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Críticas de Óscar San Martín
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
6
26 de octubre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Álex De La Iglesia es uno de los cineastas españoles más importantes, tanto a nivel nacional como internacional. En su palmarés, además de numerosos Goyas, figuran premios tan importantes como el León de Plata a Mejor Director en el Festival de Venecia, gracias a una más que singular filmografía en el que destacan los guiones locos, personajes kitsch o límites y un submundo característico donde reina lo absurdo, muchas veces camuflados de realidad social.

Todo esto es algo que caracteriza a su última película "Mi gran noche", un film coral lleno de humor donde reina lo absurdo, que tiene su máximo auge en el mismo concepto del film (Una gala de nochevieja grabada 3 meses antes durante una huelga por un ERE en la televisión).
Como todas las películas del "enfant terrible" del cine español uno se dispone a verla con cierto disfrute, esperando que De La Iglesia desborde locura en cada plano pero con un pequeño nivel de cordura que haga de su conjunto una obra maestra, o al menos una de las mejores de su filmografía. Pero nada de esto sucede, si bien es un film entretenido, "Mi gran noche" se descubre" como un film de consumo rápido y fácil que da la sensación de que podía haber sido más.

La premisa es interesante y divertida, algo que se mantiene a lo largo de la más de hora y media que dura la cinta, sin embargo, según va llegando a su final se empieza a precipitar en hechos locos pensados para acelerar el fin de muchas de las tramas abiertas.
Lo que está claro es que tiene uno de los mejores castings actuales a su servicio, en el que destacan Jaime Ordóñez, Blanca Suárez y Raphael, que tiene muchas de las secuencias más divertidas y autoparódicas del film.

El pulso firme del director hace que el ritmo de la cinta no decaiga en ningún momento haciendo que su visionado sea fácil y entretenido algo que se le agradece al director, pero la sensación al encenderse las luces del patio de butacas es de haber visto un anécdota de lo que podía haber sido.

Óscar San Martín
Ciudadanos Kine
Óscar San Martín
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6
17 de diciembre de 2013
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brasil es un país que en los últimos años ha crecido de forma sobredimensionada y una de las potencias mundiales económicas del futuro, si bien es cierto que la violencia, la inseguridad y las diferencias sociales son uno de los problemas que Brasil todavía no ha conseguido erradicar.
Paralelamente a esta sociedad el cine del país también ha conseguido evolucionar retratando los problemas con los que viven , desde el “Cinema novo” (Vertiente Brasileña del neorrealismo italiano y la Nouvelle Vague) hasta el retrato de la marginalidad que nos regaló Fernando Meirelles con “Ciudad deDios”.
Los cineastas brasileños se han preocupado por mostrarnos sus miserias, su forma de vivir, sus miedos y sus inquietudes; eso es algo que no ha cambiado y que aunque no sea con el tono casi de documental con el que nos tienen acostumbrados siguen haciendo.
La cinta que Brasil ha preseleccionado este año para acudir a los Oscar representando su cinematografía se llama “O som ao redor” o como se titulará en España “Sonidos de barrio”. Se trata de la ópera prima de Kleber Mendonça Filho y que bebe de las corrientes europeas para contar la historia actual de su país, donde la clase media es apenas imperceptible y se ve obligada a vivir entre las zonas más lujosas y seguras, y las zonas de mayor violencia y pobreza.
Mendonça nos cuenta la historia de unos habitantes de un barrio de Recife, muchos de ellos de la misma familia y que se sienten inseguros debido a pequeños robos que se han efectuado en las proximidades. Por eso cuando una empresa de seguridad privada les ofrece sus servicios no dudan en contratarlos, aunque esto no hará que sus miedos y problemas se vayan. Para contar esta historia el director coge técnicas del cine de autor europeo y decide alargar los planos para seguir a sus personajes, estar con ellos y sufrir su tensión y estado de alerta continuo.Durante las dos horas del film el espectador esperará un golpe de violencia, un algo que sacuda a ese barrio que parece que lo está esperando, pero que nunca acaba de llegar. En ese sentido Mendonça juega con el espectador mostrando una violencia inventada, una violencia que nunca llega a manifestarse pero que está ahí, en la mente de todos, asustando e incomodando al más puro estilo Hanecke.
Con un ritmo pausado crea una atmósfera que nos traslada a Recife alejándose de la recreación que Jose Padilha nos hacía de los barrios pobres y su policía en “Tropa de élite”, pues esta película se manifiesta como su antítesis.
Mención aparte se merecen los actores, la mayoría vecinos del propio director y que debutan como actores, transmitiendo con pequeños gestos, silencios y miradas la angustia que tienen dentro y dando un punto de vista realista afrontando situaciones de su vida cotidiana.
Si hay algo que objetar a esta película, es su duración, que se acaba haciendo larga por la dilatación de muchas de sus secuencias.
Una película interesante y que no hace más que afirmar que el cine latinoamericano es uno de los más fuertes y en continua renovación. Esperemos que pronto encuentre distribuidora y pueda exhibirse por toda España, donde todavía no ha conseguido estrenarse más que en algún festival de cine.
Óscar San Martín
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6
5 de diciembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2012 la crisis financiera que pasó nuestro país tuvo su punto más álgido, el paro subió hasta un 23% y los desahucios estaban a la orden del día. España vivió uno de los peores momentos de su historia reciente.
El cine nos ajeno a toda esta situación y poco a poco empiezan a aparecer films sobre esta crisis que tanto nos afectó a muchos y destrozó los sueños de otros. Ya hace un par de años Isabel Coixet nos trajo ese drama "Ayer no termina nunca" y este viernes llegó a nuestras pantallas uno de los dramas más realistas sobre este período, "Techo y comida".

Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el top manta objetos encontrados.

Retratada de forma realista, el debutante Juan Miguel Del Castillo consigue meternos en la historia gracias a una puesta en escena humilde y sin concesiones. La cámara no se separa de Rocío en ningún momento, y así nos hace ser testigos de la situación que está viviendo.
Con medios técnicos limitados el director no necesita más para retratar la realidad vivida, retratar la vida de uno personajes con mala suerte, ingenuos, pero que siguen en pie con la esperanza de que algún día les irá mejor.
Su guión muchas veces roza la exageración, pero cuando está a punto de hacerlo encuentra el punto de estabilidad, y por desgracia nada de lo que cuenta nos suena a desconocido.

Pero uno de los mayores logros del film, sin duda, es la interpretación de una Natalia De Molina inmensa, diga de un segundo Goya. De Molina se mete en la piel de esta Rocío para ofrecernos un personaje desgarrador, golpeado por la vida, huidizo en muchas ocasiones y sintiendo vergüenza en otras de la situación a la que está obligada. Además la química que la joven actriz tiene con el niño Jaime López consiguen que la relación madre - hijo sea de lo más creíble del film.
En definitiva, un film duro de visionar por la realidad que retrata de la que hemos sido testigos, pero necesario como crítica a una sociedad que tiende a dar la espalda y olvidar.


Óscar San Martín
Óscar San Martín
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8
17 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera de Martin Scorsese siempre ha sido una de esas que todo director envidia. Desde su primer éxito, “Malas calles” en el año 1973, pasando por “Taxi Driver”, “Toro salvaje” y su film más reciente “La invención de Hugo”, Scorsese ha experimentado una evolución destacable sin perder ni un atisbo de su estilo y su amor por el séptimo arte. “El lobo de Wall Street” es su película número 24 y a sus 71 años nos demuestra una vez más que está en plena forma realizando la que es una de sus mejores películas.

El film nos cuenta la historia de Jordan Belfort, un corredor de bolsa con un ingenio y una suspicacia para el trabajo bursátil impresionante. Para ello adapta la novela que el mismo Jordan escribió en 2008 en la contaba con detalle su experiencia en la bolsa, la corrupción que perpetró y la vida excesiva de lujo, drogas y sexo que vivió durante los años en el que fue el rey de “Wall Street”.
Scorsese utiliza un ritmo asombroso en un film de tres horas de duración al que incluso tuvo que meter la tijera para poder tener una carrera comercial exitosa. Sin embargo, una vez terminada la película no nos hubiera importado admirar una hora más esta obra maestra del cine. Narrada como una comedia con importantes dosis de drama y desfase, el director nos sumerge en una locura de fiestas, insultos, drogas y mujeres desnudas, haciendo que seamos partícipes de las correrías de Belfort. Pero lo que Scorsese hace con la cámara es de dimensiones épicas, la coge y la golpea contra la historia entrando de lleno en la vida de los personajes y sus dantescas situaciones, haciendo que toda su filmografía se regenera en este film aceptando un nuevo toque más moderno.

El guión corre a cargo de Terence Winter, guionista de series de televisión como “Los Sopranos” o “Boardwalk Empire”. El libreto sabe captar la esencia de la biografía y nos regala secuencias impagables a cada cuál más impactante.
Uno de los aspectos técnicos más destacables del film es sin duda el montaje de la ya habitual de Scorsese, Thelma Schoonmaker, que realiza un milimétrico montaje dotándolo de ritmo y una continuidad que hace que el interés por la historia no decaiga en un solo momento.

