempre en última instancia no es la ideología sino el humanismo sano de corazón.
Fej Delvahe
1 de enero de 2008
1 de enero de 2008
52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este es cine de Corea del Sur, pero de rango "magistral", universal. Una película a TENER MUY EN CUENTA, no ya por su dirección, guión, fotografía, actuación, puesta en escena, etc., sino por su ejemplaridad, por la serena lección humanista que da a través de esa anciana arrugada, frágil, doblada, medio vencida por el paso del tiempo y la vida, la imagen viva del concepto AMOR frente a su nieto, un abusadorcito que representa la NECEDAD y el EGOISMO.
Película repleta de detalles maravillosos como el niño horrorizado ante la cucaracha y pidiendo rápido el insecticida (reflejo de lo que somos la mayoría de los ciudadanos desnaturalizados civilizados) y la abuela cogiéndola con suavidad y echándola por la ventana para que siga viviendo conforme a su razón de ser en el universo (reflejo de la sabiduría flexible, tolerante y que comprende el papel de todo en el cosmos, incluso el de su pequeño nieto necio, insolente y desconsiderado hasta límites intolerables).
El muchachito de la película es el típico malcriado necesitado de esa medicina curativa que suele resultar salvadora en ocasiones en que hay que vérselas con niños tan empachados de antivalores propios de la civilización-degeneración; es decir, un jovencito necesitado urgentemente de que le den su saludable medicina consistente en una buena zurra a todas luces «la pida» para que aprenda por las malas, ya que por las buenas le cuesta muchísimo: que a los ancianos hay que respetarlos y más un imberbe que aún no sabe de la vida casi nada.
Filme inolvidable sobre la paciencia y temple de una vieja mujer ante las majaderías de un mentecato niño de ciudad. Valiosa película que educacionalmente habría que hacerles ver a los padres y madres ésos que se pasan horas y horas contemplando enajenaciones televisivas tipo "Aquí hay tomate", "Gran Hermano" u otros programas sobre inframediocridades de máxima audiencia, ganancias y mala educación, los cuales engordar a pajarracos de altos vuelos como los que anidan en el canal español TELE 5.
Más les valiera a muchas madres regalarle a sus hijos por Reyes la contemplación de esta ejemplar película en lugar de tanto juguete atontador que no les aporta ningún sentido ejemplar de sencillez, ni humanismo ni trascendencia esencial; al menos con esta película, que después de vista conllevaría una lección o explicación, se ahorrarían dinero y encima harían que sus hijos nuncan olvidaran una cosa tan edificante para el cuerpo y el alma.
Fej Delvahe
Película repleta de detalles maravillosos como el niño horrorizado ante la cucaracha y pidiendo rápido el insecticida (reflejo de lo que somos la mayoría de los ciudadanos desnaturalizados civilizados) y la abuela cogiéndola con suavidad y echándola por la ventana para que siga viviendo conforme a su razón de ser en el universo (reflejo de la sabiduría flexible, tolerante y que comprende el papel de todo en el cosmos, incluso el de su pequeño nieto necio, insolente y desconsiderado hasta límites intolerables).
El muchachito de la película es el típico malcriado necesitado de esa medicina curativa que suele resultar salvadora en ocasiones en que hay que vérselas con niños tan empachados de antivalores propios de la civilización-degeneración; es decir, un jovencito necesitado urgentemente de que le den su saludable medicina consistente en una buena zurra a todas luces «la pida» para que aprenda por las malas, ya que por las buenas le cuesta muchísimo: que a los ancianos hay que respetarlos y más un imberbe que aún no sabe de la vida casi nada.
Filme inolvidable sobre la paciencia y temple de una vieja mujer ante las majaderías de un mentecato niño de ciudad. Valiosa película que educacionalmente habría que hacerles ver a los padres y madres ésos que se pasan horas y horas contemplando enajenaciones televisivas tipo "Aquí hay tomate", "Gran Hermano" u otros programas sobre inframediocridades de máxima audiencia, ganancias y mala educación, los cuales engordar a pajarracos de altos vuelos como los que anidan en el canal español TELE 5.
Más les valiera a muchas madres regalarle a sus hijos por Reyes la contemplación de esta ejemplar película en lugar de tanto juguete atontador que no les aporta ningún sentido ejemplar de sencillez, ni humanismo ni trascendencia esencial; al menos con esta película, que después de vista conllevaría una lección o explicación, se ahorrarían dinero y encima harían que sus hijos nuncan olvidaran una cosa tan edificante para el cuerpo y el alma.
Fej Delvahe

6,4
1.259
8
30 de agosto de 2007
30 de agosto de 2007
52 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es en verdad una obra de teatro filmada, toda ella se representa en un cuarto de baño, donde un hombre se ha recluido de por vida. Y es una obra de teatro con mucha enjundia filosófica, se nota el ingenio del guionista Rafael Azcona en toda ella. De principio a fin hay que estar atentos al constante discernimiento sobre la tentación o las fuerzas poderosas (ya vitales ya de intereses de todo tipo) que tientan al ser humano que se ha marcado un objetivo de ir contracorriente.
