You must be a loged user to know your affinity with Natxo Borràs
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

7,1
11.398
10
20 de junio de 2009
20 de junio de 2009
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El día de Navidad del año 1560 alcanzamos el último puerto de la Cordillera de los Andes y contemplamos por primera vez a nuestros pies la Selva Prometida. Por la mañana dije misa y después fuimos descendiendo a través de las nubes..."
Con esta contundente frase de la voz en off del actor Del Negro que interpreta al Fray Diego Gaspar de Carvajal somos partícipes de la tortuosa entrada en escena (un plano panorámico excepcional rodado en el Machu Pichu) de la expedición española que iba en la búsqueda de las tierras de El Dorado, que no fue más que una creencia difundida por los indios ý que llevaron a los conquistadores españoles ser presas de la perdición, el desasosiego, la locura y la muerte. El sublevado Lope de Aguirre (Klaus Kinski) quiere seguir río abajo, presa de la ambición y la codicia que ha obligado a levantarse contra Pedro de Ursua (Ruy Guerra), alzándose contra la expedición de Pizarro y, por tanto, traicionando a la Corona Española. Apodado como "La Cólera de Dios" incluso se prometió a sí mismo, una vez conquistado el Dorado, casarse con su hija Flores y crear una nueva raza de ese incesto como así constata en el monólogo final del film, cuando el alocado conquistador esta rodeado solamente de monos capuchinos y arroja con furia a uno de ellos que tiene entre manos. Aunque, segun los libros de historia, el destino de la expedición de Aguirre fue distinto; Don Lope fue ajusticiado por traición al haberse levantado en armas contra la Corona. Pero Herzog elabora una odisea metafísica sobre la búsqueda de lo imposible en un torbellino de locura que solo aqueja a la mente del conquistador de orígen vasco.
Lo que sí fue un levantamiento fue el transcurso del rodaje de la película. Financiada solamente con 370.000 dólares la sensación de agotamiento de los actores y extras también se debió traspasar al equipo técnico; entre zarzas, matorrales, mosquitos, serpientes, la selva virgen y la madre que parió a la Madre Naturaleza fueron de tal magnitud que merecen estar en los anecdotarios del "making off". Pero la palma se la llevó Klaus Kinski y su carácter asociado con sus brotes propensos a la esquizofrenia y que acompañaron al actor en su carrera, siempre participando en roles de loco o villano. Incluso en la secuencia de la llegada a un poblado presuntamente atacado por caníbales, Kinski, en una escena que requería mucha acción, llegó a herir en la cabeza a un extra. Los enfrentamientos a punta de pistola con Werner Herzog eran constantes. Pero, dudando o no, de la veracidad de los hechos, lo curioso es que tan épico esfuerzo se volvería a repetir diez años más tarde con "Fitzcarraldo".
Con esta contundente frase de la voz en off del actor Del Negro que interpreta al Fray Diego Gaspar de Carvajal somos partícipes de la tortuosa entrada en escena (un plano panorámico excepcional rodado en el Machu Pichu) de la expedición española que iba en la búsqueda de las tierras de El Dorado, que no fue más que una creencia difundida por los indios ý que llevaron a los conquistadores españoles ser presas de la perdición, el desasosiego, la locura y la muerte. El sublevado Lope de Aguirre (Klaus Kinski) quiere seguir río abajo, presa de la ambición y la codicia que ha obligado a levantarse contra Pedro de Ursua (Ruy Guerra), alzándose contra la expedición de Pizarro y, por tanto, traicionando a la Corona Española. Apodado como "La Cólera de Dios" incluso se prometió a sí mismo, una vez conquistado el Dorado, casarse con su hija Flores y crear una nueva raza de ese incesto como así constata en el monólogo final del film, cuando el alocado conquistador esta rodeado solamente de monos capuchinos y arroja con furia a uno de ellos que tiene entre manos. Aunque, segun los libros de historia, el destino de la expedición de Aguirre fue distinto; Don Lope fue ajusticiado por traición al haberse levantado en armas contra la Corona. Pero Herzog elabora una odisea metafísica sobre la búsqueda de lo imposible en un torbellino de locura que solo aqueja a la mente del conquistador de orígen vasco.
