You must be a loged user to know your affinity with Maggie Smee
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
6
24 de enero de 2015
24 de enero de 2015
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se basan en interesantes hechos reales, teniendo como soporte un argumento bastante prometedor. Ese es el caso de “La conspiración del silencio”. Pero lo que pasa luego es que creo que se ha confiado demasiado en el peso dramático de su historia, que lo tiene, pero no se ha trasladado esa tensión ni al guión ni a la dirección, que corre a cargo de Giulio Ricciarelli, el cual en contados momentos consigue imprimir el nervio necesario. En manos de un director más experimentado su resultado nos hace sospechar que hubiera sido bastante más logrado. Puede que en un futuro Ricciarelli sea un director más diestro, ya que cuenta con cierta sensibilidad como aquí demuestra, porque aunque funcional tampoco es despreciable.
Su ambientación, aunque no cuente con un despliegue de medios, aprovecha su presupuesto. Quizás en las escenas de exteriores han tenido una tendencia a hacerla más colorista para que contraste con las escenas de interior, sobre todo las correspondientes a despachos, que son más oscuras, pero por lo demás todo va por el camino de la corrección más discreto. Quizás haya que sumar, como punto negativo, esa tendencia mundial de producir películas con cierta asepsia, que menos mal que sabemos dónde se desarrolla, pero casi sin identidad, en este caso exenta del sello característico del cine alemán, arrimándose a un estilo casi estandarizado y muy extendido en la producción actual.
Su banda sonora acompaña bien al relato. El reparto, encabezado por un joven Alexander Fehling, desempeñan sus personajes con eficacia. Y su vestuario, sobre todo los modelos femeninos, son preciosos. A lo mejor terminar así el comentario puede sonar frívolo o a que no recomendaríamos el film, y no es así. Aunque tiene sus puntos en contra creo que en estos casos mi balanza particular tiende a inclinarse más a recomendar que a ignorar esta clase de películas. Porque reconocemos que al menos se trata de un film interesante, que si se lo encuentran en alguna ocasión, lo pueden visionar porque está bien construido, y porque tiene esa cualidad tan poco estimulante que comúnmente se conoce como un “producto comercial con dosis de didactismo”, que no sé si emocionará al espectador, pero al menos, con cierto nivel tanto de corrección como de cierta frialdad, sí les podrá mantener entretenidos con cierta dignidad. Y porque también, aunque sea un ejemplo más del cine alemán, han tenido el valor una vez más de contar historias nada agradables para ellos, como el caso presente, una historia bastante dura y que con parcialidad, que se cuenta sin pudor, quizás con el firme propósito de que nunca jamás se vuelvan a repetir. Y es que con esa base, cualquier film, por pequeñito que sea, siempre nos enseña más de lo que a priori podemos pensar.
Su ambientación, aunque no cuente con un despliegue de medios, aprovecha su presupuesto. Quizás en las escenas de exteriores han tenido una tendencia a hacerla más colorista para que contraste con las escenas de interior, sobre todo las correspondientes a despachos, que son más oscuras, pero por lo demás todo va por el camino de la corrección más discreto. Quizás haya que sumar, como punto negativo, esa tendencia mundial de producir películas con cierta asepsia, que menos mal que sabemos dónde se desarrolla, pero casi sin identidad, en este caso exenta del sello característico del cine alemán, arrimándose a un estilo casi estandarizado y muy extendido en la producción actual.
Su banda sonora acompaña bien al relato. El reparto, encabezado por un joven Alexander Fehling, desempeñan sus personajes con eficacia. Y su vestuario, sobre todo los modelos femeninos, son preciosos. A lo mejor terminar así el comentario puede sonar frívolo o a que no recomendaríamos el film, y no es así. Aunque tiene sus puntos en contra creo que en estos casos mi balanza particular tiende a inclinarse más a recomendar que a ignorar esta clase de películas. Porque reconocemos que al menos se trata de un film interesante, que si se lo encuentran en alguna ocasión, lo pueden visionar porque está bien construido, y porque tiene esa cualidad tan poco estimulante que comúnmente se conoce como un “producto comercial con dosis de didactismo”, que no sé si emocionará al espectador, pero al menos, con cierto nivel tanto de corrección como de cierta frialdad, sí les podrá mantener entretenidos con cierta dignidad. Y porque también, aunque sea un ejemplo más del cine alemán, han tenido el valor una vez más de contar historias nada agradables para ellos, como el caso presente, una historia bastante dura y que con parcialidad, que se cuenta sin pudor, quizás con el firme propósito de que nunca jamás se vuelvan a repetir. Y es que con esa base, cualquier film, por pequeñito que sea, siempre nos enseña más de lo que a priori podemos pensar.

