"Aquí no hay quien viva" lo tiene todo para ser la mejor serie española de la historia, junto a "Siete vidas". Tiene un argumento sencillo pero funcional, unos personajes (casi todos) brillantes, muy detallados, un reparto de lujo (casi todos), unos guiones inagotablemente desternillantes y atemporales, unas leyendas negras que le dan caché (La polémica marcha de Loles León, grabaciones infernales, malos rollos, etc) y un final injusto.

Cuando la emitieron, entre 2003 y 2006, yo tenía alrededor de 10 años. A pesar de la corta edad, en mi clase casi todos hablábamos de la serie, aunque nuestros padres sólo nos dejasen ver los primeros 15 minutos de los capítulos. Recuerdo cuando una compañera nos contó que Paloma se había caído por el patio y ya no saldría más. Que palo me llevé.
Años más tarde, me descargué los 91 capítulos y me los vi, uno detrás de otro. Me encantaron. Hoy en día, 10 años después de su final, sigo (y seguimos muchos) disfrutando en las madrugadas de Neox y Atreseries.

Respecto a la serie en sí, la 1 y 2 temporada corresponden al crecimiento de la serie. Paloma, Emilio, Mariano, Belén, Mauri y las tres (grandiosas) señoras sustentan todo el peso, aunque ayudados por personajes como Lucía, Juan y Alicia que no están nada mal. Estos 30 primeros capítulos son la esencia de "ANHQV" (Los capítulos del miedo, de Navidad y de la huelga son geniales).

La 3 temporada es la madurez. Para mí hay dos claras mini temporadas, los primeros 22 capítulos, que aún siendo buenísimos, son los que menos me gustan, y los 11 últimos que vuelven a elevar el nivel (el del vicio, el de las tragaperras y, sobre todo, el de las vacaciones, los mejores). Respecto a los personajes, los que ya eran buenos en las 2 primeras siguen creciendo, y Juan, Isabel e incluso Andrés, Nieves, Carlos y las "Golfas" Bea y Carmen ganan mucho.

Las temporadas 4 y 5 corresponden a la vejez de la serie. Al contrario de los que opinan muchos, considero que son muy divertidas. ¿Qué desvarían un poco y se aloca todo? Pues bienvenido sea. Las entradas de Beatriz Carvajal y Emma Ozores suponen un aire fresco (siempre es bueno ver a actrices tan buenas), la Hiebas logra su mejor etapa y Juan, las señoras, Mauri, Mariano, Emilio y Belén siguen siendo geniales.

Hay que destacar las actuaciones de secundarios de lujo como María Luisa Merlo, del administrador, de Assumpta Serna, Manuel Millán, Nicolás Dueñas, la madre de Paloma, Marisa Porcel y Ricardo Arroyo.

Si hablamos de audiencias, ANHQV arrasó en cada uno de sus capítulos, llegando a alcanzar los 8 millones y el 40% de share, algo increíble. La serie estaba en la calle, los personajes llegaron a los espectadores, y eso se nota.

Lo peor: la marcha, y posterior muerte, de Paloma, y personajes sin gracia como los hijos de la Hierbas, los hijos y cuñada de Higinio y Mamen, los odiosos Yago y Natalia y la infumable Ana.
Lo mejor: todo lo demás.

Nos encontramos ante una película española diferente, que nos habla de una situación horrible, como es una guerra, pero con un toque de humor, diría yo, que excelente.

Durante toda la cinta, León de Aranoa nos muestra con gran acierto el drama que causa una guerra, como les afecta a los ciudadanos, como algunos se enriquecen a costa del sufrimiento de los demás, en fin, cosas que te puedes imaginar pero que cuando las ves en pantalla te impactan, y mucho.

Si hablamos del reparto, Tim Robbins, con su gran humor, y Benicio del Toro están estupendos, con unas Mélanie Thierry y Olga Kurylenko, más flojas pero aceptables y un buen Fedja Stukan, como traductor.

