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Críticas ordenadas por utilidad
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8,4
83.815
10
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos crecido en la era de la tecnología, y estamos tan acostumbrados a los últimos efectos especiales y a los enormes avances técnicos que ha experimentado el cine en las últimas décadas, que el blanco y negro, por norma general, nos echa para atrás. A mí, durante algún tiempo, también me daba cierta "pereza", pero una vez que empecé a abrir mi mente y a descubrir los grandes clásicos del séptimo arte, me di cuenta de las joyas que me había perdido durante tantos años (y las que todavía me quedan por ver). Uno se da cuenta de que para hacer una gran película basta con una buena historia, un buen reparto y un buen director que sepa encajar todos estos elementos. El resto, por muy bonito para la vista que sea en ocasiones, es puro envoltorio. 'El apartamento' es uno de esos ejemplos en los que dichos elementos encajan a la perfección. Billy Wilder está considerado uno de los directores más grandes de la edad de oro de Hollywood, y si en sus manos cuenta con un guion exquisito y un reparto de excepción, el resultado tiene que ser como mínimo brillante.
Baxter (Jack Lemmon) trabaja como contable en una compañía de seguros de Nueva York. Está soltero y vive solo, de modo que en ocasiones deja su apartamento a disposición de sus superiores para que lo utilicen como picadero con sus amantes. El problema llega cuando se enamora de Fran (Shirley MacLaine), la amante de uno de sus directivos. El planteamiento ya es de por sí hilarante y podría ser el de que cualquier comedia actual, pero son los otros dos elementos (su director y su reparto) los que la alejan de ser una película más y la convierten en una auténtica obra maestra. Wilder es un genio del humor y un maestro presentando situaciones disparatadas y todo tipo de enredos que, si bien tampoco nos hacen reír a carcajadas (aunque en varias ocasiones lo consiguen), sí que logran mantenernos durante dos horas con una sonrisa en la cara. Una sonrisa sincera y pura, de las que pocas cintas consiguen hacernos esbozar.
El reparto, como ya apuntaba, está absolutamente inconmensurable, a destacar la pareja protagonista. Jack Lemmon lo clava en su papel de agente de seguros al que nada parece salirle bien, y Shirley MacLaine está realmente encantadora y transmite una dulzura en cada plano que hipnotiza. Ambos nos hacen reír, pero también nos enternecen con sus tristes y solitarias vidas y nos cautivan con su historia de amor. Del mismo modo, el film puede hacernos incluso derramar alguna lagrimilla, pero siempre, insisto, acompañada de una sonrisa imborrable. Fred MacMurray también está enorme, al igual que el resto de secundarios.
Así que si tenéis cualquier prejuicio contra el cine en blanco y negro, es momento de acabar con él. 'El apartamento' está considerada una de las mejores películas de todos los tiempos y no falta en ningún 'top ten' que se precie, así que todo lo que pueda decir de ella ya habrá sido dicho antes. Lo que sí os puedo decir es que no hay mejor obra para acercarse al cine clásico que esta, ya que es imposible verla y no acabar maravillado, sean cuales sean vuestros gustos. Una de esas películas, aunque suene a tópico, que hay que ver antes de morir.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Baxter (Jack Lemmon) trabaja como contable en una compañía de seguros de Nueva York. Está soltero y vive solo, de modo que en ocasiones deja su apartamento a disposición de sus superiores para que lo utilicen como picadero con sus amantes. El problema llega cuando se enamora de Fran (Shirley MacLaine), la amante de uno de sus directivos. El planteamiento ya es de por sí hilarante y podría ser el de que cualquier comedia actual, pero son los otros dos elementos (su director y su reparto) los que la alejan de ser una película más y la convierten en una auténtica obra maestra. Wilder es un genio del humor y un maestro presentando situaciones disparatadas y todo tipo de enredos que, si bien tampoco nos hacen reír a carcajadas (aunque en varias ocasiones lo consiguen), sí que logran mantenernos durante dos horas con una sonrisa en la cara. Una sonrisa sincera y pura, de las que pocas cintas consiguen hacernos esbozar.