6,4
4.150
7
2 de octubre de 2022
2 de octubre de 2022
33 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al menos para mí, Costa- Gavras, es uno de los pocos y grandes directores que nos queda. El próximo febrero cumplirá 90 años, ojalá que pueda ser así, y sus tres hijos se dedican a la industria audiovisual: su hija Julie es directora, aunque no muy prolífica, Alexander, que hasta ahora parece estar únicamente volcado en la producción, y Romain, que tras rodar algún largometraje y documentales, estaba más relacionado con videoclips y haciendo trabajos promocionales para Dior, Yves Saint Laurent o Adidas. Ahora, de la mano de Netflix, nos llega “Atenea”, en la que Ladj Ly, con el que colaboró en su exitosa “Los miserables”, ahora se une a Romain en el guion y la producción.
Sin duda hay mucho de “Los miserables” de Ly en esta “Atenea”, pero siendo “Atenea” mucho más barroca desde el punto de vista visual, llegando a ser casi un redoble de tambores en un intento válido de superar el “plano secuencia” ya célebre de la oscarizada “1017” de Mendes.
Hay quien hace referencia, y no muy descabellada, a posibles influencias de “Asalto a la comisaría del distrito 13” y “1997: Rescate en Nueva York”, de Carpenter. Exceptuando un momento del metraje en que parece que se va a convertir en la reseñable “71” de Yann Demange, cosa que no ocurre, a mí me parece más inspirado en la línea marcada por el muy interesante Cédric Jimenez en su “BAC Nord: Brigada de investigación criminal” (también distribuida por Netflix) o “Conexión Marsella”, dos buenos recientes thrillers franceses que merecerían ser más conocidos por el público nacional.
Puede que la simiente, en este caso, provenga de “The Warriors (Los amos de la noche)”, de Hill, polémico film en su día, con problemas de censura en varios países y acusado de exceso de violencia gratuita. No es el caso de “Atenea”, cuya violencia es parte fundamental de la historia y totalmente creíble.
Desde el arranque, que deja en estado de estupefacción, a su final, el dinamismo (gracias también a un notable montaje) es incontestable y por supuesto, la mejor baza del film es el trabajo de fotografía, una coreografía absolutamente apabullante que pocos directores hubieran sido capaces de plantear y, mucho nos tememos, en un futuro no muy lejano tendrá sus imitadores, aunque no con la misma justificación dramática.
Para contrarrestar la balanza, la banda sonora corre a cargo de Surkin, un joven compositor francés de música electrónica, DJ y productor musical, que ya había trabajado con Romain Gavras y cuya influencia de la música planeadora es notoria.
A pesar de que en el reparto no haya nombres conocidos su nivel es muy bueno, lo cual demuestra una vez más que para un buen resultado nada más que hace falta buscar a los actores que puedan dar el personaje, no “famositos” que en este caso, hubieran dado al traste con la verosimilitud que se buscaba.
Hay quien le achaca a “Atenea” es que no cuenta con detalles los antecedentes que suceden y que es un “no parar”. Falso, En base a la propuesta no hay lugar para entretenerse en vaguedades, el tiempo va comprimido y todo está perfectamente explicado. Que es un “no parar” es cierto. No hacía falta más, al menos en esta ocasión, donde Gavras hace un buen trabajo en todas sus facetas, especialmente en la de director.
No es un videoclip, aunque haya quien que lo quiera ver así. Es un buen ejercicio de intentar dar una óptica diferente el cine de acción en el que Francia parece tomar la delantera, aunque no se le quiera reconocer los méritos que tiene, tanto por parte de la crítica como de ciertos espectadores, que luego alucinan con cualquier basura que les planten.