A modo de conclusión, que no me quiero enrollar, es una película que te da un par de guantazos y nos muestra que somos unos afortunados, nos divierte con las chaladuras de Robbins, nos impacta con algunas escenas potentes y nos deja con un buen sabor de boca, ya que el día acaba siendo perfecto. Por todo esto, le doy un 9.

PD: En los "spoiler", las cuatro cosas más destacadas del film.

Todavía no hemos cruzado el ecuador del año, pero ya podemos asegurar que "La evaluación" es una de las películas de 2025. Mires a un lado o a otro, te fijes en esto o en aquello, hallarás elementos notables por todas partes. Como si fuese una especie de universo propio y original, en esta película está casi todo bajo el paraguas de la ciencia ficción.

Ese todo es amor, soledad, tristeza, esperanza, terror a salir del rebaño, sueños en una civilización con límites, naturaleza desierta y tres modos muy distintos de afrontar la situación en los tres protagonistas, concluyendo en un final realmente estimulante y espiritual*(1). En su visualización, la película intriga, atrapa y fascina. En lo posterior, desola.

La forma de rodarla demuestra el talento de Fleur Fortune. La dirección de arte es abrumadora. Esas vidrieras, esa cocina, esos dormitorios. Y fuera de ella, un mundo de tierras áridas, mares azulísimos y vientos enloquecedores propios de Canarias. Belleza epatante mires por donde mires. Y hablando de belleza, una Elizabeth Olsen más heredera de Michelle Pfeiffer que nunca. Qué presencia la suya.

Ella encarna al personaje más humano, nuestro alter ego. Piensa y se atreve a cuestionar. La actriz realiza un trabajo formidable consolidándose como una de las mejores de su generación. Alicia Vikander supone el contrapunto haciendo de esa evaluadora fría y algo demente, mientras que Himesh Patel cumple como el tercero en discordia representando a la sociedad media, esa que se adapta a las normas sin apenas cuestionárselas. Destacable aparición de Minnie Driver en un papel discordante.

Es por su gloriosa idea original, por su consecución elocuente y brillante y por su emocional conclusión, por todo ello juntito y por toda la constelación de elementos, igualmente deslumbrantes, por lo que me cabrea profundamente que "La evaluación" se haya estrenado en una plataforma que ni siquiera se ha dignado en promocionarla. Hacemos películas tremendas para despojarlas al olvido sin apenas oportunidades. Un mundo actual penoso, el nuestro. Como el de la película.

Si bien la sucesión de acontecimientos está tan sumamente milimetrada que, por momentos, puede dar la impresión de rompecabezas perfectamente armado, luego acartonado y en el que todo encaja de forma demasiado artificiosa, ese podría ser el único error de una obra casi perfecta dentro de su humilde y sucinto cometido, pues no pretende rebasar ningún límite, sino perfeccionar su parcela.

A través de un omnipresente protagonista, uno que parece casi siempre honesto, somos testigos de un cónclave papal más movido de lo normal. El santo finado parece impoluto y para el protagonista es como si del propio Jesús se hubiera tratado, los candidatos que vienen no son los mejores. Fanáticos, ambiciosos y reaccionarios, casi todos. Buena lección acaba dando uno de los que no lo son con eso de que la Iglesia debe hacer su futuro en vez de mirarse siempre al pasado. Buena lección, en general.

Nuestro protagonista se toma tan en serio su función de decano porque será la última, pues se le tambalea la fea. Por ello investiga con esmero y es entonces cuando empieza una película cuyo guion se atreve a entrar en materia, hablar de los temas fundamentales, ofrecer distintos puntos de vista con los que el público se sentirá interpelado y dando en el clavo con eso de por qué nadie debe tener certezas. Por supuesto, el guion, más allá de chicha, está tan bien escrito que convierte la narración en una delicia solemne, seria y absolutamente entretenida, pues porque estamos hablando de un cónclave papal, pero esto es un Cluedo de manual apto para cualquiera.

