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Críticas 223
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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7 de marzo de 2008
156 de 287 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que Brian De palma es un cineasta irregular capaz de filmar grandes peliculones y grandes bodrios... pero lo que la mayoría de gente no sabe es que Los Intocables, su casi unánimemente aclamada obra maestra, es una cagarruta de cuidado.
En serio, mis amigotes saben mucho de cine y me dijeron que era buena, que tenía un guionazo del David Mamet que se usaba de ejemplo de guión requeteperfecto en escuelas de cine del mundo entero, una sobrecojedora banda sonora de Ennio Morricone y unas maravillosas actuaciones de Kevin Costner (haciendo de Eliot Ness), de Robert De Niro (haciendo de Al Capone) y de Sean Connery haciendo de Sean Connery, amén de un espectacular montaje y un impecable ritmo narrativo y todas esas cosas que se suelen decir de las pelis que molan.
Pero oigan, entre ustedes y yo, los personajes son más planos que el torso de Kate Moss; el argumento es tontísimo, infantil, maniqueo; el prota es un panoli de cuidado; las sorpresas del guión sólo sorprenden porque son absurdas (a ver, contrabandistas malotes, si queréis matar disimuladamente a un poli es mucho más efectivo hacer que un esbirro con un pistolón entre sigilosamente en su casa y le pegue un tiro, que no hacer que un esbirro con un cuchillo entre sigilosamente en su casa, se asuste, empieze a correr, el poli le persiga y le tenga que pegar un tiro otro esbirro que estaba escondido fuera a lo deus ex machina barriobajero... ¡menudo desperdicio de esbirros!), aunque ya me he documentado y resulta que es que De Palma se pasa la verosimiltud por el forro de los gallumbos, que a él lo que le importa no es que la escena sea creíble, sino que sea buena. Menudo crack.
Y, bueno, su mejor escena es la mítica escena de las escaleras (homenaje al Acorazado Potoimkin del Eisenstein), pero, entre ustedes y yo, todo el rato que se pasa el Kevin Kosner esperando a que venga el malo e intentando crear un suspense a lo Hitchckock es un aburrimiento total, y, cuando empieza por fin la acción, la fanfarronada a cámara lenta que se pegan recuerda un poco a Oliver y Benji.

Nota: un sufi bajo, se salva sólo porque es de mafiosos.
14 de octubre de 2007
80 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo normal desde tiempos inmemoriales es que los americanos hagan películas caras con explosiones, disparos y muertes y que los europeos hagan películas baratas con diálogos, tetas y culos. Más que nada es que en Europa tenemos limitaciones presupuestarias y en los USA tienen limitaciones morales raras, de manera que el cine europeo no puede ir destrozando coches a bombazo limpio y el cine yanki no puede mostrar gente haciendo el amor sin pijama... Pero de vez en cuando surge alguna excepción.

Stalingrado es una brutal y excepcional superproducción bélica, muy gorda y muy cara, pero made in Europe, en Alemania concretamente. Dirán que es cine europeo, pero yo lo veo muy americanado. Hay bombazos, explosiones y sangre a tutiplén... pero cuando los soldados encuentran una prisionera rusa a la que los nazis han sometido a una violación en grupo y la han abandonado atada en una cama, resulta que la chica no lleva ni siquiera las tetas al aire.

A lo largo de más de dos horas, Joseph Vilsmaier se empeña en dejar claro:
a) que las guerras son muy malas;
b) que ser sitiado es un mal rollo, pero sitiar tampoco es moco de pavo;
y c) que tal y como decían en Nuremberg, no es que todos los nazis fuesen malos, que también había muchos nazis buenos y nobles y valientes que lo único que hacían era acatar con nobleza aquello que se les ordenaba... La madre que los parió.

Está muy bien rodada y algunas escenas realmente quitan el aliento, pero el cine antibélico es un cine muy mal rollero en general. Yo lo recomendaría fervorosamente a todos los políticos con capacidad de decidir qué guerras se hacen y qué guerras no, y también a los pobres chavalines que fracasan en los estudios y se plantean una carrera de futuro en las Fuerzas Armadas.
A los demás les doy mi permiso para escaquearse de dos horas de sufrimiento atroz e ir a ver una comedia romántica.

Nota: sufi alto.
30 de septiembre de 2007
59 de 93 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice la gente que ir en bici es peligroso... Recórcholis... Ir en bici lo que es es arriesgado. Los peligrosos son los putos coches, que matan más gente que el tabaco, las drogas y los padres de Madelein juntos.

