Para mí el mejor acierto de esta película es utilizar temática y muchos recursos ya vistos en el gran aluvión de trabajos sobre la vida policial para llevarnos a una disyuntiva clara de lo que significa la violencia institucional en quien delegamos todos nuestros instintos de justicieros ante las múltiples adversidades sociales. La tesis de que para que todos podamos dormir tranquilos tiene que haber alguien defendiéndonos de los violentos resulta creíble y con una buena dinámica que mantiene la atención a la vez que va exponiendo diversas situaciones en las que que cada persona debe elegir la opción más justa según su propia conciencia. Sin grandes pretensiones, se acerca mucho más al fondo que la mayoría en su género. Buenos actores con papeles muy definidos que no dejan indiferente.

La brutalidad de las leyendas nórdicas tienen mucho de mágico y esta versión de Ahmlet consigue introducirnos en su espíritu, para poder entender las dudas morales creadas dentro de un entorno supersticioso y apasionado. Sin duda su influencia en la obra de Shakespeare es un aliciente más para introducirnos en otro mundo en el que la dimensión espacio-temporal parece no tener ningún valor. Una magnífica tragedia, que como tal, nos plantea el eterno dilema de nuestro sino frente nuestra libertad. Buenos actores, ambiente muy logrado y una mezcla de realismo y ficción que armonizan hasta convertirse en un único trayecto vital.

Buena reflexión sobre la adaptación adulta a la vida social, contradictoria con los valores y principios que se nos enseñan en el primer mundo a favor de la naturaleza, la fraternidad universal y la paz. Edulcorada en tono de comedia y emotividad, nos hace digerible el duro mensaje que encierra. Buenos actores sin excepción.

Sencilla comedia y muy agradable al servicio de Malkovich que le da el alma. Como un cuento en tiempos modernos en un ambiente atemporal, donde el paso de los años coloca a cada persona en ese lugar que poco a poco se ha labrado con esfuerzo y a veces con mucho dolor. Aunque francesa, sabe combinar muy bien el toque inglés que la da ironía en su punto justo. A los críticos severos no les gustará, pero si se mira con los ojos infantiles de un mayor, seguro que pasan un buen rato. Vale la pena en medio de tanto horror contemporáneo.

Me gusta. Sencilla, loca, divertida y con mensaje de lo que significa ser trans que muchas no se enteran. La Ozores está que se sale. Para pasar un buen rato y aprender de modo agradable una realidad que se impone en nuestra evolución social y que hay que reconocer como una diversidad de las muchas que tenemos. Si algunos creen que peca de buenismo, se equivoca. Ya sabemos que bajo el humor siempre se esconden las lágrimas que muchas veces vienen de las mentes cerradas de que nos rodean siempre. Buena.