Lo que sí fue un levantamiento fue el transcurso del rodaje de la película. Financiada solamente con 370.000 dólares la sensación de agotamiento de los actores y extras también se debió traspasar al equipo técnico; entre zarzas, matorrales, mosquitos, serpientes, la selva virgen y la madre que parió a la Madre Naturaleza fueron de tal magnitud que merecen estar en los anecdotarios del "making off". Pero la palma se la llevó Klaus Kinski y su carácter asociado con sus brotes propensos a la esquizofrenia y que acompañaron al actor en su carrera, siempre participando en roles de loco o villano. Incluso en la secuencia de la llegada a un poblado presuntamente atacado por caníbales, Kinski, en una escena que requería mucha acción, llegó a herir en la cabeza a un extra. Los enfrentamientos a punta de pistola con Werner Herzog eran constantes. Pero, dudando o no, de la veracidad de los hechos, lo curioso es que tan épico esfuerzo se volvería a repetir diez años más tarde con "Fitzcarraldo".
8
28 de enero de 2012
28 de enero de 2012
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1952 durante la Guerra de Corea, el sargento Raymond Shaw (Laurence Harvey) ordena a sus hombres que se preparen para una ofensiva. Durante la operación, que es una encerrona, son sometidos a un lavado de cerebro, entre ellos también está el Mayor Benneth Marco (Frank Sinatra). A su vuelta en Estados Unidos, Shaw es condecorado y eso le puede repercutir una ganancia de votos a su padrastro, el senador republicano John Iselin (James Gregory) así como posesiva admiración de su posesiva madre Eleanor (Angela Lansbury). Durante un interrogatorio, después de la condecoración de Shaw, el Mayor Marco empieza a indagar en la extraña actitud del Sargento, mientras el Senador empieza a escalar en el poder en su camino hacia la Presidencia de los Estados Unidos.
Elaborado thriller de espionaje psicológico basado en una novela de Richard Condon (que también participó en el guión) que consolidó a John Frankenheimer como uno de los mejores especialistas del género en intrigas políticas y espionaje. En la película no le faltan elementos de suspense, tensión y drama sobre una historia de veteranos de guerra que a su regreso son víctimas de una manipulación mental con el fin de que el Bloque Comunista pueda manejar a sus anchas las ambiciones de un agresivo senador republicano, cuyo fin es desmantelar los activistas contrarios a sus ideales políticos.
La trama se ciñe en el ya recordado e inquietante prólogo en que los soldados son sometidos a un lavado de cerebro por parte de sus enemigos en una fría estancia pero que les hacen (y aquí la cámara juega, desde el punto de vista de los prisioneros, un papel importante en que les hacen creer que están en una conferencia de la Sociedad de Damas Horticultoras de New Jersey).
Una obra magistral no exenta de polémica en su momento, cuando Estados Unidos quedaba agitado por la Crisis de los Misiles en Cuba y, posteriormente, por el asesinato de Kennedy. La actriz inglesa Angela Lansbury demostró que no solo el Norman Bates de “Psicosis” podía hacerse suya la frase de “El Mejor amigo de un hijo es su Madre”, consiguiendo la nominación al Óscar a la mejor actriz de reparto.
Elaborado thriller de espionaje psicológico basado en una novela de Richard Condon (que también participó en el guión) que consolidó a John Frankenheimer como uno de los mejores especialistas del género en intrigas políticas y espionaje. En la película no le faltan elementos de suspense, tensión y drama sobre una historia de veteranos de guerra que a su regreso son víctimas de una manipulación mental con el fin de que el Bloque Comunista pueda manejar a sus anchas las ambiciones de un agresivo senador republicano, cuyo fin es desmantelar los activistas contrarios a sus ideales políticos.
