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6,3
25.712
3
14 de abril de 2012
14 de abril de 2012
31 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Vin Diesel realiza una buena actuación"
"Pitch Black mantiene el nivel del mejor cine de ciencia-ficción".
Decididamente resulta preocupante que un amplio sector de la comunidad de Filmaffinity llegue a un consenso tan alejado de la realidad objetiva y legitime tamaño desafuero. Más allá del gusto personal, en el que nadie puede entrar, considero que la crítica de cine es una actividad seria.
No se trata de ponerse gafas de pasta, pero, señores, con tantas películas de calidad a las que se les regatea un punto o dos y ahora llegamos en tropa a ensalzar "Pitch Black" como una buena película con argumentos que apenas se sostienen por sí mismos. Me parece indecente que confundamos la diversión "kleenex" con el verdadero cine.
¿Creen REALMENTE que Vin Diesel está a la altura de un Daniel Day Lewis, por ejemplo?
Con el corazón en la mano, ¿me ponen a "Pitch Black" a la altura de "Blade Runner"? Porque si es así, decididamente muy descaminados andamos en esta sociedad.
Seamos serios: Vin Diesel no es un buen actor ni en esta ni en ninguna película. Al César lo que es del César. "Pitch Black" es un pobre refrito de sobras que no construye ni un mensaje nuevo, ni una propuesta mínimamente interesante. No es más que la versión palomitera y formulaica de un "Alien" que sí tenía algo que decir. Eco de ecos, con malas líneas, con pésimo guión, con desafortunada gestión del tiempo narrativo, con insufrible mediocridad actoral.
Seamos serios y no confundamos el entretenimiento con la calidad.
"Pitch Black" es una absoluta pérdida de tiempo.
"Pitch Black mantiene el nivel del mejor cine de ciencia-ficción".
Decididamente resulta preocupante que un amplio sector de la comunidad de Filmaffinity llegue a un consenso tan alejado de la realidad objetiva y legitime tamaño desafuero. Más allá del gusto personal, en el que nadie puede entrar, considero que la crítica de cine es una actividad seria.
No se trata de ponerse gafas de pasta, pero, señores, con tantas películas de calidad a las que se les regatea un punto o dos y ahora llegamos en tropa a ensalzar "Pitch Black" como una buena película con argumentos que apenas se sostienen por sí mismos. Me parece indecente que confundamos la diversión "kleenex" con el verdadero cine.
¿Creen REALMENTE que Vin Diesel está a la altura de un Daniel Day Lewis, por ejemplo?
Con el corazón en la mano, ¿me ponen a "Pitch Black" a la altura de "Blade Runner"? Porque si es así, decididamente muy descaminados andamos en esta sociedad.
Seamos serios: Vin Diesel no es un buen actor ni en esta ni en ninguna película. Al César lo que es del César. "Pitch Black" es un pobre refrito de sobras que no construye ni un mensaje nuevo, ni una propuesta mínimamente interesante. No es más que la versión palomitera y formulaica de un "Alien" que sí tenía algo que decir. Eco de ecos, con malas líneas, con pésimo guión, con desafortunada gestión del tiempo narrativo, con insufrible mediocridad actoral.
Seamos serios y no confundamos el entretenimiento con la calidad.
"Pitch Black" es una absoluta pérdida de tiempo.

8,4
44.104
10
26 de enero de 2010
26 de enero de 2010
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué es lo que hace que "Los siete samuráis" sea un clásico? Entre la multitud de críticas bien atinadas, encuentro que algo falta por decir en este sentido. Es cierto que el tiempo de la películas está bien llevado (a pesar de su duración), es cierto que incorpora nuevas técnicas, que existe una psicología de caracteres mucho más perfilada que en cualquier película del género.
Sin embargo, si "Los siete samuráis" es un clásico es porque alumbra muchísimas facetas del alma humana, con una mirada al tiempo amarga y realista. He aquí la paradoja de Kurosawa que aborda la épica sin el más mínimo asomo de gloria. Todas las versiones posteriores, han eliminado esta característica que hace tan grande a Kurosawa: la conciencia de la mala pasta del ser humano.
Y por eso aún posible volver a "Los siete samuráis": porque es una galería de héroes y de cobardes, porque habla de los que tienen de una vida cómoda para sacar provecho(esos samuráis de los que solo vemos sus armaduras) y habla también de la vileza de los más humildes; ahonda en la debilidad moral de los hombres, su hipocresía (véase el personaje de Manzo)... habla del ser humano, en todo lo que tiene de bajo y de elevado. Siempre que veo esta película, Kurosawa consigue hacerme sentir vergüenza del género humano y también esperanza. Y sin embargo, queda esa lluvia final. Y tras ello, un amanecer amargo. Porque la victoria no es para todos.