En cuanto a los actores ya es algo repetitivo decir que es el mejor trabajo de Leonardo Di Caprio, porque cada vez que el actor colabora con el director nos regala todo un recital de interpretación. Sin maquillajes efectistas como ya ocurrió en “J. Edgar” Di Caprio evoluciona en la locura de su personaje, con sus desmadres y sus peligrosas adicciones, además de ataques de ira. Uno de sus trabajos más completos a nivel de emociones. Pero no es el único y la manera en que Jonah Hill complementa al personaje de Di Caprio es extraordinario. Y es que Hill secunda la película con una gracia similar a la de “Moneyball” solo que esta vez su personaje es el doble de histriónico y divertido realizando su más destacada interpretación hasta la fecha, en una de las más memorables secuencias del film.
Otra mención en el apartado artístico es para la actriz australiana Margot Robbie que debuta en Hollywood con personaje al que dota de una impresionante personalidad sin caer en el tópico de mujer florero.

Una película sobresaliente que no sólo servirá de entretenimiento sino que es una fabula sobre el éxito y la posterior caída de él, pero sobre todo de como el dinero es el único que puede arreglarte y destrozarte la vida en cuestión de poco tiempo.

Óscar San Martín.
http://ciudadanoskine.blogspot.com.es/2014/01/scorsese-nos-trae-una-nueva-obra.html
Óscar San Martín
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6
9 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay un director famoso en el mundo entero para los más férreos amantes del cine y desconocido por el público general, ese es Wong Kar Wai, director de obras maestras como "Deseando amar", "Happy together" o "2046". El director Hongkonés es habitual en los Festivales más importantes de todo el mundo y parece que desde que firmó "2046" ha decidido llegar a un público más amplio. De ahí que el director decidiera probar suerte con "My blueberry nights" una obra menor que hizo que muchos críticos le dieran la espalda.
Ahora 7 años después Wong Kar Wai vuelve a su Hong Kong natal para contarnos la historia de Yip Man, uno de los grandes maestros de las artes marciales y más conocido por ser el hombre que entrenó a Bruce Lee.

Con "The Grandmaster" parece querer redimirse, pero no lo consigue del todo. A lo largo del metraje podemos observar como el director sigue con su estilo de siempre, cámara lenta, largos travellings acompañando a sus personajes, una banda sonora impecable y planos visualmente perfectos. Sin embargo, no acabamos de conectar con la historia que acaba por hacerse lenta y aburrida.
A través de Yip, también conocemos la historia de Hong Kong durante la invasión japonesa y quizás es demasiada información lo que nos quieren contar, tanta que acaba saturando. De ahí que la densidad de ésta acabe siendo un problema a la hora de centrarnos en la historia principal.

La fotografia corre a cargo esta vez de Philippe Le Sourd (director de fotografía de "7 almas") realizando un trabajo formidable, en especial en las secuencias grabadas de noche haciendo que las imágenes que vemos sean un placer para la vista, además de las dificilísimas secuencias de lucha.
Y es que si la película falla en cuestiones de trama y guión, ninguna pega se le puede poner al aspecto técnico de ésta, muy cuidado y milimétricamente estudiado.
Y es que si algo podemos aplaudir son las coreográficas peleas que el director rueda asumiendo riesgos estéticos pero con un resultado impecable que sobresale en belleza por encima de las de "Tigre y Dragón".
Las interpretaciones como en la mayoría de los films del director son muy contenidas con emociones que evolucionan desde lo más dentro hasta fuera. Tony Leung uno de sus actores fetiche lidera el film llevando todo el peso dramático de la película sobre sus hombros realizando una de sus mejores interpretraciones en los últimos años.

La música que acompaña al largometraje corre a cargo del compositor Shigeru Umebayashi siendo un gran estudio de la música Hong Konesa de los años 20 y 30, además de saber complementarla con los sonidos épicos de las películas de artes marciales.
Una película inferior a las que nos tiene acostumbrados "El gran maestro" de Wong Kar Wai, en la que se sigue intuyendo al genio detrás de la cámara pero que queremos de vuelta con sus historias de personajes angustiados, románticos y violentos.


Óscar San Martín.
http://ciudadanoskine.blogspot.com.es/2014/01/the-grandmaster-lo-ultimo-de-wong-kar.html
Óscar San Martín
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