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Críticas 170
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
2 de mayo de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo esta película me acordé de “la hija de Ryan” de David Lean, seguramente por el impulso narrativo de largo aliento que anima también a esta historia. Dos horas con cuarenta minutos que no se hacen pesados ni un segundo.
También ha pasado por mi mente la figura de Dostoyevski, Tolstoi, Hugo o hasta Stendhal. Tal es el poder de este film en el que se muestran un buen montón de temas fundamentales en la vida del ser humano y capitales del siglo XX.
El que cruza y sustenta toda la trama de la proyección: Cómo una idea puede llegar a obsesionar a una persona por encima de convenciones, amores e incluso capacidad de sobrevivir. Sociedad, amor y familia pasan a un segundo término.
El tema eterno del amor paternal mal entendido que puede hacer que uno padres amantísimos suman a sus hijos en un infierno para el resto de sus vidas. Culpabilidades que pesan como losas. Vidas constreñidas, limitadas, mutiladas.
La ascensión social que como un virus sirve de acicate a una sociedad que siempre es un campo de batalla, de apariencias y sumisiones. Nunca serena, siempre hay quien baja y quien sube.
El antisemitismo flagrante que como una corriente subterránea siempre ruge y de vez en cuando sale a la superficie con consecuencias terribles.
La idea de que el planeta tiene que ser sostenible y la búsqueda de nuevas fuentes de energía.
La caridad un tanto acomodaticia de las que siempre ha hecho gala la clase alta en un mundo de miseria que de alguna manera causa esa clase.
Un amplio, en fin, muestrario por el que transita el protagonista en una narración espléndidamente guionizada e interpretada. Con un final inequívoco. No podía ser de otra forma. Al director no se le escapa nada.
Bille August da una soberana lección de como en el cine se puede plasmar un universo tan complejo y lleno de inquietudes y emociones sin dejar de entretener. Intensidad, lucidez y aprendizaje para un espectador que en esta proyección sí tiene la idea de que el cine es una ventana a otros mundos.
Soberbio ejercicio cinematográfico.
Lo dicho, a la altura de la también magnífica obra de David Lean.
7 de junio de 2021 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre la mesa el acoso de los nazis a los emigrantes, principalmente musulmanes, en Alemania. Como se ve, asunto de rabiosa actualidad en toda Europa.
Pero también sobre las manos atadas de la Justicia, a veces demasiado escrupulosa, cuando no connivente con los agresores.
Y también, por último, sobre la venganza.
La magnífica interpretación de Diane Kruger, con un guión a ratos un tanto perdido con la claridad de objetivos de Akin, se lleva todo el peso de la trama, dandole a la misma una salida no exenta de verdadera sed de justicia a la vez que sed de implacable venganza. La lectura final: No soy como tú, si te condeno, me condeno.
Las familias de las víctimas del terrorismo, nunca satisfechas, que quedan diezmadas, vivas pero un poco muertas, esperando una justicia que nunca les parece suficientemente condenatoria, quizás porque lo que en realidad esperan es ver a sus familiares de vuelta, viven en la sombra, una sombra fría, húmeda, viscosa, a veces intolerable, que en este caso lleva a la protagonista a realizar un último gesto de redención.
No se olvida el guion de mostrar la connvivencia compleja, dubitativa, excluyente, que en general se cultiva en esta sociedad nuestra del bienestar y que en general es un buen abono para el fascismo. Allá donde tú no planteas una decidida oposición, ellos vienen y la ocupan y así hay más empatía con la protagonista por parte del padre del asesino que por parte de su suegra, la madre de la víctima. Y así, no se puede.
Despreciar a los seres humanos por motivos de procedencia, cultura o religión debería ser inadmisible. Por ahora sólo es “tímidamente” inadmisible.
La película se reviste de tintes trágicos a la manera griega, un guiño a ese “Amanecer dorado” que también tiene su papel en el film. No en vano la historia concluye en Grecia.
Bien desarrollado el guión a pesar de sus momentos dubitativos, mal concretados y muy cuidada la ambientación de esos barrios de las grandes ciudades europeas que cada vez son más “campos de refugiados”.
Trágica, sin vuelta de hoja.
2 de marzo de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sutil y reflexivo ejercicio sobre eso que llamamos realidad y que al intentar reflejarla adquiere el calificativo de verdadero o falso.
E inteligente y estimulante la decisión de reflexionar sobre ello en un escenario tan intrínsecamente manipulable: El cine.
Pues la película va sobre actores, actrices sobre todo, cine dentro del cine, sobre todo lo que alimenta esta industria y que se hace posible con la participación tanto de actores como de espectadores.
La convención es la madre de la realidad, de la verdad. Se necesita de su presencia en todo momento. Cuando alguien prescinde de ella y se aventura en la búsqueda de su verdad, le puede pasar como al que salta. Si el salto es desde dos metros, el paracaídas no ha hecho falta. Si el salto es de unos cientos de metros, sin paracaídas…
El conflicto planteado en el film, sin maniqueísmos ni juicios, sin condenas pues, es cómo vemos lo que miramos en función de lo que queremos ver.
Así una actriz en decadencia tiene claro que actuando es lo más próximo a la verdad que se puede estar. Su determinación y convencimiento es como un tornado que hace girar todo a su alrededor. Al final, nadie es capaz de permanecer inmune ante su presencia.