No tengo duda de que si no fuera distribuida por Netflix y fuera, por ejemplo, española, aquí nos hubiéramos locos ensanzándola y sería la más firme candidata a arrasar en la próxima edición de los Goya. Así que quien carezca de prejuicios y quiera pasar un rato "ojiplático" no tiene nada más que verla y dejarse llevar.
Sin duda hay mucho de “Los miserables” de Ly en esta “Atenea”, pero siendo “Atenea” mucho más barroca desde el punto de vista visual, llegando a ser casi un redoble de tambores en un intento válido de superar el “plano secuencia” ya célebre de la oscarizada “1017” de Mendes.
Hay quien hace referencia, y no muy descabellada, a posibles influencias de “Asalto a la comisaría del distrito 13” y “1997: Rescate en Nueva York”, de Carpenter. Exceptuando un momento del metraje en que parece que se va a convertir en la reseñable “71” de Yann Demange, cosa que no ocurre, a mí me parece más inspirado en la línea marcada por el muy interesante Cédric Jimenez en su “BAC Nord: Brigada de investigación criminal” (también distribuida por Netflix) o “Conexión Marsella”, dos buenos recientes thrillers franceses que merecerían ser más conocidos por el público nacional.
Puede que la simiente, en este caso, provenga de “The Warriors (Los amos de la noche)”, de Hill, polémico film en su día, con problemas de censura en varios países y acusado de exceso de violencia gratuita. No es el caso de “Atenea”, cuya violencia es parte fundamental de la historia y totalmente creíble.
Desde el arranque, que deja en estado de estupefacción, a su final, el dinamismo (gracias también a un notable montaje) es incontestable y por supuesto, la mejor baza del film es el trabajo de fotografía, una coreografía absolutamente apabullante que pocos directores hubieran sido capaces de plantear y, mucho nos tememos, en un futuro no muy lejano tendrá sus imitadores, aunque no con la misma justificación dramática.
Para contrarrestar la balanza, la banda sonora corre a cargo de Surkin, un joven compositor francés de música electrónica, DJ y productor musical, que ya había trabajado con Romain Gavras y cuya influencia de la música planeadora es notoria.
A pesar de que en el reparto no haya nombres conocidos su nivel es muy bueno, lo cual demuestra una vez más que para un buen resultado nada más que hace falta buscar a los actores que puedan dar el personaje, no “famositos” que en este caso, hubieran dado al traste con la verosimilitud que se buscaba.
Hay quien le achaca a “Atenea” es que no cuenta con detalles los antecedentes que suceden y que es un “no parar”. Falso, En base a la propuesta no hay lugar para entretenerse en vaguedades, el tiempo va comprimido y todo está perfectamente explicado. Que es un “no parar” es cierto. No hacía falta más, al menos en esta ocasión, donde Gavras hace un buen trabajo en todas sus facetas, especialmente en la de director.
No es un videoclip, aunque haya quien que lo quiera ver así. Es un buen ejercicio de intentar dar una óptica diferente el cine de acción en el que Francia parece tomar la delantera, aunque no se le quiera reconocer los méritos que tiene, tanto por parte de la crítica como de ciertos espectadores, que luego alucinan con cualquier basura que les planten.
No tengo duda de que si no fuera distribuida por Netflix y fuera, por ejemplo, española, aquí nos hubiéramos locos ensanzándola y sería la más firme candidata a arrasar en la próxima edición de los Goya. Así que quien carezca de prejuicios y quiera pasar un rato "ojiplático" no tiene nada más que verla y dejarse llevar.