Cuenta G. Flaubert en su novela "La Tentación de San Antonio" que siendo éste un anacoreta en el desierto de Egipto, se le apareció en visión cautivadora la bella Reina de Saba, quien le dijo al santo: "Si posas un dedo sobre mi espalda, sentirás un reguero de fuego en tus venas. La posesión de la más pequeña parte de mi cuerpo te hará más feliz que la conquista de un Imperio. Mis besos tienen el gusto de un fruto que se funde en el corazón. Embriagado por el aroma de mis senos, arrobado en la contemplación de mis miembros, abrasado en mis pupilas, te sentirás arrastrado por un torbellino". San Antonio logró con una simple señal de la cruz, quizá por ser una visión, no una mujer de carne viva y sabrosa, que la tentadora Reina se fuera huyendo. Pero el anacoreta de este film, o cualquier otro hombre, ¿resistiría a la imantadora Reina de Saba si se presentara en el lugarcito donde uno se ha apartado del mundo, y nos camelara con sus encantos poderosos y la intención de hacernos salir de nuestra opción de ser distinto para conducirnos a ser como la mayoría: o sea uno más de los que nos volvemos locos ante la visión de dos tetas firmes y nos vamos de cabeza al matadero del "matrimonio" y luego a esclavizarnos como borregos para sostener el tinglado económico-sexual donde hemos caído? Aquí está el meollo de esta obra de J.Estelrich y R.Azcona.
La película está magistral y filosóficamente compendiada entre dos máximas: la 1ª de Anatole France: "En aquellos tiempos [siglos III-IV d.C.], todos los desiertos estaban llenos de anacoretas", y la 2ª del propio personaje, el anacoreta laico de este filme, Fernando Tobajas: "Vendrán tiempos en que todos los retretes estarán llenos de anacoretas". Como puede apreciarse son máximas con un mismo quid de la cuestión que ha cambiado de sentido y hay que captar su profundidad reflexiva.
Mención especial para la actriz que hace de Arabel, la bella tentadora e irrepetible Martine Ando, quien muestra su precioso cuerpo desnudo. ¿Logrará esta "carne espléndida" sacar al bueno de Fernando F. Gómez de su pachorra espiritual? Esto sólo se sabe viendo entera esta lúcida y agudísima obra de teatro-película, que ha sido muy desconsiderada por los críticos; si la hubiese firmado Mornau, Tarkovsky o Almodóvar, sin cambiar un ápice del guión y con el mismo escenario y simplicidad, llevarían algunos especialistas cinematográficos, unos treinta años, lanzándole alabanzas hasta la saciedad de todas las saciedades.
Fej Delvahe
Cuenta G. Flaubert en su novela "La Tentación de San Antonio" que siendo éste un anacoreta en el desierto de Egipto, se le apareció en visión cautivadora la bella Reina de Saba, quien le dijo al santo: "Si posas un dedo sobre mi espalda, sentirás un reguero de fuego en tus venas. La posesión de la más pequeña parte de mi cuerpo te hará más feliz que la conquista de un Imperio. Mis besos tienen el gusto de un fruto que se funde en el corazón. Embriagado por el aroma de mis senos, arrobado en la contemplación de mis miembros, abrasado en mis pupilas, te sentirás arrastrado por un torbellino". San Antonio logró con una simple señal de la cruz, quizá por ser una visión, no una mujer de carne viva y sabrosa, que la tentadora Reina se fuera huyendo. Pero el anacoreta de este film, o cualquier otro hombre, ¿resistiría a la imantadora Reina de Saba si se presentara en el lugarcito donde uno se ha apartado del mundo, y nos camelara con sus encantos poderosos y la intención de hacernos salir de nuestra opción de ser distinto para conducirnos a ser como la mayoría: o sea uno más de los que nos volvemos locos ante la visión de dos tetas firmes y nos vamos de cabeza al matadero del "matrimonio" y luego a esclavizarnos como borregos para sostener el tinglado económico-sexual donde hemos caído? Aquí está el meollo de esta obra de J.Estelrich y R.Azcona.
La película está magistral y filosóficamente compendiada entre dos máximas: la 1ª de Anatole France: "En aquellos tiempos [siglos III-IV d.C.], todos los desiertos estaban llenos de anacoretas", y la 2ª del propio personaje, el anacoreta laico de este filme, Fernando Tobajas: "Vendrán tiempos en que todos los retretes estarán llenos de anacoretas". Como puede apreciarse son máximas con un mismo quid de la cuestión que ha cambiado de sentido y hay que captar su profundidad reflexiva.
Mención especial para la actriz que hace de Arabel, la bella tentadora e irrepetible Martine Ando, quien muestra su precioso cuerpo desnudo. ¿Logrará esta "carne espléndida" sacar al bueno de Fernando F. Gómez de su pachorra espiritual? Esto sólo se sabe viendo entera esta lúcida y agudísima obra de teatro-película, que ha sido muy desconsiderada por los críticos; si la hubiese firmado Mornau, Tarkovsky o Almodóvar, sin cambiar un ápice del guión y con el mismo escenario y simplicidad, llevarían algunos especialistas cinematográficos, unos treinta años, lanzándole alabanzas hasta la saciedad de todas las saciedades.
Fej Delvahe
Más sobre Fej Delvahe
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here