Es un tema delicado, complejo, que podía haber caído en el melodrama pero Koreeda con un pulso firme lo hace transitar por el campo de la tolerancia, la simplicidad, lo que paradójicamente le da más hondura y consistencia. Casi no hay lágrimas y cuando las hay parece que el que las vierte se avergüenza.
En un mundo de “fake news”, en el que la verdad cabalga a manos de la tecnología, un buen remedio sería adoptar la actitud que se desprende de esta película.
Cada uno tiene su verdad. Se impone si se puede y si no pues se termina aceptando la del otro. Al fin y al cabo es lo que se ha hecho siempre.
Este es un cine de autor en el que todo gira alrededor del tema. Estos u otros actores, todos hubiesen estado a la altura. Más narradores que actores.
No es un cine de distracción. Al revés es un cine para estar atentos.
6 de enero de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Scorsese en vez de ser director de cine fuese entomólogo, los barrios italianos de las ciudades de America serían su campo de estudio y de entre todos los tipos, el mafiosos sería su insecto preferido.
Este proyecto, no historia, que surgió de la cabeza de De Niro y que ha llegado a cabo Scorsese es la última obra maestra de este ultimo. Sin ambages.
Me producía desconfianza esa nueva técnica de rejuvenecimiento de rostros y no veía muy claro como afectaría al film. Al estar viendo la proyección seguía desconfiando, cuando a fuerza de una dialogo con sustancia y contenido caí en la cuenta de que podía estar viendo teatro japonés con actores enmascarados.
Cierto hieratismo en sus caras, cierto acartonamiento le daban a los actores valor simbólico, de esfinge. Lo que daba a los personajes una solemnidad, marcaba una distancia con lo que estaba ocurriendo y además no impedía que sus rostros transmitieran emociones. Sólo hay que ver a De Niro en algunos planos medios. Era un mix entre la interpretación occidental y la oriental, más parecida al teatro griego. Sorprendente de ver. Y grato. Llevar la mafia al nivel de las tragedias griegas y no sólo por el tema.
Esta película es indudablemente un homenaje que Scorsese se ha querido dar a si mismo y compartirlo con sus actores fetiches de siempre. De Niro está estupendo, alejado de esas interpretaciones llenas de tics, planas, vacías y la corte de secundarios no puede ser más fantástica.
Brilla en el guion, a modo de contrapunto del mundo que retrata, la relación conflictiva entre el irlandés y su hija Peggy. Un rayo de luz humano entre tanto crimen.
Un guion lleno de esos pequeños diálogos que se han hecho clásicos en este tipo de películas, esos pequeños diálogos que son brochazos de cotidianidad en unas vidas muy poco rutinarias. Yo destacaría el referente al olor de pescado dentro de los coches, casi al final. Me parece delicioso.
Sólo un pero en la historia. No veo muy claro, a riesgo de hacer spoiler, el papel del hijo en la muerte de Hoffa. Si estaba ¿por qué no se extrañó?. No tiene lógica. No hubiera costado nada poner otro conductor. No está clara la escena.
En fin, Scorsese lo ha vuelto a hacer. Darle otra vuelta de tuerca a sus estupendas películas de italoamericanos y batir el record que habían marcado Los Soprano.
Y vaticino un recorrido interesante a esta técnica de rejuvenecimiento. Para enfrentarse al cine de personajes creados artificialmente, por ejemplo. A ver.
27 de octubre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cosa le ha faltado a esta película para ser una obra sobresaliente, brillante. El texto. No el guión, no, pues me parece preciso, bien estructurado, sino lo que tiene que haber dentro del guión. El contenido. Ha faltado un escritor de enjundia, con fundamento, creatividad, para darle el empujón preciso a lo que íbamos viendo, que al no tener ese sustento pues se ha quedado en aguas de borrajas, algo fallido.
Todo acompaña a lo que debería ser la historia de un ser frustrado, discriminado, abusado, fracasado para convertirse en un paradigma por desgracia bastante actual en nuestra sociedad y desde ese planteamiento cargar la narración de reflexiones, preguntas, soliloquios. Acompaña la fotografía oscura en una ciudad masificada, fría, inhumana. Acompaña un extraordinario Joaquim Phoenix, como siempre, que a pesar de interpretar muchas veces a personajes desmesurados nunca resulta excesivo, no cae en el histrionismo, manteniéndose en el filo como un extraordinario funambulista. Hasta Robert de Niro vuelve a ser actor y hace de locutor de televisión y no de Robert de Niro.
La figura del Joker con ese saber hacer de Phoenix y el trabajo primoroso de encuadres y medios planos, exacto del director nos presenta todo lo que estéticamente se le puede sacar al personaje.
Y a pesar de deslizarse una cierta crítica social, de plantear una posible rebelión de las clases desheredadas, que no me parece tan improbable, no ha cuajado el resultado.
Yo creo que si los redactores del texto, antes de escribirlo, se hubieran empapado de las tragedias de Shakespeare, por ejemplo, hubieran adquirido la solidez, la profundidad que le falta a los diálogos del film e incluso algún hallazgo del tipo “yo he visto más allá…”
Pero no ha sido posible.
Una película que se ve muy bien y muy a gusto por los ingredientes antes mencionados pero que me ha dejado con hambre.
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