6,8
52.153
8
19 de julio de 2013
19 de julio de 2013
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Jack Lemmon llegó a declarar que lo mejor para disfrutar de un viaje no se trata de llegar al punto de destino, sino que el trayecto en sí hasta llegar a ese destino puede llegar a ser más interesante que las propias vacaciones. Lo cual es aplicable tanto como explicación para un proceso de construcción de un personaje o como para definir toda buena película, y más dentro del género de terror y suspense, ya que, una vez desvelada toda su intriga, siguen permitiendo que se vuelvan a ver, ya que su punto fuerte no es simplemente, por ejemplo que te sorprendan con quién es el malo de la película o un despampanante final venga o no a cuento, sino el recorrido que nos ha mantenido en vilo durante toda la proyección. Y para mayor mérito, Wan ha utilizado recursos y elementos de sobra utilizados en el género de terror, pero sabiamente administrados, dándole su propia personalidad, sin abusar en ningún momento de evidentes trucos digitales y como volviendo a esa fórmula de cine de los 70 y parte de la década de los 80. De hecho hay ciertos paralelismos tanto en algunas circunstancias como en personajes con “Poltergeist”, aunque también haya relación con otros títulos. Pero poco importa. Ha supuesto una sorpresa (como soy fan del género diré que grata) este “Expediente Warren: The Conjuring” por haber hecho algo que hacía tiempo que en el cine no veía, una película realizada a la antigua usanza donde inquietar era más importante que mostrar gratuitamente, donde jugar con el miedo del espectador no es un vertiginoso combate de videojuego, sino que conlleva un tira y afloja en base a las circunstancias que se van desarrollando. No quiero decir que sea a trancas y a barrancas, su ritmo, nunca mejor dicho, es endiablado, pero nunca se centra en golpes de efecto, sino en su guión, que está muy bien llevado por Wan, y cuenta con eficaces actuaciones, sobre todo por parte de Farmiga y Taylor. Su atmósfera y su interés están logrados, en los que los efectos de sonido, su sonido, montaje y efectos especiales son fundamentales, pero insisto en que no les ha dado prioridad, son puntos de apoyo, cosa que hoy día pocos se atreven a hacer. Ojalá imponga moda y el cine de terror recupere un nivel que con el tiempo parece que se ha devaluado. Así que, a pasarlo de miedo si se animan a verla y por supuesto, salvas de aplausos o mejor, unas sonoras palmadas.

7,8
85.646
5
24 de julio de 2015
24 de julio de 2015
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cómo lo he hecho, pero me he mantenido al margen de la promoción de “Inside Out” (no me parece acertada la traducción española de “Del revés”). Tras visionarla, me enteré que había mantenido un duelo titánico en la taquilla americana con “Jurassic World”, que hoy ya es, y por ahora, la tercera más taquillera de la historia del cine americano. Una semana consiguió arrebatarle el primer puesto, lo que da idea también de las fabulosas recaudaciones de este film dirigido por Pete Docter, junto a Ronaldo Del Carmen, y cuyo guión de Michael Arndt, se basa en una historia del mismo Pete Docter. El mismo de “Up”, y eso se nota.
Desde miles de sketchs de humoristas para la televisión o el cine, como Woody Allen en “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar”, a “Cómo ser John Malkovich”, por ejemplo, muchos han indagado en las interioridades de la mente o el cuerpo humano, cada uno bajo su particular perspectiva. Incluso recuerdo también a Albert Barillé, que a finales de los 70, que inició una serie de dibujos animados para la televisión, “Érase una vez…”, que fue todo un éxito, entre otras razones, por su carácter divulgativo. De hecho, hasta hace relativamente poco, han proseguido sus trabajos con éxito. Todo lo digo porque también me ha sorprendido que con una semana de exhibición en estas páginas ya existan más de ciento treinta comentarios, la mayoría calificándola de excelente y destacando su originalidad. No es que no la recomiende, pero no creo que sea ni tan genial ni tan original.
“Inside Out” para mí, dista muchas millas de la notable trilogía de “Toy Story”, que tenía mensajes más sanos y universales, (mejor obviar otros trabajos de animación de otros estudios que también la superan), asemejándose al mundo de “Up”, un film para nada desdeñable pero que tampoco me parece que sea de alto nivel. El corto que precede el film, “Lava”, entra también en este conjunto apreciable pero sobrevalorado, sobre todo el corto, del estilo de los que hacía la compañía Disney en la década de los cuarenta del siglo pasado y que despide, a pesar de su moderna factura, un cierto olor a naftalina.