La trama se ciñe en el ya recordado e inquietante prólogo en que los soldados son sometidos a un lavado de cerebro por parte de sus enemigos en una fría estancia pero que les hacen (y aquí la cámara juega, desde el punto de vista de los prisioneros, un papel importante en que les hacen creer que están en una conferencia de la Sociedad de Damas Horticultoras de New Jersey).
Una obra magistral no exenta de polémica en su momento, cuando Estados Unidos quedaba agitado por la Crisis de los Misiles en Cuba y, posteriormente, por el asesinato de Kennedy. La actriz inglesa Angela Lansbury demostró que no solo el Norman Bates de “Psicosis” podía hacerse suya la frase de “El Mejor amigo de un hijo es su Madre”, consiguiendo la nominación al Óscar a la mejor actriz de reparto.

5,1
1.130
6
21 de marzo de 2013
21 de marzo de 2013
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller policial cuyo argumento gira a los días posteriores de un espectacular atraco a un banco. Ladrones y policía lo tienen todo meticulosamente preparado hasta el punto que los primeros, en su huida, se protegen de sus espaldas gracias a la cooperación de Vincent Kaminski (Mathieu Kassovitz) francotirador y cerebro del golpe que acaba convirtiéndose en la obsesión del agente Mattei (Daniel Auteuil) en darle caza con motivos personales incluidos. Pero antes Vincent tendrá que resolver los inesperados problemas internos con su banda ya que la inesperada intromisión de un extraño médico (Olivier Gourmet) que, tras curar las heridas de uno de los atracadores durante la huida puede complicar lo que se había planificado como un plan perfecto al descubrirse un terrible secreto.
Thriller francés bordado en las línea de los policíacos de Olivier Marchal que Auteuil interpretó anteriormente; “Asuntos Pendientes” (36, Quai des Orfèvres, 2004) y “MR 73” (2008). Pero aquí la dirección, y con mano fuerte, es del italiano Michele Placido (Romanzo Criminale) que sabe bien qué cuerdas tocar y si cuenta con la intervención de Kassovitz en un rol de antihéroe aún mejor. Placido se hizo popular en los años ochenta en interpretar a un comisario de policía que luchaba contra la Mafia en la serie de televisión “La Piovra”.
Thriller francés bordado en las línea de los policíacos de Olivier Marchal que Auteuil interpretó anteriormente; “Asuntos Pendientes” (36, Quai des Orfèvres, 2004) y “MR 73” (2008). Pero aquí la dirección, y con mano fuerte, es del italiano Michele Placido (Romanzo Criminale) que sabe bien qué cuerdas tocar y si cuenta con la intervención de Kassovitz en un rol de antihéroe aún mejor. Placido se hizo popular en los años ochenta en interpretar a un comisario de policía que luchaba contra la Mafia en la serie de televisión “La Piovra”.
19 de octubre de 2012
19 de octubre de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La madrugada del 17 de junio de 1972, las oficinas del Partido Demócrata ubicadas en el edificio del Hotel Watergate fueron asaltadas por cinco hombres, algunos de procedencia cubana pero que disponían de su propio abogado. El hecho levantÓ las sospechas de dos periodistas del periódico The Washington Post Bob Woodward (Robert Redford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman) para empezar a desentramar una complicada red que implicaba al Comité de Reelección del Partido Republicano, hasta las altas esferas de la Casa Blanca representadas por personalidades próximos al presidente Richard Nixon,… Desde el principio contaron con el visto bueno del director del periódico (Jason Robards) y Woodward contó con la colaboración de un confidente (Hal Holbrook) apodado “El Ronco” o más popularmente como “Garganta Profunda”.