El reparto, como ya apuntaba, está absolutamente inconmensurable, a destacar la pareja protagonista. Jack Lemmon lo clava en su papel de agente de seguros al que nada parece salirle bien, y Shirley MacLaine está realmente encantadora y transmite una dulzura en cada plano que hipnotiza. Ambos nos hacen reír, pero también nos enternecen con sus tristes y solitarias vidas y nos cautivan con su historia de amor. Del mismo modo, el film puede hacernos incluso derramar alguna lagrimilla, pero siempre, insisto, acompañada de una sonrisa imborrable. Fred MacMurray también está enorme, al igual que el resto de secundarios.
Así que si tenéis cualquier prejuicio contra el cine en blanco y negro, es momento de acabar con él. 'El apartamento' está considerada una de las mejores películas de todos los tiempos y no falta en ningún 'top ten' que se precie, así que todo lo que pueda decir de ella ya habrá sido dicho antes. Lo que sí os puedo decir es que no hay mejor obra para acercarse al cine clásico que esta, ya que es imposible verla y no acabar maravillado, sean cuales sean vuestros gustos. Una de esas películas, aunque suene a tópico, que hay que ver antes de morir.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/

6,3
27.201
9
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay gente que disfruta haciendo "puenting", saltando en paracaídas o montándose en la montaña rusa más rápida que encuentren. Gente a la que la adrenalina y el riesgo le hace, al mismo tiempo, disfrutar y sufrir. Esto mismo se puede aplicar al cine, donde encontramos a gente, como yo, que "disfruta" viendo películas que están pensadas para hacerlo pasar mal. No es sadismo ni nada por el estilo, es el placer de meterte en una historia y experimentar sensaciones que de otro modo no puedes experimentar. Siempre he defendido que una película es mala cuando no te transmite nada, cuando te deja indiferente, igual que como estabas antes de verla. En cambio, si te hace sentir aquello que su director pretende, ya sea diversión, tristeza, impotencia, asco, repulsión o terror, es que algo bueno tiene. Para todos aquellos identificados con este párrafo, 'Funny Games' es vuestra película.
Cuando uno se dispone a ver un film de Michael Haneke, ya sabe que no va a encontrarse ante un film normal y corriente. La cinta que nos ocupa, estrenada en 2007, es un "remake" o, mejor dicho, un calco plano a plano de la película que el propio Haneke rodó diez años antes. Lo único que varía de una versión a otra es su reparto, mucho más conocido en este caso. El eslogan, que dice algo así como "Tienes que admitirlo, esto te lo has buscado tú solo" ya acojona de por sí, pero ¿de qué va? Pues es muy simple: Ann, George y su hijo, reciben una inesperada visita por parte de dos jóvenes vestidos con polo blanco y aparentemente muy amables y educados, quienes solo quieren pedirles unos huevos. El problema es que ese día los muchachos se han levantado juguetones, y hacen una apuesta con la familia: "Vosotros apostáis a que a las 9:00 de mañana estaréis vivos, y nosotros apostamos a que estaréis muertos". Bajo esta sencilla premisa, se encuentra una de las películas más insoportables que han visto estos ojos (y han visto mucho, creedme). ¿Eso es bueno o malo? Vuelve a leer el primer párrafo y saca tu propia conclusión.
