En primer lugar, Whitney es un documental. Si no te gustan, no vayas. Lo digo porque al salir del cine, una pareja dijo textualmente: "Pues vaya, no es una peli, es otra cosa". Sí hija, se llama documental y llevan años entre nosotros. Anécdotas aparte, es cierto que tiene una estructura muy similar al de Amy pero el encanto de Whitney radica en que abarca más años de su vida, mientras que en Amy todo transcurría en apenas cinco años. Lo mejor, verla en su plenitud, cuando hacía lo que quería con la voz ( porque hacía lo que quería) y escucharla criticar a sus compañeras de profesión. Lo peor, comprobar que a todo bicho viviente con dinero le da por drogarse. Podría darles por apoyar campañas en la lucha contra el cáncer, pero no, se drogan, sin remedio. Creo que para la gente que no esté acostumbrada a ver documentales, le va a gustar. Es ligero y poco pretencioso, pero muestra en plenitud la vida de una de las mejores cantantes del siglo XX, antes de que las drogas y el típico chulo rapero con menos talento ( Beyonce, listen to me) la destrozaran por completo. Siempre te amaremos. I will always love you

Pues sinceramente la película me parece una soberana mierda. Comenzando por el por qué de la aparicion del oso...¿un deseo?, venga ya coño- y que conste que estoy valorando la posibilidad de que el director lo haya hecho como crítica-, me da lo mismo. El guión está lleno de tacos, sin ironía
, sin gracia, sin nada de nada. El actor principal sale más feo que nunca, en la película aparenta treinta años, pero sabemos que tiene más y se nota. Y lo peor de la película es el público al que atrae, cochambroso e irrespetuoso a partes iguales...el mundo se acaba.

Acudí a ver la película con la escasa ilusión que me aportaba la nueva franquicia y con las reminiscencias de un Harry Potter que se adaptaba mucho mejor a mis fantasías infantiles. El resultado ha sido nefasto. ¿Por qué?, es bastante fácil: aparece todos los elementos necesarios para odiar una película.
Escenas de acción con planos imperceptibles a la retina, conversaciones ásperas e interminables, personajes intrascendentes y sin carisma, guion plano y un clímax insípido y nada espectacular. En resumidas cuentas, un auténtico desastre.

Nunca he sido buen público para valorar historias de terror, más que nada porque soy fácilmente asustable, lo cual le resta mérito a este género. La película es potente. Su historia es hipnótica, tiene alma. Hay un drama detrás que le da profundidad a la historia de demonios. El problema es que no termina de estar equilibrada y en cuanto se descubren los datos tenebrosos, de repente el drama desaparece, no hay una causa-efecto. Eso es lo peor. A ratos está mal explicada. Fuimos tres personas con tres cerebros distintos al cine y a los tres se nos escaparon cosas que luego tuvimos que suplir con internet. Aun así. Hay algo desasosegante en lo que se cuenta. Es un concepto de mal más complejo que hace que te recorra un escalofrío cuando recuerdas algunas de sus secuencias. Antes que ir a ver el típico truño aventurero de verano, deberías pasarte a ver esta. Indiferente no te deja. Algo confuso, sí...pero será que no hay cosas que nos dejan confusos en nuestro día a día y no nos quejamos.

A veces creo que los críticos van al cine después de una discusión con su pareja o después de darse cuenta de que esta vida da reveses sin que estés preparado. Es cierto que no llega al ingenio o virtuosismo visual de Wall-e, Los Increíbles o Del revés, pero creo que es una excelente película, rara de estética pero con un guión ágil, entretenido y con un mensaje final precioso y triste. A verla todo el mundo.