Esta peli, concretamente, va de dos señores que van en cohe y matan un pobre ciclista.
Hoy en día esto sería una de las escenas culminantes de la peli, habría música estridente y planos ensangrentados, pero corría el 1955 y Juan Antonio Bardem lo filma con clase y elegancia y buen gusto. El atropellado ni siquiera sale en el plano. La muerte en sí es lo de menos. Lo chungo viene luego: la angustia, los remordimientos, el miedo, el desasosiego, la moral burguesa, la hipocresía global, la España franquista.

Amigo conductor, conduzca con precaución.

Nota: notable.
7 de octubre de 2007
50 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los espías de antaño tenían bolis que se convertían en pistolas, paraguas que eran espadas y cámaras fotográficas escondidas en el peluco, pero la opulosa Era James Bond terminó y los espías de hoy en día se pasan todo el puto rato jugando con sus teléfonos móviles cual quinceañeras cachondas.
Resulta inquietante la buena acogida que han tenido estos aparatejos entre la juventud y los zoquetes. El mundo parece estar viviendo un remake de La invasión de los ladrones de cuerpos en el que los celulares interpretan el papel de las vainas...

Pero amos a ver, amigo Jack Nicholson, ¿se supone que eres un vil y desalmado jefe mafioso conocido por tu crueldad suprema, y se supone que te has enterado de que entre tus secuaces hay un infiltrado que le cuenta tus planes a la poli pero no sabes quién es... y te diriges a una importante "entrega" y delante de tus morros tienes al Leonardo Dicaprio mandando un puto SMS con cara de tonto y no te vienen ganas de partirle los morros y arrancarle los dientes uno a uno? ¿Ni siquiera vas a retorcerle el brazo y/o golparle repetidamente en el estómago?
Si no sospechas que él puede ser el infiltrado, al menos dale una buena tunda por cortesía.

Pues eso, que puede verse en esta película una crítica a la sociedad hipermovilizada y agilipollada en la que nos toca vivir, una sociedad en la que las apariencias importan más que nunca y en la que es imposible conversar de forma tranquila sin que de repente se oiga un politon(t)o pi-pu-pi-pu-pi!; pero no deja de ser también una peli de suspense muy correcta de esas que atrapan al espectador y le producen más de un momento-taquicardia.
Y creo que es la primera vez que veo al Leo Nardo Dicaprio en una película y soy capaz de dejarme llevar por su actuación y creerme el personaje. Incluso leí una reseña que decía que Di Caprio era el nuevo De Niro... yo no diría tanto, pero al menos ya no da tanta grima como cuando era joven. Bravo por el él, y bravo por Scorsese, que está claro que todavía puede hacer buenas películas si le dan un buen guión (o si se pone a copiar buenas películas chinas).
Y seguro que en sus rodajes todos apagan el telefonillo o les arranca las cejas de un tirón.

Nota: notable.
22 de octubre de 2006
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el amor. Me gusta la paz. Me gustan la naturaleza y la música de The Mamas and The Papas. Me gustan la pereza, el hedonismo y la demagogia izquierdista.
Sí, yo hubiese sido un buen hippy sino fuese porque me da palo llevar el pelo largo y no me apasionan las drogas, las pseudociencias ni las chorradas new age.

Y hoy en día, viendo la de cholos, grunges, bakalas, siniestros, modernikis, pijos y neopunkis que se corren por los institutos, cuesta imaginar que hubo un tiempo en que los hippies aspiraron a ser algo más que una moda.
Ni se les pasaba por la cabeza que pudiesen ser sólo una pandilla de borregos adolescentes uniformados. Ellos iban a cambiar el mundo, ellos eran el futuro, ellos eran la hóstia, ellos eran la leche merengada... con sus porretes, sus pies sucios y sus baratijas artesanales.

Qué pena que pase el tiempo y la gente envejezca y tenga que dejarse de chorradas y ganarse la vida. Qué pena que los jóvenes que antaño se burlaban de sus padres se convierten pronto en padres cuyos hijos de burlan de ellos. Qué pena que los valores y las utopías y el mundo rural se estén yendo a tomar por culo. Qué pena que ni siquiera las amistades sean para siempre.

Roger Gual nos deprime a carcajada limpia con una joya intitulada Remake que, en cierto modo, es como la Celebración de Thomas Vinterberg pero sustituyendo la mala leche danesa por mala leche catalana.

Nota: excelente.
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