La escena inicial ya es toda una declaración de intenciones. Estamos escuchando una música clásica de lo más relajante, y de golpe y porrazo pasamos a escuchar el heavy metal más duro que os podáis imaginar. De igual modo, todo lo que vemos durante los primeros minutos (la naturaleza, la paz, la tranquilidad, las risas) contrasta con el auténtico infierno que aguarda a los protagonistas. En el momento en que los dos jóvenes aparecen en pantalla, empieza a mascarse la tensión en el ambiente, se crea un halo de desconcierto que llega a aterrorizar por la incertidumbre que produce el no saber qué es lo próximo que va a suceder. Y es que Haneke, entre otras cosas, es un experto en meternos en la piel de los protagonistas y en hacernos sentir la misma confusión que ellos. De hecho, en varios momentos los dos psicópatas se dirigen directamente a nosotros, nos hablan a través de la pantalla para que nuestra inmersión en la acción sea total. El austríaco también es un experto en jugar con los espectadores, pero eso ya lo comentaré al final a modo de "spoiler". El caso es que una vez hemos entrado en el juego, con la familia ya consciente de que no tiene escapatoria, asistimos a una experiencia realmente espeluznante, y no por lo que enseña, sino por lo que insinúa. Porque otra de las virtudes de Haneke es jugar muy bien con los planos, de modo que no necesita mostrarnos grandes escenas de sangre y violencia explícita para removernos las tripas y hacernos sentir la peor de las sensaciones. Ese es para mí el verdadero terror.
Como ya he dicho, la única diferencia entre esta versión y la original es su reparto, y si por algo me quedo con este "remake" es porque los actores están inmensos. Lo de Naomi Watts, concretamente, es para hacerle un monumento. Aparte de salir guapísima haga lo que haga, ha demostrado ser una actriz muy valiente porque no es un papel nada fácil el que le toca sacar adelante, y lo consigue de una forma brillante. Tim Roth también está enorme y los dos chalados, Michael Pitt y Brady Corbet, dan miedo solo de verlos, pese a su aparente aspecto inocente, de modo que cumplen con creces con su cometido. En definitiva, 'Funny Games' es una señora película, pero solo la recomendaría a aquellos que ya estéis un poco aburridos del cine de terror convencional y busquéis experimentar algo nuevo y, por qué no, descubrir el maravilloso mundo del placer de sufrir.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Cuando uno se dispone a ver un film de Michael Haneke, ya sabe que no va a encontrarse ante un film normal y corriente. La cinta que nos ocupa, estrenada en 2007, es un "remake" o, mejor dicho, un calco plano a plano de la película que el propio Haneke rodó diez años antes. Lo único que varía de una versión a otra es su reparto, mucho más conocido en este caso. El eslogan, que dice algo así como "Tienes que admitirlo, esto te lo has buscado tú solo" ya acojona de por sí, pero ¿de qué va? Pues es muy simple: Ann, George y su hijo, reciben una inesperada visita por parte de dos jóvenes vestidos con polo blanco y aparentemente muy amables y educados, quienes solo quieren pedirles unos huevos. El problema es que ese día los muchachos se han levantado juguetones, y hacen una apuesta con la familia: "Vosotros apostáis a que a las 9:00 de mañana estaréis vivos, y nosotros apostamos a que estaréis muertos". Bajo esta sencilla premisa, se encuentra una de las películas más insoportables que han visto estos ojos (y han visto mucho, creedme). ¿Eso es bueno o malo? Vuelve a leer el primer párrafo y saca tu propia conclusión.
La escena inicial ya es toda una declaración de intenciones. Estamos escuchando una música clásica de lo más relajante, y de golpe y porrazo pasamos a escuchar el heavy metal más duro que os podáis imaginar. De igual modo, todo lo que vemos durante los primeros minutos (la naturaleza, la paz, la tranquilidad, las risas) contrasta con el auténtico infierno que aguarda a los protagonistas. En el momento en que los dos jóvenes aparecen en pantalla, empieza a mascarse la tensión en el ambiente, se crea un halo de desconcierto que llega a aterrorizar por la incertidumbre que produce el no saber qué es lo próximo que va a suceder. Y es que Haneke, entre otras cosas, es un experto en meternos en la piel de los protagonistas y en hacernos sentir la misma confusión que ellos. De hecho, en varios momentos los dos psicópatas se dirigen directamente a nosotros, nos hablan a través de la pantalla para que nuestra inmersión en la acción sea total. El austríaco también es un experto en jugar con los espectadores, pero eso ya lo comentaré al final a modo de "spoiler". El caso es que una vez hemos entrado en el juego, con la familia ya consciente de que no tiene escapatoria, asistimos a una experiencia realmente espeluznante, y no por lo que enseña, sino por lo que insinúa. Porque otra de las virtudes de Haneke es jugar muy bien con los planos, de modo que no necesita mostrarnos grandes escenas de sangre y violencia explícita para removernos las tripas y hacernos sentir la peor de las sensaciones. Ese es para mí el verdadero terror.