Colman el asunto un diseño de producción de morirse, desde los atuendos de los cardenales hasta cada rincón del Vaticano, filmados con una elegancia y maestría gloriosas. La banda sonora es otra maravilla. Delicada cuando tiene que serlo y contundente cuando se presta a ello. El variado reparto funciona en conjunto. Ralph Fiennes está monumental, contenido hasta el orgasmo. Stanley Tucci hace de Stanley Tucci, o sea bien. John Lithgow da un recital, qué pedazo de señor. El mejor. Sergio Castellitto hace lo suyo con carisma. Cierra el plantel una sosa Isabella Rossellini. De risa su nominación.

Recomendada a religiosos, ateos y agnósticos, Edward Berger ha parido una película que no rompe ningún molde, pero sí contribuye a enaltecer y fortalecer a su industria, pues "Cónclave", aunando la parte más comercial con la más artística e ilustrada, es un triumfo.

Mira que mis ojos han visto mucho, pero algo tan brutal como "La sustancia" creo que no. Al menos, no en una sala de cine comercial en la que todos los espectadores nos convertimos, como ellas, en uno. En un solo cuerpo de asco y sufrimiento por la gracia de Coralie Fargeat, una cineasta que ha parido una bomba visual que explota contra todo.

Con reminiscencias a "Barbie" en el trasfondo y también en lo falso de los escenarios, esta va siete pueblos más allá. Siete reinos. Más que una película es un estallido, una experiencia, una inmersión a la que, todo sea dicho, se le pueden reprochar un par de cosas: la primera, que el experimento ofrecido no parece reportar resultados positivos a la persona solicitante*(1); y la segunda, que la versión joven decida tener una vida tan simple como la que tenía la mayor*(2). Aquí es donde Fargeat colisiona consigo misma, pues los personajes terminan matándose entre ellos por la atención del hombre. La suerte es que "La sustancia" jamás pretende ser realista.

La elección de Demi Moore para esto es brillante. Ella es el epítome de la cirugía en el cine y, por eso mismo, es la que mejor puede entender al personaje. Es el ejemplo perfecto de cómo Hollywood te sube a las nubes para luego despojarte como a un trapo, mientras que los medios allí estarán, metiéndote dentelladas con cada nueva operación. Sólo Kim Basinger podría haber sido la otra opción para interpretar Elisabeth Sparkle, las dos estrellas más maltratadas de las últimas décadas. Con cualquier otra actriz, "La sustancia" perdería fuelle porque Demi interpretándose a sí misma le suma mucho.

Una Demo que jamás fue una actriz extraordinaria, no obstante, la madurez o el sufrimiento, que viene a ser lo mismo, le ha otorgado ciertas dotes. Ya lo demostró a principios de año con su trágico papel en la miniserie "Feud". Ahí fue donde vislumbré algo interesante en ella que no vi ni en "Ghost", ni en "Algunos hombres buenos", ni en "Acoso"... En esta, directamente se lanza al vacío. Pasa de la vulnerabilidad más sincera a la comicidad más desatada en una actuación icónica. Ojalá la nominen al Oscar por lo que hace aquí, por su valentía y, sobre todo, por lo que representa. Margaret Qualley le sigue el ritmo con garbo y Dennis Quaid, otra leyenda, está hilarante reclamando su propio renacimiento.

El montaje es frenético y visualmente la película es un espectáculo. De hecho, lo es en todo menos en el guion. De chiste el premio en Cannes. Son dos horas y veinte de pura montaña rusa brutalmente rodada de puro gore, que no es mi género, pero este festín no hay que perdérselo. Durante la proyección, se me revolvió el estómago un par de veces, tuve que apartar la mirada otras tantas para no caer desmayado, lloré de risa con ese final y salí literalmente temblando, tanto que no me dormí hasta las cuatro de la madrugada de la excitación que llevaba encima. Y eso es también el poder del cine.