Y empiezan a caer cabezas hasta donde la Historia los ha situado. Desde un fiscal del Distrito a la mano derecha del Presidente, Charles Colson, y a consejeros como H. R. Hadelman y John Ehrlichman… Las piezas del puzle empiezan a encajar a medida que avanza la investigación, pero el director Alan J. Pakula solamente se limita a mostrarnos la mecánica del Periodismo de investigación si por ello también se ve implicada la forma ética en la que se desenvuelve (conveofreciendónos a un Woodward y Bernstein llamando a algunos involucrados que si apenas aparecen algunos minutos (los funcionarios interpretados por Jane Alexander y Stephen Collins), la mayoría solamente se les oye desde el otro lado de los ya calentados auriculares telefónicos en los que los dos intrépidos periodistas pegan sus oídos y toman aceleradamente sus notas entre bocetos y tachaduras a la espera de disponer de la lejana ocasión de mantenerse en contacto directo con algún que otro pez gordo.
La cinta de Alan J. Pakula (El Informe Pelícano) carece de acción subliminal por lo que se aprovecha claramente de advertir al público de que no ofrece concesiones a la gratuidad. Lo poco digerible de su planteamiento la convierte en una película compleja y entregada técnicamente al celuloide la plasmación de lo que se llama Periodismo de Investigación. Con sus fisuras, eso sí, pero siempre enfocado desde una profesionalidad y seriedad innegables.
Y empiezan a caer cabezas hasta donde la Historia los ha situado. Desde un fiscal del Distrito a la mano derecha del Presidente, Charles Colson, y a consejeros como H. R. Hadelman y John Ehrlichman… Las piezas del puzle empiezan a encajar a medida que avanza la investigación, pero el director Alan J. Pakula solamente se limita a mostrarnos la mecánica del Periodismo de investigación si por ello también se ve implicada la forma ética en la que se desenvuelve (conveofreciendónos a un Woodward y Bernstein llamando a algunos involucrados que si apenas aparecen algunos minutos (los funcionarios interpretados por Jane Alexander y Stephen Collins), la mayoría solamente se les oye desde el otro lado de los ya calentados auriculares telefónicos en los que los dos intrépidos periodistas pegan sus oídos y toman aceleradamente sus notas entre bocetos y tachaduras a la espera de disponer de la lejana ocasión de mantenerse en contacto directo con algún que otro pez gordo.
La cinta de Alan J. Pakula (El Informe Pelícano) carece de acción subliminal por lo que se aprovecha claramente de advertir al público de que no ofrece concesiones a la gratuidad. Lo poco digerible de su planteamiento la convierte en una película compleja y entregada técnicamente al celuloide la plasmación de lo que se llama Periodismo de Investigación. Con sus fisuras, eso sí, pero siempre enfocado desde una profesionalidad y seriedad innegables.

5,4
510
7
24 de agosto de 2008
24 de agosto de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carta de presentación de Peter Weir al mundo se concibe con esta mezcla de comedia negra y cine fantástico ambientado en un pueblecito recóndito de la campiña australiana que, para colmo, se llama París. Contínuamente se suceden misteriosos accidentes de tránsito en tan aislado lugar por lo que los habitantes se aprovechan de saquear lo que pueden de los inafortunados conductores y pasajeros. Un superviviente que sale ileso será el centro de atención de los habitantes del lugar.
A Weir no se le podía dar un mínimo de confianza viendo un film de esta talla. Ya es decir mucho de un director australiano que empezó a sentar unas bases en la forma de dirigir películas en su país y, como divertimento, este film reune todas las condiciones. Todavía tenía que madurar y no lo resolvería hasta dar con su pragmática "Picnic at Hanging Rock" y la más ambiciosa "The Last Wave".
A Weir no se le podía dar un mínimo de confianza viendo un film de esta talla. Ya es decir mucho de un director australiano que empezó a sentar unas bases en la forma de dirigir películas en su país y, como divertimento, este film reune todas las condiciones. Todavía tenía que madurar y no lo resolvería hasta dar con su pragmática "Picnic at Hanging Rock" y la más ambiciosa "The Last Wave".
Más sobre Natxo Borràs
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here