Como ya he dicho, la única diferencia entre esta versión y la original es su reparto, y si por algo me quedo con este "remake" es porque los actores están inmensos. Lo de Naomi Watts, concretamente, es para hacerle un monumento. Aparte de salir guapísima haga lo que haga, ha demostrado ser una actriz muy valiente porque no es un papel nada fácil el que le toca sacar adelante, y lo consigue de una forma brillante. Tim Roth también está enorme y los dos chalados, Michael Pitt y Brady Corbet, dan miedo solo de verlos, pese a su aparente aspecto inocente, de modo que cumplen con creces con su cometido. En definitiva, 'Funny Games' es una señora película, pero solo la recomendaría a aquellos que ya estéis un poco aburridos del cine de terror convencional y busquéis experimentar algo nuevo y, por qué no, descubrir el maravilloso mundo del placer de sufrir.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como decía, a Haneke le encanta jugar con el espectador y, una vez más, lo hace en la famosa escena del mando a distancia. Ann se carga de un disparo a uno de los secuestradores, pero inmediatamente el otro que queda con vida coge un mando a distancia y rebobina todo lo que acabamos de ver ante nuestros ojos, cambiando por completo el rumbo de la historia. Ahí es donde Haneke se saca su polla austríaca y nos dice "Eso es lo que querías que ocurriera, ¿eh? Pues aquí mando yo". Brutal.
15 de septiembre de 2014
15 de septiembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy quiero hablar de una película de 2004 injustamente no muy conocida por el gran público, pero a la que le tengo un cariño especial porque la vi en un momento de mi vida un tanto delicado en el ámbito amoroso. Así que ojito si la veis estando sensiblones, porque seguramente necesitaréis un paquete de clínex cerca. Se trata de '¡Olvídate de mí!' (esperpéntica traducción de 'Eternal Sunshine of the Spotless Mind'), dirigida por el francés Michael Gondry, a quien debo reconocer que conocía más como director de vídeos musicales que de películas (ha trabajado con artistas y grupos de la talla de The Rolling Stones, Björk, Foo Fighters o The White Stripes).
Lo que hace especial a esta película es que cuenta algo que ya hemos visto mil veces en el cine, pero de una manera totalmente distinta, de ahí que su guionista, Charlie Kaufman, se llevara el Óscar al mejor guion original. Por un lado tenemos a Joel, un tipo solitario, tímido e inseguro; y por otro a Clementine, que es todo lo contrario a él: impulsiva, extrovertida y dicharachera. Entre ellos surge el amor, pero el desgaste de la rutina y ese choque de personalidades hacen que las discusiones sean cada vez más habituales. Un día Clementine, harta de la situación, decide acudir a un centro médico en el que se eliminan todos los recuerdos de la persona que el paciente solicite, con la intención de borrar a Joel de su memoria. Este, enormemente dolido y despechado cuando se entera de lo ocurrido, decide hacer lo propio y someterse al mismo tratamiento. A partir de aquí, y mediante continuos saltos en el tiempo, vamos viendo diferentes fases y momentos de la relación a través de la mente de Joel. Aquí es donde el guionista, que es muy pero que muy listo, nos da una patada en la boca, ya que empieza mostrándonos los últimos momentos de la relación, los de mayor tensión y desconfianza entre la pareja, y desde ahí va retrocediendo hasta llegar a los primeros en los que todo es magia y felicidad. Ese orden inverso de los acontecimientos y ese paso del odio a la ternura es lo que a más de uno le hará derramar una lágrima (sí, yo fui uno de ellos). '¡Olvídate de mí!' ofrece en imágenes la definición más fiel y acertada de lo que significa el amor como concepto, algo que puede tanto hacernos sentir mariposas en el estómago como destruirnos por dentro, pero sin lo que no podemos vivir.