No creo que sea un film para niños pequeños, que se pueden aburrir fácilmente. Está pensado para los jóvenes y los que sobre todo sean padres. Pero no con un punto de nostalgia sano, ya que me parece que está destinada a familias convencionales, estructuradas y adineradas, aunque con cierta “conciencia social”. De los que recuerdan como detalle entrañable, por ejemplo, una noticia que suelen dar todos los veinticinco de diciembre en todos los noticiarios: “Hoy en todos los hogares Papá Noel ha dejado regalos a los niños.” O noticia que se da también en el día de Reyes, da igual. Sin llegar a ese punto tan obsceno en el que no se tiene en cuenta a los más desfavorecidos, el film destila unos convencionalismos que no me atraen. Sirva de ejemplo, el que pueda existir, cuando se madura, una isla interior destinada a las “marcas”, como si fuera un pilar interior, y aunque algunos lo posean, no sería un valor a destacar.
Desde miles de sketchs de humoristas para la televisión o el cine, como Woody Allen en “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero temía preguntar”, a “Cómo ser John Malkovich”, por ejemplo, muchos han indagado en las interioridades de la mente o el cuerpo humano, cada uno bajo su particular perspectiva. Incluso recuerdo también a Albert Barillé, que a finales de los 70, que inició una serie de dibujos animados para la televisión, “Érase una vez…”, que fue todo un éxito, entre otras razones, por su carácter divulgativo. De hecho, hasta hace relativamente poco, han proseguido sus trabajos con éxito. Todo lo digo porque también me ha sorprendido que con una semana de exhibición en estas páginas ya existan más de ciento treinta comentarios, la mayoría calificándola de excelente y destacando su originalidad. No es que no la recomiende, pero no creo que sea ni tan genial ni tan original.
“Inside Out” para mí, dista muchas millas de la notable trilogía de “Toy Story”, que tenía mensajes más sanos y universales, (mejor obviar otros trabajos de animación de otros estudios que también la superan), asemejándose al mundo de “Up”, un film para nada desdeñable pero que tampoco me parece que sea de alto nivel. El corto que precede el film, “Lava”, entra también en este conjunto apreciable pero sobrevalorado, sobre todo el corto, del estilo de los que hacía la compañía Disney en la década de los cuarenta del siglo pasado y que despide, a pesar de su moderna factura, un cierto olor a naftalina.
No creo que sea un film para niños pequeños, que se pueden aburrir fácilmente. Está pensado para los jóvenes y los que sobre todo sean padres. Pero no con un punto de nostalgia sano, ya que me parece que está destinada a familias convencionales, estructuradas y adineradas, aunque con cierta “conciencia social”. De los que recuerdan como detalle entrañable, por ejemplo, una noticia que suelen dar todos los veinticinco de diciembre en todos los noticiarios: “Hoy en todos los hogares Papá Noel ha dejado regalos a los niños.” O noticia que se da también en el día de Reyes, da igual. Sin llegar a ese punto tan obsceno en el que no se tiene en cuenta a los más desfavorecidos, el film destila unos convencionalismos que no me atraen. Sirva de ejemplo, el que pueda existir, cuando se madura, una isla interior destinada a las “marcas”, como si fuera un pilar interior, y aunque algunos lo posean, no sería un valor a destacar.

6,3
5.262
8
20 de diciembre de 2014
20 de diciembre de 2014
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de agradecer que existan películas que han sido creadas, no sé si con el mero fin de ganar prestigio, que no lo creo, pero con la inteligente idea de que, aunque no vayan a ser un éxito de taquilla inmediato, puedan ser mucho más rentables con el paso del tiempo, y mientras nuevas generaciones vayan descubriéndolas, teniendo una vida comercial larga, los “booms” instantáneos pueden que antes acaben siendo regalados comprando un diario tras quemarlas por la televisión hasta la saciedad. Y es que el caso de “Mr. Turner” no sólo es ese, es que además demuestra que aunque las coproducciones entre varios países suelen ser productos fallidos, y más si son “biopics”, demuestra que no tiene por qué ser siempre así. Aquí no se si se aturde con fechas o datos innecesarios, Leigh sabe lo que quiere contar y no sobre Turner ya, si no además sobre su entorno social, el artístico y el proceso creativo. Una proeza. Y todo desde la más absoluta modestia de medios, muy bien resuelta eso sí, luciendo lo que se debe, dando el “pego” en varias escenas con una inteligente planificación y sin apabullar con recreaciones o en tono gratuitamente espectacular, ciñéndose a su objetivo primordial, lo que el autor sabe que debe contar, un objetivo tan simple como ese, y que sirva de lección para los futuros directores, ya que para algunos de los que están en activo no sé si no quieren o no están capacitados para ni siquiera aprender esta regla fundamental, se trate de un film realista, de fantasía o animación, da igual.
