Todavía me pregunto que pasaba por mi cabeza cuando decidí comprar una entrada para ver esta película y, lo más grave, usarla. 11€ y 100 minutos de vida perdidos para soportar una película muy mal escrita con una historia farragosa carente de la más mínima credibilidad y que no te lleva a sentir empatía con ninguno de los personajes que pululan a lo largo de su triste periplo.
Es imposible hacer un spoiler de algo que difícilmente se termine de ver.
Javier Gutiérrez es un buen actor pero su personaje carece de enjundia. Poza está muy bien y consigue que, desde el principio, te resulte insoportable y no la tengas ningún sentimiento de compasión. El resto de los personajes con una policía que quiere parecer la Francés Macdormand de Fargo, resultan comparsas de la nada más absoluta. No se que necesidad de hacerla había… se que yo no tenía ninguna necesidad de verla.

Drew Godard se ganó una merecida reputación con LA CABAÑA EN EL BOSQUE mal estrenada en España y creo que en todo el mundo. Premiada en Sitges y vista en DVD tras un estreno restringido en salas se convirtió en una cult movie de manual. Ahora, tras un par de interesantes guiones, nos trae este homenaje a Tarantino y a Agatha Christie lleno de buenos actores y con un guión que te engancha.
No se puede desvelar nada en especial porque, en este tipo de cine, cualquier cosa que digas de más te puede reventar la película pero si decir que todos los personajes tienen algo que decir y lo dicen.
Jeff Bridges y John Hamm sobresalen pero Hemsworth, otra vez, demuestra que es un animal cinematográfico de primer nivel. Tiene un don especial para dar credibilidad a los personajes más dispares y queda bien en ciencia ficción, drama, comedia, terror y hasta el aburrido cine bélico. Aquí, probablemente, no está en su mejor papel pero su presencia mejora la película.
El director demuestra un talento narrativo al nivel de los grandes y dirige con pulso firme una de las películas sorpresa de este fin de año.
Muy recomendable.

El maravilloso director Ari Aster, vuelve a realizar una película extraordinaria y muy entretenida de esas que todos los espectadores del mundo desean ver y llenan las salas para disfrutarlas.
Joaquín Phoenix es un gran actor que se revela perfecto para el mejor papel que ha tenido en su carrera artística. Ari Aster repite para la misma productora del extraordinario filme de los Daniels ganador del Premio de la Academia y de cuyo nombre no consigo acordarme. La conmovedora historia de Beau no dejará indiferente a nadie con estas situaciones que, equilibradamente, te llevan de la diversión hilarante al terror más sofisticado.
A24 ha tomado el relevo de los Weinstein y logran los mismos resultados consiguiendo que los medios especializados y la crítica se rindan ante sus brillantes campañas de marketing. Beau conseguirá convertirse en líder de la taquilla mundial y su duración nos parecerá demasiado corta. Estoy deseando verla otra vez.

El mes de enero de 2024 va a pasar a la historia como el mes de las rebajas generalizadas en el estreno de películas. Las distribuidoras parecen haber decidido espantar al público que empezaba a recuperar, con películas faltas de ritmo y pedantes como la que nos ocupa. Diálogos absurdos con citas literarias en las bocas de dos seres aburridos y totalmente carentes del más mínimo interés. El profesor y la alumna que juegan al gato y al ratón no consiguen la atención ni del más erudito espectador al que cargan con esos interminables duelos culturetas con una invisible carga erótica. Los personajes secundarios tienen las típicas gracietas adjudicadas a los comparsas de películas presuntamente serias. El guión y la dirección son malos. No hay nada que se salve. Artificio pedante.

Escudándose en un bajo presupuesto, presuntos “directores de cine”, consiguen sacar adelante bodrios sin paliativos que llegan, cada vez menos, a un público que cree que aplaudir y defender estas “cosas” es cool. John Waters, Andy Warhol y hasta Pedro Almodóvar han tocado, con mucho más talento éste tipo de cine chusco en el que lo único que brilla son los colores de La Prohibida y dos o tres momentos que parecen invitados de otra fiesta.
El cine queer, como el cine “cristiano”, está hecho con orgullo y/o fanatismo militante para un público predeterminado que, además, va poco al cine. Los dos tipos de cine, con diferentes finalidades, coinciden en ser baratos de producción y de dar vergüenza ajena. Son muy evidentes en sus planteamientos y terminan espantando a propios y extraños.
Entre a ver esta película por la premisa del cine dentro del cine y me encontré con algo fuera de foco que para clasificarlo con justicia tendría que utilizar adjetivos poco amables. Una historia más simple que el asa de un botijo rodada con esa soberbia de los nuevos creadores que se creen imbuidos de un “arte” que no ha visto ni pasando frente al Museo del Prado…actores amiguetes del director y todo muy casero. Lo cierto es que si vas buscando CINE, entra en la sala de al lado, ojo que no pongan EL FANTASMA DE LA SAUNA que es peor…si cabe.
No la voy a poner un 0 porque hay un equipo detrás que se lo habrá trabajado y se dedicará ahora a marcar con el dedito abajo esta humilde crítica que sólo pretende animar a la gente a buscar el presupuesto necesario para hacer una película en condiciones o a dedicarse a otra profesión. Lo siento, chicos, otra vez no será.