Sin embargo, si "Los siete samuráis" es un clásico es porque alumbra muchísimas facetas del alma humana, con una mirada al tiempo amarga y realista. He aquí la paradoja de Kurosawa que aborda la épica sin el más mínimo asomo de gloria. Todas las versiones posteriores, han eliminado esta característica que hace tan grande a Kurosawa: la conciencia de la mala pasta del ser humano.
Y por eso aún posible volver a "Los siete samuráis": porque es una galería de héroes y de cobardes, porque habla de los que tienen de una vida cómoda para sacar provecho(esos samuráis de los que solo vemos sus armaduras) y habla también de la vileza de los más humildes; ahonda en la debilidad moral de los hombres, su hipocresía (véase el personaje de Manzo)... habla del ser humano, en todo lo que tiene de bajo y de elevado. Siempre que veo esta película, Kurosawa consigue hacerme sentir vergüenza del género humano y también esperanza. Y sin embargo, queda esa lluvia final. Y tras ello, un amanecer amargo. Porque la victoria no es para todos.
28 de octubre de 2009
28 de octubre de 2009
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamar comedia al ejercicio de sangrante sátira de Kubrick es poco menos que descabellado. Muy otro parece el horizonte del director que, ya desde los títulos de crédito, ridiculiza no ya la guerra nuclear sino a quienes ostentan el mando militar y político. Un avión de juguete que vuela en la pantalla. Unas grafías de niño que abren las puertas a un film sobre la destrucción del mundo. En estos signos ya está marcada la ruta de una película bastante desigual en resultados, pero inteligente en algunos de sus planteamientos.
La idea de hacer un esperpento de un conflicto que preocupaba al mundo de entonces es toda una osadía, que aún hoy adquiere cierto valor. No hablamos pues de una comedia en realidad, sino de una ridiculización nihilista que alerta del despropósito, las disensiones, la arbitrariedad con que se juega la vida de millones de personas. (Eso mismo pasa hoy en día, por cierto: digamos en Irak).
Por supuesto hay espacio para el humor, espacios impagables además. Los diálogos entre el Pte. Muffley y Dimitri, que parecen más una riña de esposos que un conflicto de alcance fatal para el planeta, la paródica imagen del piloto "King" Kong cayendo a lomos de una bomba nuclear entonando su grito vaquero, la escena de la cabina de Sellers y el aviso del soldado (usted verá si quiere tener que vérselas con Coca Cola, dice en la versión original)... Sin embargo son apenas destellos en medio de una película que se antoja larga en solo 90 minutos.
El problema añadido es que, y en esto converjo con muchos, Kubrick no ha sabido articular de una manera coherente el sentido de la película, hay demasiados saltos entre lo serio, lo joco-serio y lo humorístico. Nos presenta la escena de la confrontación entre soldados americanos en clave dramática para después caer en subrayados grotescos. Pasamos del suicidio del general, tras una escena de fotografía perfecta, a la escena slapstick de Sellers con la cabina y la máquina de refrescos. El lector se pregunta en qué quedamos.
Y luego están los excesos. Resulta excesivo ese cartel continuamente mostrado diciendo "Peace is our profession". Resulta demasiado caricaturizada la figura gesticulante del general Turgidson revoleado por los suelos, llamado por su amante durante una reunión en el Pentágono- Resultan grotescos en exceso los caracteres del diplomático ruso y del propio Dr. Strangelove con la mano en alto. El esperpento, para que funcione, ha de ser coherente y mostrar de principio a fin una caricatura sostenida en el difícil equilibrio de la parodia y la verosimilitud. Es Max Estrella, no el General Turgidson.
Existen además incoherencias. El Dr. Strangelove no está bien justificado como personaje. Tampoco está bien resuelto el papel de Mandrake. Y gracias a Dios que Kubrik tuvo a bien no acabar el film con el ceremonial de tartazos previsto.
No era necesario caer en tales torpezas. Lástima. La idea era notable: filmar el peligro nuclear desde el Callejón del Gato.
La idea de hacer un esperpento de un conflicto que preocupaba al mundo de entonces es toda una osadía, que aún hoy adquiere cierto valor. No hablamos pues de una comedia en realidad, sino de una ridiculización nihilista que alerta del despropósito, las disensiones, la arbitrariedad con que se juega la vida de millones de personas. (Eso mismo pasa hoy en día, por cierto: digamos en Irak).