También “Mr. Turner” tiene la capacidad de mostrar los claroscuros de su protagonista, nunca lo idealiza ni tampoco lo juzga y, en algunos momentos, con la capacidad de conmover lo más profundo del corazón como le ocurre a la Señora Booth, preciosa por cierto esa escena, como tantas otras, gracias a una conexión director- actor que hace que Timothy Spall, con un esfuerzo encomiable, haga una excelente labor que debería figurar en la terna de los finalistas al Oscar, tras ser premiada en Cannes o Sevilla por ejemplo. Para la edición de este año en los Oscar la representación británica se sabe que seguro correrá a cargo de ese torrente que irrumpe en todas las quinielas llamado Eddie Redmayne por “La teoría del todo”, por lo que los actores americanos, este año con buen resultado para ellos, ha sido buena cosecha, podrían ser desplazados si nominan a un Spall menos atrayente o comercial que otros. Independientemente de esta frivolidad, su resultado no merece verse empañado, está genial. El resto del extenso elenco es fabuloso, porque Leigh es un director experimentado, ensaya mucho y tiene la virtud de que sus actores luzcan muy naturales en la pantalla.
Su fotografía, desde el primer el fotograma, homenajea la pintura de su autor sin caer en el regodeo, haciendo Dick Pope uno de sus mejores trabajos, así como la poco facilona banda sonora, muy lograda, supongo más de acorde con la intención de Leigh de mostrar el interior del protagonista más que de componer temas pegadizos. Muy bien su guión (y sus diálogos) y por descontado su ambientación, su vestuario… todo muy cuidado.
Pero lo dicho, puede que la carrera comercial de la película corra la misma suerte que la obra del pintor en su momento, será duramente criticada (o incluso atacada) e incomprendida por un sector, pero al igual que la verdad siempre resplandece, el resultado de “Mr. Turner” quedará con el tiempo como un logro mayor del que parece tener hoy día.
También “Mr. Turner” tiene la capacidad de mostrar los claroscuros de su protagonista, nunca lo idealiza ni tampoco lo juzga y, en algunos momentos, con la capacidad de conmover lo más profundo del corazón como le ocurre a la Señora Booth, preciosa por cierto esa escena, como tantas otras, gracias a una conexión director- actor que hace que Timothy Spall, con un esfuerzo encomiable, haga una excelente labor que debería figurar en la terna de los finalistas al Oscar, tras ser premiada en Cannes o Sevilla por ejemplo. Para la edición de este año en los Oscar la representación británica se sabe que seguro correrá a cargo de ese torrente que irrumpe en todas las quinielas llamado Eddie Redmayne por “La teoría del todo”, por lo que los actores americanos, este año con buen resultado para ellos, ha sido buena cosecha, podrían ser desplazados si nominan a un Spall menos atrayente o comercial que otros. Independientemente de esta frivolidad, su resultado no merece verse empañado, está genial. El resto del extenso elenco es fabuloso, porque Leigh es un director experimentado, ensaya mucho y tiene la virtud de que sus actores luzcan muy naturales en la pantalla.
Su fotografía, desde el primer el fotograma, homenajea la pintura de su autor sin caer en el regodeo, haciendo Dick Pope uno de sus mejores trabajos, así como la poco facilona banda sonora, muy lograda, supongo más de acorde con la intención de Leigh de mostrar el interior del protagonista más que de componer temas pegadizos. Muy bien su guión (y sus diálogos) y por descontado su ambientación, su vestuario… todo muy cuidado.
Pero lo dicho, puede que la carrera comercial de la película corra la misma suerte que la obra del pintor en su momento, será duramente criticada (o incluso atacada) e incomprendida por un sector, pero al igual que la verdad siempre resplandece, el resultado de “Mr. Turner” quedará con el tiempo como un logro mayor del que parece tener hoy día.
Más sobre Maggie Smee
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here