Si algo hemos aprendido viendo las películas de Kaurismäki es que el estilo importa y si algo tiene este cineasta es un estilo propio y definido en su forma de contar historias. Se puede decir que su estilo es la simplicidad y minimalismo absolutos, es cierto. Tanto es así que a veces dudas de si te están tomando el pelo, y si, te lo está tomando, su sentido del humor consiste básicamente en esto: presenta las situaciones de una forma tan sencilla y tan directa que te tienes que reír. Economiza prácticamente en todo: en diálogos: éstos son siempre tan escuetos y tan directos que no deja lugar a ninguna interpretación ambigua del mensaje. Los gestos de los intérpretes: muy difícil ver una sonrisa abierta en un actor de una película de Kaurismäki. Los planos: son tan directos y centrado en uno o dos personajes exclusivamente, muchas veces centrándose en el gesto frente a la cámara con un fondo medio iluminado, destacando las sombras.
Con un estilo como este tan reducido Kaurismäki ha conseguido contar historias profundas con unos temas recurrentes: la soledad, la falta de expectativas, el mundo del obrero explotado, la inmigración y el amor que florece en unos entornos tan yermos y hostiles.
Fallen leaves no se escapa de esta recurrencias y únicamente aporta unos diálogos que aportan un grado más de sarcasmo que hasta ahora era más visual y directo. Y sobre todo su homenaje al cine clásico de autor (sobre todo francés, lo cual en Cannes seguro que es apreciado a la hora de optar a premios).
Dicho todo esto sobre el cine de Kaurismäki no creo que esta sea la muestra más conseguida del director, que sin duda tiene títulos mejores, pero, llega un momento en que le tocan los premios y el reconocimiento. Y ese momento le llega ahora porque lo merece como autor y creador de un estilo propio. Basado en influencias indiscutibles del cine clásico pero aportando su toque y su mensaje que es propio exclusivamente de Kaurismäki.

No creo que Kaurismäki vaya a ser capaz de hacer lo que se pueda considerar una 'obra maestra' y no creo que Fallen leaves lo sea, ni mucho menos, como anuncia la publicidad. No obstante yo disfruto de su cine aún cuando creo que el cine como arte es algo más que lo que ofrece Kaurismäki en esta película.

Lo escueto del título dice mucho como Carla Simón dice mucho dando leves señas a través de lo que capta Frida, de lo que intuye y de lo que no le dicen y ve.
Esa es la idea de la película, plantar la cámara sobre la mirada de una niña que tiene que descubrir y reflexionar sobre la vida y la muerte y el desarraigo.
La economicidad del guión y los juegos de las niñas hacen que el espectador descubra y ponga en la película mucho más de lo que cuenta. Los diálogos susurrados, las actitudes engañosas de los adultos hacen que Frida se plantee donde está su sitio y cual es su camino.
Es el gran acierto de la película: el que el espectador descubra el verdadero drama a través de la mirada pura de una niña y la hipocresía de los adultos ante ella.
El final maravilloso enriquece todo lo demás.

Bonita historia de infancia, familia y de vida. Todo aquello que no se dice a los niños y que éstos vislumbran o imaginan según su capacidad, es el eje de esta historia. Una niña imagina el mundo de su madre cuando era como ella, traspasando la barrera del tiempo.
Original en su idea, en su desarrollo y profunda al mismo tiempo. Rodada con sensibilidad, sin ninguna artificiosidad y centrándose en los detalles, mostrando con imágenes aquello que con palabras sería distinto, y donde el espectador construye el relato siguiendo las pistas que deja Céline Sciamma.

Paul Thomas Anderson ha hecho un cine hasta ahora muy dramático, donde el sentido del humor ni se vislumbra, con personajes obsesivos para desquiciar a cualquier psiquiatra. Pues, por lo que se ve, ha intentado salir de su zona de confort, y bueno, ha salido, aunque su cine ha perdido bastante fuelle, sus personajes no tienen tanto empaque y lo que pretende ser una comedia con cameos estelares que, se supone, deben aportar frescura, humor desternillante, o algo así, pues, como que no llega a tanto. Se quedan en intervenciones simpáticas, por llamarlo de alguna manera. La verdad es que me duele ver a Tom Waits en un papel tan insípido, como insípida es toda la secuencia de Sean Penn. Por no hablar de la de Bradley Cooper.
Las virtudes: la recreación de los años 70, la música, algunos diálogos brillantes, cierto es, y la historia de amor entre los dos protagonistas, buenos actores, es cierto. Todo ello hace que se deje ver y no resulte aburrida. Pero, desde el punto de vista de que es lo que cuenta: pues, la verdad es que tiene demasiadas escenas erráticas, y le falta coherencia en 'eso' que ha pretendido contar, y que sin duda, no ha conseguido.

No me gustó 'Lo imposible'. Y después de ver 'Un monstruo viene a verme' desconozco los motivos del éxito de Bayona. Dicho esto, su último trabajo me parece una buena película, no una grandísima película, ni una película genial, pero si buena. Sobria en muchos momentos, profunda en algunos y efectista en otros. Bueno efectista en lo básico. ¿Que pinta un monstruo dando lecciones de madurez a un niño atormentado por el drama?. ¿Se supone que nace de su imaginación para enseñarle aquello que la experiencia no ha podido aún?. ¿No habría sido más coherente que la experiencia la aportara un personaje más humano?. El monstruo en esta película como eje de la narración y como baúl de sabiduría, parece por momentos una excusa para aprovechar la espectacularidad de las imágenes creadas digitalmente y atraer un público, que de otra forma no acudiría a ver una historia únicamente 'humana'.