Por supuesto hay espacio para el humor, espacios impagables además. Los diálogos entre el Pte. Muffley y Dimitri, que parecen más una riña de esposos que un conflicto de alcance fatal para el planeta, la paródica imagen del piloto "King" Kong cayendo a lomos de una bomba nuclear entonando su grito vaquero, la escena de la cabina de Sellers y el aviso del soldado (usted verá si quiere tener que vérselas con Coca Cola, dice en la versión original)... Sin embargo son apenas destellos en medio de una película que se antoja larga en solo 90 minutos.
El problema añadido es que, y en esto converjo con muchos, Kubrick no ha sabido articular de una manera coherente el sentido de la película, hay demasiados saltos entre lo serio, lo joco-serio y lo humorístico. Nos presenta la escena de la confrontación entre soldados americanos en clave dramática para después caer en subrayados grotescos. Pasamos del suicidio del general, tras una escena de fotografía perfecta, a la escena slapstick de Sellers con la cabina y la máquina de refrescos. El lector se pregunta en qué quedamos.
Y luego están los excesos. Resulta excesivo ese cartel continuamente mostrado diciendo "Peace is our profession". Resulta demasiado caricaturizada la figura gesticulante del general Turgidson revoleado por los suelos, llamado por su amante durante una reunión en el Pentágono- Resultan grotescos en exceso los caracteres del diplomático ruso y del propio Dr. Strangelove con la mano en alto. El esperpento, para que funcione, ha de ser coherente y mostrar de principio a fin una caricatura sostenida en el difícil equilibrio de la parodia y la verosimilitud. Es Max Estrella, no el General Turgidson.
Existen además incoherencias. El Dr. Strangelove no está bien justificado como personaje. Tampoco está bien resuelto el papel de Mandrake. Y gracias a Dios que Kubrik tuvo a bien no acabar el film con el ceremonial de tartazos previsto.
No era necesario caer en tales torpezas. Lástima. La idea era notable: filmar el peligro nuclear desde el Callejón del Gato.

7,6
72.507
7
5 de abril de 2010
5 de abril de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leyendo las críticas generales de FA, da la impresión de que el común de los espectadores oscila entre una crítica ideológica negativa y una identificación emotiva hacia el protagonista.
En mi opinión, creo que lo primero que deberíamos plantearnos es cuál es la tesis del film o a qué trata de responder Sean Penn.
En primer lugar, Penn parte de los parámetros estadounidenses del mid-west basados en el concepto capitalista de triunfo y en la constitución de una imagen familiar idílica. Alex Supertramp es la respuesta a este contexto ideológico desde una juventud rebelde. Es un chico bien de Georgia, pero precisamente por serlo no debería producir la repulsión que veo en algunas de las críticas. De la misma manera que el hidalgo Don Alonso Quijano (ya analizaré las diferencias después) el protagonista trate de hacer realidad un mundo quimérico, producto de los libros. Podemos, como hizo en su día Blas de Otero, criticar esta actitud ajena al compromiso real de lo circundante, pero con ello seguiríamos sin ir hacia el meollo, en mi opinión del film.
El protagonista elige una vía paralela, completamente alejada de ambos peligros: la dependencia económica, la dependencia afectiva. ¿Es la biografía de Christopher el epicentro de la película? No. ¿Está Penn interesado en la vida de un superviviente? Tampoco. Luego no tiene demasiado sentido criticar la película por lo que nunca quiso ser.
Into the wild trata de responder al sentido de la vida y lo hace a través de esta figura-excusa que es Alex Supertramp. La tesis está clara: aparece rubricada por las palabras de Ron, por las de Jan, por la voz en off de la hermana, por la frase que el protagonista inscribe entre las páginas de un libro. Ese multiperspectivismo nos habla de cómo la vida de un individuo es la vida de otros, cómo estamos hechos de gente. "La felicidad solo sirve si es compartida". Ese es el mensaje que descansa al final. Hay toda una visión filosófica del ser humano en el film: antes de ser animal, natural, es ser social y solo en el compromiso con los otros adquiere sentido. Lo que el Quijote eran las caballerías, aquí es la naturaleza. La diferencia entre libro y realidad es patente en una y otra obra. Más allá de esto, se abre un abismo entre una y otra obra (en dibujo de caracteres, sentido del humor, etc...). Cervantes hizo la historia de un bobo idealista aunando todas las técnicas narrativas de su tiempo; Penn se limita a girar con más o menos garbo, pero sin arte, en torno a su personaje, sin hacer más que elaborar el fracaso de un sueño adolescente y analizar su repercusión en otros.
No obstante, sin ser desde el punto de vista artístico una obra magna, considero que la propuesta de Penn es al menos interesante, que hace reflexionar, aunque sea para, como en mi caso, llevarle la contraria.