El reparto está inmenso, empezando por un Jim Carrey que demuestra que no solo sabe hacer muecas y que cuando se pone en serio puede llegar a ser un actorazo como la copa de un pino (como ya había demostrado previamente en 'El show de Truman'). Kate Winslet está realmente adorable interpretando a la chica "rara" que a todos nos hubiera encantado conocer en algún momento de nuestra vida, y también cabe hacer mención a Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Elijah Wood y Tom Wilkinson, quienes también bordan sus respectivos papeles secundarios.
Lo único que al principio puede llegar a descolocar un poco son los numerosos cambios de escenario y saltos temporales mientras Joel va perdiendo sus recuerdos, pero una vez nos situamos y le cogemos el tranquillo al juego que propone la cinta, vemos cómo todo va encajando a la perfección. En cualquier caso, es un film que conviene ver más de una vez para darnos cuenta de su amplio abanico de detalles que se nos pueden escapar en el primer visionado. Por lo demás, más que una película imprescindible, diría que es una película necesaria. Porque todos hemos querido olvidar a una persona en algún momento de nuestra vida, pero seguro que si nos pusiéramos a hurgar, encontraríamos por lo menos un recuerdo que nos gustaría conservar.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Lo que hace especial a esta película es que cuenta algo que ya hemos visto mil veces en el cine, pero de una manera totalmente distinta, de ahí que su guionista, Charlie Kaufman, se llevara el Óscar al mejor guion original. Por un lado tenemos a Joel, un tipo solitario, tímido e inseguro; y por otro a Clementine, que es todo lo contrario a él: impulsiva, extrovertida y dicharachera. Entre ellos surge el amor, pero el desgaste de la rutina y ese choque de personalidades hacen que las discusiones sean cada vez más habituales. Un día Clementine, harta de la situación, decide acudir a un centro médico en el que se eliminan todos los recuerdos de la persona que el paciente solicite, con la intención de borrar a Joel de su memoria. Este, enormemente dolido y despechado cuando se entera de lo ocurrido, decide hacer lo propio y someterse al mismo tratamiento. A partir de aquí, y mediante continuos saltos en el tiempo, vamos viendo diferentes fases y momentos de la relación a través de la mente de Joel. Aquí es donde el guionista, que es muy pero que muy listo, nos da una patada en la boca, ya que empieza mostrándonos los últimos momentos de la relación, los de mayor tensión y desconfianza entre la pareja, y desde ahí va retrocediendo hasta llegar a los primeros en los que todo es magia y felicidad. Ese orden inverso de los acontecimientos y ese paso del odio a la ternura es lo que a más de uno le hará derramar una lágrima (sí, yo fui uno de ellos). '¡Olvídate de mí!' ofrece en imágenes la definición más fiel y acertada de lo que significa el amor como concepto, algo que puede tanto hacernos sentir mariposas en el estómago como destruirnos por dentro, pero sin lo que no podemos vivir.
El reparto está inmenso, empezando por un Jim Carrey que demuestra que no solo sabe hacer muecas y que cuando se pone en serio puede llegar a ser un actorazo como la copa de un pino (como ya había demostrado previamente en 'El show de Truman'). Kate Winslet está realmente adorable interpretando a la chica "rara" que a todos nos hubiera encantado conocer en algún momento de nuestra vida, y también cabe hacer mención a Kirsten Dunst, Mark Ruffalo, Elijah Wood y Tom Wilkinson, quienes también bordan sus respectivos papeles secundarios.