En mi opinión, creo que lo primero que deberíamos plantearnos es cuál es la tesis del film o a qué trata de responder Sean Penn.
En primer lugar, Penn parte de los parámetros estadounidenses del mid-west basados en el concepto capitalista de triunfo y en la constitución de una imagen familiar idílica. Alex Supertramp es la respuesta a este contexto ideológico desde una juventud rebelde. Es un chico bien de Georgia, pero precisamente por serlo no debería producir la repulsión que veo en algunas de las críticas. De la misma manera que el hidalgo Don Alonso Quijano (ya analizaré las diferencias después) el protagonista trate de hacer realidad un mundo quimérico, producto de los libros. Podemos, como hizo en su día Blas de Otero, criticar esta actitud ajena al compromiso real de lo circundante, pero con ello seguiríamos sin ir hacia el meollo, en mi opinión del film.
El protagonista elige una vía paralela, completamente alejada de ambos peligros: la dependencia económica, la dependencia afectiva. ¿Es la biografía de Christopher el epicentro de la película? No. ¿Está Penn interesado en la vida de un superviviente? Tampoco. Luego no tiene demasiado sentido criticar la película por lo que nunca quiso ser.
Into the wild trata de responder al sentido de la vida y lo hace a través de esta figura-excusa que es Alex Supertramp. La tesis está clara: aparece rubricada por las palabras de Ron, por las de Jan, por la voz en off de la hermana, por la frase que el protagonista inscribe entre las páginas de un libro. Ese multiperspectivismo nos habla de cómo la vida de un individuo es la vida de otros, cómo estamos hechos de gente. "La felicidad solo sirve si es compartida". Ese es el mensaje que descansa al final. Hay toda una visión filosófica del ser humano en el film: antes de ser animal, natural, es ser social y solo en el compromiso con los otros adquiere sentido. Lo que el Quijote eran las caballerías, aquí es la naturaleza. La diferencia entre libro y realidad es patente en una y otra obra. Más allá de esto, se abre un abismo entre una y otra obra (en dibujo de caracteres, sentido del humor, etc...). Cervantes hizo la historia de un bobo idealista aunando todas las técnicas narrativas de su tiempo; Penn se limita a girar con más o menos garbo, pero sin arte, en torno a su personaje, sin hacer más que elaborar el fracaso de un sueño adolescente y analizar su repercusión en otros.
No obstante, sin ser desde el punto de vista artístico una obra magna, considero que la propuesta de Penn es al menos interesante, que hace reflexionar, aunque sea para, como en mi caso, llevarle la contraria.
8
16 de septiembre de 2012
16 de septiembre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escucho a algunos de mis colegas. Hablan de "Ghost Hound". Los unos que si no es como "Naruto", los otros que si no es "Ghost in the Shell".
A pesar de sus diferencias insisten en que yo (esto es, un declarado no-fan del anime) vea la serie. Soy como el conejillo de Indias que puede servir para resolver las dudas.
Mi conclusión, con media primera temporada en el bolsillo, es que hablamos de una serie de animación sobresaliente. Le perdono el tono infantil derivado de un dibujo simplificador de los adolescentes protagonistas. Le perdono el bodriazo de canción final.
Porque tenemos una serie que se mueve con creciente intensidad, con una sugestiva madurez de planteamientos: una serie que si le das un episodio engancha a cualquier espectador.
Pero, claro, yo no soy fan de anime. A mí, el "Fantasma en la concha de su madre" y el "Naruto en salsa" provocan providencial bostezo. Igual este va a ser un buen anime para no-fans del anime.
PD: Curioso, hay quien critica la sintonía inicial (y luego aplaude la banda sonora de "Homeland").
A pesar de sus diferencias insisten en que yo (esto es, un declarado no-fan del anime) vea la serie. Soy como el conejillo de Indias que puede servir para resolver las dudas.
Mi conclusión, con media primera temporada en el bolsillo, es que hablamos de una serie de animación sobresaliente. Le perdono el tono infantil derivado de un dibujo simplificador de los adolescentes protagonistas. Le perdono el bodriazo de canción final.
Porque tenemos una serie que se mueve con creciente intensidad, con una sugestiva madurez de planteamientos: una serie que si le das un episodio engancha a cualquier espectador.
Pero, claro, yo no soy fan de anime. A mí, el "Fantasma en la concha de su madre" y el "Naruto en salsa" provocan providencial bostezo. Igual este va a ser un buen anime para no-fans del anime.
PD: Curioso, hay quien critica la sintonía inicial (y luego aplaude la banda sonora de "Homeland").
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