Lo único que al principio puede llegar a descolocar un poco son los numerosos cambios de escenario y saltos temporales mientras Joel va perdiendo sus recuerdos, pero una vez nos situamos y le cogemos el tranquillo al juego que propone la cinta, vemos cómo todo va encajando a la perfección. En cualquier caso, es un film que conviene ver más de una vez para darnos cuenta de su amplio abanico de detalles que se nos pueden escapar en el primer visionado. Por lo demás, más que una película imprescindible, diría que es una película necesaria. Porque todos hemos querido olvidar a una persona en algún momento de nuestra vida, pero seguro que si nos pusiéramos a hurgar, encontraríamos por lo menos un recuerdo que nos gustaría conservar.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay una escena realmente desgarradora: cuando Joel, en mitad del proceso de lavado de memoria, se da cuenta de que hay una serie de recuerdos que quiere conservar. Él grita desesperado dentro de su cabeza para que detengan el proceso, pero nadie puede oírle en el exterior.
Y por otro lado, la última escena es una auténtica maravilla. Los dos acaban de escuchar en una grabación de audio lo que piensan el uno del otro y, aun sabiendo que su relación está destinada a fracasar, les da igual. Los momentos de felicidad compartida compensan todo lo malo que esté por llegar, y deciden volver a intentarlo. El diálogo que mantienen es una de las declaraciones de amor más bonitas que se han visto en el cine:
Joel: No veo nada que no me guste de ti.
Clementine: Pero lo harás.
Joel: Ahora mismo no lo veo.
Clementine: Lo harás. No sé, ya se te ocurrirán cosas. Y yo me aburriré de ti y me sentiré atrapada porque eso es lo que me suele pasar.
Joel: Vale.
Clementine: ¡¿Vale?!
Ambos: Vale (entre risas).
Y por otro lado, la última escena es una auténtica maravilla. Los dos acaban de escuchar en una grabación de audio lo que piensan el uno del otro y, aun sabiendo que su relación está destinada a fracasar, les da igual. Los momentos de felicidad compartida compensan todo lo malo que esté por llegar, y deciden volver a intentarlo. El diálogo que mantienen es una de las declaraciones de amor más bonitas que se han visto en el cine:
Joel: No veo nada que no me guste de ti.
Clementine: Pero lo harás.
Joel: Ahora mismo no lo veo.
Clementine: Lo harás. No sé, ya se te ocurrirán cosas. Y yo me aburriré de ti y me sentiré atrapada porque eso es lo que me suele pasar.
Joel: Vale.
Clementine: ¡¿Vale?!
Ambos: Vale (entre risas).

5,8
14.504
9
22 de septiembre de 2014
22 de septiembre de 2014
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya unos cuantos días que vi esta semidesconocida película y todavía no he conseguido quitármela de la cabeza. Me animé a verla porque había leído opiniones muy dispares y quería tener la mía propia: para unos era una obra maestra y para otros una mierda absoluta sin sentido. Tras visualizarla, en un principio me quedé completamente descolocado, ya que no estaba seguro de haberla entendido en su totalidad, pero al mismo tiempo tenía algo que me había fascinado. Sin embargo, con el paso de los días y tras darle mucho al coco, he empezado a comprender su trasfondo y su mensaje y, por tanto, a valorarla cada vez más como película.
El planteamiento es simple: Scarlett Johansson es una especie de alienígena en cuerpo humano que ha llegado a la tierra para seducir a hombres autoestopistas, matarlos y enviarlos a su planeta de origen, donde la carne humana es considerada un manjar. No puedo contar mucho más sin destriparla, pero no es una cinta que destaque por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Su casi completa ausencia de diálogos y su complejidad narrativa la convierten en un producto no digerible para todos los públicos, por tanto no es una película para ver en familia ni con amigos, sino para aquellos que buscan algo diferente y que disfrutan del cine en la soledad y tranquilidad de la noche. Los que esperéis un film de acción trepidante o solo la queráis ver por el desnudo integral de la Johansson, sufriréis un verdadero martirio porque es una película lenta, pausada, abstracta, de sensaciones.
Scarlett Johansson es la protagonista única y absoluta del largometraje. No hace ni mucho menos el papel de su vida, ya que su personaje es tan frío e insensible que no exige un gran esfuerzo interpretativo, pero hace un trabajo bastante solvente. Además, me parece realmente admirable que una actriz tan cotizada y mediática como ella, a la que deben lloverle miles de ofertas todos los días, tenga los ovarios de participar en proyectos tan complejos y minoritarios como este. Otro elemento a destacar es la música, hipnótica y por momentos inquietante, de manera que conjuga a la perfección con las imágenes.
Se puede decir que 'Under the Skin' es una rareza que solo unos pocos disfrutarán. De hecho, que yo sepa no se ha estrenado en España y no creo que vaya a hacerlo a corto plazo pese al tirón que tiene la Johansson, porque es una película tan sumamente extraña que mucha gente abandonaría las salas a mitad de metraje. A mí me ha parecido, como no puede ser de otro modo, rara de cojones, pero brillante dentro de su rareza. Me ha hecho pensar muchísimo y todavía la tengo grabada a fuego en mi mente como si la acabara de ver, cosa que me sucede muy rara vez. Puede que me haya quedado una crítica un tanto rara, ya que la estoy alabando pero a su vez no se la recomiendo a nadie, pero de una película tan rara solo puede salir una crítica rara.
El planteamiento es simple: Scarlett Johansson es una especie de alienígena en cuerpo humano que ha llegado a la tierra para seducir a hombres autoestopistas, matarlos y enviarlos a su planeta de origen, donde la carne humana es considerada un manjar. No puedo contar mucho más sin destriparla, pero no es una cinta que destaque por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Su casi completa ausencia de diálogos y su complejidad narrativa la convierten en un producto no digerible para todos los públicos, por tanto no es una película para ver en familia ni con amigos, sino para aquellos que buscan algo diferente y que disfrutan del cine en la soledad y tranquilidad de la noche. Los que esperéis un film de acción trepidante o solo la queráis ver por el desnudo integral de la Johansson, sufriréis un verdadero martirio porque es una película lenta, pausada, abstracta, de sensaciones.
Scarlett Johansson es la protagonista única y absoluta del largometraje. No hace ni mucho menos el papel de su vida, ya que su personaje es tan frío e insensible que no exige un gran esfuerzo interpretativo, pero hace un trabajo bastante solvente. Además, me parece realmente admirable que una actriz tan cotizada y mediática como ella, a la que deben lloverle miles de ofertas todos los días, tenga los ovarios de participar en proyectos tan complejos y minoritarios como este. Otro elemento a destacar es la música, hipnótica y por momentos inquietante, de manera que conjuga a la perfección con las imágenes.
Se puede decir que 'Under the Skin' es una rareza que solo unos pocos disfrutarán. De hecho, que yo sepa no se ha estrenado en España y no creo que vaya a hacerlo a corto plazo pese al tirón que tiene la Johansson, porque es una película tan sumamente extraña que mucha gente abandonaría las salas a mitad de metraje. A mí me ha parecido, como no puede ser de otro modo, rara de cojones, pero brillante dentro de su rareza. Me ha hecho pensar muchísimo y todavía la tengo grabada a fuego en mi mente como si la acabara de ver, cosa que me sucede muy rara vez. Puede que me haya quedado una crítica un tanto rara, ya que la estoy alabando pero a su vez no se la recomiendo a nadie, pero de una película tan rara solo puede salir una crítica rara.

6,1
18.391
7
29 de diciembre de 2014
29 de diciembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tim Burton es un director capaz de lo mejor y de lo peor: lo mismo se marca genialidades como 'Ed Wood', 'Eduardo manostijeras' o 'Big Fish', que truñazos como 'El planeta de los simios', 'Alicia en el país de las maravillas' y 'Sombras tenebrosas'. En cualquier caso, es un tipo con personalidad, con un sello propio muy característico y cuyo cine siempre resulta interesante ver. Su última película, 'Big Eyes', cuenta la historia real de Margaret y Walter Keane, una pareja de pintores que alcanzó una gran fama en la década de los 50 con sus cuadros de niños de enormes ojos, y que acabó enfrentada por la autoría de las obras.
Lo primero que llama la atención de 'Big Eyes' es que probablemente sea una de las películas menos "burtonianas" del cineasta. Aquí no hay rastro de esa estética gótica, oscura y estrafalaria tan característica del director, que esta vez apuesta por un tono más clásico y sencillo. Donde aquí algunos pueden ver pérdida de identidad, yo veo madurez y un intento de desetiquetarse. Lo cual no quiere decir que deje de lado a sus recurrentes personajes tristes y marginados, reflejados esta vez en una mujer atrapada en un matrimonio desigual, encerrada en su estudio pintando cuadros mientras su marido se lleva todo el reconocimiento de su trabajo.
Si nos encontramos ante un biopic interesante y consistente es, en gran medida, gracias a la perfecta elección de su pareja protagonista. Por un lado está una Amy Adams ('Her') que conecta muy bien con el carácter frágil, inocente y sumiso de su personaje; y por otro está el gran Christoph Waltz ('Django desencadenado'), uno de mis actores favoritos y una auténtica bestia parda al que los papeles de cabronazo le vienen como anillo al dedo. A ver si tras esta experiencia, Burton se entera de que no solo de Johnny Depp y Helena Bonham Carter vive el hombre, porque yo al menos no los he echado en falta.
Puede que 'Big Eyes' no se encuentre entre los mejores trabajos de Tim Burton, pero sí se aprecia una cierta evolución en su cine y ciertos detalles, ciertas pinceladas de maestro que invitan a pensar que no se ha ido del todo, que está ahí y que, si quiere, todavía puede ofrecernos grandes cosas en el futuro.
Más críticas en: http://fascineados.blogspot.com.es/
Lo primero que llama la atención de 'Big Eyes' es que probablemente sea una de las películas menos "burtonianas" del cineasta. Aquí no hay rastro de esa estética gótica, oscura y estrafalaria tan característica del director, que esta vez apuesta por un tono más clásico y sencillo. Donde aquí algunos pueden ver pérdida de identidad, yo veo madurez y un intento de desetiquetarse. Lo cual no quiere decir que deje de lado a sus recurrentes personajes tristes y marginados, reflejados esta vez en una mujer atrapada en un matrimonio desigual, encerrada en su estudio pintando cuadros mientras su marido se lleva todo el reconocimiento de su trabajo.
Si nos encontramos ante un biopic interesante y consistente es, en gran medida, gracias a la perfecta elección de su pareja protagonista. Por un lado está una Amy Adams ('Her') que conecta muy bien con el carácter frágil, inocente y sumiso de su personaje; y por otro está el gran Christoph Waltz ('Django desencadenado'), uno de mis actores favoritos y una auténtica bestia parda al que los papeles de cabronazo le vienen como anillo al dedo. A ver si tras esta experiencia, Burton se entera de que no solo de Johnny Depp y Helena Bonham Carter vive el hombre, porque yo al menos no los he echado en falta.
Puede que 'Big Eyes' no se encuentre entre los mejores trabajos de Tim Burton, pero sí se aprecia una cierta evolución en su cine y ciertos detalles, ciertas pinceladas de maestro que invitan a pensar que no se ha ido del todo, que está ahí y que, si quiere, todavía puede ofrecernos grandes cosas en el futuro.
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